En la actualidad coexisten tres líneas que impulsan la necesidad de aplicar la eficiencia energética en nuestro entorno y ámbito laboral. Una obligatoria, como consecuencia de la trasposición de Las Directivas de Eficiencia Energética del PE y del Consejo, a la legislación de cada Estado miembro y que, entre otras exigencias obligan, por ejemplo, a que los edificios construidos para la Administración Pública desde finales del 2.018, sean edificios de consumo casi nulo (NZEB). Una segunda, demostrable, es el hecho de que la aplicación de un Sistema de Gestión Energética, basado en el mantenimiento sostenible, optimización de los procesos, análisis de rendimientos e industrialización de los servicios, combinados con los avances tecnológicos actuales, hacen creer en un potencial y posible gran ahorro económico, energético y medioambiental en todos los edificios, incluidos también los propios de las Universidades. Así lo muestran diversas acciones llevadas a cabo ya de forma específica, recogidos en algunos de los casos que se expondrán en estas jornadas a través, de los diferentes paneles de experiencias. La tercera y última, su impacto, el compromiso y responsabilidad, que las Universidades tienen con la sociedad, tanto en la mejora en la formación y educación de nuestros profesionales de un futuro, como adaptar ésta a los tiempos y circunstancias en las que nos encontramos y el sentido ejemplarizante de predicar comulgando con dicha formación. Que mejor manera que demostrando desde su propia gestión, divulgando entre personal docente, tanto trabajadores como alumnos, las buenas prácticas llevadas a cabo en la Universidad Carlos III de Madrid, apoyados en sus Unidades de logística y Entorno y Desarrollo. En base a ello, el alcance de las presentes “JORNADAS DE EFICIENCIA ENERGÉTICA EN UN ENTORNO UNIVERSITARIO” es: mostrar el potencial de ahorro energético y económico que para el mundo académico tienen las actuaciones en material de eficiencia energética, informar a los responsables de las Universidades de las nuevas soluciones tecnológicas y modelos de implantación de eficiencia energética, mostrar la forma en la que se pueden poner en marcha proyectos exitosos, así como la forma de hacerlos viables económicamente, a través del análisis de otros reales llevados ya a la práctica, y mejorar las prácticas de gestión de infraestructuras que radican en su alargamiento de la vida útil de los activos.