PARTE II1 ENFOQUES ALTERNATIVOS PARA EL ANALISIS ECONOMICO KEYNESIANISMO Y MONETARISMO: DISCREPANCIAS METODOLOGICAS PATRICIO MELLER Página 1. 2. ASPECTOS METODOLOGICOS 282 A. Análisis de equilibrio y análisis de desequilibrio 1) Análisis de equilibrio parcial 2) Análisis de equilibrio general 3) Análisis de desequilibrio B. Interacción entre fenómenos monetarios y fenómenos reales C. El problema del tiempo 1) corto plazo y largo plazo 2) Percepción del futuro a) El problema de las expectativas b) Problemas metodológicos 282 283 284 288 292 299 299 303 303 309 TEMAS METODOLOCICOS 312 EN POLITICA ECONOMICA A. Política fiscal y política monetaria B. Reglas permanentes o políticas discrecionales C. Rol del Estado en la economía. 312 313 318 KEYNESIANISMO Y MONETARISMO: DISCREPANCIAS METODOLOGICAS* PATRICIO MELLER La controversia entre economistas keynesianos y economistas monetaristas ha sido bastante confusa a traves de estas últimas décadas; los temas en conflicto han ido variando a través del tiempo y han estado a veces en planos muy diferentes. Es así como la discusión ha estado alternativamente centrada en la endogeneidad o exogeneidad de ciertas variables (nivel de salarios, dinero, tasa de interés, etc.), en la elasticidad o inelasticidad de ciertas curvas (IS, LM, oferta agregada, etc.), factibilidad de implementación o problemas ocasionados por políticas económicas específicas (política monetaria, política fiscal, etc.). Sin embargo, hay cierto patrón sistemático en torno a las posición que adoptan keynesianos y monetaristas en los distintos temas. Este patrón sistemático responde a discrepancias metodológicas importantes que existen entre estos dos tipos de economistas; estas discrepancias metodológicas se originan en la forma diferente como ven el Mundo Real los economistas keynesianos y los economistas monetaristas. En otras palabras, la divergencia entre keynesianos y monetaristas no radica en el valor numérico de una cierta elasticidad, sino que responde más bien a cómo se interpreta un fenómeno económico que ocurre en la realidad; i.e., mientras para los keynesianos una tasa dc desocupación superior al 10% es desocupación involuntaria, para los monetaristas dicha desocupación es voluntaria, o es causada por distorsiones existentes en el mercado del trabajo, o bien, es uno de los valores (fluctuantes) que puede alcanzar la “tasa natural de desempleo”. Las discrepancias metodológicas propiamente tales existentes entre keynesianos y monetaristas se han agrupado en 3 tópicos’ : (1) Análisis de equilibrio y análisis de desequilibrio. (2) La interacción entre los fenómenos reales y los fenómenos monetarios. (3) El rol del tiempo en el anAlisis econ6mico. Estos son los temas que se examinan en la primera * ’ El autor agradece los comentarms recibidos dc René Cortámr, Gunther Held, Manuel hlarfán, Orear Muñoz, Mario Valdivia, Joaquín Vial y participantes del Taller de Macroeconomía dc CEPLAN, a urm versión prelimmar de este trabajo. Como es obvio, el autor es el úmco responsable por el contenido de este artículo. Hay una cwrta correspondemu con la triple clasliicación de los econmnstas keynesianos que hace Coddington (1976, 1983): fundamentalistas, hidráuhcos y neorreduccionisras. 282 PATRICIO MELLER sección de este trabajo. En la segunda sección se presenta esquemáticamente la discusión conceptual y metodológica que ha habido en torno a políticas económicas. Los temas en cuestión son los siguientes: (1) P* Utica fiscal VS política monetaria. (2) Reglas VSpolíticas discrecionales. (3) Rol del Estado en la economía. Resulta obvio que hay una clara interacción e interconexión entre los tópicos cubiertos en las distintas secciones: sin embargo, para propósitos expositivos se ha focalizado cada sección en el tema relevante de ella, tratando así de evitar o de minimizar repeticiones y traslapos entre los diferentes tópicos. Se estima innecesario definir de manera rigurosa lo que es el keynesianismo y el monetarismo2 : dicha definición está explícita en los distintos tópicos que se examinan en este trabajo. Pero para efectos prácticos se considerará economistas keynesianos a todos aquellos que creen en la existencia de un fenómeno llamado “desocupación involuntaria” (i.e., en la economía puede haber en un momento dado un gran número de cesantes dispuestos a trabajara la tasa de salarios vigente en el mercado o incluso a una menor, pero simplemente no encuentran un empleo); se considerará economistas monetaristas a todos aquellos que creen que existe un mecanismo de precios que es perfecta e instantáneamente flexible, y que dicho mecanismo es capaz de resolver cualquier problema económico (i.e.> no se hará distinción alguna entre monetaristas y ece nomistas neoclásicos watrasianos)3 1. ASPECTOS A. ANALISIS METODOLOGICOS DE CQUILIBRIO Y ANALISIS DT Dt3l:QU~LIBRlO El análisis keynesiano surge para explicar la existencia de desempleo en gran escala y la persistencia de este fenómeno en el tiempo. El hecho de que el desempleo sea masivo, transforma a éste necesariamente en desempleo involuntario. Aún más, Keynes (1936) plantea que la economía de mercado dejada sola no eliminaría dicho desequilibrio del mercado del trabajo. En el análisis monetarista, con el supuesto de pleno empleo, o bien, con supuesto de que hay un mecanismo de precios flexibles que actúa instantáneamente y en consecuencia elimina cualquier desequilibrio, simplemente no es factible la existencia de un fenómeno persistente de desempleo involuntario. En un mundo competitivo poblado de agentes racionales optimizadores, simplemente no se plantea ni se puede plantear la posibilidad de que haya desempleo involuntario (Hahn, 1985). 2 Sobre keyneGanismo y (1976) y Davidaon (1980). Maya (1979). 3 En térmlnor m;ís técnicos CICCII que el mewmsmo creen que dicha velocidad cuantitativo es más rápido sus dlstmrar variedades ver: Lexjonhufvud (19681, Coddington Sobre monetansmo ì \uïdistintas variedades ver Stem (1976) y la dlstmción rería según Leijonhufvud (1968) entre aquellos que de precios tiene una velocidad de alustc que es infimta y lo? que dc ajuste cs gradual o lenta; esto último implica que el mecanismo que el mecanismo de precios. KEYNESIANISMO Y MONBTARISMO: DISCKFPANCIAS METODOLOGICAS 283 En otras palabras, las nociones básicas de la microeconomía nee clásica de libre clección e intercambio a nivel de agente económico y de la tendencia automática al equilibrio de todos los mercados, conduce a la conclusión de que cl desempleo es de naturaleza voluntaria. Por otra parte, el planteamiento de que existe desempleo involuntario a nivel individual tiene como contrapartida la existencia de desequilibrio a nivel de mercado. Luego, la dicotomía desempleo voluntario-desempleo involuntario a nivel del individuo se transforma en la dicotomía de equilibrio y desequilibrio a nivel de mercado; implícitamente esta dicotomía se apoya en la velocidad de ajuste (infinita, gradual o nula) del mecanismo de precios (Clower, 1965; Leijonhufvud, 1968). En síntesis, en el análisis monetarista el equilibrio juega un rol central y, dados los supuestos utilizados, no es posible estar fuera del equilibrio. En cambio, el foco del análisis keynesiano es justamente buscar una explicación a esas grandes divergencias de una situación de equilibrio que se observa en el Mundo Real: en efecto, la mayor parte de los problema relevantes de la Realidad corresponden a situaciones de desequilibrio (Hahn, 1977; Solow, 1979). A continuación en esta sección se examinan las diferencias que hay entre el análisis de equilibrio y de desequilibrio; resulta útil previamente distinguir entre el análisis de equilibrio parcial y el análisis de equilibrio general. 1) Análisis de equilibrio parcial Este es el análisis tradicional de la teoría microeconómica en que se examina el funcionamiento de un mercado aislado. El comportamiento de productores y consumidores en dicho mercado Sb10 depende del precio del bien (o factor) transado; el resto de las variables se halla congelado en el ceteris paribus. La solución de este modelo de equilibrio parcial (atomistico y perfectamente competitivo) se encuentra en la intersección de la oferta y la demanda, siempre que consumidores y productores no tengan restricciones para comprar o vender todo lo que desean. El comportamiento optimizador de los consumidores y los pre ductores los induce a ubicarse en el punto de equilibrio del mercado, por cuanto en dicha posición tanto consumidores como productores maximizan (separadamente) su respectiva función objetivo. En sintesis, si la oferta y la demanda se intersectan en un punto, esta a la solución de equilibrio del mercado; este equilibrio tiene además. la virtud de optimalidad y por ello es conveniente y ventajoso para los agentes económicos (separadamente) realizar las transacciones en el punto de equilibrio. El equilibrio del modelo microeconómico tiene otra característica que es crucial y que es la de la estabilidad. Esto implica que si hay una perturbación que saca al mercado de su posición de equilibrio, entonces entra en acción un mecanismo de fuerzas que restablece el equilibrio del mercado. Cuando se supone que en el mercado opera la ley dinámica de Walras (i.e., la tasa de cambio del precio es función del exceso de demanda) entonces el mecanismo de fuerzas que restablece el equilibrio es el mecanismo de precios: en este caso el equilibrio microeconómico 284 PATRICIO MELLER se define como aquel precio para el cual la cantidad demandada se iguala con la cantidad ofrecida. Esta es la ley dinámica de ajuste de precios que es utilizada en el análisis econbmico neoclásico-monetarista. Pero, incluso a nivel microeconómico, también es posible suponer que en un mercado opera la ley dinámica de Marshall (i.e., la tasa de cambio de la cantidad es función del exceso de precio), entonces el mecanismo de fuerzas que restablece el equilibrio es el mecanismo cuantitativo (de bienes); en este caso el equilibrio microeconómico se define como aquella cantidad (de bien o de factor) para la cual el precio de oferta se iguala al precio de demanda. iQué es lo que hace que un mercado sea estable? 0 en otras palabras, ide qué depende la estabilidad del equilibrio de un determinado mercado? La estabilidad del equilibrio del mercado depende de las pendientes de las curvas de oferta y demanda, y el mercado ser8 estable siempre que la pendiente de la curva de oferta sea mayor que la pendiente de la curva de demanda4. 2) Análisis de equilibrio general El modelo de equilibrio walrasiano prácticamente ha monopolizado en economfa lo que corresponde al análisis de equilibrio general. Otros modelos de equilibrio general que ocupan un lugar menos predominante en la literatura económica convencional serían el modelo de equilibrio general de Edgeworth, el modelo de insumo-producto y la teoría de juegos. El modelo de equilibrio general walrasiano, denominado por Schumpeter como la Carta Magna de la economía, se supone que proporciona el marco general para todo el análisis económico. Pero en realidad, su propósito inicial era más modesto y lo que intentaba era responder al viejo problema planteado por Adam Smith. En una economia descentralizada que usa el sistema de mercados como mecanismo asignador de recursos, i cómo se compatibilizan las acciones de miles de unidades econbmicas en que cada una toma sus decisiones de manera totalmente autónoma?; i.e., i cómo se logra el equilibrio simultáneo en todos los mercados de la economía? En otras palabras, el propósito central del modelo de equilibrio general walrasiano es encontrar simultáneamente el equilibrio en todos los mercados de la economía, reconociendo así de manera explícita las interdependencias que hay entre los distintos mercados. En cl modelo de equilibrio general walrasiano, los precios son las únicas variables endógenas que entran en las ecuaciones de oferta y demanda. Luego el problema se reduce a estudiar si existe un sistema de precios tal que proporcione las cantidades de equilibrio de bienes y factores productivos utilizados simultáneamente por todos los consumidores y productores; una vez encontrado el vector de pre- 4 Es unportante recordar que la medición dc las pendientes de las curvas dc oferta y demanda es diferente según si en el mercada en cuestión opera la ley dmámica de Walras o la ley dinámica de Marshall; es así como para casos no normaleî de cunas de oferta y dc demanda, un mercado puede ser estable según la ley dinámxa de Walras c inestable según la Icy dinámica de Manhall. Ver Hansen (1970). KbYNLSIANIShlO Y MONETAKISMO: DISCKEPANCIAS METODOLOCICAS 285 cias de equilibrio, esto es lo que conduce entonces al equilibrio general de la economíaS. ;Cbmo se obtiene el sistema de precios de equilibrio?6. Walras supone la existencia de una especie de remate al mejor postor, que simula el proceso de negociación y transacción que se verifica entre compradores y vendedores en un mercado de subasta del Mundo Real. En este remate, hay un Martillero walrasiano que grita un precio cualquiera, y registra las demandas y ofertas que se verifican a ese precio; cada agente económico recibe un “ticket ficticio” que no establece obligación alguna para compradores y vendedores, y es simplemente una declaración de intenciones de lo que desearz’un comprar y vender estos agentes económicos a dicho precio de desequilibrio. Estos “tickets ficticios” se transforman en contratos irrompibles 5610 cuando se llega al precio de equilibrio. El Martillero walrasiano verifica si al precio inicial en cuestión se observa un exceso de demanda o un exceso de oferta; en el caso de que haya un exceso de demanda el Martillero walrasiano vuelve a gritar un precio mayor, y lo contrario hace cuando hay un exceso de oferta. Este proceso se repite hasta que se llega al precio de equilibrio; i.e., cuando se hace cero ya sea el exceso de demanda o el exceso de oferta. En consecuencia, todo mercado siempre llega a su punto de equilibrio: además, se supone que este proceso de “tatonnement” se realiza muy rápidamente, i.e.. no consume tiempo, o sea, los precios de equilibrio se obtienen de manera instantánea (el mecanismo de ajuste vía precios tiene una velocidad infinita). Los elementos centrales de este proceso iterativo walrasiano (“tatonnement”) serían los siguientes (Leijonhufvud, 1968): (i) Los agentes económicos son “tomadores” de precios (price-takers) y no “hacedores” de precios (price-makers). (ii) Existe un agente exógeno al sistema, el Martillero walrasiano, que es el que fija los precios y es quien orienta el remate en la dirección de compatibilizar los deseos de los distintos agentes. (iii) Se emiten “tickets ficticios” que solo registran intenciones o deseos potenciales de transacción de los agentes. (iv) Hay un recontrato walrasiano en que los agentes van modificando pasivamente7 sus intenciones ante variaciones en los precios. (v) Los agentes económicos ignoran totalmente cuáles son los precios de equilibrio. (vi) El remate es simultáneo en todos los mercados. (vii) Todo este proceso de “tatonnement” no demora nada. En síntesis, en un modelo de equilibrio walrasiano no puede haber un exceso de demanda o un exceso de oferta de bienes que sea distinto a cero, por cuanto implícitamente se supone que tanto los mercados 5 6 7 El enfoque moderno de equilibrio general es basrante esotfrica y sofisticado (formalmente) y está orientado a encontrar las condiciones de existencia, uniadad y estabilidad del vector de precios de equihhrio. Ver 4110~ y Hahn (197 1). Para una di\cuvón dctallada de este tema ver Leijonhufvud (1968). Este rccontrato walrasiano es muy distinto al recontrato que se verifica en el modelo de Fdgeworth en el cual los agentes económwx dIscuten y rencgoclan entre sí hasta que llegan â siruar.se en la curva de contrato. En el reContrato nalraîiäno los agentes económicos no renegocian m discuten; esto? agentes económicos siempre conïlderan 105 presos como parámetrw cxógenoa cn w toma de decismnes (ver Leljonhufvud, 1968; Weintraub, 1979). 