Guía de alcance jurídico para supermercados

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N° 2478
GUIA DE ALCANCE JURIDICO PARA SUPERMERCADOS
1.- Antecedentes generales
Teniendo presente el mandato legal de velar por la protección de los derechos de los
consumidores, es necesario comunicar los alcances legales que nuestro organismo mantiene en
relación al precio en el contrato de consumo.
El presente documento, por tanto, tiene por objeto indicar los parámetros de
cumplimiento que, a juicio de este Servicio, exigen las normas vigentes sobre protección al
consumidor, el cual además se difunde con el fin de propender al correcto desenvolvimiento de
los agentes económicos en nuestro mercado.
Se debe tener en consideración que la lectura de este documento debe realizarse
tomando en consideración el carácter de orden público de las garantías de los consumidores,
expresamente establecidas, para estos efectos, en la Ley 19.496 1, en adelante también LPC, o
Ley sobre Protección de los Derechos de los Consumidores la que, además, las declara
irrenunciables de manera anticipada.
2.- Principios generales aplicables
2.1 Principio de profesionalidad del proveedor.
La LPC define a los proveedores como aquellas “personas naturales o jurídicas, de
carácter público o privado, que habitualmente desarrollen actividades de producción, fabricación,
importación, construcción, distribución o comercialización de bienes o de prestación de servicios
a consumidores, por las que se cobre precio o tarifa” 2.
Conforme a lo anterior es que se puede considerar que existe un deber de
profesionalidad del proveedor, derivado de la habitualidad de su giro comercial, así como de la
expertiz que presenta, el que resulta aplicable a cada una de las prestaciones que éste realice.
Producto de lo anterior, es que el Art. 23 inc. 1° LPC establece la responsabilidad
infraccional para el proveedor que en la venta de un bien o en la prestación de un servicio,
actuando con negligencia, causa menoscabo al consumidor debido a fallas o deficiencias en la
1
2
En adelante LPC o simplemente la Ley.
Art. 1 N° 2 LPC.
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calidad, cantidad, identidad, sustancia, procedencia, seguridad, peso o medida del respectivo
bien o servicio.
Se entiende entonces, que el proveedor tiene un deber de cuidado propio de los
contratos onerosos, derivado de las normas de protección al consumidor, que encuentra su
fundamento en la asimetría de información existente en una relación de consumo, a favor del
proveedor, producto del conocimiento que requiere para poder desarrollar un giro comercial
determinado.
A lo anterior, se debe agregar que el texto actual de la LPC, reconoce de manera
expresa este principio, al establecer en su Art. 24 como criterio de determinación del quantum
infraccional “los parámetros objetivos que definan el deber de profesionalidad del proveedor”.
2.2. Principio de calidad en la prestación del servicio
Conforme al carácter de profesional del proveedor, éste se encuentra obligado a
comercializar bienes o a prestar servicios de calidad. De esta manera, no basta con el mero
cumplimiento formal del acto de consumo, sino que además la prestación realizada por el
proveedor, debe ser precisamente idónea para satisfacer la pretensión que tuvo en vista el
consumidor al momento de contratar.
En este mismo sentido, el profesor FRANCISCO FERNÁNDEZ, define a la calidad como “la
aptitud o idoneidad para satisfacer el propósito natural a que se destine el respectivo artículo o
servicio, como también el grado en que uno u otro resultan acordes a ciertos descriptores o
características incorporados en una norma o ponderados y exaltados por el proveedor en la
publicidad que haga de sus mercancías” 3.
El mismo autor nos señala el fundamento a lo
anterior, al señalar: “¿Por qué existe este derecho a exigir calidad? Porque los contratos de
consumo son esencialmente conmutativos, a diferencia de otro tipo de contratos en la esfera
negocial privada” 4.
El principio en comento, debe informar cada una de las gestiones que el proveedor
realice, esto es, tanto en la prestación misma, como en todos los actos que deba realizar en
razón de ella, entre los cuales precisamente se encuentra el cobro de un precio.
3.- El precio o tarifa en el contrato de consumo
3.1. Aproximación
3
FERNÁNDEZ FREDES, FRANCISCO: “La protección jurídica de la calidad”, en Pizarro Wilson, Carlos, Editor:
“Temas de Derecho del Consumidor”, Cuadernos de análisis jurídico, Ediciones Universidad Diego
Portales, Servicio Nacional del Consumidor, Santiago, 1997, p. 36.
4
FERNÁNDEZ FREDES, FRANCISCO: Op. Cit., p. 37.
