SENTENCIA NUMERO: CIENTO VEINTE En la Ciudad de

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SENTENCIA NUMERO: CIENTO VEINTE
En la Ciudad de Córdoba, a los
catorce
días del mes de junio de dos mil
siete, siendo las once horas, se constituyó en audiencia pública la Sala Penal del
Tribunal Superior de Justicia, presidida por la doctora María Esther Cafure de
Battistelli, con asistencia de las señoras Vocales doctoras Aída Tarditti y María
de las Mercedes Blanc G. de Arabel, a los fines de dictar sentencia en los autos
"Hábeas Corpus correctivo presentado por María Angélica O. De Moller
-RECURSO DE CASACIÓN-" (Expte. "H", 6/06), con motivo del recurso de
casación interpuesto por María Angélica O. De Moller, en su carácter de
representante de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas,
en contra del Auto número trescientos once, del treinta y uno de agosto de dos
mil seis, dictado por la Cámara de Acusación de esta ciudad.
Abierto el acto por la Presidente, se informa que las cuestiones a resolver
son las siguientes:
I. ¿Es nula la fundamentación de la decisión recurrida, en cuanto dispuso
aplicar el artículo 19 de la ley 23098?
II. En su caso, ¿qué resolución corresponde dictar?
Las señoras Vocales emitirán sus votos en el siguiente orden: Dras. Aída
Tarditti, María Esther Cafure de Battistelli y María de las Mercedes Blanc G. de
Arabel.
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A LA PRIMERA CUESTION
La señora vocal doctora Aída Tarditti, dijo:
I.1. Por Auto n° 127, 9 de setiembre de 2005, el Juzgado de Control en lo
Penal Económico de la ciudad de Córdoba resolvió rechazar la acción de habeas
corpus colectivo presentada por ser la misma inadmisible (fs. 83 vta.). Contra
dicha resolución, María Angélica O. De Moller impetra recurso de apelación, con
fecha 19 de setiembre de 2005.
2. Por Auto n° 147, del 20 de abril de 2006, dictado por la Cámara de
Acusación, se resolvió -en lo que aquí interesa-: Hacer lugar al recurso de
apelación interpuesto y, en consecuencia, revocar la resolución de la Sra. Juez de
Control n° 1, debiendo imprimirse el trámite de ley a la acción intentada, en
virtud de lo dispuesto por los artículos 47 de la Constitución de la Provincia de
Córdoba, y artículos 18 y 43 de la Constitución Nacional, sin costas (fs. 242).
3. Contra la decisión aludida el Fiscal de Cámara interpuso incidente de
nulidad, argumentando la falta de observancia los requisitos de admisibilidad de
la apelación y la ausencia de traslado de la parte demandada (fs. 282/283). El
incidente de nulidad se tramitó con la intervención de la Provincia (fs. 292) quien
al evacuar la vista adhiere a la argumentación del Señor Fiscal de Cámara.
4. Por Auto n° 311, del 31 de agosto de 2006, la Cámara de Acusación de
esta ciudad resolvió declarar la nulidad absoluta del A. n° 147, dictado con fecha
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20 de abril de 2006, atento a que la instancia recursiva intentada había sido
interpuesta
en
forma
extemporánea,
violándose
derechos
amparados
constitucionalmente como el del derecho de defensa en juicio, debido proceso
legal y el de igualdad de las partes en el proceso (arts. 18, 19 y correlativos y
concordantes de la Constitución Nacional) (fs. 298).
II. Contra dicha resolución María Angélica O. De Moller, en su carácter
de representante de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones
Políticas, interpone recurso de casación, invocando el motivo formal previsto en
el inc. 2º del art. 468 CPP (fs. 1/13 del cpo. del recurso de casación).
La impugnante sostiene que la resolución cuestionada contiene una
argumentación contradictoria, pues el iudex sostiene, por un lado, que la
resolución declarada nula viola el derecho de igualdad de las partes y el debido
proceso y, por el otro, que no se puede hablar en este proceso de parte
demandada, por lo tanto, no existe vulneración del derecho defensa de la misma.
De tal manera que, si no existe contra parte, tal cual el mismo Tribunal lo
expresó, cuáles son las dos posiciones jurídicas que se deben preservar en pie de
igualdad. Cita doctrina judicial en abono de su posición.