286 PATRICIO MELLER de bienes como de factores están siempre en un equilibrio instuntáneo. Por otra parte, un supuesto implícito crucial de este modelo y que se deriva de los elementos centrales del proceso de “tatonnement” es que todas las transacciones entre los agentes económicos se realizan a los precios de equilibrio; i.e., no existen transacciones a precios de desequilibrio, las que se denominan como “transacciones falsas” (Hicks, 1939; Clower, 1965)‘. En consecuencia, el equilibrio pasa a constituir el concepto centra1 de la economía, y el análisis económico debiera focalizarse exclusivame~zre a examinar las características de una economía que funciona en equilibrio (o en vías de llegar rápidamente a él)9. Los economistas monetaristas “Tipo II” (como denomina Tobin (1980) a los monetaristas que usan el supuesto de expectativas racionales) utilizan este modelo walrasiano para crear 10 que se ha denominado la “nueva Teoría Macroeconómica Clásica”. Como dice Tobin (1980) hay economistas que creen que el modelo de equilibrio general walrasiano es el “único juego que saben jugar los economistas”; o en otras palabras, para muchos economistas el modelo de equilibrio general walrasiano es el único faro1 con luz para buscar las llaves perdidas probablemente en calles de otras ciudades, e incluso para realizar la búsqueda bajo ese mismo faro1 aun cuando sea de día”. Hay objeciones de distinto tipo que se le hacen al modelo de equilibrio general walrasiano (Leijonhufvud, 1968; Harcourt, 1977: Tobin, 1980): (a) A nivel teórico, es posible demostrar que el modelo de equilibrio general posee una solución única de equilibrio ~610 si se hace una larga serie de supuestos bastante restrictivos, los cuales serían válidos para un modelo de pizarrón, pero que no tienen nada que ver con 10 que sucede en el Mundo Real. Algunos de estos supuestos restrictivos son (Hahn, 1985 ; Tobin, 1980, 1984): (i) La inexistencia en el presente de mercados futuros para decisiones que se toman hoy y que se van a materializar en cualquiera de los infinitos períodos futuros. (ii) Las generaciones futuras que aún no han nacido tienen un impacto importan8 Cuando ex~en “tIansacciones falias” hay que dntmgur dos efectos diferentes: (1) El eiecto Hicks que destaca el impacto distributwo derivado del hecho dc transacuones que se realizan a prcaos de desequilibrio. (7) 61 efecto Clowcr que destaca la “pérdida” de ingreso agregado debido â las transacctincs potencnleî que no se materializan. por cuanto las transacciones se realizan aprecios de desequilibrio. 9 La posición de los economistas monetaristas “Tipo II” va má\ allá. Los dos postulados claves de estos economistas serían (Barro, 1979). (i) La economía está en equilibrio en cada mstante del tiempo, por cuanto cada agente está actuando racionalmente y óptimamente de BCUBTdo a la mfonnación disponible en ese momento. (II) Por otra part¿, cada ewdo de eqwlibrio que alcanza la economía tiene que w Pareto Ophmo, por cuanto SI no lo tuera, habría transacciones ventajosas que les convendría emprender a algún par de agentes. Sólo una vez que se llega al Pacto Optimo y: alcanza una poriaón de equilibrio. Sobre este tema ver Solos (1979), Tobin (1981) y Hahn (1982). 10 Esta es la vieja historia de por qué la teoría económica cs como e~. Lrna persona encuentra una noche a un borracho buscando la Uave de su caîa bajo un farol Iluminado. Despu& de ayudarlo infructuosamente por un largo tiempo, le pregunta al borracho: “;está s?guro que perdió la llave po~ aquí?“. La respuesta fue: “la verdad el que la perdíen la vereda del frente”. La pregunta obvia a continuación es: “iY por qué la está buscando aquí?“. “Ab!, porque aquí está la luz”. KEYNESIANISMO Y MONETARISMO DISCREPANCIAS METODOLOUICAS 287 te en los mercados presentes. (iii) El dinero no juega ningún rol en este modelo: en realidad, paradójicamente el modelo de equilibrio general walrasiano-monetarista no ha resuelto aún el problema de la inclusión del dinero en el modelo. (iv) No hay interdependencia entre las preferencias individua& de los agentes. (Y) El factor trabajo se transa de manera aniloga a la de cualquier bien, como por ej., las papas, (vi) Existen imperfecciones en el Mundo Real que no son consideradas por este modelo: en efecto? hay muchos agentes que son “hacedores” de precios y no “tomadores” de precios. Por otra parte, aún no han sido probadas teóricamente en términos generales la unicidad ni la estabilidad del vector de precios de equilibrio del modelo general (ver Arrow y Hahn, 1971; Harcourt, 1977; Hahn, 1985). (b) En un mundo atomistico, en que todos los agentes económicos son tomadores de precios (los precios son exógenos en la toma de decisiones de consumidores y de productores) no es función de nadie fijar precios y tratar de coordinar las acciones tomadas en los distintos mercados. En otras palabras, el Martillero walrasiano es un mito inexistente; en consecuencia, nadie coordina los distintos mercados, nadie gana algo con dicha coordinación, y por tanto no es posible garantizar que se logre la compatibilización completa y simultánea de todos los mercados. Esta es la diferencia central entre el análisis de equilibrio parcial y el análisis de equilibrio general: como se señaló previamente, en el análisis de equilibrio parcial a los agentes económicos que intervienen en los dos lados de cada mercado les conviene llegar al punto de equilibrio, por cuanto al11optimizan simultánea y separadamente su respectiva función objetivo (Leijonhufvud, 1968; Harcourt, 1977). Pero iquién gana con alcanzar la solución de equilibrio general?, i quién va a mover la economía en dicha dirección en un mundo atomistico y totalmente descentralizador?, LquiCn optimiza y qué cosa optimiza empujando el sistema econbmico hacia el equilibrio general? (Tobin, 1980). Aún más, “iquién le paga al Martillero walrasiano para que desempeñe su función? , ihay libre acceso a dicho tipo de trabajo?” (Worswick y Trevithick, 1984). La cuestión central es ;quién 0 qué es lo que sustituye al Martillero walrasiano en la economía descentralizada de mercado del Mundo Real? (Coddington, 1983). (c) Una tercera crítica teórica al modelo de equilibrio general walrasiano es que analiza el equilibrio de un sistema que ya está en equilibrio. Luego, al hacer esto, se confunde el problema del análisis de la solución final de equilibrio con lo que sucede con la economía en su trayectoria hacia el equilibrio. Aún más, es fundamental la distinción entre la estabilidad del equilibrio y la estabilidad en la trayectoria hacia el equilibrio. Vale decir, las fuerzas que actúan y hacen que el equilibrio sea estable no tienen por qué ser las mismas fuerzas que producen la estabilidad en una de las trayectorias que va hacia el equilibrio. Una analogía gráfica de este problema lo proporciona el juego de golf; cuando la pelotita de golf cae en un agujero alcanza una posición de equilibrio estable, pero una pelotita de golf que está en el pasto no 288 PATRICIO MELLER tiene una tendencia natural para irse al agujero... a menos que le pegue un buen golfista. A este respecto Arrow (1959) señala que no existe en el modelo de equilibrio general competitivo el mecanismo que restablece el equilibrio a partir de una situación de desequilibrio. En efecto, según Arrow (1959) no es posible reconciliar un mundo de competencia perfecta en que los precios son exógenos para cada agente económico con el hecho de que los agentes del Mundo Real puedan cambiar los precios; si para cada agente los precios son exógenos, entonces iquien cambia los precios?” 3) Amilisis de desequilibrio El análisis keynesiano es realmente un intento de escapar del marco analftico de equilibrio. Según Clower (1965) y Leijonhufvud (1968) la diferencia fundamental entre el modelo de equilibrio general walrasiano y el modelo keynesiano está vinculado al mecanismo de ajuste de una economía que está en un desequilibrio macroeconómico. Mientras el modelo de equilibrio walrasiano supone que el mecanismo de ajuste es vía precios, el modelo keynesiano supone que eI mecanismo de ajuste es via cantidad; i.e., en el modelo keynesiano, en líneas generales se supone que la velocidad de ajuste del mecanismo de precios es gradual y que la mayor parte del ajuste se produce por variaciones cuantitativas. En otras palabras, si el mecanismo de precios no despeja los mercados, entonces tiene que hacerlo otra cosa, y esto es el mecanismo de cantidades. Cuando el mecanismo de precios no se ajusta instantáneamente, o bien, cuando la velocidad de ajuste del mecanismo de cantidad es mayor que la velocidad de ajuste del mecanismo de precios. entonces se producen transacciones entre compradores y vendedores a precios de desequilibrio. Esto obliga a hacer una distinción entre los siguientes dos conceptos: (i) Transacciones potenciales (0 nacionales), que son aquellas que se habrían efectuado si simultáneamente todos los agentes económicos logran satisfacer sus deseos de demanda y de oferta en todos los mercados; corresponden a las transacciones que efectivamente se realizan en una economía cuando existe pleno empleo y hay un equilibrio general walrasiano. (ii) Transacciones efectivas, que corresponden a las que efectivamente se materializan en el Mundo Real a los precios de desequilibrio vigentes en una situación de desequilibrio. Luego, puesto que en el Mundo Real hay una gran cantidad de transacciones que se realizan a precios de desequilibrio, esto genera situaciones en las cuales hay agentes econ6micos que no pueden comprar o vender tanto como querrían; esto implica que ciertos agentes económicos no pueden materializar sus demandas potenciales debido a que tienen una restricción presupuestaria de ingreso derivada de que no han podido vender todo lo que deseaban. Es por esto que Malinvaud (1977) plantea que la teoría del racionamiento es la teoría apropiada para analizar fenómenos como la desoEste tipo de argumentación hno. esti vinculado al de la inexistencia del mito del Mutdlero w~lra- KEYNFSIANISMO Y MONETAHISM”~ IIISCK, PANCIAS MbTODOLOGIC.AS 289 cupación involuntaria o la existencia de exceso de oferta persistente en el mercado de bienes, o más en general, problemas de desequilibrio. En otras palabras, el modelo walrasiano no discrimina en el proceSO de transacciones entre los distintos agentes económicos, aquellas transacciones que no se materializan: esto es, hay empresas que se quedan sin vender todo lo que producen. y en la contabilidad walrasiana esto no se considera (o SCsupone que es una demanda de la empresa por su propio bien). Algo similar sucede con los desocupados a cuyo exceso de oferta de trabajo le corresponde un exceso de demanda de bienes que es potencial -y no efectiva-- y que no es registrada en el mercado de bienes (y que no afecta, entre otras cosas, en absoluto a lo que registra el mecanismo de precios). No es lícito inferir, a través del uso del proceso de “tatonncment” walrasiano, que cl exceso de oferta de trabajo de los desocupados tiene un exceso de demanda de bienes correspondiente, por cuanto los desocupados por lo general como no tienen acceso al crédito no pueden materializar efectivamente y por completo su demanda potencial de bienes (Tsiang. 