EDUCA IGUAL, PARA SER IGUAL 1. Introducción 2. Feminismo

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EDUCA IGUAL, PARA SER IGUAL
1. Introducción
La Democracia escolar se tiene que impulsar y, creo que es obligatorio, un debate abierto,
en el cual, participe toda la sociedad en todas aquellas cuestiones relevantes y menos
relevantes referentes a la escolaridad.
El debate escolar abierto, posibilita y además fomenta, la participación de la sociedad y,
dentro de ésta de la comunidad educativa escolar, y en definitiva, todo esto condiciona la
Democracia Escolar.
El reto que ha asumido la sociedad española y andaluza de hacer efectiva la igualdad
entre hombres y mujeres se ve obstaculizado por la fuerza de los modelos culturales de
género dominantes. Ello supone que los avances en los modelos de relaciones entre
hombres y mujeres se viven con tensión o malestar por el desafío que entrañan a las
relaciones de poder que llevan aparejados.
Implica la participación de la sociedad, y ello conlleva una mejora, mayor capacidad
crítica…en la comunidad escolar, para conseguir así, un cambio de actitud en aquellas
posturas que puedan suponer aspectos negativos para la comunidad escolar y así,
fomentar comportamientos positivos de la misma.
2. Feminismo
Existen diversas formas del feminismo, como teoría, como práctica, como conciencia,
como movimiento social internacional, nacional y local.
Estamos en ese proceso de cambio, donde hay que conocer qué está afectado a la
política, a la ciudadanía y a los derechos de las personas en esos contextos. Estamos
asistiendo a continuas transformaciones y toda nuestra formación está viéndose sometida
a un control externo, desde el punto de vista internacional, porque, quizás, en el momento
histórico que nos ha tocado vivir la cultura sexista y discriminatoria molesta al capitalista.
Los estereotipos, como el de la cultura machista, de determinación social son
impedimentos en los modos de producción capitalista, ya que impiden el desarrollo y
expansión en los distintos contextos en los que las personas se integran.
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En general, los feminismos realizan una crítica a la desigualdad social entre mujeres y
hombres, y proclaman la promoción de los derechos de las mujeres. Las teorías
feministas cuestionan la relación entre sexo, sexualidad y el poder social, político y
económico.
A pesar de que muchas personas líderes feministas han sido mujeres, no todas las
mujeres son feministas y no todas las personas feministas son mujeres.
3. El género: segundo orden de la mujer
Las mujeres no deben desempeñar un papel secundario en la institución escolar, ni en
ninguna otra institución, sino un papel primario. Con esto quiero decir que abogo por la
existencia de una igualdad de género.
Tanto las mujeres como los hombres tienen que tener una igualdad de oportunidades en
el ámbito escolar y en todos los ámbitos, en general. La escuela debe estar abierta a la
vida ya que una de las cuestiones principales para la convivencia humana es la igualdad
entre hombres y mujeres.
Las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres, a acceder a la palabra y a
través de ella, al pensamiento y al conocimiento humano, para así, aportar aspectos
significativos al ámbito de la Educación, así como a otros ámbitos de la sociedad.
4. El término coeducación
El término «coeducación» es utilizado para referirse a la educación conjunta de dos o más
grupos de población netamente distintos: aun cuando ha sido a veces aplicado a la
educación conjunta de grupos formados sobre la base de características de diversos tipos
-clase social, etnia, etc.-, su uso habitual hace referencia a la educación conjunta de dos
colectivos humanos específicos: los hombres y las mujeres.
La coeducación, en el momento actual, plantea como objetivo la desaparición progresiva
de los mecanismos discriminatorios, no sólo en la estructura formal de la escuela, sino
también en la ideología y en la práctica educativa.
No puede haber coeducación si no hay a la vez fusión de las pautas culturales que
anteriormente se consideraban como específicas de cada uno de los géneros. Por
consiguiente, el tema requiere una reflexión a fondo, si efectivamente se está dispuesto a
alcanzar un modelo realmente más igualitario.
Los trabajos realizados para detectar las formas de sexismo que todavía subsisten en la
educación formal han incidido fundamentalmente en cinco temas:
1. La posición de las mujeres como profesionales de la enseñanza.
2. El androcentrismo en la ciencia y sus efectos sobre la educación.
3. El androcentrismo en el lenguaje.
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4. Los libros de texto y las lecturas infantiles.
5. La interacción escolar.
La enseñanza es uno de los sectores sociales más feminizados. Sin embargo, a pesar de
ser mayoritarias las mujeres, sus posiciones en la estructura educativa suelen ser
inferiores a las de los varones. Es un hecho que la proporción de profesoras disminuye a
medida que aumentan la edad de los alumnos y el prestigio social de cada ciclo escolar.
