El miedo de los niños por edades (www.hacerfamilia.com) Foto: THINKSTOCK Ampliar foto Los temores infantiles varían dependiendo de la personalidad y el carácter del niño, y de las situaciones que él vive, pero son universales. El miedo de los niños por edades es variable, tiene etapas y distintas intensidades. El miedo de los niños empieza alrededor del primer año de vida y se presentan con mayor incidencia hasta los 6 ó 7 años. Los miedos de los niños van cambiando según la edad y es muy importante que vayan superando los miedos que aparecen en cada etapa para que el miedo no se enquiste y aparezca el problema. El miedo de los niños se manifiesta por edades Primera Infancia. 0 a 3 años 1. Desde los 6 meses. Miedo a los extraños, a las alturas, a los animales, a ruidos fuertes. 2. Hasta los 2 años y medio: miedo a la separación de los padres, a los desconocidos. Etapa prescolar. 3 a 5 años Miedo a los monstruos, la oscuridad, los fantasmas, personajes de cine o TV, a los animales. Etapa escolar. 6 a 11 años Miedo al daño físico, los accidentes, las heridas, a la sangre, a las inyecciones. Miedo al fracaso escolar, a la crítica, a un compañero, a la separación de los padres. Pubertad. 12 a 15 años Miedo a la crítica, al fracaso, al rechazo por parte de sus iguales (compañeros de clase), a amenazas de otros niños, a los cambios de su propia imagen. Adolescencia Los propios de la pubertad continúan. Miedos relacionados con el mundo interpersonal, el rendimiento personal, los logros académicos, deportivos y de reconocimiento por parte de los otros. ¿Por qué tenemos miedo? 1. El miedo está presente en todos nosotros, está anclado en los genes, y nos acompaña siempre. Es necesario para evitar peligros, para mantener nuestra integridad física. El miedo no es un problema, a no ser que se convierta en el problema. 2. Los miedos también se aprenden. Los padres con tendencia a ser miedosos educan hijos como ellos, en mayor proporción que el resto de progenitores. 3. Hay un tipo de miedos que se adquieren por las experiencias vividas. Por ejemplo: miedo a no poder respirar, si se ha tenido un ataque de asma. 4. "Si no te vas a la cama, vendrá el coco y te llevará". En ocasiones, sin pretenderlo, somos los padres quienes generamos los miedos en nuestros hijos. 5. El miedo a dormir solo puede estar relacionado con otros miedos. Si tu hijo sufre pesadillas, acércate a calmarle y reconfórtale hasta que se tranquilice; nunca lo hagas nervioso o enfadado. Puedes inventarte un cuento relacionado con un mundo maravilloso, que solo podía verse cuando uno se dormía y en el que siempre había chuches y peluches para los niños que eran capaces de dormirse solitos. Ana Gutiérrez y Pedro Moreno, psicólogos clínicos