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Todo contrato de consumo principal, en atención a su carácter oneroso, implica el
desembolso de una prestación patrimonial por parte del consumidor, el que consiste en general
en el pago de un precio o tarifa.
Se entiende por tarifa cualquier suma de dinero que el consumidor otorgue al proveedor,
en cumplimiento de un acto de consumo de prestación de servicios.
El precio en tanto cuenta con definición legal, al entenderlo el Art. 1793 del Código Civil
como “el dinero que el comprador da por la cosa vendida”.
En cualquier caso, esta prestación –sea precio o tarifa- constituye, en los casos
respectivos, el objeto del contrato de consumo, y por tanto requisito de existencia del mismo,
con los efectos jurídicos que ello implica, lo que precisamente ha motivado al legislador a
establecer reglas especiales respecto de ella.
3.2.
Precio o tarifa y derecho a la información veraz y oportuna
Conforme al Art. 3 letra b) LPC, le asiste al consumidor el derecho básico a una
información veraz y oportuna sobre los bienes y servicios ofrecidos, su precio, condiciones de
contratación y otras características relevantes de los mismos, y el deber de informarse
responsablemente de ellos.
Se trata de una garantía que genera para el proveedor una obligación correlativa que
debe ser satisfecha plenamente.
De esta manera, la información que otorga el proveedor, debe ser cierta, precisa y
comprobable, no sólo por aplicación del Art. 3 letra b) LPC, sino por la sencilla razón de que es
un imperativo de la buena fe, que evitará yerro en la voluntad del consumidor, entendida a esta
última como, “la facultad que nos permite hacer o no hacer lo que deseamos” 5.
En efecto, “el error está íntimamente vinculado con la información, ya que la información
es directamente proporcional a este vicio del consentimiento. A mayor información, obviamente
existe una menor posibilidad que se produzca el error” 6.
De ahí la importancia esencial de este derecho. Si la información no es veraz y oportuna,
inevitablemente se producirá una asimetría de información entre el proveedor profesional y el
consumidor, que provoca una evidente desigualdad en los antecedentes con que cuentan las
partes a la hora de contratar 7.
Así es que pesa sobre el proveedor la obligación de suministrar información básica
comercial, entendiendo por ésta a “los datos, instructivos, antecedentes o indicaciones que el
5
LEÓN HURTADO, AVELINO: “La voluntad y la capacidad en los actos jurídicos”, Editorial Jurídica de Chile,
Santiago, 1990, p. 33.
6
BARCIA LEHMANN, RODRIGO: “Los contratos desde la perspectiva del análisis económico del derecho”, en
Revista Ius et Praxis, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad de Talca, Año 4, N° 2, Talca,
1998, p. 167.
7
En este sentido: “Sernac con Claro Chile S.A.”, Rol 8933-5-06, 4 JPL Santiago, 24.08.07, confirmada por
la C. Ap. Santiago, Ing. 272-08, 05.03.08; “Opazo con Claro Chile S.A.”, Rol 191.250-J, 1 JPL Temuco,
21.12.07, se declaró desierto recurso de apelación, Ing. 169-08, 22.08.08.
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proveedor debe suministrar obligatoriamente al público consumidor, en cumplimiento de una
norma jurídica”. Esta información básica debe ser suministrada por la empresa proveedora por
medios que aseguren un acceso claro, expedito y oportuno 8.
Precisamente, conforme al Art. 30 LPC, el precio constituye información básica
comercial, de la definida en el Art. 1 LPC, y que debe ser suministrada obligatoriamente al
menos a dos sujetos activos, cuales son los consumidores (Art. 1 N° 3 LPC) y el Servicio
Nacional del Consumidor (Art. 58 LPC), pudiendo configurarse responsabilidad tanto civil como
infraccional en caso de vulneración de lo señalado.
Respecto a la manera conforme a la cual se debe otorgar el precio, la Ley es clara: debe
informarse en moneda de curso legal (Art. 32 inc. 1° LPC); de un modo claramente visible, que
permita al consumidor el ejercicio de sus derechos; de manera previa a la perfección del
contrato de consumo; y debe comprender el valor total del bien, incluidos los impuestos
correspondientes 9 (Art. 30 LPC).
A lo anterior, se suma que en el caso de los Supermercados, el Reglamento sobre
Información del Precio Unitario de los Productos 10, impone una obligación adicional al
proveedor, cual es, informar al consumidor final el precio por unidad de medida, conjuntamente
con el precio de venta de cada uno de los productos que ofrezcan 11, la cual debe ser la misma
para cada categoría de productos 12.