1977). En síntesis, los desocupados poseen una demanda potencial de bienes que no se materializa en el mercado, y en consecuencia, las empresas no pueden percibir la existencia de dicha demanda potencial: esto hace que las empresas no estén dispuestas a expandir la producción hasta absorber el exceso de oferta de trabajo que hay en la economía (incluso aun cuando fuera al nivel de salarios de equilibrio general walrasiano). El problema conceptual de fondo que hay aquí es la incapacidad del modelo de equilibrio walrasiano de distinguir entre un exceso de demanda potencial (o nacional) y un exceso de demanda efectivo. En el modelo de equilibrio walrasiano los excesos de demanda potencial “no se cvaporen en el airc”, sino que a travCs de la ley de Say rápidamente llegan a materializarse; es por ello que en el modelo de equilibrio walrasiano no es posible la existencia de una depresión económica o de un deficit global de demanda agregada, por cuanto la oferta siempre va a crear su propia demanda (Leijonhufvud, 1968). El punto central del modelo dc desequilibrio keynesiano es que las decisiones de producción de las empresas se basan en las demandas efectivas y no en las potenciales y es por ello que es posible la existencia de un déficit de demanda agregada, lo cual genera desempleo involuntario. La única señal que puede emitir un desocupado en el mercado es su deseo de trabajar, pero no puede emitir su deseo de consumir; esto sólo puede hacerlo una ven que haya conseguido un empleo. Es decir, una oferta de trabajo es una demanda por dinero: no es una demanda por bienes. Esto SCdebe a que en una economía monetaria los bienes se compran con dinero (Clower, 1965; Hahn. 1977). La restricción presupuestaria de ingreso que expcrimcntan los (involuntariamente) desocupados debido a que son incapaces de encontrar un puesto de trabajo (incluso a un nivel de salarios inferior a aquel vigente en la economía) produce una reducción en la demanda efectiva del mercado de bienes: esta demanda efectiva está respaldada por la posibilidad de gastar de los agentes económicos. En otras palabras. la existencia de desocupación involuntaria implica que hay un exceso de oferta cn el mercado de trabajo; i.e., hay traba- PATRICIO 290 MELLER jadores dispuestos a trabajar al nivel de salarios vigente en el mercado (o incluso a un nivel inferior de salarios), pero el número de empleos es inferior a la oferta de mano de obra. Luego, los trabajadores enfrentan un racionamiento en el mercado de trabajo; i.e., la teoria de la desocupación involuntaria está conectada con la teoria del racionamiento. Este racionamiento del mercado del trabajo está relacionado, y más aún, depende del racionamiento existente en el mercado de bienes. Las empresas no pueden vender todos los bienes que producen, luego reducen el nivel de producción, y esto se traduce en una disminución en el número de puestos de trabajo. Por otra parte, la existencia de un exceso de oferta en el mercado del trabajo reduce aún más la demanda efectiva en el mercado de bienes, pasando a ser totalmente irrelevante para el análisis la demanda potencial de bienes. Esto se desprende de lo que Clower (1965) llama “hipótesis de decisión dual de naturaleza secuencial” que determina el comportamiento de los agentes económicos. Clower ( 1965) ilustra esto con el siguiente ejemplo. Supongamos que un economista, a quien le gusta mucho el pisco, esta involuntariamente desocupado. iCómo le puede comunicar este economista sus deseos potenciales por beber pisco a los productores?, ic6mo se enteran los productores de que existe esa demanda insatisfecha de pisco? Obviamente, este economista va a tener que encontrar primero un trabajo, va a tener que estar forzosamente abstemio por un tiempo, para ~510 luego poder satisfacer sus deseos de beber pisco. En sintesis, las funciones de demanda potencial de bienes no proporcionan las señales relevantes en el mercado para que los productores tomen sus decisiones; si los ingresos efectivos, correspondientes fundamentalmente a remuneraciones, constituyen una restricción sobre el patrón de consumo de los agentes económicos, entonces solo las funciones de demanda efectiva (que será menor a la de demanda potencial) de bienes constituyen el punto de referencia para la toma de decisiones productivas en el corto plazo”. En otras palabras, en el comportamiento de los trabajadores<onsumidores hay una decisión dual secuencial; el dual del desempleo involuntario es subconsumo involuntario, que corresponde en el caso del economista del ejemplo, que cuando éste está involuntariamente desocupado, inmediatamente va a tener una demanda insatisfecha, o va a tener un subconsumo de pisco (Clower, 1965). De lo analizado previamente se infiere que cuando se centra el análisis en el funcionamiento de una economía en una situación de desequilibrio, es necesario sustituir el modelo de equilibrio neoclásico-monetarista por el modelo de desequilibrio keynesiano. Algunas de las implicancias resultantes son (Leijonhufvud, 1968; Hahn, 1977, 1984; Benassy, 1982; Coddington, 1983): (a) A nivel microeconómico, los agentes económicos tienen que tomar decisiones en una situación de desequilibrio, y por lo tanto, tienen que considerar las restricciones cuantitativas que enfrentan en varios mercados; luego las variables precio y cantidad tienen que aparecer en las funciones de comportamiento de los agentes. (b) Otro elemento que tienen que considerar los agentes es la l2 Para la derivación de las funciones vaud (1977) y Benassy (1982). de demanda efectiva ver Barro y Grossman (191 l), Malin- KEYNESIANISMO Y MONBTARISMO. DISCKCPAT\CIAS 291 METODOLOGICAS interdependencia que existe entre los distintos agentes y entre los diferentes mercados. (c) Los agentes económicos que operan en una situación generalizada de desequilibrio no tienen una idea de cuáles son los precios de equilibrio de la economía global; en consecuencia, tienen que tomar sus decisiones sobre la base del sistema de información e incentivos prevaleciente en ese momento. Obviamente, dicho sistema de información e incentivos es inferior a aquel que habría si existiera el Martillero walrasiano que transmitiese la informaci6n de los precios de equilibrio y/o que coordina las decisiones de los distintos agentes. En este caso se estima que el Gobierno podría sustituir al Martillero walrasiano y promover la cooperación y coordinaci6n de decisiones entre los agentes, lo cual produciría un mejor resultado que la competencia entre ésto? (d) En un sistema cn desequilibrio existen distintos mecanismos de racionamiento que resuelven el problema de los excesos de oferta y de demanda. La existencia de estos arreglos institucionales le quita presión al mecanismo de precios para que actúe en la dirección de eliminar los excesos de oferta o de demanda. Hay varias preguntas (relacionadas) que no han sido resueltas por el modelo kcynesiano. iQué es lo que produce esa falta generalizada de funcionamiento y de desequilibrio del sistema descentralizado de mercados? , iestá la economía permanentemente en desequilibrio?, ipor qué no funciona el mecanismo de precios y elimina los desequilibrios existentes?, i.e., ia que se debe la rigidez del mecanismo de precios?, o la pregunta de fondo, i cbmo se determinan los precios?14 En las economías latinoamericanas hay varios precios claves que son fijados por el Gobierno; por ej., el tipo de cambio, salarios mínimos, salarios nominales generales (vía regla de indexación), tasa de interés, tarifas públicas, precios de algunos bienes de consumo básico, etc. Varios programas de estabilización reciente (Plan Austral, Plan Inti, Plan Cruzado) han utilizado el control de una gran variedad de precios de bienes. Luego, el supuesto clave de los modelos de desequilibrio sería válido para una gran cantidad de mercados de las economías latinoamericanas, simplemente debido al rol interventor del Gobierno (Arida, 1985; Arida y Taylor, 1985). El análisis de desequilibrio aún está distante del nivel de rigurosidad formal que ha logrado el análisis de equilibrio a partir de Arrow y Debreu15. Pero a nuestro juicio, si realmente se quiere encontrar la llave perdida de la solución de los problemas económicos del Mundo Real, ya es hora de empezar a buscar en aquel lado de la calle en donde cayó dicha llave: la vida económica del Mundo Real pasa de una situación de desequilibrio a otra, y los períodos de equilibrio son escasos y breves. Luego, no es lógico que el análisis económico esté orientado a representar una eternidad inmSvi1; ,es que acaso la economía y la historia se insertan en una realidad estable, fija y dada de una vez para siempre, o 13 Para un cuestionamiento de cste planteamlcnto, ver Barro (1979). este tenu, Y~I Okun (1981); Gordon (1981); Benassy (1982). 15 Sin embargo, ver cn Benasy (1982) referencias bibliográficas sobre distintos formalizar los modelos de desequilibrio. 14 Sobre enfoques para PATRICIO 292 MELLER más bien corresponden a una multiplicidad de elementos cuyas combinaciones serfan en algunas ocasiones notablemente inestables? B. INTl~RACCION EXTRE FENOMENOS MONETARIOS Y FENOMENOS REALES Resulta interesante tener una perspectiva histórica de la evolución de la discusión sobre la interacción entre fenómenos monetarios y reales. Pre-Keynes, la teoría monetaria existente se preocupaba exclusivamente del problema de la determinación del nivel de precios. Esto era consistente con la manera de dividir la enseñanza de Economía en ese período prekeynesiano, en que se distinguían dos partes (Keynes, 1936; Johnson, 1972): (i) La teoría real o teoría de los precios relativos, que correspondía aproximadamente a la actual teoría microeconómica; (ii) la teoría monetaria, que era la teoría de la determinación del nivel general de precios, o también, la teoría del poder adquisitivo del dinero. La base de la teoría monetaria prekeynesiana era la teoría cuantitativa de dinero, la que al utilizar los supuestos de pleno empleo y una velocidad de circulación del dinero constante llega rápidamente a la conclusión de que el nivel de precios depende del nivel del stock de dinero. La versión moderna de la teoría cuantitativa del dinero sustituye el supuesto de constancia de la velocidad de circulación del dinero por el de estabilidad de la demanda de dinero y arriba a la misma conclusión anterior. entre stock de dinero y nivel de precios, pero en el largo plazo16. Esta manera de ver las cosas por parte de los monetaristas prekeynesianos corresponde a la concepción de aquel entonces de que existiría una dicotomía entre los fenómenos reales y los fenómenos monetarios. El cuestionamiento de la existencia de esta dicotomía constituye según Johnson (1962, 1972) y Davidson (1978) cl aporte central de Keynes. A continuación examinaremos la lógica de la dicotomía utilizada por los economistas monetaristas y el cuestionamiento keynesiano. La proposición que sintetiza la visión dicotómica de los economistas prekeynesianos es aquella que dice que “cl dinero es un velo”. La idea central que está detrás dc esta proposición es la siguiente (Pigou, 1941): (i) Lo que produce bienestar a los individuos es el consumo de bienes; (ii) lo que está relacionado con la riqueza de un país es el stock de factores productivos. Como se puede apreciar, todos estos elementos claves son cosas reales y, desde el punto de vista económico, eso es lo que es fundamental para la sociedad: cl dinero no tiene nada que ver con los factores centrales de la realidad económica. En consecuencia, cl dinero es un velo que tiene que ser removido para poder observar y entender el funcionamiento de la parte real de ‘6 Sobre la xIación que hay entre cantidad dc dmero y nivel de precm~ ver t‘rledman (1956). quien plantea que la relación exlstentc entre eu~ dos varlables es una da la\ pocas constantes que hay en economía y que \E aacmeja notablcmcnte a laî cowtantes cxiante\ en Ia\ ciencias naturales. KEYNESIARISMO Y MOUFTARISMO: DISCREPANCIAS MCTODOLOGICAS 293 la economía. La parte real de la economía está representada por las funciones de oferta y demanda de bienes y factores productivos, las cuales son sólo funciones de precios relativos: i.e., son funciones homogéneas de grado cero en dinero y precios monetarios. Luego, el dinero es completamente neutral y no puede afectar a la parte real de la economía; o sea. hay una dicotomía entre los fenómenos monetarios y los fenómenos reales. Los fenómenos reales sólo dependen de variables reates y los fenómenos monetarios ~610 dependen de variables monetarias. Este planteamiento de los economistas prekeynesianos ha sido modificado por los monetaristas poskeynesianos: sin embargo, en el fondo se preserva la idea básica de la dicotomía. La línea de argumentación es la siguiente. Obviamente, no es posible inferir que el dinero no juega un rol importante en la vida económica; pero es la institución del dinero lo que es crucial, por cuanto facilita las transacciones económicas entre los distintos agentes y de esta manera incrementa el bienestar social. Lo que hay que tener claro es que no es el número de unidades monetarias lo que produce dicho incremento de bienestar, sino que simplemente es la existencia institucional del dinero. En términos gráficos, el dinero es como el lubricante (o combustible) que se le echa a una máquina (o automóvil); permite que esta funcione correctamente, pero no es parte de ella. El dinero es como una llave que pemritc abrir la puerta de la economía monetaria, pero para efectos prácticos no interesa de qué material está hecha la llave; lo que importa es que tenga el perfil dentado adecuado para poder abrir la cerradura (Pigou, 1941; Friedman, 1956, 1968). Keynes (1936) cuestiona el análisis del rol del dinero que hace la teoría económica prekeynesiana. Según Keynes (1936), en dicha teoría no se hace ninguna distinción entre la forma como funciona una economía de trueque y como funciona una economía monetaria. iCuán diferente es el funcionamiento de una economía monetaria con respecto a una economía de trueque? iCambia o no cambia el análisis económico al introducir dinero en una economía de trueque? La crítica keynesiana al modelo de equilibrio general walrasiano es que este ignora totalmente los roles que juega el dinero en una economía monetaria”. (i) En el modelo de equilibrio general walrasiano la función de unidad de cuenta o “numeraire” puede ser cumplida por cualquier bien. (ii) En el proceso de “tatonnement” walrasiano los agentes económicos ~610 efectúan sus transacciones a los precios de equilibrio: pero en ese caso, ni siquiera requieren dinero como medio de pago, por cuanto pueden intercambiar directamente las cantidades de equilibrio de los distintos bienes o factores. (iii) La crítica central de Keynes (1936) es que en el modelo de equil7 A nuestro juicio, et cucstmnanicnto que hacen algunos economistas keynesianob a la poación monetaria \obre. (1) la definuón o identificación del agregado monetario relevante, IX.. ,. dc qué M;. se está hablando’?, (II) la exopeneidad o cndoeeneidad del dinero. (iii) una correlación existcntc entre precios y dinero no permite identificar la causalidad, etc., es un cuestionanlento pertinente a la discusión sobre el uso de reglas monetarias, como se verá más adelante. 