DISLEXIA: APROXIMACIÓN CONCEPTUAL por Mª Carmen

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DISLEXIA: APROXIMACIÓN CONCEPTUAL
por Mª Carmen Ramírez Serrano
1. INTRODUCCIÓN
Leer supone desentrañar unos signos gráficos y abstraer de ellos un pensamiento.
Escribir supone expresar por medio de una serie de signos gráficos un pensamiento.
El aprendizaje de la lectura y escritura ocupa un lugar predominante dentro de las
materias escolares por ser la base del resto de las enseñanzas. Desde los primeros
cursos, en todas las áreas se pide al niño/a comprensión lectora para interpretar los
textos, fichas y de expresión gráfica para la realización de las mismas.
Por tanto, la enseñanza de la lectura y escritura merece una atención especial dentro
de la actividad escolar, ya que de su buena o mala asimilación va a depender en gran
medida el éxito o fracaso en el aprendizaje.
En este contexto, la Dislexia supone el trastorno específico del aprendizaje de la
lectura.
2. DEFINICIÓN CONCEPTUAL
M. Thomson nos define Dislexia como "una grave dificultad con la forma escrita del
lenguaje independiente de cualquier causa intelectual, cultural y emocional. Se
caracteriza porque las adquisiciones del individuo en el ámbito de la lectura, la escritura
y el deletreo, están muy por debajo del nivel esperado en función de su inteligencia y
de su edad cronológica. Es un problema de índole cognitivo, que afecta a aquellas
habilidades lingüísticas asociadas con la modalidad escrita, particularmente el paso de
la codificación visual a la verbal, la memoria a corto plazo, la percepción de orden y la
secuenciación".
La Dislexia se caracteriza por algún tipo de dificultad grave que experimenta un niño/a
con inteligencia normal o superior, sin otros defectos físicos, en el aprendizaje de la
lectura.
Cuando se diagnostica en edad muy temprana, inferior a los siete años, existe peligro
de equivocación, puesto que muchas dificultades lecturas que aparecen antes de los
siete años pueden atribuirse a falta de maduración psicosomática y no necesariamente
a este trastorno.
Únicamente se podrá sospechar con seriedad cuando la dificultad lectora persiste una
vez que el niño/as ha cumplido los siete años.
Hay autores, principalmente alemanes, como Stockert, que utilizan el término
Legastenia para referirse a la Dislexia. Sin embargo, el término Dislexia además de
estar más extendido es más preciso, pues Legastenia se aplica más bien a una
lentitud en la lectura que a un trastorno en su aprendizaje.
Asimismo, conviene diferenciar el concepto de Alexia, que es una incapacidad total
para la lectura unida a una lesión cerebral, en relación con perturbaciones afásicas, y
no una dificultad más o menos acentuada para su aprendizaje.
Este problema empezó a estudiarse a finales del siglo XIX, a raíz de las
observaciones de unos oculistas ingles, Morgan y Minshelwood, que estudiaron los
casos de unos niños/as con dificultades para el aprendizaje de la lectura,
considerando este trastorno como una “ceguera verbal congénita”.
Actualmente se considera que no existe una relación directa entre la agudeza visual y
la Dislexia, a pesar de que popularmente se hace en muchas ocasiones al oculista
cuando se encuentra dificultad en aprender a leer.
Más que como la alteración específica de un sentido, se ha estudiado como un
trastorno más difuso de la percepción ligado a la maduración neurológica.
En la primera mitad de siglo XX Norton estudió las características de niños con
dificultad para la lectura encentrando un porcentaje elevado de alteraciones de la
estructuración espacio-temporal, por no existir un predominio claro de un hemisferio
cerebral sobre el otro.
También para L.Bender los problemas de lectura se deben fundamentalmente a una
maduración lenta, especialmente de la percepción viso-motora. Como trastorno de la
orientación la considera Rabinovich, definiendo la orientación como “una capacidad
para traducir percepciones en símbolos”.
De todos modos, aunque a través de todas las investigaciones realizadas parece
confirmarse la existencia de una inmadurez centrada básicamente en la percepción
espacio-temporal, sin embargo no resulta tan evidente su concreción en una lesión
cerebral concreta a pesar de que algunos autores lo preconizan así. Este es el criterio
de Benton.
