Información - ONGAWA Ingeniería para el Desarrollo Humano

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 Sin energía no hay desarrollo Información básica para comprender la relación entre pobreza y acceso a la energía ONGAWA, Ingeniería para el Desarrollo Humano. Área Sectorial de Energía 1. La energía y el desarrollo humano Por una Tecnología para el Desarrollo Humano Si bien la energía no es obviamente el único factor que influye en el desarrollo humano, sí que existe una clara correlación entre ambos. El acceso a la energía contribuye a la disponibilidad y sostenibilidad de servicios básicos (abastecimiento de agua, salud, educación,...) y de actividades productivas: -
permite la iluminación y funcionamiento de equipos en centros de salud y quirófanos, y la refrigeración de medicamentos. facilita el acceso al saneamiento y a la potabilización de agua reduce el tiempo y el trabajo de recogida de leña, y brinda alternativas menos contaminantes y más eficientes para cocinar y generar calor mejora la producción agraria (implementación sistemas regadío, maquinaria agrícola…), contribuyendo a la mejora de la seguridad alimentaria permite la iluminación en escuelas y hogares, lo que repercute en el rendimiento escolar mejora el funcionamiento de las actividades productivas Aunque no es considerada un derecho humano, sí que contribuye a la realización de otros derechos. Según Kandeh K. Yumkella, Director General de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), “la energía es esencial para el desarrollo, y la energía sostenible es esencial para el desarrollo sostenible. Para los países en desarrollo, la pobreza energética es un impedimento enorme para el progreso económico”. Por tanto, se puede hablar de pobreza energética cuando se carece de un adecuado acceso a la energía para satisfacer las necesidades básicas domésticas (cocinar, calentarse o iluminar una vivienda) y los servicios esenciales para el funcionamiento de escuelas, centros de salud y para la realización de actividades económicas para la generación de ingresos. Existe una clara relación entre el Índice de Desarrollo Humano (IDH) y el consumo de energía primaria per cápita de los distintos países: un pequeño aumento en el consumo de energía de los países pobres contribuye a elevar enormemente su IDH. Por el contrario, a partir de determinado IDH (alto), un aumento del consumo de energía per cápita no implica incremento del mismo, sino despilfarro en el uso de la energía. www.ongawa.org 1 2. Situación mundial del acceso a la energía El acceso universal a la energía en el mundo es un reto aún pendiente de acometer: • 1.300 millones de personas carecen de acceso a la electricidad • 2.600 millones de personas utilizan fuentes tradicionales de biomasa para cocinar o calentarse • Cuatro de cada cinco personas sin acceso a electricidad viven en áreas rurales del mundo en desarrollo, principalmente en el sur de Asia y el África subsahariana, que tienen una cobertura de acceso del 40 y 20% de la población, respectivamente La situación mundial de acceso a la energía es un reflejo de la desigualdad mundial en relación con el desarrollo. Según Naciones Unidas: Por una Tecnología para el Desarrollo Humano - Un habitante de un país desarrollado consume diez veces más energía primaria que uno de un país pobre, factor que pasa a ser de cien cuando hablamos de una fuente de energía “moderna” como es la electricidad - los países desarrollados consumen entre 50% y 90% de los recursos de la Tierra y generan las dos terceras partes de las emisiones de dióxido de carbono. Niveles medios de electrificación en el mundo Las consecuencias de la pobreza energética sobre el desarrollo humano son evidentes, tanto a nivel económico, como social y ambiental. Por ejemplo, en términos de salud, la falta de acceso a fuentes de energía eficientes supone un alto índice de contaminación en los hogares por el uso de madera y carbón para cocinar y calentarse, y aumenta la contaminación urbana por el uso continuado del petróleo en casi todos los ámbitos de la vida diaria. La combustión ineficiente de biomasa en hogares provoca enfermedades respiratorias que dan lugar a unos 2 millones de muertes al año, más que la malaria (0,7) y la tuberculosis (1,09). Por su parte, en el ámbito económico, muchas personas pobres destinan hasta el 15% de sus ingresos para acceder a la energía, lo que les resta recursos para otras