294 PATRICIO MELLEK librio general walrasiano no se usa conceptualmente el dinero como depósito de valor. En el mundo neoclásicuwalrasiano con mercados competitivos, información perfecta con respecto al futuro, y con un Martillero walrasiano que asegura el equilibrio simultáneo e instantáneo en todo período t, resulta totalmente irracional mantener dinero como un depósito de valor mientras haya otros activos financieros que proporcionen una rentabilidad positiva. Keynes (1936) cree que una economía monetaria funciona de manera totalmente diferente a una economía de trueque; un rasgo distintivo es que el dinero no es un velo, y en consecuencia existe una interacción entre los fenómenos monetarios y reales (al menos en el corto plazo). En una economía monetaria los precios de todos los bienes y activos están expresados en la unidad monetaria que actúa como unidad de cuenta, por ej., pesos. Variaciones a través del tiempo en la cantidad de dinero van a implicar distintas evoluciones en los precios monetarios (en pesos) de bienes y activos, y esto obviamente se traducirá en cambios en los precios relativos. Algunos elementos que avalan la existencia de esta interacción entre fenómenos monetarios y reales son los siguientes: (i) El uso de dinero, incluso sólo como medio de pago, implica una disminución en los costos de transacción, lo cual se traduce en un incremento de la eficiencia de una economía monetaria en relación a una economía de trueque. Luego, si el uso del dinero aumenta la eficiencia, entonces el dinero no puede ser neutral, por cuanto un incremento de la eficiencia de la economía tiene que implicar un impacto en la parte real de la economía. En otras palabras, si el dinero fuera exclusivamente un velo y no pudiera afectar a las variables reales de la ece nomfa, entonces icómo podría incrementar la eficiencia del sistema económico? La contraargumentación monetarista a este planteamiento sería la sefialada previamente: es la institución del dinero y no la cantidad de dinero la que abarata los costos de transacción y aumenta así la la eficiencia del sistema económico. (ii) Los economistas neoclásico-monctaristas prekeynesianos tenían una seria inconsistencia en su manera de pensar. A nivel macroeconómico estaban conscientes de que un incremento en la cantidad de dinero implica un aumento en el nivel agregado de gastos de la economía; pero a nivel microeconómico planteaban que las cantidades demandadas y ofrecidas eran sólo función de precios relativos. Entonces, ;cómo es que un incremento en la cantidad de dinero se traduce en un aumento en el nivel de gastos de los agentes económicos si éstos poseen funciones de comportamiento que son homogéneas de grado cero con respecto al dinero? (Según Hahn (1982, 1984) la versión moderna del modelo de equilibrio walrasiano de Arrow-Debreu aún no puede incorporar el dinero en el análisis del mundo competitivo poblado de seres racionales optimizadores). (iii) En la literatura económica moderna se explicitan distintos mecanismos que conectan los fenómenos monetarios y reales: la tasa de interés, los saldos (monetarios) reales, la tasa de retorno de los activos financieros. Incluso hoy en día pareciera no haber gran discrepancia a este respecto entre economistas keynesianos y monetaristas; el proceso KEYNESIANISMO Y MONETARISMO: DISCREPANCIAS METODOLOGICAS 295 de interacción entre fenómenos monetarios y reales sería el siguiente: Variaciones en la cantidad de dinero producen cambios en los precios relativos de los activos financieros y esto altera las rentabilidades de las distintas actividades productivas; luego, necesariamente se verán modificadas las decisiones de inversión en las distintas actividades productivas. De aquf se concluye que un cambio en una variable monetaria tiene un impacto en el sector real. De hecho, el modelo tradicional macroeconómico de la IS-LM que ha prevalecido desde 1937 ilustra de manera muy compacta la interacción existente entre los fenómenos reales y monetarios, utilizando la tasa de interés como mecanismo de conexión. En sintesis, esta discusión sobre la existencia o inexistencia de una dicotomía entre fenômenos reales y fenbmenos monetarios fue zanjada aceptando la existencia de la interacción entre ambos tipos de fenómenos; al menos hasta el año 1970 resultaba evidente para la mayoría de los economistas que variaciones en la cantidad de dinero tenían un impacto sobre las variables reales en el corto plazo. Friedman (1970) llega aún más lejos de lo que planteaba Keynes al seíialar que “el dinero es todo lo que importa en la determinación de los valores de las variables reales y monetarias en el corto plazo”. Incluso los monetaristas “Tipo II” plantean que debido a que los agentes poseen información incompleta éstos no son capaces de distinguir entre cambios en los precios monetarios y relativos; y es por esto que un shock monetario aleatorio va a tener un impacto realIs. La dicotomia prekeynesiana entre fenómenos monetarios y reales ha sido sustituida por la siguiente dicotomía keynesiana (Coddington, 1983): El nivel de producción está determinado por la demanda, y el nivel de precios está determinado por los costos. Obs&vese que esta dicotomía keynesiana es muy diferente a la dicotomía neoclásica-microece nómica; en la dicotomía keynesiana, precio y cantidad se determinan independientemente19. La dicotomía keynesiana está implícita o explícita en las implicaciones de política económica que se derivan del análisis keynesiano. Una política fiscal expansiva acompañada de una política monetaria acomodaticia se va a traducir en un incremento del producto real; en otras palabras, un aumento de la demanda agregada va a aumentar el nivel de producción. Pero un supuesto implícito en las proposiciones anteriores es que el nivel de precios permanece constante. Luego, la pre18 Sm embargo, hay que recordar que los monetaristas Tipo II concluyen que políticas monetarias ~istemiricns (y más en general, políticas económicas) no tienen ningún impacto en el sectorreal. Incluso, cuandosedela pasarun tiempo,el unpacto real de un shock monetario se va a disipar; en efecto, los agentes económicos, como possen expectativas racionales, eventualmente se van a dar cuenta del error que han cometido al confundir cambios en precios monetarios con cambios en precios relativos, y van a corre& su comportamiento anterior. En el fondo, los monetaristas Tipo II restablecen tanto para el largo y corto plazo la dicoromia prekeynesiana entre fenómenos monetarios y reales. l9 fsta dicotomía keynesiana sería exactamente equivalente a aquella sugerida para un mods lo latinoamericano cstructuralista de corto plazoCArida y Taylor, 1985). Sin embargo, en Taylor (1981, 1983) se señala que para que la política macroeconómica sea exitosa es vital tener clara la estmctura económica e institucional del contexto latinoamwicano; con respecto a las características de éste, YBI Taylor (1983). Para un “diálogo macroeconómico” entre estructuralistas y monctaristas, ver Bacha (1982). 296 PATRICIO MELLIZR gunta crucial pasa a ser, iqué evita que una política fiscal expansiva genere exclusivamente incrementos de precios?, ipor qué un aumento de la demanda agregada no genera presiones sobre el nivel de precios? La respuesta keynesiana sería que en la economía hay factores productivos ociosos, y en consecuencia su costo alternativo sería nulo: como los precios están determinados por los costos, entonces no habría presiones para el incremento de preciosS. A partir de 1970, a propósito de la Curva de Phillips, resurge esta antigua discusión sobre la dicotomía entre fenómenos monetarios y reales. La Curva de Phillips tradicional plantea que existe una relación inversa entre la inflación y la desocupación: i.e., la inflación, que es un fenómeno monetario, está relacionada a la desocupación, que es un fenómeno real. Los economistas monetaristas han cuestionado desde su aparición el concepto de la Curva de Phillips. Es así como los monetaristas “Tipo 1” plantean primeramente que la Curva de Phillips de largo plazo es vertical; i.e., no es posible reducir en el largo plazo el nivel de desocupación por debajo de la llamada tasa “natural” de desempleo a travks del uso de instrumentos monetarios. Los monetaristas “Tipo II” plantean a continuación que la Curva de Phillips de corto plazo es vertical; i.e., no es posible reducir el nivel de desocupación a travks del instrumental monetario ni siquiera en el corto plazo. La dicotomía entre fenómenos monetarios y reales es sustituida por los monetaristas modernos por la dicotomía inflación y desempleo. Los monetaristas “Tipo 1” plantean que en el largo plazo no existe una correspondencia biunivoca entre inflación y desempleo. Los monetaristas “Tipo II” van más lejos y sostienen que dicha correspondencia biunívoca tampoco existe en el corto plazo; en otras palabras, cualquier nivel de inflación es teóricamente consistente con un nivel dado de desempleo. Y en torno a esta dicotomía, SCreviven las soluciones prekeynesianas. La inflación es siempre y en todas partes un fenómeno esencialmente monetario; en consecuencia, para su erradicación se requiere el uso (sistemático) del instrumental monetario (control de la oferta monetaria). Por otra parte, no hay opciones de política económica para reducir el nivel de desocupación existente, el cual corresponde a la tasa “natural” de desempleo; si SCintenta reducir la desocupación por debajo de dicho nivel, el resultado será que en el futuro se tendrá una mayor tasa de desocupación acompañada de un mayor nivel de inflación (Feinwel, 1982). Una de las implicancias de esta dicotomía inflación-desempleo sería que la erradicación dc la inflación no ticnc costo real alguno (i.e., la inflación es totalmente neutral con respecto al sector real de la economía) o bien tiene un impacto real de corto plazo que no es permanente; en terminos más técnicos, la existencia de una inflación anticipada no tendría un impacto real alguno, y en el caso de la inflación no-anticipada el impacto real no sería permanente. Entonces. ipor qué habría que preocuparse de la existencia de inflación? Solow (1976) sintetiza de manera irónica esta dicotomía monetarista inflación-desempleo. En el período previo a 1936 los economistas ~3 Esta argumentación es sólo vilida para la economía cerrada KEYNESIANISMO Y MONETARISMO~ 1)ISCREPANCIAS h~ETODOLOGICAS 297 monetaristas argumentaban que el dinero era un velo y que no existía interacci6n entre los fenómenos monetarios y los fenómenos reales; 40 años “después y una derivada más se dice que la tasa de variación del nivel de precios monetarios es un velo”, y que. en consecuencia, sólo una inflación sorpresiva puede estar conectada a los fenómenos reales; pero como en el largo plazo ya no puede haber sorpresas, y si en el corto plazo los mercados se ajustan instantáneamente durante cada fracción de segundo y los agentes económicos poseen expectativas racionales. las sorpresas tienden eventualmente a agotarse. Luego, según los economistas monetaristas podría volver a afirmarse hoy en día que “la tasa de variación de un velo cs un velo (por unidad de tiempo)” (Solow, 1976). Pareciera haber un comportamiento paradójico de parte de los economistas monetaristas. Por una parte plantean que la inflación es superneutral y no tiene impacto sobre los fenómenos reales; pero por otra parte postulan que la inflación es el problema más grave que afecta a la economía, y en realidad , icómo se compatibilizan estas dos posturas? (Hahn. 1982; Kaldor, 1982: Tobin: 198 1). Hoy en día, curiosamente, la postura keyncsiana pareciera aceptar la dicotomía inflación-desempleo; aún más, a pesar de que el mecanismo implícito es diferente al monetarista, el resultado a que se llega es que la eliminación de la inflación puede ser una operación indolora. El fenómeno de la estanflación muestra que es posible la coexistencia de un elevado nivel de desempleo con un elevado nivel de inflación. Aún más, lo que se ha observado, particularmente en economías latinoamericanas, que una política recesiva que incrementa el desempleo, no reduce necesariamente el nivel existente de inflación: además, también se ha observado que a pasar de haber tasas persistentemente elevadas de desempleo, e incluso crecientes, el nivel de salarios aumenta. La dicotomía keyncsiana señalada previamente es susceptible de modificarse para explicar estos fenómenos; por una parte el nivel de demanda determina el nivel producción y, cn consecuencia, el nivel de empleo; por otra, la inflación es de carácter institucional, y está determinada por las reglas dc indexación que operan en el sistema” En el fondo, se tiene una inflación de costos en que los reajustes que experimentan los precios de los factores productivos se transmiten a los precios de los bienes y éstos retroalimentan el sistema vía las reglas de indexación; esto es lo que genera una inflación inercial. La solución sugerida para frenar esta inflación inercia1 es la aplicación de una política de ingresos, en que de manera concertada todos los agentes económicos deciz1 lina investigación rïcientc ha concluido que la dicotomía keynesiana es partxularmente váhda para analizar el comportamiento del mercado del trabajo latinoamericano; en efecto, en las economías latinoamericanas es precisa examinar separadamente los factores determinantes de salario? reales y mvcl ocupacional. Según este estudio, el nivel de salarios reales estaría determinado por la interacción entre precios y salarioa nominales, en que la evolución de estos últimos es, en muchas ocasiones, un instrumento de polítxa económica. Por otra parte el nivel de empleo dependería, al menos en el corto plazo, del nivel de actividad económica. Esto explicaría fenómenos como ta= de desempleo persistente e incluso creciente con salarios reales crecmms (ver F’iguurcdo, et al.. 1985, y las referencias bibliográficas que allí se proporciouan). 