¿ESTÁ BIEN QUE LOS CRISTIANOS USEN UN LENGUAJE VULGAR? No entiendo el motivo por el cual un cristiano defendería el derecho de usar lenguaje vulgar, pero existe un debate sobre esto, si es apropiado o no, para el cristiano, el uso de palabrotas. Empecemos con dos hechos básicos: Primero - No hay un versículo en la Biblia que diga específicamente, “No usarás ninguna de estas palabras,” seguido por una lista de las palabrotas mas comunes de nuestros tiempos. Segundo - El versículo que usa la mayoría de la gente para discutir en contra del uso de lenguaje vulgar es Ef. 4:29 “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca…” Como parece indicar la segunda parte del versículo, la “palabra corrompida” que tiene en mente Pablo probablemente no hace referencia a palabras groseras individuales, sino que a declaraciones o mensajes desagradables, sin beneficio y falsos, los cuales podrían derribar a un hermano creyente en lugar de edificarlo. Habiendo dicho eso, no quisiera que alguien se apresurara a la conclusión precipitada de que sea apropiado el lenguaje vulgar. A mi parecer hay por lo menos seis razones que nos llevan a la conclusión de que es inapropiado el lenguaje vulgar para los creyentes. 1. Muchas de las palabras conocidas como palabrotas son descripciones de actos inmorales, emisiones asquerosas de desechos del cuerpo, o partes privadas del cuerpo. Cualquiera que sea el significado original de estas palabras, el significado vulgar sin duda sigue conectado a ellos ahora. Cuando una persona usa una de estas palabras, trae a la mente uno de estos actos u objetos. Con esto en mente, recuerda que Pablo les dice a los cristianos que piensen en las cosas que son justas, puras, amables, de buen nombre (Fil. 4:8). Cuando usas lenguaje que llama a la mente algún acto obsceno o parte privada del cuerpo, no solo estás pensando en cosas incorrectas tú mismo, sino que haces que sea difícil para tu oyente enfocarse en las cosas correctas. 2. El cristiano que usa lenguaje tosco o vulgar en público desperdicia la oportunidad de diferenciarse de los incrédulos quienes comúnmente hablan de esa forma. La verdad es que la persona que no te conoce, pero te escucha usando groserías, probablemente no pensará, “Ah, este es un(a) cristiano(a) excelente.” Tu hablar no lo deja con ninguna razón para sospechar que seas diferente a los demás, y por lo tanto no le da ninguna razón para escuchar lo que tengas que decir acerca de Cristo. 3. Pablo escribió a Corinto diciendo, “No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios” (1 Co. 10:32) Él no quería que los cristianos ofendieran a nadie innecesariamente, ni a los no creyentes que les rodeaban, y mucho menos a otro cristiano. No se refería a la ofensa del evangelio, es claro, ni a una ofensa llevada por alguien que desprecia ciertas prácticas y creencias cristianas. Sin embargo, el lenguaje vulgar no hace parte del evangelio y definitivamente no es una práctica cristiana esencial. Por eso, si aun un solo cristiano (o un no creyente) se ofende por tu hablar vulgar, has pecado. 4. Muchas películas reciben la clasificación “R” o “” debido al uso de lenguaje vulgar lo cual indica que hasta los no creyentes reconocen que ese lenguaje es inapropiado, por lo menos para niños. Es más, en muchos parques públicos y otros lugares públicos el uso de un hablar vulgar se prohíbe completamente. Francamente me parece vergonzoso cuando los cristianos declaran como una libertad personal lo que hasta nuestra sociedad pagana reconoce como ofensivo. 5. Dado el hecho de que la lengua es “un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal,” la cual no puede ser domada y que “contamina todo el cuerpo” (Stg. 3:6-8), los cristianos deben tener como “default” una desconfianza natural de todo lo que les sale por la boca. Este pensamiento lo afirma Pr. 10:19 que dice, “En las muchas palabras no falta pecado.” En efecto, entre más digas, más probable es que entres en pecado. Usando estos principios bíblicos como guía, si hay alguna duda acerca de algo producido por la lengua, si será o no pecaminoso, debemos siempre errar por el lado de precaución en lugar de apelar a nuestra libertad. 6. Uno esperaría que los cristianos que declaran su libertad para usar lenguaje común en público, entre sus familias, o hasta en presencia de otros creyentes, por lo menos consideren el uso de ese lenguaje impensable en la presencia de Jesucristo. Sin embargo, si no usarían esas palabrotas en la presencia de Cristo, entonces no las pueden usar de consciencia limpia en ninguna situación pues como dijo Jesús, “yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt. 28:20). Nunca quisiera robarle a un cristiano alguna libertad cristiana genuina, pero nuestra libertad en Cristo no es “el derecho de hacer todo lo que no se prohíbe explícitamente.” La libertad cristiana es libertad de la esclavitud del pecado (Ro. 6:16-22), libertad de la maldición de la ley (Gá. 3:13), y libertad de procurar "serle (al Señor) agradables" (2 Cor. 5:9). Juzguen por sí mismos, pero por favor hagan que su más alto objetivo sea el de glorificar a Dios en todo lo que hagan y digan (1 Co.10:31). Y recuerden que no debe haber “ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias” (Ef. 5:4). 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