Para alcanzar una enseñanza realmente coeducativa hay que partir no sólo de la igualdad
de los individuos, sino también de la integración de los modelos genéricos; es decir, hay
que facilitar el acceso de las niñas y las muchachas a las profesiones que siguen siendo
reductos masculinos, esencialmente las de carácter técnico, y hay que reforzar su
seguridad en ellas mismas para que se sientan capaces de desempeñar un mayor papel
en el ámbito público.
En definitiva, la educación no puede hacer desaparecer las desigualdades, pero es una
pieza esencial para reducirlas, no garantiza la igualdad en el trabajo, pero es una
condición indispensable para conseguirla. Es positivo, pues, cambiar las formas
educativas para hacerlas más igualitarias, a pesar de que ello no suponga la eliminación
de todos los rasgos sexistas de la sociedad.
Algunas de las medidas sobre las que se ha trabajado ya en otros países para fomentar
un nuevo tipo de coeducación:
a) La creación y la difusión de nuevos materiales escolares que contemplen las
aportaciones de las mujeres a la vida social y a la cultura.
b) La implementación de programas específicos de orientación profesional que
valoren la utilidad de la ciencia y la técnica en las aplicaciones sociales y
humanas, aspecto poco enfatizado hasta el momento y que se considera como
posible causa de la no elección de estas profesiones por parte de las mujeres
jóvenes.
c) La revisión de los libros de texto.
d) La modificación del currículum escolar dando lugar a los conocimientos y
experiencias relativos a la salud, la sexualidad, las tareas de la vida cotidiana, las
relaciones afectivas...
5. Principios de actuación
El Plan de Igualdad entre Hombres y Mujeres en Educación viene marcada por tres
principios de actuación:
-Visibilidad: Hacer visibles las diferencias entre chicos y chicas, para facilitar el
reconocimiento de las desigualdades y discriminaciones que aquellas pueden producir y
producen. Visibilizar a las mujeres a través de: su contribución al desarrollo de las
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sociedades, valorando el trabajo que tradicionalmente han realizado; un uso no
discriminatorio del lenguaje; la reflexión sobre la injusticia de los privilegios en una
sociedad democrática y de la pervivencia de papeles sociales discriminatorios en función
del sexo.
-Transversalidad: Los principios de igualdad entre hombres y mujeres deben estar
presentes en el conjunto de acciones y políticas emprendidas por la administración y los
centros educativos. Este enfoque transversal supone la inclusión de la perspectiva de
género en la elaboración, desarrollo y seguimiento de todas las actuaciones que afecten,
directa o indirectamente, a la comunidad educativa. Por ello las actuaciones y medidas
impulsadas por la administración educativa buscarán ser ejemplarizantes.
-Inclusión: Las medidas y actuaciones educativas se dirigen al conjunto de la comunidad,
porque educar en igualdad entre hombres y mujeres requiere una intervención tanto sobre
unos y como sobre otras para corregir así los desajustes producidos por cambios
desiguales en los papeles tradicionales, conciliar intereses y crear relaciones de género
más igualitarias. En efecto, los cambios políticos y sociales de las últimas décadas han
repercutido de forma muy importante en la construcción de nuevos modelos de feminidad,
sin que estos se hayan acompañado de cambios en el modelo de masculinidad, con
graves consecuencias en algunos casos.
6. La división sexual del trabajo
Sociológicamente nos podemos acercar a este tema de la violencia de género desde
diferentes contextos (familiar, laboral, educativo, político, etc.). Si los datos sociológicos y
los riesgos que vienen acumulados a la crisis del estado social no son tenidos en cuenta,
se pudiera incitar a la violencia de género.
La creciente incorporación de las mujeres al mercado laboral hace necesario configurar
un sistema que contemple las nuevas relaciones surgidas, y un nuevo modo de
cooperación entre mujeres y hombres, que permita un reparto equilibrado de
responsabilidades en la vida profesional y en la privada.
Las dificultades que encuentran las mujeres, especialmente las madres, para encontrar un
empleo retribuido y conservarlo, los estereotipos profundamente enraizados de que el
cuidado de la familia corresponde a las mujeres y las expectativas culturales que exigen
que los hombres sean los proveedores principales de la familia, son aspectos que
dificultan este equilibrio.
La implicación de los hombres en la articulación entre la vida laboral y la familiar es un
asunto esencial, por cuanto, sin la participación de éstos, no puede existir el reparto
equitativo de responsabilidades. Al mismo tiempo, es una tarea que se antoja complicada,
dado que, para ello, es necesario promover un profundo cambio social y de mentalidad de
hombres y mujeres, especialmente de aquéllos.