298 PATRICIO MELLER den simultáneamente frenar los reajustes de precios; de esta forma sería posible erradicar la inflación, manteniendo constantes los precios relativos existentes en ese momento, y en consecuencia, supuestamente, sin ningún impacto real=. Por otro lado, una inflación inercia1 de 100s a 200s , en que todos los precios monetarios se van moviendo simultáneamente, tampoco modifica los precios relativos; entonces, ipara qué preocuparse de la inflación?“. Hay un problema metodológico importante que está implícito en la discusión de esta sección. El uso de dicotomías en el anAlisis económico es un procedimiento útil y pertinente; pero un requisito indispeusable es que las interacciones que se generan dentro de cada subsistema de la dicotomia sean más importantes que las interacciones entre los subsistemas. Esto es lo que justificaría en una primera etapa el estudio independiente de cada subsistema; sin embargo, para completar el análisis se requiere examinar en una etapa posterior las interacciones existentes entre los dos subsistemas (Coddington, 1983). La dicotomía monetarista separa en la primera etapa del análisis los fenómenos reales y monetarios; de esta forma se estudia independientemente el problema de la asignación de recursos o determinación de los precios relativos y el problema del poder adquisitivo del dinero o determinación de los precios monetarios. Pero este análisis monetarista está incompleto, por cuanto le falta la segunda etapa, i.e., la interacción entre los dos subsistemas, real y monetario; en otras palabras, falta el análisis sobre el impacto que tienen variaciones en la cantidad de dinero sobre la parte real de la economía% En cambio, la dicotomía keynesiana separa en la primera parte del anAlisis la determinach del nivel de uso de los recursos productivosX n Lara-Resende (1984) sugiere una reforma monetaria como un componente central de un programa estabilizador de inflacmnes inerciales elevadas (superiores a 100%); esta reforma monetaria Ics daría a los agentes económicos la opción de cambiarse a una nueva moneda que estaría index&+ con el nivel de precios. Y justamente es esto, IX., la nueva moneda, lo que se ha utilizado para denominar los recientes programas estabilizadores de Argentma, Brasil y Perú. 23 Uno de los problemas con esta dicotomía keynenana es que no existe una teoría que explique la determinación de los precios relativos; los precios relativos son exógenos, o bien, son susceptibles de ver modificados institucionalmentc. Lo que está implícito en este esquema es que el mercado no juega un rol importante; la evolución de precms y de cantidades se determina independientemente. 11 Los monetaristas Tipo Il sugieren el uso de ewxa de percepción como el mecanismo de conexión entre variaciones en la cantidad de dinero y fluctuaciones cn la parte real de la eccnomía; los agentes económicos confunden variaciones en precios monetarios con variaciones en precios relativos. Esta confusión se debe al hecho, sgún los monetaristas Tipo 11, de que los agentes poseen información imperfecta (Lucas, 1972, 1975). Sin embargo, como lo señala Gordon (1976). el modelo monetarista Tipo II “utiliza una lógica impecable, pero parte de supuestos totalmente irreales para arribar a conclusiones que no tienen nada que ver con la evidencia empírica existente en la Realidad”. Expossmner del modelo Tipo II se encuentran en Begg (1982), Sheffrin (1983), Shaw (1984). Críticas a este modelo se encuentran en Buiter (1980), Tobin (198Oa), Okun (1980), Hahn (1982). 25 Keynes (1936) conuenza la Teoria General señalando justamente que la teoría clásico-neoclásica está preocupada exclusivamente del problema de la asignación de un volumen dado de recursos. En cambio Keynes cree que el problema económico central de lay economías capitalistas modernas es analizar los determinantes del nivel de recursos que se están utili- KEYNESL4NIS410 Y MONETARISMO: DISCREPANCIAS METODOLOGICAS 299 y la determinación del nivel de precios monetarios; de esta forma se estudia independientemente el problema de la interacción entre fenómenos reales y monetarios que produce un determinado nivel de la demanda agregada (suponiendo constante el nivel de precios), explicando así el nivel de uso de los factores productivos, y por otra parte se examina el problema de la determinación de los precios monetarios. Este análisis keynesiano también está incompleto, por cuanto le falta la segunda etapa, i.e., la interacción entre el nivel de uso de los factores productivos y los precios monetarios; en otras palabras, falta el mecanismo que explique por qué una expansión de la demanda agregada genera inflación%. C. EL PROBLTM.4 DEL TILMPO En el analisis económico, el problema del tiempo es abordado tradicionalmente desde dos ángulos muy diferentes; por una parte está la distinción entre corto plazo y largo plazo según la conceptuabzación marshalliana vinculada a la constancia del stock de capital y la cual es utilizada tanto en el análisis microeconómico y macroeconómico” ; por otra parte, se analiza la percepción y el tipo de información que los agentes económicos poseen con respecto al futuro, y en este sentido se observan diversos supuestos en los cuales se plantea que el futuro es totalmente conocido, o bien existe incertidumbre total con respecto a éste, o bien, hay un conocimiento probabilístico del futuro. En cada uno de estos dos esquemas de análisis, corto y largo plazo y percepción del futuro, los economistas monetaristas y keynesianos tienen enfoques muy diferentes. 1) Corto plazo y largo plazo Según Friedman (1974) la distinción central entre keynesianos y monetaristas estaría dada por la dicotomía corto plazo-largo plazo. Los keynesianos ponen énfasis (exclusivo) en el corto plazo, i.e., en los primeros efectos de los fenómenos económicos; es por esto que para los economistas keynesianos (i) el mecanismo cuantitativo es el importante y el mecanismo de precios es poco flexible, e (ii) lo que interesa es el ando cn la economía en un momento dado en el tiempo. Según Keynes, el problema central no es cómo asignar eficientemente una fuerza de trabajo de 4 millones de pasonas, sino ipor qué en un momento dado en el tiempo la economía sólo es capaz de generar 3 millones de puestos de trabajo, dejando así 1 millón de cesantes?, i.e., ipo* qué existe desocupación involuntaria?. 26 La Curva dc Phillips cumplió cse 101 en un momento; hoy en día dicha Curva (debido a su mestabilidad y al fenómeno de la estantlación) es cuestionada tanto por monetaristas y key“enanos. 27 Bacha (1982) wgwe distinguid entre corto y largo plazo en base ala dlcotomia precio rígido-precio flexible; en el corto plazo pxvalecen los presos rígidos y en el mediano y largo plazo prevalecen los precios flexibles. Esta dicotomía precio rígido-precio flexible permitiría, según Bacha (1982), clarificar ciertos aspectos del debate estructuralistamonetarista de AmBrica Latina, el cual está más relacionado a distintas percepciones sobre la velocidad de los procaos de ajuste de los mercadoss que a constancia o variabilidad de la capacidad instalada. equilibrio de flujos. Por su parte, los economistas monetaristas ponen énfasis (exclusivo) en el largo plazo, i.e., en los efectos posteriores de los fenómenos económicos; es por esto que para los economistas monetaristas (i) el mecanismo de precios es el único mecanismo importante, e (ii) lo que interesa es el equilibrio de stocks. Friedman (1974) estima que esta discusión es un problema exclusivamente empírico, por cuanto así se podría dilucidar la importancia relativa de los efectos de primer orden en relación a los efectos posteriores. A nuestro juicio, éste es un problema que trasciende lo empírico; no obstante la inexistencia de la evidencia empírica requerida, hay eco nomistas que tienen a priori una marcada preferencia por determinado tipo de modelos económicos. Existe cierta fe por parte de los economistas monetaristas de que un sistema económico atomístico descentralizado, con mercados libres y competitivos, va a alcanzar un equilibrio general en el largo plazo; ademas, suponen que dicha posición de equilibrio es única y estable (se utiliza el término fe, por cuanto, como se señaló previamente, esto no ha sido aún demostrado teóricamente). El mensaje central que se desprende de esta co-ncepción es el siguiente: La posición final de largo plazo hacia la cual va la economía es independiente de la trayectoria que se recorre para llegar a dicho equilibrio (esto se deriva del hecho de que sólo existe una solución de equilibrio; ademas, dada la propiedad de la estabilidad, es por ello que la economía se mueve hacia allá); por otra parte, el tiempo necesario para llegar a dicho equilibrio es corto. En consecuencia, los monetaristas sugieren centrar el análisis en el equilibrio de largo plazo; cl corto plazo no importa, pues va a durar muy poco”. Hay distintas objeciones de los economistas keynesianos en focalizar el análisis en el equilibrio de largo plazo; es por ello que éstos sugieren concentrar el análisis en el corto plazo. (a) iCuán distante está el largo plazo?, ise está hablando de semanas o de años? Los distintos modelos monetaristas no dan ninguna respuesta especifica a estas preguntas. Es interesante recordar a este respecto algunos ejemplos de la economía chilena: (i) Desde el año 1975 hasta ahora (1986) la economía ha funcionado con un evidente y persistente desequilibrio en el mercado del trabajo en que la tasa de deso cupación no bajó del 15% ; (ii) desde 1973 hasta 1981 (8 años) demoró la reducción de la inflación desde un nivel superior a 60096 hasta llegar a un nivel inferior al 10%. iPor que es importante saber cuánto demora esta transición hacia el equilibrio de largo plazo? La respuesta simple es que tos costos sociales reales están asociados a situaciones de desequilibrio. Los modelos monetaristas, al centrar el análisis en las condiciones de equilibrio de largo plazo, ignoran los problemas de fluctuaciones de las variables reales en el corto plazo. 23 LosmonetaristasTlpoII vau incluso más Icyx. Como uno dc los supuestos cruciale\ que UW lizan csque la economía está en equilibrio instantáneo y permanenre durante todo el tiempo, esto implicaque el equilibrio de co110 plazo w colapu con cl equihbrio de largo plaro, cn otras palabras, según los monetaristas Tipo II, no ei necesario hacer la distinción entre corto y largo plazo. KEYNESIANISMO Y MONETARISMO DISCRT;PANCIAS MLTODOLOGICAS 301 En situaciones de desequilibrio de corto plazo, los costos reales de ingreso asociados a la existencia de desocupación representan una pérdida permanente de bienestar tanto para los afectados como para la sociedad. A este respecto, Hahn (1985) sugiere que los monetaristas creen que un período de ajuste doloroso cs un mal necesario por el cual hay que pasar para: (i) pagar por los pecados del pasado, e (ii) para disfrutar posteriormente de las bondades del futuro. Pero, ;cómo se compara la pérdida de bienestar de hoy con el eventual bienestar mayor del mañana?? icuánto dolor se requiere en el presente para compensar el mayor bienestar futuro?, o en otras palabras , ique incremento del desempleo corresponde a una disminución de la inflación? En sintesis, el reconocimiento de la existencia de costos de ajustes existentes en el corto plazo sugiere que un objetivo de política económica debiera ser minimizar las pérdidas asociadas a dichos costos de ajuste de corto plazo. Uno de los problemas centrales de los fenómenos económicos es el costo del ajuste a los desequilibrios de corto plazo, y la política económica debiera orientarse a “minimizar el costo del ajuste” de corto plazo (Whitman, 1975: Corden, 1977). Sin embargo, éste no es un problema simple de resolver. La frase aislada de Keynes “en el largo plazo estaremos todos muertos” en realidad está generalmente citada fuera de contexto y tiene bastante que ver con lo complejo que son los problemas del corto plazo. La cita completa es: “El largo plazo es un mal punto de referencia para los problemas actuales. En el largo plazo estaremos todos muertos. Los economistas abordan problemas muy fáciles e inútiles, si lo único que plantean en el medio de una tormenta es que cuando ésta se acabe, el mar va a volver a estar tranquilo” (Keynes, 1923). En síntesis, focalizar el análisis en el largo plazo es un escape al examen de la situación problemática del corto plazo. (b) Un hecho concreto es que en el corto plazo la economía no está en una trayectoria de equilibrio walrasiano. Entonces, icómo llega la economía al equilibrio dc largo plazo? A este respecto, Hahn (1984: 1985) señala lo siguiente. El camino que sigue la economía depende de las expectativas de los agentes económicos; pero como estos son diferentes entre si. y aun cuando todos ellos sean racionales y optimizadores y tengan expectativas racionales con respecto al futuro, hay infinitas trayectorias posibles que puede seguir la economíaB. “Y esto sigue siendo válido aun cuando los agentes económicos tengan expectativas racionales durante 1000 años seguidos”; aún así la economía puede seguir trayectorias muy diferentes. Esto se debe a que: (i) Los agentes puede que tengan un modelo de cómo funciona la economía, pero no tienen el modelo de funcionamiento correcto, por cuanto no hay una manera única en que cada agente pueda modelar los errores del resto de los agente?. (ii) Los agentes económicos pueden formar sus expectativas de manera muy distinta. Una posi- 3 A chte respecto, los apenres que utilizan un modelo monetarista vana cometer errores muy dlhtmtos a los agcntcs que utilizan un modelo keynesiano; YCI Hahn (1985). 