necesidades. Además, la pobreza energética afecta más intensamente a las mujeres, debido a I) la importancia de la energía en los centros de salud, lo que influye sobre la salud materna; II) las mujeres suelen encargarse de la preparación de alimentos, por lo que les afecta más la mala combustión en el interior de viviendas; III) las mujeres suelen encargarse también de la recogida de biomasa, lo que les resta tiempo para realizar tareas productivas que generen ingresos. Todas las consecuencias mencionadas y otras muchas se ven acentuadas por la escasa prioridad de la investigación y desarrollo de soluciones energéticas orientadas a la satisfacción de problemas de países en desarrollo. www.ongawa.org 2 La energía está hoy en día detrás de muchas de las principales preocupaciones mundiales: cambio climático, derecho a la alimentación (por ejemplo teniendo en cuenta el impacto de los biocombustibles), influencia en el reparto de poder mundial (factor geoestratégico), mejora de la eficiencia energética, etc. Dentro de ellas, merece seguramente una especial atención el impacto del cambio climático sobre los países en desarrollo, pues ya a principios de este siglo diez importantes organismos internacionales de medio ambiente y desarrollo afirmaron que “el cambio climático amenaza con desbaratar los logros alcanzados durante décadas en materia de desarrollo”. La energía es también un factor considerable de inestabilidad social e internacional. Por un lado, a nivel local la ejecución de importantes proyectos energéticos origina conflictos sociales tanto en países del Sur como del Norte. Por otro, a nivel geoestratégico el acceso a determinadas fuentes de energía es, en la actualidad, un factor que condiciona una parte importante de las relaciones internacionales y que, incluso, es, en ocasiones, motivo para desencadenar conflictos armados o la intervención de internacional en conflictos nacionales. Por una Tecnología para el Desarrollo Humano 3. La economía del acceso a la energía El PNUD estima que los costes en la adaptación a la energía limpia para alcanzar los objetivos 2030 de energía sostenible para todos de NN.UU. estarán entre 249 y 1371 billones de dólares anualmente. Aunque puede parecer mucho, estas cantidades están por debajo de los gastos actuales mundiales en defensa o los rescates bancarios mundiales de los últimos 5 años. Sólo el gasto de exportación de armamento de los países de la OCDE en 2010 fue de 16.667 millones de dólares, y la media mundial del gasto militar representa un 10% del presupuesto de los gobiernos nacionales. Por ejemplo, Estados Unidos gasta 200 millones de dólares al año en investigación en energías renovables, el equivalente a su presupuesto de Defensa para tres horas. Con solo el 3% de las inversiones globales previstas en energía hasta el año 2030, aplicado adecuadamente para llegar a la población que actualmente carece de acceso a la misma, se alcanzaría en ese año el acceso universal a la energía. La Agencia Internacional de la Energía estima dicha inversión anual en unos 48 billones de dólares. El reto de garantizar el acceso universal a la energía es grande, pero alcanzable. Solo el apoyo a la introducción de cocinas y combustibles mejorados en la mitad de los hogares mundiales que actualmente utilizan tecnologías y combustibles poco eficientes, generaría durante 10 años un ahorro en dichas familias de 34 billones de dólares anuales y un retorno económico de 105 billones de dólares anuales. 4. Objetivos 2030 de Naciones Unidas: Energía sostenible para todos Naciones Unidas está impulsando la iniciativa “Energía Sostenible para Todos”, entendiéndose como «energía sostenible» aquélla que se produce y se usa de forma que apoye a largo plazo el desarrollo humano en el ámbito social, económico y ecológico. Es decir, es una energía no contaminante, accesible físicamente y asequible económicamente para la población, eficiente y con un suministro fiable. Esta iniciativa busca involucrar a los gobiernos, al sector privado y a la sociedad civil con el objetivo de lograr la energía sostenible para todos y alcanzar los 3 principales objetivos para el 2030: •
Garantizar el acceso universal a los servicios modernos de energía. •
Duplicar el ritmo de mejora en eficiencia energética. •
Duplicar la participación de energías renovables en el mix energético global. www.ongawa.org 3 
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