Como defensores de las teorías de la Dislexia con etiología neurológica podemos citar
en los últimos tiempos, fundamentalmente a Ajuriaguerra y a Luria.
Ajuriaguerra después de estudiar los síntomas propios de las lesiones de cada
hemisferio cerebral, llega a la conclusión de que las lesiones derechas se relacionan
con los trastornos gnosopráxicos, ciso-espaciales, apraxias constructivas,
perturbaciones somato-gnósticas,… mientras que las lesiones izquierdas están
relacionadas con los trastornos de las funciones simbólicas (trastornos del lenguaje,
Alexia…)
En cuanto a Luria, estudia el problema a través de sus investigaciones sobre la afasia
traumática. Para él una lesión del área occipital provoca un síndrome de dislexia que
se puede presentar de dos formas: Dislexia Literal, que consiste en confundir las
formas de las letras independientes y Dislexia Verbal, en la que el sujeto es incapaz de
integrarlas dentro de las palabras. Si la lesión se produce en el lóbulo temporal,
apareen también trastornos en la lectura, de entidad afásica, consistentes
principalmente en una dificultad de conexión sonido-letra.
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Otra corriente defendida por Borel, trata de explicar el fenómeno de la Dislexia
poniendo más el acento sobre el aspecto verbal, si bien destacan la importancia de
otros componentes como la desorientación espacio-temporal.
3. ETIOLOGÍA
La discusión sobre el origen de este trastorno no se ha cerrado hasta la fecha.
La causa común a todos los tipos de Dislexia radica en el hecho de que a pesar de
descartar posibles problemas competenciales básicos en el momento en que fue
iniciada la enseñanza sistemática de la lectura, una metodología didáctica inadecuada,
un medio-ambiente poco estimulante a nivel psicolingüístico y un retraso intelectual, se
dan déficits o disfunciones neuropsicológicas en aquellos componentes considerados
como la base de un aprendizaje exitoso del lenguaje escrito a una edades en que,
evolutivamente hablando, tales componentes han completado su proceso madurativo.
De este modo, nos encontramos como causas trastornos perceptivos, psicomotrices,
de lateralización, espacio-temporales y de esquena corporal.
4. INCIDENCIA
La incidencia actual de dislexia es difícil de determinar y depende de las categorías
diagnosticas en uso. Las cifras estimadas van entre 5 % a 15-20 % de la población
infantil.
5. SINTOMATOLOGÍA
Siendo la Dislexia un fenómeno complejo es lógico que tenga manifestaciones varias.
A cuatro podrían reducirse los síntomas disléxicos que causan alteraciones en otros
tantos grupos: alteraciones den la lecto-escritura, lenguaje, desarrollo psicomotor
general y conducta.
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ALTERACIONES EN LA LECTO-ESCRITURA
Las anomalías en este grupo pueden ser motóricas o sensoriales.
En las primeras, el niño/a sabe lo que quiere leer o escribir, pero debido a las
alteraciones que padece en el sistema motor, no puede realizar el trabajo de forma
correcta.
Las deficiencias sensoriales se aprecian al tratar de interpretar lo que el niño ha escrito
o ha leído.
Estos dos síntomas disléxicos suelen aparecer conjuntamente. No obstante, en el
diagnóstico hay que precisar la frecuencia de cada síntoma, para que se contemple en
todo el proceso recuperativo del niño.
Los sentidos de la vista y del oído son los que particularmente están más relacionados
con las dislexias. Los trastornos espaciales y temporales suelen tener su origen en
estos dos órganos sensoriales, sobre todo cuando interfieren la operación perceptiva
tanto visual como auditiva. Es entonces cuando a la falta de percepción se aúnan las
dificultades para descubrir similitudes y diferencias, o los fallos en la memoria visual y
auditiva.
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
ALTERACIONES EN EL LENGUAJE ORAL
Suelen acusar síntomas dislálicos en el desarrollo de lenguaje, traducibles en la
expresión y comprensión del mismo. Las manifestaciones de estas alteraciones son
varias, siendo particularmente significativas las confusiones, inversiones, omisiones y
sustituciones.