302 P.4TRICIO MELLER bilidad es que todos utilicen implícitamente un modelo de equilibrio walrasiano y que formen sus expectativas pensando que todos los mercados se van a despejar simultáneamente en cada periodo t; luego, si además se logra a priori una reconciliación entre todas las decisiones presentes y futuras de todos los agentes económicos, entonces pueden materializarse las expectativas en cuestión. Pero si cada agente económico en sus planes de acción futura considera varias alternativas sobre cómo enfrentar distintas situaciones de desequilibrio que se le pueden presentar, entonces no es posible demostrar que las únicas expectativas que se van a materializar serán aquellas que corresponden a la situación de equilibrio walrasiano (Shackle, 1972). (iii) Aun cuando cada agente tenga expectativas racionales por 1000 años seguidos, si no existe una función de bienestar social que haya que maximizar para senalar la trayectoria que deba seguir la economía, existe un conjunto no acotado de trayectorias racionales. En síntesis, los agentes económicos tienen que predecir cuál va a ser la trayectoria de ajuste que va a seguir la economia para llegar al equilibrio, pero icómo van a hacer esto si esto es algo que aún no esta resuelto teóricamente?, icuál es la trayectoria de ajuste óptimo de la economía?, ;cuál es el criterio de optimalidad que habría que usar?, y cada agente, ic6mo define y cómo vislumbra dicha trayectoria de ajuste? (c) iExiste realmente el equilibrio de largo plazo? Hay dos respuestas diferentes a esta pregunta, y ambas respuestas coinciden en cuestionar la nocibn de focalizar el análisis en el equilibrio de largo plazo cuando se analizan problemas de corto plazo. En un modelo walrasiano con agentes racionales optimizadores y que poseen expectativas racionales, y aun cuando existan hoy los “mercados que faltan” para poder efectuar las transacciones que se verificaran en el futuro, no hay nada que garantice la unicidad del vector de precios de equilibrio. Según Hahn (1985), la no-unicidad del equilibrio o la posibilidad de existencia de equilibrios múltiples es la base del análisis keynesiano. La factibilidad de ocurrencia de equilibrios múltiples es posible de demostrar en una gran variedad de modelos diferentes: teorfa de juegos, modelos con déficit de demanda, modelos con restricciones de oferta (ver Arida, 1985). Luego, si el equilibrio final no es único, entonces, icómo determinar en cuál posición de equilibrio de largo plazo habría que focalizar el análisis económico? Arida y Taylor (1985) señalan que la posibilidad de existencia de equilibrios múltiples tiene una implicancia interesante para las economfas latinoamericanas; en este tipo de modelos implícitamente se enfatiza el fenómeno de la “irreversibilidad” ocasionada por shocks recesivos prolongados. En efecto, estos shocks recesivos prolongados alteran de manera sustancial la estructura económica, y en consecuencia no es posible suponer y no hay nada que puede garantizar que la economia vaya a retornar espontánea y automáticamente al mismo nivel que habia previamente a la recesión. El argumento intuitivo proporcionado por Arida y Taylor (1985) es el siguiente. Recesiones suaves producidas por políticas moderadamente restrictivas pueden ser contrarrestadas por políticas moderadamente expansivas; esto se debe a que shocks pequeAos tienen impactos menores que pueden ser neutralizados y esto KEYNESIANISMO Y MONETARISMO: DISCREPANCIAS METODOLOGICAS 303 permite que la economía retorne la misma trayectoria de crecimiento de largo plazo que prevalecia con anterioridad al shock. En cambio, recesiones profundas alterarían el catálogo de opciones posibles; en este caso, un shock grande posiblemente desplaza a la economía a una trayectoria de crecimiento de largo plazo que es menor a la que prevalecía previamente. En síntesis, los shocks pequeños serían reversibles, pero los shocks grandes son irreversibles. Para J. Robinsona’ y Kalecki (197 1) sólo importa el corto plazo; el largo plazo es nada más que una sucesión de períodos de corto plazo. No existe un largo plazo que tiene una vida independiente. Lo que se ve en el presente es lo único que existe; la economía funciona en el corto plazo con un determinado conjunto de problemas y restricciones, y los metodos de resolución de los conflictos presentes determinan la evolución futura de la economía. El concepto del equilibrio monetarista de largo plazo es simplemente un mito teórico-utópico en el cual se han resuelto todos los problemas del presente. En síntesis, según J. Robinson y Kalecki, no existe esa posición de equilibrio (único y estable) de largo plazo hacia la cual se va moviendo la economía; aún más, las decisiones que se toman en el corto plazo influyen y alteran la posición hipotética que pueda alcanzar la economía en el futuro. El presente es la consecuencia del pasado, y el futuro será la resultante de las decisiones que se tomen en el presente. Pero entonces, ihay que desechar por completo el largo plazo y las consecuencias que sobre éste tienen las medidas de política que se toman en el corto plazo? Uno de los argumentos más comunes que se pre porcionan con respecto al hecho de que la mayoría de las economías latinoamericanas tienen una trayectoria de desarrollo tan inestable se basa en los cambios reiterados y ad hoc de la política de corto plazo; lo mismo se senala en relación a la falta de un horizonte de largo plazo en el comportamiento de los empresarios latinoamericanos. Aparentemente en América Latina la relevancia en el foco de análisis en torno a la dicotomfa corto plazo-largo plazo depende en mayor grado de factores políticos que de factores económicos. 2) Percepción del futuro a) El problema de las expectativos La mayor parte de las decisiones econbmicas que toman los distintos agentes están relacionadas con el futuro; i.e., las decisiones se toman en el presente, pero las consecuencias se materializan en el futuro. El caso más claro a este respecto lo constituyen las decisiones de ahorro e inversión, en que habrfa un calculo implícito (o explícito) de parte de los agentes con respecto al flujo futuro de ingresos que éstas van a genera?. La base de dicho tipo de calculo se apoya en las percep ciones o expectativas que los agentes económicos poseen con respecto 3* Ver las distintas refcrcnciaspertinentes de J. Robinsonen Feinwel (1982) y Harcourt (1985). 32 Como muy bien lo señala Hicks (1979), ignorar el futuro cuando se está tomando una decistón de ahorro o mversión es automáticamente uno de los factores centrales en el fracaso de Ia maximtzactón de utilidades intertemporales. 304 PATRICIO MtLLKR al futuro. Las preguntas cruciales en este tema serían ¿,de dónde salen las percepciones que los agentes tienen con respecto al futuro?, 0 en términos más técnicos , icómo forman sus expectativas los agentes economicos?, ique factores determinan los cambios de dichas expectativas?. icómo afectan las expectativas el comportamiento de los agentes? Hay coincidencia entre los keynesianos de Cambridge33 y los monetaristas Tipo II con respecto al rol crucial que juegan las expectativas en el análisis econbmico. El modelo neoclásico-monetarista Tipo 1 utiliza el supuesto de información perfecta con respecto al futuro. Keyncs ( 1936) sustituye este supuesto por el de incertidumbre con respecto al futuro, y supuestamente demuestra cómo sólo esto altera totalmente las conclusiones del modelo monetarista. Por su parte los monetaristas Tipo II introducen el supuesto de información imperfecta% y suponen que los agcntcs elaboran sus expectativas de una manera racional; de esta forma arriban nuevamente a las conclusiones económicas del modelo monetarista prekeynesiano3’ Veamos esto en mas detalle. En el modelo neoclásico-monetarista ha habido dos maneras, aparentemente diferentes. pero en el fondo coincidentes, con respecto al tratamiento del futuro. El modelo neoclásico tradicional supone un conocimiento perfecto del futuro. El procedimiento simplificatorio de la teoría de Ia asignación intertemporal dc recursos consiste en suponer que todas las decisiones de los agentes económicos, tanto presentes y futuras, se toman en un momento de tiempo inicial to ; i.e., todas las transacciones entre los agentes económicos para los n períodos que van a transcurrir entre t0 y t, se deciden en el período inicial ta. Cada agente económico puede tomar las decisiones con respecto al futuro en este tiempo presente ta, por cuanto sabe con certeza qué es lo que va a pasar más adelante. Este supuesto de información perfecta con respecto al futuro tiene diversas fundamentaciones e implicancias. Implícitamente se está suponiendo expectativas estáticas; las condiciones económicas prevalecientes hoy se mantendrán en el futuro: además, estas expectativas no están sujetas a cambios o variaciones. Por otra parte, SC está negando la posibilidad de cometer errores por parte de los distintos agentes; en realidad, ipor qué estos habrían de cometer errores si tienen certeza con respecto al futuro? IJna extensión de este argumento sería que es imposible cometer errores cn el largo plazo. La fundamentación de este planteamiento sc basa en que en un mundo neoclásico la existencia de la competencia gurantiza el hecho de que ningún agente puede equivocarse dc manera reiterada, pues eventualmente será eliminado del mercado. 33 J. Kobinuln, 3 y lo\ keynesianoa dcnommadw fundamentti~ta~ por Coddinpton (I 976). Resulta paradójico que cuando cl mundo está cnrrando a una “revoluuón informaticd” 105 economista? sustituyen cl supuesro de mt’oormac~ún pcriccta por el dc Información unperfecta. 35 En realidad no es el supucrto dc cxpectatiw racionales cl que ei crucial para las conclu~iones dc los monetaristaî Tipo 11; cs condición nccc~â~ia y wficicntc para obtener IUY conclusiones centrales de los monetanstas Tipo II suponer que la economía sïtj en un quilibrm instantáneo y pennanentc en todo instante del tiempo. Sobre este tema ver Tobm ( I980, 1980a), SOlO\V (1979). KIIYI\ESIANISMOY \IONLTAKISMO~ ~ISCRPPANCIAS MLTODOLOGICAS 305 El enfoque moderno monetarista Tipo II reconoce que existe un cierto conocimiento imperfecto con respecto al futuro, pero se supone que dicho conocimicrito imperfecto puede ser adecuadamente representado por medio dc variables estocásticas: luego, el futuro podría ser predecible desde cl punto de vista probabih’stico. 0 sea, lo que hacen los monetaristas Tipo II es sustituir la noción anterior de información perfecta (0 certeza) con respecto al futuro por un conocimiento probabilístico de dicho futuro. Si los agentes económicos poseen ese conocimiento probabilístico del futuro, entonces pueden calcular los cos& y beneficios de distintas acciones presentes. Luego, cada agente económico puede entonces actuar “como si” tuviera certeza con respecto a los eventos futuros, 0 en términos más técnicos, “como si” pudiera anticipar perfectamente el futuro o “como si” tuviera expectativas racionales. iExiste en realidad alguna diferencia crucial entre la idea de que los agentes económicos anticipan perfectamente los eventos futuros y el supuesto de que los agentes económicos tienen completa certeza con respecto al futuro? Hay un elemento adicional que introducen los monetaristas Tipo II en el análisis y que es el elemento estocástico o random que afecta a la evolución de la economía; este tipo de evento, “shock aleatorio”, es imposible de predecir. Luego. es necesario precisar las aseveraciones anteriores sefialando que, según los monetaristas Tipo II, los agentes económicos pueden anticipar perfectamente sólo aquel componente sistemático de la evolución de la economía; los shocks económicos aleatorios no son prcdecibles. En el enfoque keynesiano existe un planteamiento totalmente opuesto al monetarista con respecto al rol que juega el problema del futuro en el análisis económico. Keynes (1936) Ie asigna un rol muy importante al problema de la incertidumbre con respecto al futuro, y plantea que la causa permanente de la existencia de subempleo de los recursos productivos y de los desequilibrios persistentes del sistema económico están ocasionados por la inherente incertidumbre del conocimiento y por la incapacidad de saber las consecuencias de las acciones presentes. Sobre este tipo de cuestiones, dice Keynes, no existe una base científica sobre la cual se puedan calcular las probabilidades: “simplemente, no sabemos”. En otras palabras, 10s agentes económicos saben que desconocen el futuro cuando toman sus decisiones cn cl presente, y esto hay que considerarlo en los modelos teóricos. “Hay que suponer en los modelos económicos que se construyen que los agentes económicos no saben qug es lo que va a pasar y que ellos saben que no saben qué es lo que va a pasar. Así como sucede en la Historia de la Humanidad” (Hicks, 1977). Hay una total asimetría entre cl pasado y el futuro; pasado y futuro son inherentemente distintos. El pasado se conoce con certeza, en cambio el futuro es incierto; y las expectativas tienen que elaborarse cn el presente frente a un futuro incierto. (Como dice J. Kobinson, aquí y ahora estamos entre un pasado irrevocable y un futuro desconocido). Luego_ estos dos estados (pasado y futuro) no pueden ser promediados para determinar las expectativas actuales (Hicks, 1979). 