La recurrente señala también que la falta de claridad en que incurrió el
sentenciante al estructurar la fundamentación del decisorio impide desentrañar el
sentido de la misma, dado que no se comprende cuál es el argumento que utiliza
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la Cámara para declarar nula la resolución y, por tanto, no se sabe qué se está
discutiendo y cuál es el argumento y las razones a impugnar en defensa de los
intereses de los agraviados.
Es que, al invocar de modo general y abstracto el debido proceso, sin
especificar a cuál de las garantías que lo integran se refiere y reconociendo al
mismo tiempo, que hay y no hay partes y que se vulnera y no se vulnera el
derecho de defensa, la argumentación no sólo es contradictoria, sino vaga,
confusa e ininteligible.
Sin perjuicio de lo expuesto precedentemente, la impugnante infiere que el
Tribunal al declarar la nulidad pareciera hacer referencia a la falta de
competencia para entender en el recurso de apelación interpuesto.
Sobre el particular y luego de reseñar el propósito que se tuvo en cuenta al
momento de dictar la ley 23.098, la quejosa señala que la misma tiene un
capítulo primero vigente en toda la República, cualquiera sea el Tribunal que la
aplique y dos capítulos más –el segundo y el tercero- que rigen en el ámbito
nacional y que son de naturaleza fundamentalmente procesal. La temática de
estos capítulos, pues, se regulará en cada provincia por lo que ellas dispongan.
En virtud de ello, considera que no es factible la aplicación del artículo 19
de la ley 23098 que regula el plazo para interponer recursos, pues constituye
competencia de las provincias el dictado de la normativa adjetiva o procesal.
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Específicamente, en el ordenamiento provincial, la regulación del habeas corpus
estuvo dada por la ley 3831, derogada por el decreto ley 5154 ratificado por ley
5606.
De la interpretación del ordenamiento jurídico provincial surge que, no
existe una regulación vigente en relación a la mentada garantía constitucional,
por no haberse previsto expresamente así.
Entiende que la normativa aplicable al caso es el Código Procesal Penal de
esta provincia (texto según ley 8123), toda vez que a pesar que el referido
instituto no se encuentra incluido en el referido ordenamiento penal procesal, se
puede postular la ultractividad de las normas que habían sido dispuestas en el
digesto derogado, reparando que la solución no puede dejar de computar
principios constitucionales orientadores como, por ejemplo, el carácter más
beneficioso de la regulación en cuestión.
La quejosa destaca que la discusión se centra en la posibilidad de habilitar
la vía de la acción de habeas corpus colectivo, como instrumento de defensa
efectiva de derechos humanos, por lo que resulta inadmisible que el mismo sea
considerado sólo un procedimiento en donde las formalidades sean prioritarias.
En otro orden de ideas, se afirma que el iudex ha inobservado las reglas
de la sana crítica racional al dictarse la nulidad del decisorio que decidió
proseguir con la acción de habeas corpus. Es que, la nulidad ha sido prevista con
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la finalidad de garantizar derechos fundamentales durante el proceso, no
bastando la sola alegación de la vulneración de las formas para la declaración de
nulidad. Reseña doctrina que, a su ver, abona su posición.
En el sub júdice, la Cámara de Acusación ha declarado la nulidad de una
resolución en un supuesto de “beneficio de la ley” , sin que exista en el caso un
interés concreto afectado, que constituye el único justificante para la invalidación
de un acto procesal.
El denominado “principio de interés” en los que aquí nos interesa, no es
aplicable sólo en relación a las nulidades relativas sino también a las nulidades
absolutas.
En el caso que nos ocupa la Cámara de Acusación ha declarado la nulidad
de una resolución en un supuesto de beneficio de la ley, sin que exista en el caso
un interés concreto afectado, que constituye el único justificante para la
invalidación de un acto procesal. No ha existido –de acuerdo a lo expresado por
el propio Tribunal- una parte cuyo derecho sea vulnerado, y de ello se sigue que
no existe interés al cual se haya causado un perjuicio efectivo. Es que, el propio
Tribunal reconoció que el auto que se declaró nulo sólo habilitaba la apertura de
la instancia judicial. Cita doctrina que, a su ver, abona su posición.
