llu ~ s domenech 1 montaner, arquitecto

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ARQUITECTURA
L L U ~ SDOMENECH
1 MONTANER, ARQUITECTO
DEL M O D E R N I S M O
EL PALAUDE LA MÚSICA ESTA CONSIDERADO COMO LA OBRA
MÁS COMPLETA DEL MODERNISMO
CATALÁN: DOMENECH
REALIZÓ UN ESFUERZO TITÁNICO PARA RESOLVER TODOS LOS
ASPECTOS QUE CONFLUYEN EN ESTE EDIFICIO.
XAVlER GUELL ARQUITECTO
ARQUITECTURA
C
xplicar los distintos aspectos que
configuraron la personalidad de
Lluís Domenech i Montaner
-pedagogo, historiador, político y arquitecto- de un modo global se hace muy
difícil, ya que se dedicó lo bastante profundamente a cada una de estas actividades como para que deban ser analizadas
con detalle.
Por eso nos limitaremos, en este breve
texto, a un recorrido por la obra más relevante de este arquitecto nacido y fallecido en Barcelona (1850-1923).
Estudió en la Escuela de Arquitectura de
Ma'drid, donde obtuvo el título de arquitecto el 13 de diciembre de 1873, creo necesario mencionar que se mantuvo vinculado a la Escuela de Arquitectura desde
el año 1875 hasta 1920; y recordar que,
también en estos años, se desarrolló la
actividad del, arquitecto Antoni Gaudí
(1852-1926). Es curioso que estos dos
personajes, absolutamente contemporáneos, dedicaran una parte muy importante de su vida profesional el uno a la ense-
ñanza y el otro, recordémoslo, a la construcción del templo de la Sagrada Familia. Así como Gaudí se transformó en un
personaje enfrentado a la utopía de
terminar una obra desmesurada, Domenech utilizó su dedicación a la Escuela de
Arquitectura -primero como profesor y
después como catedrático y director, desde 1900 a 1920- con un sentido de proyección y modernidad constante. Es importante subrayar estos conceptos porque responden a dos modos muy distintos
de transmitir un nuevo lenguaje arquitectónico.
La primera obra relevante que, cronológicamente, debe citarse es el edificio de
la Editorial Montaner i Simon, situado en
la calle Aragón entre el Paseo de Gracia
y la Rambla de Cataluña de Barcelona.
Este primer edificio, construido entre los
años 1881 y 1884, es ya un síntoma de la
voluntad de hallar un nuevo estilo arquitectónico. La sencilla composición de
unos grandes abanicos construidos con
fábrica de ladrillo, acompañada de unas
referencias a la arquitectura industrial y
ferroviaria entendidas como síntesis de la
forma, serán una importante aportación
al camino que configurará la trayectoria
de este arquitecto.
Anteriormente, cuando Domenech tenía
veintiocho aiíos, había escrito en la revista La Renaixenca: "En busca de una arquitectura nacional", que debe calificarse como el manifiesto ideológico que
provocó una ruptura con el largo camino
del eclecticismo. Así, este artículo debe
considerarse'el primer texto teórico que
expuso la necesidad de hallar un nuevo
estilo.
En aquellos años la ciudad de Barcelona
ARQUITECTURA
se estaba preparando para celebrar uno
de los acontecimientos urbanos más importantes del siglo XIX: la Exposición
Universal de Barcelona de 1888. Por este
motivo, la ciudad se vio inmersa en un
período de esplendor en los aspectos político, económico y de promoción. El arquitecto Elías Rogent asumió la función
de encargar los distintos pabellones y las
construcciones anejas para esta efeméride.
Lluís Domenech recibió el encargo de
construir dos considerables edificios: el
Hotel Internacional, sin duda la aventura
más importante del país en el campo de la
construcción, y el Café-Restaurante de la
Exposición. El primero causó gran impacto tanto por sus proporciones - c i e n to sesenta metros de fachada y cinco
plantas de altura- como por los ochenta
días utilizados en su ejecución. Una vez
finalizado el período de seis meses que
duró la Exposición, el edificio fue des-
montado y sólo tenemos noticia de su
existencia por fotografías y dibujos de la
época.
El Café-Restaurante de la Exposición, es
un edificio que 0. Bohigas ha calificado
como ejemplo de honestidad de construcción y voluntad racionalista. Carlos Flores, por otra parte, habla de él como un
ejemplo que impresiona por la robustez y
la seguridad de su trazado, por la rotundidad de sus aprestos de ladrillo, libres en
parte de ornamento.