306 PATRICIO MELLER Hay distintos componentes según los economistas keynesianos en la incertidumbre existente con respecto al futuro: (i) Una inversión productiva en el sector real de la economía es un proceso que toma tiempo; hay un elemento de riesgo que esta presente en esta decisión de los empresarios, por cuanto ellos no saben realmente si el resultado final de la producción de bienes que produciría dicha inversión generará utilidades o perdidas. Por otra parte, el financiamiento de dicha inversión pasa a través del mercado financiero; las deudas (o préstamos) que contraen los inversionistas son adquiridas por los ahorrantes. Lo que estos ahorrantes están dispuestos a pagar, depende de la percepción que ellos tengan con respecto a la rentabilidad (financiera) relativa de dichos activos financieros vis-ti-vis activos financieros alternativos. Estas percepciones son bastante fluctuantes e inestables, generando así incertidumbre en el flujo de financiamiento de la inversión. Este comportamiento especulativo de los ahorran& es una caracterfstica inherente y endémica del sector financiero (Keynes, 1936; Minsky, 1975; Tobin, 1984). (ii) Probablemente una forma alternativa y técnicamente más elegante de plantear algo similar al punto anterior sea la siguiente (Hahn, 1977). Cuando los agentes económicos toman sus decisiones hoy con respecto al futuro, surge el problema de la compatibilización de dichas decisiones en el futuro; no hay nada que evite la incompatibilidad existente en dichos planes. Esto se debe a dos elementos distintos: (1) la inexistencia hoy en día de muchos de los mercados futuros, y (2) el ingenio humano va a inventar nuevas cosas y así van a surgir nuevos intercambios en cada periodo futuro. Luego, esto da lugar a una incertidumbre sobre las posibilidades de intercambio entre los agentes que se produciría en la economía futura. (iii) Por último, los escenarios futuros -político, eco nómico, social- posibles del Mundo Real no están totalmente acotados. Un buen ejemplo es lo que está sucediendo hoy en día, en que estando en 1986, nadie sabe que es lo que sucederá en Chile en 1989, y tampo co se sabe cuál es el rango completo de las posibles alternativas. El hecho de que exista incertidumbre con respecto al futuro conduce a que el proceso de formación de expectativas sea exógeno a los agentes económicos. Hay tres elementos diferentes que explican esto. Veámoslos separadamente. (i) Los agentes económicos enfrentan dificultades prácticamente insuperables al hacer sus cálculos respecto a las rentabilidades probables que podrían generarles sus decisiones de inversión o ahorro. Keynes (1936) ilustra esto en la Teoría General con el ejemplo del concurso de belleza. Supongamos que se ofrece un premio a quien acierte quién va a ser Miss Perú entre mil candidatas preseleccionadas. Obviamente un agente en particular no va a seleccionar a aquella a quien él estima que es la más bonita (éste es el ler. nivel de razonamiento), sino que aquella a quien la mayoría va a seleccionar como la más bonita (éste es el 20 nivel de razonamiento); pero todos los agentes económicos van a estar razonando de manera similar. Luego, en este 2O nivel de razonamiento cada agente econ6mico va a tratar de anticipar cuál será la opinión promedio de la mayoría sobre cuál es la belleza promedio. En el 3er. nivel de razonamiento, “cada agente económico va a tratar de anticipar cuál será la opinión promedio que va a antici- KEYNESIAh-EM0 Y MONLIARISMO: DISCREPANCIAS MRTODOLOGICAS 307 par la opinión promedio” de los agentes; y va a haber quienes practiquen un 4O, .5O y 6O nivel de razonamiento (Keynes, 1936). Una tarea similar enfrentan aquellos inversionistas que tratan de efectuar un calculo serio y preciso de la tasa de retorno de la inversión; predecir el comportamiento futuro de la masa es un problema no resuelto. (ii) Las expectativas que tienen los agentes con respecto al futuison subjetivas u objetivas? i.e., iexiste una distribución proEabilística objetiva de los eventos futuros que es independiente de las creencias de los agentes económicos? (Begg, 1982; Sheffrin, 1983). La postura keynesiana es que, dada la incertidumbre del futuro, no existe una distribución probabilística única y precisa de la evolución de los eventos futuros. Hay dos argumentos diferentes que apoyan esta proposición. (1) Según Keynes, en la posibilidad de anticipar eventos futuros hay que distinguir dos conceptos estadísticos diferentes: riesgo e incertidumbre. En un juego de azar (ruleta, dados, naipes) se pueden evaluar previamente y de manera precisa las probabilidades envueltas de los distintos eventos posibles; luego, es completamente factible calcular el riesgo envuelto en cada decisión (o apuesta). En el caso de eventos económicos futuros, como por ejemplo el precio de la libra de cobre en el año 2000: dicho precio va a estar determinado primordialmente por eventos inciertos y únicos, tales como guerras, innovación tecnológica, aparición de nuevos inventos, etc., que van a ocurrir en el periodo que va a transcurrir de aquí al año 2000. Y no existe ningún procedimiento posible que permita asignarle probabilidades a la ocurrencia de dichos eventos (Shaw. 1984). (2) Por otra parte, desde el punto de vista subjetivista, las “creencias” probabilfsticas son esencialmente “apuestas” que un agente está dispuesto a hacer con respecto a la ocurrencia de eventos futuros. En otras palabras esto significa que los agentes económicos utilizan un procedimiento apriorístico bayesiano en su toma de decisiones, i.e., hay una subjetividad total en la elaboración de expectativas. En síntesis, (1) no puede existir una distribución probabilística objetiva de los eventos futuros “porque no existe la base que proporcione las expectativas matemáticas necesarias para efectuar ese cálculo” (Keynes, 1936) y (2) los agentes económicos elaboran sus expectativas de una manera subjetiva. Las implicancias de esto es que no puede endogeneizarse el proceso de formación de expectativas de los agentes económicos (Begg. 1982; Sheffrin, 1983). (iii) La base de formación de las expectativas de los agentes económicos es algo vago, incierto y fluctuante; no se apoya en hechos objetivos sino que depende de los “animal spirits” de los empresarios y de las creencias de la masa; además, dichas expectativas están influidas y cambian con las noticias, y a veces eventos menores o incluso rumores sin base real pueden producir una modificación sustancial de dichas expectativas (Keynes, 1936, 1937; Shackle, 1955; Coddington, 1983). Si prevalece una atmósfera de pesimismo en la sociedad y los “animal spirits” de los empresarios están muy deprimidos, aun cuando haya muchos proyectos de inversión que muestren cálculos matemáticos de tasas de retorno relativamente elevadas. no va a haber inversión en dicha 308 PATRICIO MELLER economía. En síntesis, podría decirse que los agentes económicos forman sus expectativas de una manera no raciona136. Los economistas monetaristas Tipo II cuestionan cl tratamiento de las expectativas que ha habido en el análisis económico previamente a la introducción del supuesto de expectativas racionales. En este sentido señalan (Begg, 1982; Sheffrin, 1983; Shaw, 1984): (i) el tipo de expectativas utilizado previamente usa supuestos ad hoc, los cuales son, por SL~ naturaleza, totalmente arbitrarios. (ii) El proceso de formación de expectativas es exógeno en los distintos modelos económicos, y no existe un mecanismo que explique cómo los agentes elaboran sus percepciones del futuro. Por otra parte, la proposición de que las expectativas son totalmente impredecibles implica que se tiene una teoría económica incompleta. (iii) El supuesto de expectativas racionales viene a llenar estos vacíos, por cuanto utiliza como base teórica el principio racional optimizador del comportamiento de los agentes económicos; i.e., los agentes económicos hacen lo mejor posible incluso cuando predicen el futuro, o bien, los individuos no cometen errores sistemáticos en su proyección del futuro. El uso del supuesto de racionalidad cs el principio fundamental del modelo neoclásico: luego, al extender este principio a la formación de expectativas de los agentes económicos, según los monetaristas Tipo II se completa y se logra una total consistencia formal del análisis económico. El supuesto dc expectativas racionales se apoyaría en el siguiente comportamiento que tendrían los agentes económicos: (i) Para la elaboración de sus expectativas los agentes usan toda la información posible que está disponible en el presente. (ii) Esta información es recogida, procesada y analizada de una manera eficiente y óptima, y aparentemente sin costo alguno. (iii) Los agentes tiene un comportamiento racional y no adaptativo; esto implica que ante informaciones nuevas que aparecen en cl presente modifican su comportamiento abruptamente y no adaptativamente. (iv) Los agentes económicos eventualmente aprenden de sus errores, y en consecuencia no van a cometer errores sistemáticos indefinidamcntc. (v) Al elaborar sus expectativas, los agentes miran hacia el futuro y no hacia el pasado; i.e., tratan de anticipar la evolución futura de la economía. Para esto los agentes conocen hoy el tipo de política económica que va a aplicar el Gobierno; en consecuencia, anticipan los efectos de ésta, y acomodan sus decisiones a ello. De esta manera los agentes neutralizan el impacto de la política económica; y se llega así a una de las conclusiones más sensacionalistas del modelo monetarista Tipo II: la inefectividad de la política económica (sistemática y no sorpresiva) para modificar la situación económica prevaleciente. En síntesis, mientras que los monetaristas creen que los agentes elaboran sus expectativas de una manera totalmente racional, los keynesianos estiman que dichas expectativas son muy inestables y se forman de una manera no racional. Begg (1982) trata de conci36 A eîte respecto Hahn (1984) wiela lo wguientc. “Si hay algo no polkmico cn lo que Kcynes ha planteado, cs su posición dc que las cspcctativa~ no $0” racirmalrs. Yo atoy totalmcntc de acuerdo con esto”. KtYNtSIANIShlO Y MONI~IARIS\~O: l>ISCRLPANCIAS METODOLOGICAS 309 liar estos dos enfoques señalando que habría que distinguir dos fenómenos diferentes: la posibilidad de modelar las expectativas y la posibilidad de modelar los cambios de expectativas. Luego, los monetaristas Tipo LI habrían resuelto el problema de la modelación de expectativas; pero los keynesianos tendrían razón en cuanto a la imposibilidad dc modelar los cambios de expectativas. iResuelve realmente esta proposición la discrepancia de fondo que hay entre ambos enfoques? Desde el punto de vista práctico cl problema crucial que es preciso resolver es el de la asignación de los recursos entre el presente y el futuro, cuando existe riesgo o incertidumbre con respecto al futuro. ;Cómo se puede garantizar que todos los mercados van a estar en equilibrio en el futuro? , ise alterarían las decisiones de ahorro e inversión de los distintos agentes económicos si supieran que un mercado en cuestión va a estar en desequilibrio en el futuro? A este respecto es interesante observar la experiencia reciente de las empresas constructoras chilenas; ihabrían empezado a construir estas empresas en 1980 todos esos edificios de departamentos si hubieran sabido que no iba a haber compradores en 1982’~: si eran capaces estas empresas constructoras de anticipar perfectamente el futuro, entonces ipor qué construyeron edificios con departamentos que no iban a poder vender? Hay dos alternativas mutuamente excluyentes con respecto a esta pregunta: 0 bien los empresarios constructores no son racionales, por cuanto les gusta construir edificios que van a tener departamentos vacíos, o bien estos empresarios no son capaces de anticipar perfectamente el futuro. La prolongada recesión económica que vive la economía chilena desde 1982 revela que dichos empresarios no son los únicos agentes económicos que enfrentan las dos alternativas mutuamente excluyentes previamente señaladas. Pero, por otra parte, si existe una incertidumbre total con respecto al futuro, si simplemente no se sabe qué puede pasar, entonces ipor quC invierten y ahorran los distintos agentes económicos?, y iqu6 criterios utilizan en dichas decisiones? bl Problemus metodok5gicos En esta subsccción se examinarán dos problemas metodológicos diferentes: análisis lógico VS análisis histórico y los problemas que presenta cl supuesto de la incertidumbre con respecto al futuro. Para J. Robinson, uno de los aportes metodológicos más importantes de Keynes es la reintroducción del tiempo histórico en el análisis económico. A este respecto lo que se señala es que en el modelo neoclásico-monetarista no sólo el tiempo hist6rico sino que el tiempo como elemento dinámico “no es tomado en serio”: “el pasado y el futuro son exactamente iguales y permanecen iguales”, aun cuando nos movamos infinitamente hacia atrás o hacia adelante (Hicks, 1979). Esto se observa cn el tratamiento de la asignación intertemporal de recursos del modelo neoclásico en que a través del expediente de agregarles un subfndice t adicional a los bienes y factores se tienen las cantidades de bienes y factores correspondientes a cada período t; no hay diferencia entre tiempo y espacio, así como no hay diferencia entre estática y dinámica; 310 PATRICIO MELLER todo está estático, y, en consecuencia, no hay historia. Pero esto es exclusivamente valido para dicho modelo. Hoy en día los modelos monetaristas utilizan distintas variedades de elementos dinámicos para examinar particularmente las trayectorias descritas por economías sujetas a diferentes tipos de shocks, así como también la interrelación existente entre flujos y stocks. Este análisis dinámico es muy diferente al análisis historico. En otras palabras, el análisis monetarista es un análisis ahistórico; esto está implícito en el análisis lógico-matemático utilizado en que no existe una secuencia en el tiempo según la cual van desenvolviéndose los fenómenos económicos. “Todo ocurre simultáneamente: existen múltiples interacciones atemporales y todo se determina simultáneamente. No hay algo antes o algo después; el tiempo desaparece y lo que interesa es encontrar la solución de equilibrio” (Coddington, 1983). Esto induce a ciertos economistas keynesianos a rechazar este análisis de