Por lo demás, afirma que las circunstancias en que se encuentra la
situación de las cárceles en nuestra provincia, amerita una tutela jurisdiccional
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inmediata con los alcances requeridos. Pues la situación denunciada al momento
de la interposición se ha agravado si se contabiliza las personas fallecidas en los
establecimientos penitenciarios provinciales.
Hace reserva de recurrir ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación,
en virtud de la vulneración de derechos constitucionales (Ley 48, artículo 14).
III. Como cuestión liminar es menester recordar que a la luz del elenco de
resoluciones recurribles en casación contenido en el artículo 469 del código ritual
y conforme doctrina judicial del más Alto Tribunal de la Nación, los
pronunciamientos que resuelven nulidades procesales, por regla general, no son
resoluciones equiparables a "sentencia definitiva", salvo cuando se demuestra
que el perjuicio que ellos pueden ocasionar resulta irreparable (Fallos, 291:125;
308: 1667 (1986); 311:252 (1988); 314:1745 (1991); 316:341 (1993) citados por
Alberto Bianchi, "La Sentencia definitiva ante el recurso extraordinario",
Abaco, Buenos Aires, 1998, págs. 149 y 150; T.S.J., Sala Penal, A. n° 4, 11/2/04,
"Suárez").
La aludida excepción se verifica en el sub lite, en el que la declaración de
nulidad tiene –básicamente- el efecto de confirmar el rechazo de la acción de
hábeas corpus colectivo presentada en los presentes actuados. Es que, reciente
jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación señaló que el
pronunciamiento que confirma el rechazo de la acción de hábeas corpus “es
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definitivo, pues pone fin a la acción colectiva pretendida por la recurrente en los
términos pautados por el art. 43 de la Constitución Nacional”. Agregándose que,
en cualquier caso sería equiparable a sentencia definitiva, “pues el gravamen que
provoca el objeto de la acción y que perjudicaría a todos los detenidos en
establecimientos policiales de la Provincia de Buenos Aires es de imposible e
insuficiente reparación ulterior, denunciándose como vulneradas distintas
garantías enmarcadas en el art. 18 de la Constitución Nacional, como así
también en diversos instrumentos internacionales incorporados a ella en virtud
de la recepción establecida en el art. 75, inc. 22, que demandan tutela judicial
efectiva e inmediata” (V. 856. XXXVIII “Verbitsky, Horacio”, LA LEY 2005-D,
530).
IV. Si bien la recurrente plantea una serie de críticas contra la decisión
atacada, todas ellas se vinculan con la errónea aplicación del artículo 19 de la ley
23098 (Ley nacional de Hábeas Corpus), al momento de computar el plazo
durante el cual puede interponerse el recurso de apelación en contra de la
resolución que decidió declarar inadmisible la acción de habeas corpus
presentada por la recurrente.
1. Sobre el particular debe señalarse en primer lugar que el hábeas corpus
configura una garantía esencial de un derecho primario, individual y básico, cual
es la libertad ambulatoria.
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La reforma de 1994 le otorgó expresa jerarquía constitucional a la referida
garantía, considerándolo una especie dentro de la garantía genérica del amparo
que puede ser interpuesto cuando el derecho lesionado, restringido, alterado, o
amenazado fuera la libertad física, o en caso de agravamiento ilegítimo en la
forma o condiciones de detención, o en el de desaparición forzada de personas,
la acción de hábeas corpus podrá ser interpuesta por el afectado o por
cualquiera en su favor y el juez resolverá de inmediato, aún durante la vigencia
del estado de sitio (CN, 43).
La legislación reglamentaria del habeas corpus fue dispuesta –
oportunamente- por la ley 23098, la cual se desarrolla a lo largo de tres capítulos.
El primero, de “Disposiciones Generales”, cubre los artículos 1° a 7°. El
segundo, titulado “Procedimiento” alude especialmente al trámite de la acción, y
se desenvuelve en los artículo 8 a 24. El tercer capítulo se denomina “Reglas de
aplicación” y comprende los artículos 25 a 28.
La doctrina científica es conteste en señalar que la ley 23098 tiene un
capítulo primero con vigencia para toda la República, cualquiera sea el tribunal
que la aplique; y dos capítulos más (segundo y tercero) que rigen en el ámbito
federal y que son de naturaleza fundamentalmente procesal, la cual se regulará en
cada provincia por lo que ellas dispongan (SAGÜÉS, NÉSTOR PEDRO, Hábeas
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Corpus, Astrea, Bs. As., 1988, p. 120; LOIÁCONO, VIRGILIO J., La ley De la Rúa
de Habeas Corpus, ED, T.111, p. 865).