En todo caso, cualquier alteración del lenguaje debe analizarse para determinar si
esas alteraciones son de tipo sensorial, motor o mixto.

ALTERACIONES EN EL DESARROLLO PSICOMOTOR GENERAL
Estas alteraciones que acusan retrasos en el desarrollo psicomotor general, dificultan
seriamente el aprendizaje de la lectura y escritura, aun en niños de dotados de buena
capacidad intelectual.
Este tipo de alteraciones se observa a través de la interpretación auditiva o visual que
hace el niño/a, del conocimiento que tiene de su propio esquema corporal, de la
concepción espacio-temporal y de la propia coordinación vasomotora.

ALTERACIONES DE LA CONDUCTA
La conducta puede deberse a una falta de integridad de todo el psiquismo o al
deficiente desarrollo psicomotor general. Estas manifestaciones podrían englobarse en
dos áreas principales: la personal y la escolar.
Las manifestaciones de inadaptación personal, tienen como referencia el desinterés
por el aprendizaje escolar, la falta de atención y una acusada inadaptación ambiental.
El disléxico necesita un esfuerzo superior al que desarrollan sus compañeros para
obtener uso resultados en el aprendizaje escolar. Esta realidad provoca un alto grado
de fatiga y falta de atención que se traduce por el desinterés manifiesto hacia
actividades escolares, en general, y particularmente las relacionadas con la lectura y
escritura.
Si a la falta de interés por el aprendizaje se le suma la carencia de estímulos escolares
y familiares o bien se emplea el castigo, el resultado será un constante rechazo a las
actividades escolares.
El niño/a disléxico necesita un apoyo exterior que le facilite el equilibrio emocional. De
no existir este apoyo estimulante, fácilmente se producirá inseguridad y descontrol en
sus manifestaciones.
Con referencia al área escolar, se puede decir que la dislexia se manifiesta de forma
bien concreta en la lectura y escritura, siempre teniendo en cuenta la edad del niño, a
fin de poder matizar las dificultades provocadas por una dislexia terminada, o las que
se deben únicamente a la carencia de maduración lectora, sin implicaciones
disléxicas.
El estudio del lenguaje oral y escrito se impone como actividad previa a toda
exploración disléxica. Dentro ya de este área del lenguaje es necesario un detenido
análisis de las letras, silabas y palabras, para poder descubrir probables confusiones,
inversiones, omisiones y sustituciones. Conviene saber que en la escritura suelen
aparecer las mismas faltas observadas en la lectura, derivando más hacia el campo de
la motricidad.
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Profundizando en la detección de los niños con problemas de dislexia, de acuerdo
con los criterios de la Asociación Británica de Dislexia y con otras fuentes, los signos
que pueden tener (algunos de ellos, no necesariamente todos) los niños según la edad
serían los siguientes:
Profundizando en la detección de los niños con problemas de dislexia, de acuerdo
con los criterios de la Asociación Británica de Dislexia los síntomas probables por
edad pueden ser:
En niños/as de 4 a 6 años:
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Historia familiar de dislexia: padres, hermanos y otros familiares cercanos.
Atraso en aprender a hablar con claridad.
Confusiones en la pronunciación de palabras que se asemejan por su
fonética o dislalia.
Falta de habilidad para recordar el nombre de series de cosas, como
números o colores.
Confusión en el vocabulario que tiene que ver con la orientación espacial.
Alternancia de días “buenos” y “malos” en el trabajo escolar.
Mayor aptitud para los trabajos manuales que lingüísticos.
Dificultad para aprender rimas o palabras que rimen.
Omisiones de fonemas, principalmente en las sílabas compuestas e
inversas. Ocurre a veces también la omisión del último fonema.
Confusiones de fonemas que a veces van acompañadas de lenguaje
borroso. Puede hablar claro si se le invita a hablar despacio, pero su
lenguaje espontáneo es confuso.
Retraso en la estructuración y reconocimiento del esquema corporal.
Movimientos gráficos invertidos.
En niños/as de 6 a 9 años:
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Dificultad para aprender a leer y escribir.
Dificultad para aprender a leer y escribir.
Tendencia a escribir los números en espejo.
