LAS PLANTAS SAGRADAS

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 LAS PLANTAS SAGRADAS Fecha: 26 ‐ 02 – 2008 Por: elconfesor En estos días el Yagé es noticia a causa de la muerte accidental de una mujer en un apartamento de Bogotá. Esta situación cuestiona nuevamente sobre el uso indiscriminado de las plantas sagradas indígenas en espacios urbanos. Las plantas sagradas son conservadas en las tradiciones de los pueblos indígenas como un legado ancestral, conservado por la transmisión oral y celosamente custodiado por las autoridades espirituales de las comunidades. Sin embargo en la actualidad se observa un fenómeno cada vez más difundido y es la comercialización de rituales y plantas de poder (coca, tabaco, san pedrito, yagé, peyote) en ciudades y en espacios de apartamentos particulares. Esta situación se convierte en un serio peligro de descontextualizar el espacio vital en que son tomadas las plantas sagradas y en un enorme riesgo para los consumidores no habituales que bien pueden caer en situaciones de grave compromiso de su salud física y mental. Las plantas de poder tienen a custodios indígenas que han sido preparados desde la niñez para llevar esta misión dentro de su comunidad, ellos se preparan al lado de un hombre de autoridad, se someten a pruebas de resistencia y desarrollan un largo camino de experiencias que le permiten ser acompañante e interprete de los efectos producidos por estas plantas que ocasionan estados alternos de conciencia. Pero no todo el que lleva un sayal y “plumas” es una autoridad reconocida, son muchos los charlatanes y estafadores que utilizan el nombre de indígenas para vender sus servicios sin otro interés que el dinero poniendo en peligro a los incautos citadinos. Las plantas de poder son un camino espiritual de autoconocimiento y un camino terapéutico pero no puede tomarse a la ligera y mucho menos convertirlo en un juego o en un “moda” motivada por la curiosidad o por el deseo caprichoso de experimentar sensaciones nuevas. Para acceder a estas plantas se requiere un proceso de preparación largo y comprometido de autodescubrimiento de las motivaciones que nos llevan a buscar este conocimiento y lo más importante usar esta información para ser mejores personas. Si se abusa de las plantas de poder las plantas “castigan” y se devuelven contra el hombre egoísta que las usan para propósitos diferentes al bienestar de sus hermanos. Nuestro deseo mercantilista ha deshonrado a la madre Coca y la ha convertido en cocaína, al abuelo Tabaco lo hemos transformado en cigarrillos, al borrachero lo ha convertido en escopolamina (burundanga) y ahora parece llegar el turno del Yagé que se vende en frascos o se consume en casas y apartamentos sin control de las autoridades tradicionales y sin el permiso de las comunidades depositarias de su cuidado. El sendero de las plantas de poder es un sendero de mucho respeto y si no se está preparado o seguro de las personas que lo administran es mejor abstenerse de su consumo pues puede traer efectos emocionales, físicos, mentales y espirituales no deseados y permanentes. De igual forma es un llamado a los indígenas tradiciones para que no se vendan ni vendan sus tradiciones para que conserven su dignidad como guardianes de un enorme recurso que les fue confiado. La toma de Yagé es una experiencia muy fuerte y cambia de acuerdo a cada persona pero en general produce intoxicación en el cuerpo, desarrolla vómito y diarrea incontrolable, aumenta el ritmo cardiaco, produce deshidratación y ocasiona episodios de alucinaciones. Para algunos es una experiencia de visiones agradables pero para otros ocurren imágenes tortuosas nacidas desde lo más profundo de su inconciente. Sin el acompañamiento adecuado de un Taita reconocido que sabe de la dosis necesaria, de los rezos requeridos para una buena “pinta”, de los tratamientos para sacarlo de los efectos de la planta, de la lectura de las imágenes en verdad puede ser una experiencia muy peligrosa que puede llevar incluso a la muerte o el daño mental severo. Por eso antes de entrar en el mundo de las plantas indígenas es mejor preguntarse ¿Qué busco? ¿Qué beneficio espero? ¿Qué tan maduro me encuentro para vivir esta experiencia? Dejo mi correo [email protected] para continuar la reflexión 
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