B. Ahora bien, la Constitución de nuestra provincia también le dio
explicita cabida a la mentada garantía en la reforma de 1987 señalando que toda
persona que de modo actual o inminente sufra una restricción arbitraria de su
libertad personal, puede recurrir por cualquier medio, por sí o por terceros en
su nombre al juez más próximo, para que tome conocimiento de los hechos, y de
resultar procedente, mande a resguardar su libertad o haga cesar la detención
en menos de veinticuatro horas. Puede ejercer esta acción quien sufra una
agravación ilegítima de la forma y condiciones en que se cumple la privación de
la libertad, sin detrimento de las facultades propias del juez del proceso. La
violación de esta norma por parte del juez es causal de destitución (Const. Prov.,
47).
En consonancia con lo anteriormente expuesto, los Convencionales
Constituyentes provinciales señalaron que “la ley 23.098 es de contenido
constitucional, crea un sistema independiente que no queda incorporado al
Código Procesal Penal [Nacional] y consta de dos partes que nos interesa
destacar: una, que es aplicable en todo el territorio nacional cualquiera sea el
tribunal que la aplique (nacional o provincial), sin perjuicio de que se apliquen
las constituciones provinciales o leyes locales en la materia, cuando se estime
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que ellas confieren protección más eficiente: la otra parte, rige solamente en el
ámbito federal porque tiene naturaleza fundamentalmente procesal, es decir, que
dicha ley respeta la competencia de las provincias para dictar normas de
procedimiento en sus respectivas jurisdicciones” (Convencional Constituyente
Ernesto Gavier) (Diario de Sesiones de la Convención Provincial Constituyente,
29na reunión, 16ª Sesión Ordinaria: 20/21 de abril de 1987, p. 1606).
Con respecto a la legislación reglamentaria del hábeas corpus en el orden
provincial debe repararse que, la misma sólo tuvo regulación expresa en los
artículos 464 al 474 del Código de Procedimiento Penal de la Provincia de
Córdoba (texto según ley 3831). El ordenamiento de rito referido fue sustituido
por el texto del Código Procesal Penal de Córdoba, según decreto ley 5154 ratificado por la ley n° 5606-, no prescribiéndose manda legal alguna referida a la
acción de hábeas corpus. La misma tesitura fue adoptada por el legislador de la
regulación penal procesal actualmente vigente en esta provincia (CPP, ley 8123),
habida cuenta que tampoco se dispuso reglas específicas relativas al trámite de la
aludida garantía constitucional.
C. En este marco de análisis podemos aseverar que sólo el capítulo I de la
ley 23098 tendrá vigencia en todo el territorio de la Nación, cualquiera sea el
tribunal que la aplique. Por el contrario, la regulación del procedimiento de
hábeas corpus resulta materia conservada por las Provincias, conforme a la
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distribución de competencias establecida en la Constitución de la Nación (arts.
121 y 126).
Atento a que no existe una regulación específica del hábeas corpus vigente
a nivel provincial, resulta menester integrar el referido vacío normativo y
establecer cuales son las disposiciones que deben disciplinar el trámite de la
referida garantía constitucional. Para el referido cometido, entendemos que debe
analizarse cuál de las posibles legislaciones a aplicar otorgan más eficiente
protección de los derechos a que se refiere la ley (arg. art. 1°, segundo párrafo de
la Ley 23098).
D. En sub lite, resulta evidente que las normas que otorgan mayor tutela a
la libertad ambulatoria son las establecidas en el Código Procesal Penal
actualmente vigente en esta provincia, toda vez que el término que las mismas
instituyen para ejercitar el poder de recurrir la decisión adversa al referido
derecho –tres días- (CPP, 461), resulta mayor al previsto en la ley nacional de
hábeas corpus para idéntico fin –veinticuatro horas- (art. 19, Ley n° 23098).