Estas dos opiniones son reflexiones que
van más allá del puro comentario ya que,
si tenemos en cuenta el resto de la arquitectura de Europa, veremos cómo Domenech se adelanta conceptual y espacialmente a la construcción que hará Berlage
de la Bolsa de Amsterdam entre los años
1898 y 1903. Flores señala que Domenech tenía talento bastante como para
ser un arquitecto internacionalmente
reconocido si no se hubiera dedicado a
su diversa y pluridisciplinar actividad.
El período de plenitud en la producción
arquitectónica de Domenech debe situarse entre los años 1895 y 1905. En estos
años se proyectaron, se construyeron e
incluso se terminaron obras tan importantes como el Hospital de Sant Pau y el
Palau de la Música Catalana, además de
otros menos importantes por lo que se refiere al volumen, pero dignos también de
un minucioso estudio, como el Institut
Pere Mata, las casas Navas i Rull en Reus
(Tarragona), las casas Thomas Lamadrid
y Lleó Morera y la Fonda España, todas
ellas en Barcelona, y el Gran Hotel de
Mallorca en la Ciudad de Palma.
De todas las obras citadas, debemos dedicar cierta atención al Palau de la Música Catalana (1905-1908) y al Hospital de
Sant Pau (1902 a 1910 y 1928). El Palau
de la Música es considerado la obra más
completa del Modernismo catalán. Domenech realizó un esfuerzo titánico para
ARQUITECTURA
resolver los aspectos que confluyen en
este edificio: desde cuestiones urbanísticas hasta el establecimiendo del diálogo
entre el gran número de colaboradores
que debían trabajar en una sola obra. Entre estos colaboradores encontramos a su
yerno F. Guardia i Vial, autor del añadido realizado en la casa Thomas. Los escultores M. Blay, E. Arnau y P. GargaIlo; los vidrieros Rigau y Granell; los modelistas F. Bechini y F. Modolell; los mosaístas M. Maragliano, L1. Bru y L1. Querol; y muchos otros de menos renombre.
Lluís Domenech supo resolver los problemas de las irregularidades y las pequeñas dimensiones del solar, en una confluencia de calles estrechas, con un edificio perfectamente ordenado con ejes absolutamente reguladores de una funcionalidad interior. Debe destacarse la doble piel de la fachada donde un juego de
columnas y elementos que nos recuerdan
los contrafuertes, protegen una piel inte-
rior frágil, ligera, que, con el paso de la
luz, da unos ambientes interiores coloridos y llenos de luminosidad. Con ello, la
obra realizada por los colaboradores que
hemos citado, queda dignificada.
Al referirnos al Hospital de Sant Pau es
necesario hacer primero unas consideraciones sobre el orden, el volumen y la
geometría de la ciudad. La ordenación de
todos los pabellones del hospital se realizó siguiendo una directriz a cuarenta y
cinco grados con respecto a las alineaciones del Plan Cerda. Éste es un factor que
debe ser entendido como una nueva
aportación, llena de modernidad, para la
ciudad. Las circulaciones subterráneas
que permiten la unión y una rápida comunicación entre los pabellones es también un concepto nuevo. En efecto, además de resolver cuestiones sanitarias para
los enfermos que, prescindiendo de las
condiciones climatológicas, deben someterse a distintos tratamientos, se puede
interpretar como el contrapunto de serenidad que se consigue en la visión de conjunto desde la entrada. Una vez más, la
resolución formal del gran pabellón de
acceso, perfectamente enmarcado por la
Avenida Gaudí, soluciona, con su geometría en planta, la perfecta adecuación
con el resto de esquinas del Ensanche.
Podemos decir que Domenech es un arquitecto lleno de soluciones, que sabe
perfectamente convivir con su sociedad y
que, con una confección racional, acoge y
recupera la tradición artesanal. Su vinculación con la historia es fruto de su trabajo como arquitecto.
Josep Puig i Cadafalch dijo de él:
"Era todo un artista. Era el hombre equilibrado, arquitecto al mismo tiempo de
edificios y de pueblos, es una de las glorias más legítimas de nuestra tierra".
Valga este último comentario como elogio al hombre que fue político, pedagogo, historiador y arquitecto.
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