UNA OPORTUNIDAD PARA LA SOCIALDEMOCRACIA

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UNA OPORTUNIDAD PARA LA SOCIALDEMOCRACIA
Rafael Álvarez Gil1
En pocas ocasiones se abre la veda del debate ideológico, el de
las
ideas.
Aquellos
preceptos
que
se
considera
hegemónicos,
imperantes, comienzan a ser discutidos y puestos en tela de juicio.
Esto no ocurre a menudo, porque ya Gramsci nos puso de sobre aviso
de aquello que denominó el concepto de hegemonía cultural, forma
los parámetros del discurso público durante un largo período de
tiempo. E ir a contracorriente no es nada fácil.
Por el contrario, la actual crisis financiera internacional que nos
afecta ha puesto en evidencia todo aquel pensamiento que nos ha
hecho llegar a la situación donde nos encontramos. Nos debemos
remontar a la crisis del petróleo de 1973, hito que aprovecha el
liberalismo más ortodoxo para tumbar el pacto social surgido tras la
Segunda Guerra Mundial basado en el Estado de Bienestar (Welfare
State). Se quejan de que el gasto social es inaguantable, que los
tipos impositivos atentan contra la libertad del individuo y deben ser
bajados, del poder de los sindicatos y del excesivo papel del Estado.
Acabaron con las tres décadas de oro que disfrutó Europa y dieron
paso al neoliberalismo. Auspiciados en Hayek y la Escuela económica
de Chicago de Friedman, que por cierto estuvo presente en la
dictadura de Pinochet, Reagan y Thatcher sacudieron el bienestar
social construido para abrir la puerta al neoliberalismo. Enclaustraron
la intervención estatal y dejaron campar el libre mercado. El mercado
más puro, con su oferta y demanda, iba a solucionar la economía y
1
Secretario de Comunicación del PSC-PSOE.
los problemas sociales. La mano invisible se encargaría de todo. No
olvidemos que Ronald Reagan llegó al poder diciendo “el Gobierno no
es la solución. El Gobierno es el problema”. Ya para rematar, caído el
muro de Berlín, Fukuyama nos comunicó que habíamos llegado al
final de la Historia. Que la política y sus ideas iban a ser cosas del
pasado, que hablaríamos de ellas como se habla de los museos. El
pensamiento
político
quedaba
petrificado
en
beneficio
del
neoliberalismo que había ganado el debate. El neoliberalismo había
muerto de éxito.
Sin embargo, ahora la Historia ha retornado y las recetas
neoliberales han originado el problema en el que nos encontramos. La
solución ya no está en más mercado y menos Estado. Sino que la
avidez de unos cuantos deben ser contenidas con regulación y
compromiso social. El individualismo, la ausencia de valores, el dinero
fácil y el modelo del yuppie son los adversarios al que tenemos que
enfrentarnos para que nuestro mundo sea un poco más habitable.
El socialismo democrático toma ahora la delantera. Las últimas
décadas
la
socialdemocracia
se
ha
encontrado
atrincherada,
aguantando los embistes neoliberales de recortes sociales. El discurso
público de los partidos políticos socialistas y laboristas europeos ya
era un éxito si se lograba el no desgaste del modelo de Estado de
Bienestar. De la defensa del mismo en el discurso público no
podíamos pasar. Las manifestaciones de los sindicatos no eran para
avanzar en derechos sociales sino para conservarlos. En cambio, la
actual
crisis
financiera
internacional
gestada
por
las
recetas
neoliberales encuentra su solución en la inversión pública y en un
Gobierno comprometido socialmente con los más desfavorecidos, con
los que no tienen de todo.
En definitiva, más inversión pública, consolidación del gasto
social, regulación de la economía, mayor presencia de los países no
desarrollados en los organismos internacionales (FMI y BM) y
acompañamiento de la gestión pública hacia los más débiles de
nuestra sociedad, son los nuevos parámetros políticos que desplazan
al
neoliberalismo
internacional.
retratado
en
la
actual
crisis
económica
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