Tal interpretación se encuentra -mutatis mutandi- en consonancia con
aquella doctrina que entiende que el ordenamiento penal procesal es la ley
supletoria de la legislación reglamentaria del hábeas corpus, al entender que
aquel contiene la normatividad más próxima a la temática objeto de
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reglamentación (D´ALBORA, FRANCISCO, el procedimiento de hábeas corpus en
la ley 23.098, ED, T.113, p. 972).
Asimismo, la integración del mentado vacío legal con disposiciones
contenidas en el Código Procesal Penal, respeta la técnica que se adoptó en los
antecedentes legislativos provinciales sobre la materia, vale decir, la de
reglamentar el hábeas corpus dentro del referido ordenamiento de rito (CPP, 464
al 474, texto según ley 3831).
Por lo demás, la télesis que propugna la aplicación de las normas de
procedimiento contenidas en la ley 23098 trae aneja una vulneración a las reglas
de distribución de competencias establecida en la Constitución Nacional (CN,
121 y 126), toda vez que se decide por la aplicación de normas federales en un
ámbito de competencia legislativa conservadas por las provincias.
En consecuencia, no resulta ajustada a derecho la afirmación expuesta por
el Tribunal a quo en orden a que el plazo para interponer el recurso de apelación
es de veinticuatro horas (art. 19 de la ley 23098) y sobre la que se asienta la
decisión de declarar nula la resolución que revocó el rechazo de la acción de
hábeas corpus colectivo presentada en los presentes actuados.
Voto, pues, afirmativamente a la cuestión planteada.
La señora Vocal doctora María Esther Cafure de Battistelli, dijo:
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Estimo correcta la solución que da la señora Vocal Dra. Aída Tarditti, por
lo que, adhiero a la misma en un todo, votando, en consecuencia de igual forma.
La señora Vocal doctora María de las Mercedes Blanc G. de Arable, dijo:
La señora Vocal preopinante, da, a mi juicio, las razones necesarias que
deciden correctamente la presente cuestión. Por ello adhiero a su voto,
expidiéndome en igual sentido.
A LA SEGUNDA CUESTION:
La señora Vocal doctora Aída Tarditti, dijo:
Atento al resultado de la votación que precede, corresponde:
I. Hacer lugar al recurso de casación deducido y en consecuencia anular la
decisión impugnada, reenviando los presentes actuaciones al Tribunal de origen,
a fin de que se expida sobre el recurso de casación interpuesto por el Procurador
General de la Provincia de Córdoba, en contra del Auto n° 147, del 20 de abril de
2006, por el cual se hizo lugar al recurso de apelación interpuesto por la
accionante.
II. Sin costas, atento al éxito obtenido (arts. 550 y 551, C.P.P.).
Así voto.
La señora Vocal doctora María Esther Cafure de Battistelli, dijo:
Estimo correcta la solución que da la señora Vocal Dra. Aída Tarditti, por
lo que, adhiero a la misma en un todo, votando, en consecuencia de igual forma.
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La señora Vocal doctora María de las Mercedes Blanc G. de Arable, dijo:
La señora Vocal preopinante, da, a mi juicio, las razones necesarias que
deciden correctamente la presente cuestión. Por ello adhiero a su voto,
expidiéndome en igual sentido.
En este estado, el Tribunal Superior de Justicia, por intermedio de la Sala
Penal;
RESUELVE: I. Hacer lugar al recurso de casación deducido y en consecuencia
anular la decisión impugnada, reenviando los presentes actuaciones al Tribunal
de origen, a fin de que se expida sobre el recurso de casación interpuesto por el
Procurador General de la Provincia de Córdoba, en contra del Auto n° 147, del
20 de abril de 2006, por el cual se hizo lugar al recurso de apelación interpuesto
por la accionante.
II. Sin costas (arts. 550 y 551, C.P.P.).
Con lo que terminó el acto que previa lectura y ratificación que se
dio por la señora Presidente en la Sala de Audiencias, firman ésta y las señoras
Vocales de la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia, todo por ante mi, el
Secretario, de lo que doy fe.
Dra. María Esther CAFURE DE BATTISTELLI
Presidenta de la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia
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Dra. Aída Lucía Teresa TARDITTI
Vocal del Tribunal Superior de Justicia
Dra. María de las Mercedes BLANC G. de ARABEL
Vocal del Tribunal Superior de Justicia
Dr. Luis María SOSA LANZA CASTELLI
Secretario del Tribunal Superior de Justicia
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