Dificultad para distinguir la izquierda de la derecha.
Dificultad para aprender el alfabeto, tablas de multiplicar, días de la semana…
Falta de atención y concentración.
Frustración y problemas de conducta.
Faltad de ritmo en la lectura.
Lentitud extrema.
Falta de sincronía entre la respiración y la lectura no respetando signos de
puntuación ni pausas.
Dificultad en seguir la lectura, con saltos de línea y pérdidas de la continuidad
de la lectura en cuanto levanta la vista del texto.
En niños/as de 9 a 12 años:
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Continuos errores en la lectura.
Omisión o alteración de las letras y palabras escritas.
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Desorden y desorganización en la casa y escuela.
Dificultad para copiar algo escrito.
Dificultad para seguir instrucciones orales.
Baja autoestima, autoconfianza y aumento de la frustración.
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-
Problemas de comprensión del lenguaje oral e impreso.
Impulsividad, baja atención e inmadurez.
En niños/as mayores de 9 años:
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Escritura descuidada, desordenada, en ocasiones incomprensible.
Inconsistencias gramaticales y errores ortográficos, por olvido de cómo se
escriben las palabras.
Dificultad para planificar y redactar relatos o composiciones escritas.
Tendencia a confundir las instrucciones verbales y los números telefónicos.
Gran dificultad para el aprendizaje de lenguas extranjeras.
Uso inadecuado de los tiempos de los verbos.
Baja autoestima y poca confianza.
Pobre expresión oral.
Incapacidad en el uso del diccionario.
Mayor interés en la lectura en silencio que verbal.
Dificultad para seguir instrucciones.
Baja o mala comprensión de las lecturas con fuerte aversión a la lectura y
escritura.
Desorientación espacio-temporal.
Dificultad para comprender la historia y sus periodos.
Dificultad para localizar y establecer lugares geográficos.
A medida que los cursos pasan, los problemas se agudizan, ya que el estudio, y el
trabajo escolar en general se basa en las habilidades que el niño no tiene y se retrasa
progresivamente. Así, la dificultad lectora, la escasez de comprensión, llevan a malos
resultados escolares, mal autoconcepto, actitudes de desgana y conductas en
ocasiones, disruptivas, perturbadoras del buen funcionamiento del clima del aula.
6. ¿QUÉ ESTRATEGIAS EDUCATIVAS BÁSICAS DEBEN TOMARSE?
Ante todo, debe de mostrarse una actitud positiva y constructiva, ya que para tener
éxito en el aprendizaje el alumno/a disléxico sólo requiere una enseñanza adecuada.
Sus necesidades particulares deberán ser atendidas por profesionales especializados,
si bien es útil la aplicación de las siguientes estrategias docentes:
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Comprobar que el entorno sea estructurado, previsible y ordenado, ya que
los niños/as con dificultades disléxicos responden mejor cuando se dan
ciertas premisas.
Aceptar y admitir que tardará más tiempo en aprender y que se cansará
más rápidamente que los demás alumnos/as.
Asegurarse que las instrucciones y explicaciones sean claras, de acuerdo al
ritmo del niño/a, repitiéndolas las veces que sean necesarias.
No utilizar castigos para que mejore su rendimiento escolar, pues no
responderá y tendrá efectos negativos sobre su autoestima, rendimiento y
confianza.
Es positivo, por el contrario, elogiar las capacidades del niño/a, sus
fortalezas y sobre todo su esfuerzo y su coraje para enfrentar sus
dificultades.
BIBLIOGRAFÍA
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
AJURIAGUERRA, J. y autores (1977). La dislexia en cuestión. Madrid: Pablo
del Río, Editor.
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
BOUCIER, A. (1983). Orientaciones para el tratamiento de la dislexia.
Barcelona: Editorial Médica y Técnica. S.A.

GARCIA MEDIAVILLA, L. y CODES MARTINEZ, M. (1994). Dislexias:
diagnóstico, recuperación y prevención. Madrid: UNED.

MOLINA GARCIA, S. (1994). Bases Psicopedagógicas de la Educación
Especial. Alcoy: Marfil.

THOMSON, M. (1992). Dislexia. Madrid: Alianza Editorial S.A.
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