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Los hombres han ganado en responsabilidad y la calidad de relaciones. Han aprendido
que ya no son los únicos que aportan economía al hogar. Anteriormente se dividía el
trabajo según el sexo. Esto se rompe cuando las mujeres se incorporan al mercado
laboral y aportan dinero a casa. La libertad de las mujeres hace libre a los hombres, es
decir, « si tu ganas, yo gano » « si tu pierdes, yo pierdo ».
En lo referente a facilitar a los hombres el acceso al cuidado de hijas e hijos desde el
momento de su nacimiento o de su incorporación a la familia, al conceder a la mujer la
opción de que sea el padre quien disfrute, hasta un máximo de 10 semanas, de las 16
correspondientes al permiso por maternidad.
El número de padres que hacen uso de su derecho a un permiso de paternidad sigue
siendo muy escaso.
La jornada laboral y la distribución de las horas de trabajo es otra de las cuestiones
trascendentes a la hora de abordar los problemas que plantea la conciliación de la vida
familiar y profesional de las trabajadoras y trabajadores.
La flexibilización de los horarios de trabajo, sin que ésta suponga una merma en los
derechos del trabajador/a, sería uno de los objetivos a conseguir.
El trabajo a tiempo parcial, la jornada fluida, la capitalización del tiempo de trabajo, la
posibilidad de compartir un puesto de trabajo, el trabajo a domicilio y el teletrabajo son
figuras de flexibilización, que aún no se utilizan ni adecuada ni suficientemente. La
negociación colectiva ha de jugar, sin duda, un papel primordial en esta materia.
La implicación del hombre en las tareas domésticas es otra de las asignaturas pendientes
que inciden negativamente a la hora de conciliar la esfera pública y la privada.
Si a lo expuesto se le añade la idea de desigualdad de oportunidades y actuaciones
discriminatorias que atentan contra la dignidad de la persona, así como la ya aludida del
paterfamilias, a las mujeres nos les queda debido a este panorama otra opción que
inclinarse o por la vida familiar o por la profesional. Ahora bien, un Estado que me obliga
como mujer –en incumplimiento del mandato constitucional del art. 9.2- a optar, se puede
calificar de ser un Estado maltratador.
La vida está llena de conflictos, debido a que las personas tienen intereses que son
distintos, pero pienso que el problema no es tener conflictos sino, cómo resolverlos. Los
conflictos hay que resolverlos rápidamente. ¿Qué elemento necesito para resolver un
conflicto ? Pues, no es otro que, tener capacidad para ponerse en la vida de otra persona.
Las mujeres no quieren tener conflictos y van cediendo. Hay personas que por no tener
un conflicto no plantea el problema. Necesitamos « actividad », es decir, capacidad de
defender un derecho pero poniéndote en la piel de otra persona. No hay ningún derecho
natural. La solidaridad implica « dar » y « recibir ». En cambio, el altruismo se basa en el
dar todo y no recibir nada. Si una persona no tiene posición arbitraria es muy difícil
negociar, al igual que si tengo una posición sumisa.
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7. ¿Qué diferencias hay entre la escuela coeducativa y la escuela mixta?
La escuela mixta, es aquella en la que existe la presencia de ambos sexos, pero no se
trata a ambos sexos por igual porque no se respeta las diferencias. La diferencia
fundamental entre la escuela coeducativa y la escuela mixta es que la escuela
coeducativa educa o trata de educar respetando al sexo masculino y al sexo femenino y
tratándolos por igual, porque de hecho, ambos sexos son iguales, algo que por su parte,
la escuela mixta, no lleva acabo, educa para un determinado sexo.
8. BIBLIOGRAFÍA
-BORRELL VELASCO, V. y GIL TÉBAR, P. (1990): Mujer. Educación formal y sistema de
valores. ¿Cambio y/o continuidad? Actas del Segundo Congreso de Historia de
Andalucía. Córdoba. En prensa.
-DURÁN, M.A. y otros (1988): De puertas adentro. Instituto de la Mujer Ministerio de
Cultura. Madrid.
- GONZÁLEZ, BEGOÑA; LLEDÓ, EULALIA (2004): “Coeducación”. Consejería para la
igualdad y bienestar social (Instituto Andaluz de la Mujer). Consejería de Educación. Junta
de Andalucía, noviembre.
-INSTITUTO ANDALUZ DE LA MUJER y PROGRAMA DE COEDUCACIÓN (1993): “La
Coeducación, un compromiso social”. Consejería de Asuntos Sociales y Consejería de
Educación y Ciencia. Junta de Andalucía. Sevilla.
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