Conforme a esta última normativa, se entiende por precio por unidad de medida, “el
precio final del producto, incluidos los impuestos correspondientes, por un kilogramo, un litro o
un metro del producto o por cada unidad del mismo” 13.
3.3.
Cumplimiento del precio ofrecido, publicitado o informado
El Art. 12 LPC establece que “todo proveedor de bienes o servicios estará obligado a
respetar los términos, condiciones y modalidades conforme a las cuales se hubiere ofrecido o
convenido con el consumidor la entrega del bien o la prestación del servicio”.
La regla anteriormente indicada, es una verdadera manifestación del Art. 1545 del
Código Civil, conforme al cual “todo contrato legalmente celebrado es una ley para los
contratantes, y no puede ser invalidado sino por su consentimiento mutuo o por causas legales”.
Ahora bien, en materia de protección del consumidor, este deber de cumplimiento se
extiende además al precio informado o publicitado incluso de manera pre-contractual, toda vez
que en estas materias –por disposición del legislador- la oferta sí obliga.
8
Art. 1 N° 3.
Reiterado por los Arts. 8 y 9 Decreto 229/2003/MinEcon.
10
Decreto 229/2003/MinEcon.
11
Art. 1 Decreto 229/2003/MinEcon.
12
Art. 3 Decreto 229/2003/MinEcon.
13
Art. 4 letra d Decreto 229/2003/MinEcon.
9
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En efecto, conforme al Art. 18 LPC, constituye infracción a la LPC, “el cobro de un precio
superior al exhibido, informado o publicitado”, lo que se ve reforzado por el principio de
integración publicitaria de los contratos 14, conforme al cual, se entienden pertenecerle toda
condición objetiva contenida en la publicidad difundida hasta el momento de la celebración del
contrato.
A este respecto, cabe señalar por último que cualquier efecto que se derive de un error
relativo al precio, debe ser asumido por la empresa proveedora, resarciendo los eventuales
perjuicios que de ello puedan derivarse para el consumidor. Así las cosas, aún en caso de
errores informáticos o de transcripción, se deben satisfacer plenamente los derechos a la
información veraz y oportuna (Art. 3 letra b LPC) y a la libre elección del bien o servicio (Art. 3
letra a LPC).
Así lo ha señalado por lo demás la jurisprudencia: “no es obligación del consumidor
verificar la existencia de rectificaciones a las ofertas publicadas por el proveedor, más aún
cuando éstas han sido publicadas en medios de prensa escrita diferentes de aquél en que se
publicó la oferta original” 15.
3.4.
Ley 19.496 en relación con el Reglamento sobre Información del Precio Unitario de
Productos
El año 2003 entró en vigencia el Reglamento sobre Información del Precio Unitario de
Productos, el cual viene a complementar de manera detallada las obligaciones que deben
cumplir los proveedores de supermercados en cuanto a la información de precios a los
consumidores.
Este reglamento establece obligaciones a los supermercados de informar a los
consumidores el precio por unidad de medida, conjuntamente con el precio de venta de cada
uno de los productos que expendan.
El precio por unidad de medida (P.P.U.M.) se define como el precio final del producto,
incluidos los impuestos correspondientes, por una medida determinada, esto es, un kilogramo,
un litro o un metro del producto o por cada unidad del mismo. Tal como señala el Reglamento,
su finalidad normativa tiene que ver con la necesidad de fortalecer la transparencia y la calidad
de la información que se entrega a los consumidores respecto del precio de los productos.
Como se puede observar, esta norma cumple con desarrollar de mejor manera las
condiciones para que el consumidor tome una decisión informada antes de comprar un
producto. Tener claro el precio por kilo de un producto puede hacer una diferencia importante en
la toma de decisión de los consumidores al momento de cotizar, dado que la gran cantidad de
14
15
Arts. 1 N° 4 y 28 LPC.
“Muñoz con Almacenes París S.A.”, Rol 6359-2008, 1 JPL Viña del Mar, 14.01.09, Considerando 4.
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variedades de productos que los supermercados tienen, implica que la información sobre los
precios genere toma de decisiones distintas en cada consumidor en atención al precio
desagregado por unidad de medida del mismo producto.
Por último, debemos indicar que la implementación de este Reglamento implicó un
desarrollo mucho mayor del derecho a la información veraz y oportuna, sobre todo de esta
última característica, lo cual beneficia al consumidor en su proceso de generación de relaciones
de consumo con este mercado de proveedores en particular.
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