equilibrio, por ser algo inevitable y frustrantemente ahistórico; el análisis neoclásico-monetarista ha confundido el tiempo hist6rico con el tiempo lógico y ha eliminado la historia como factor explicativo de los fenómenos económicos. En consecuencia, se concluye que para la comprensión de la realidad económica resulta indispensable utilizar un análisis temporalmente secuencial. Ante esta argumentación Solow (1979) reacciona señalando que obviamente el modelo de la IS/LM no tiene ventajas comparativas para explicar por qué, por ej., la ciudad de Bogotá se fundó en donde está; en otras palabras, hay que evitar que el análisis económico se transforme en un enfoque puramente descriptivo del contexto histórico, eliminando el instrumental analítico como herramienta de explicación. Pero en realidad la objeción de Solow (1979)no va al fondo del problema. Los fenómenos económicos tienen una secuencia en el tiempo que es importante considerar y que condiciona lo que sucede; hay economistas keynesianos que estiman que la columna vertebral de la teoría económica debieran constituirla aquellos factores que van conectando los fenómenos económicos en su evolución temporal. A este respecto, como muy bien lo señala Coddington (1983), distintos economistas privilegian cosas diferentes. Para Minsky (1975) y Davidson ( 1978) en las economías capitalistas modernas el sector financiero es quien juega ese rol central; en un mundo en que existe incertidumbre, la liquidez o la mantención de activos financieros líquidos permite la secuencia de los fenómenos económicos. En consecuencia se está repitiendo lo ya expresado por Keynes (1936): “La propiedad más importante del dinero es ser un mecanismo sutil de conexión entre el presente y el futuro”. Esta conexión sólo puede existir si hay continuidad en los distintos tipos de contratos vigentes entre los agentes econ6micos y los cuales estan denominados en unidades monetarias. En sfntesis, la secuencia de los fenómenos económicos de una economía monetaria es posible gracias a la existencia del dinero y de arreglos contractuales expresadosen dinero; y esto es así porque el principio básico de una economía monetaria es que “el dinero sirve para comprar bienes y los bienes sirven para comprar dinero; pero los bienes no sirven para comprar bienes” (Clower, 1965). En cambio, para J. Robinson (1953-54) la evolución de los fe- KEYNESIANISMO Y MONETARISMO: DISCREPANCIAS METODOLOGICAS 311 nómenos económicos depende crucialmente de los bienes de capital; el stock de capital existente posee una historia y su generación involucra un proceso lento de gestación. Además, este capital existente no es perfectamente maleable y, en consecuencia, condiciona las posibilidades de evolución futura de la economía. Pero a nuestro juicio, desde el punto de vista analitico estas objeciones son posibles de incorporar utilizando subíndices temporales con distintos rezagos que reflejen la secuencia causal intertemporal que teóricamente se supone que existe entre las distintas variables. Examinemos a continuación los problemas metodológicos involucrados en la proposición de que existe total incertidumbre con respecto al futuro. Las consecuencias lógicas de esta proposición son muy desoladoras para el análisis económico. En efecto, si no se sabe qué es lo que va a pasar, y si además puede pasar cualquier cosa, entonces la única conclusión posible es que no tiene sentido hacer nada; luego, las únicas salidas que le quedarían al análisis económico serfan las de transformarse en análisis histórico (i.e., examinar y explicar lo que pasb) o en análisis lógico-matemático (i.e., examinar y explicar el funcionamiento de modelos exclusivamente teóricos). Es interesante observar a este respecto que habría una gran coincidencia entre keynesianos como J. Robinson y monetaristas Tipo II como R. Lucas. En efecto, para los monetaristas Tipo 11 la economía está permanentemente expuesta a “shocks aleatorios” inevitables y no controlables; en consecuencia, no hay nada que pueda hacer el Gobierno (u otro agente económico) para tratar de neutralizar el efecto de dichos shocks. Por su parte, J. Robinson sostiene que los agentes económicos enfrentan un futuro incierto y totalmente desconocido y en que,como dice Keynes (1936), simplemente no sabemos qué es lo que puede pasar; luego, no les es posible a los agentes econdmicos adquirir información sobre el futuro para que les sirva de guía de acción en su toma de decisiones del presente, y puedan así anticipar o neutralizar posibles eventuales frustraciones de sus intenciones. Coddington (1983) cuestiona la dicotomía metodológica implícita en este razonamiento keynesiano. En este sentido señala que a la dicotomía polar certeza o incertidumbre con respecto al futuro se le hace corresponder la dicotomía polar conocimiento o ignorancia. En el fondo, la argumentación keynesiana sería que puesto que no puede haber certeza con respecto al futuro, y dada la naturaleza del mundo en que vivimos, no es posible adquirir dicho tipo de información; luego, la conclusión es que no sabemos nada. Pero, “si la certeza es la adquisición de todo el conocimiento, ipor que resulta de interés un concepto que corresponde a la falta de conocimiento?” (Coddington, 1983). Al evaluar la medida de nuestro conocimiento a traves de la incertidumbre, implícitamente se está suponiendo: (i) 0 se sabe todo o no se sabe nada; el conocimiento incompleto no sirve. (ii) Se está midiendo algo por lo que falta, no por lo que tiene. Esto es similar al caso de un barco que navega hacia el horizonte, en que se mide lo que este barco navega, no por la distancia recorrida, sino que por la distancia con respecto al horizonte. Y se corre aquí el riesgo de que mientras más se acerca el barco al horizonte, más parece alejarse éste; algo análogo sucedería con el cono- 312 PATRICIO MLLLBR cimiento humano, en que a medida que éste más se incrementa la pcrcepción de la magnitud de lo desconocido aumenta cada vez más. Pero lo concreto es que así como el barco se mueve, así también se incrementa nuestro conocimiento; si bien hoy sabemos menos que mariana, lo cierto es que sabemos más que ayer. Desde el punto de vista práctico. hay coincidencia entre los economistas en cuanto a lo importante que sería minimizar la incertidumbre existente con respecto al futuro: las discrepancias están focalizadas en torno a cuál sería el arreglo institucional requerido para lograr esto. Las respuestas a este tema se han orientado cn diversas direcciones (Meltzer, 1984): (i) Las distintas reglas permanentes de política económica que convendría establecer, como por ej.. la regla monetaria de Friedman del crecimiento constante de la cantidad de dinero. (ii) Las posibles alternativas institucionales al Martillero walrasiano como mecanismo para equilibrar los mercados, como por ej.. los distintos tipos de contratos. (iii) Un análisis microeconómico y macroeconómico orientado a examinar por qué se toleran los grandes costos producidos por una situación recesiva generalizada y persistente. 7 ‘,. TEMAS METODOLOGICOS EN POLITICA ECONOMICA En esta sección se examinará esquemática y brevemente lo que a nuestro juicio son los temas metodológicos generales en la discusión existente sobre política económica entre keynesianos y monetaristas. Los temas centrales son: reglas permanentes VS políticas discrecionales y el rol del Estado en la economía: se ha incluido una pequeña subsección de política fiscal y monetaria, por cuanto durante un largo tiempo se creyó que éste era el tema central de la discordia. A. POLITICA FISCAL Y POLITICA MOSETAKIA En el período 1940-1970 el debate entre keynesianos y monetarista era lo que se llamó un debate fiscalista-monetarista, i.e., una discusión sobre cuál de las dos políticas económicas, fiscal o monetaria, era más eficaz en cuanto a su impacto sobre la actividad económica. Este debate fiscalista-monetarista podría sintetizarse utilizando el gráfico de la IS-LM, en el plano ingreso real, J’: y tasa de interés, i Una IS perfectamente inelástica a la tasa de interés i combinada con una LM perfectamente elástica constituiría el sueño dorado de un ultrakeynesiano, por cuanto en este caso la política fiscal es muy eficaz y la política monetaria es completamente ineficaz. Por otra parte. una LM perfectamente inelástica con respecto a i combinada con una IS perfectamente elástica constituirá el suctio dorado de un ultramonetarista, por cuanto en este caso la política monetaria es muy eficaz y la política fiscal es completamente ineficaz. La mayoría dc los economistas creía hasta hace poco que tanto la IS como la LM tenían cierta elasticidad con respecto a i. lo cual indica que tanto la politica fiscal como la política monetaria tienen cierto grado de eficacia para afectar el nivel de la actividad económica. En síntesis, este debate fiscalista-monetarista estuvo centrado en la elasticidad o inelasticidad de las curvas IS y LM; Tobin (1972) cree que la médula del debate está focalizada exclusivamente en la elasticidad de la LM. Incluso se llcg6 a pensar que esto era algo que podría ser resuelto empíricamente. Pero como muy acertadamente lo señala Friedman (1974). “ningún debate importante en economía ha sido resuelto empíricamente”. Hoy en día, incluso el marco analítico de la IS y la LM, que ha sido la base de dicho debate, está seriamente cuestionados7, R. REGLAS PERMANEKTES 0 POLITICAS DISCRECIONALES En la década del 70 SC observa una cierta coincidencia entre los monetaristas de distintos “Tipos”, en cuanto 3 que lo que se requiere en las economías modernas no son políticas económicas contracíclicas, sino que políticas económicas estables. Las autoridades económicas debieran especificar claramente las reglas del juego y establecer de manera nítida y permanente la política monetaria, flscal, cambiaria, etc., de manera de proporcionar un entorno estable y predecible a los agentes económicos privados. Estas reglas debieran mantenerse ad infinitum para que los agentes económicos puedan pronosticar las consecuencias de sus acciones, y rectificarlas individualmente en caso de error, sin esperar una “tabla de salvación” por parte de la autoridad económica. Un ejemplo de este tipo de reglas es la sugerencia de Fricdman (1968) de que la tasa de crecimiento del dinero sea del 4% anual; en el caso chileno, la regla del dólar nominal fijo a S 39 es otro ejemplo; a nivel latinoamericano, el “crawling-pcg” pasivo es otro ejemplo. Los economistas keynesianos poseen una actitud más pragmática y menos purista, i.e., sugieren la adopción de aquellas políticas económicas que parecieran ser las más adecuadas para enfrentar los problemas económicos de un Mundo Real cambiante. En este sentido, se critica la pasividad e inacción de los monetaristas quienes, por ej.: en el medio dc una recesión sostienen que “no hay que hacer nada, y hay que esperar hasta que funcione el mecanismo automático de las fuerzas naturales del mercado”; para los keynesianos, cuando la economía se encuentra en una situación recesiva, hay que hacer algo. hay que intervenir, hay que utilizar el instrumental de políticas económicas. En síntesis, el rol de Gobierno debiera ser el dc utilizar políticas discrecionales contracíciclas para lograr que la economía tenga una evolución estable. En este sentido, las discrepancias entre monetaristas y keynesianos podrían resumirse en los siguientes aspectos: (i) Hay discrepancias con respecto al grado de eficiencia de reglas permanentes. (ii) Hay discrepancias con respecto al grado de eficiencia de las políticas discrecionales, (iii) El problema dc fondo lo constituye en realidad la diferente percepción que SCtiene con respecto a la estabilidad del sistema económico: este tópico se examinar& más en detalle en la próxima subsec- PATRICIO 314 MELLER ción. Veamos separadamente la lógica implícita en el uso de reglas permanentes y-de políticas discrecionales. Friedman (1968) proporciona los elementos básicos para el uso de reglas estables al argumentar a favor de la regla monetaria de crecimiento constante (49. ) del stock de dinero: (i) Cuando las autoridades monetarias (Banco Central) tienen demasiado poder, pueden cometer errores muy grandes de política monetaria. (ii) La política monetaria tiene que estar orientada a proporcionarle un entorno estable al sistema eco nbmico. Antes se tenía el patrón oro; eso era lo que proporcionaba confianza en la estabilidad monetaria futura. Hoy se requiere algo similar, y esto lo proporciona la regla de crecimiento constante del dinero. (iii) Para generar un entorno estable se requiere una política monetaria estable; esto evita cambios bruscos en la polftica económica. Señales estables ayudan a los agentes a tomar mejor sus decisiones y predecir mejor lo que va a pasar en el futuro; señales inestables despistan, sorprenden y desconciertan a los agentes econbmicos. En realidad, la regla monetaria de crecimiento constante de la cantidad de dinero es la propuesta monetarista del siglo XX para sustituir el patrón oro del siglo XIX. En terminos concretos, esta regla intenta neutralizar el creciente rol activo que han adquirido los Bancos Centrales en el siglo XX, por cuanto les da a estos una norma clara de acción. En efecto, desde el punto de vista monetarista, si el objetivo primordial de la política económica es lograr el mayor nivel posible y estable del ingreso nacional, el mecanismo más efectivo para obtener esto es estabilizar la cantidad de dinero de la economía; este stock tiene que incrementarse a la tasa de crecimiento promedio de largo plazo de la economía. Esta regla automática les proporciona la racionalidad de comportamiento a las autoridades monetarias, evitando así el uso de criterio y del poder discrecional del Banco Central con un instrumento tan crucial para el funcionamiento de la economía” ; la función del Banco Central se restringiría exclusivamente a una actividad netamente contable de cumplimiento de la regla. Las proposiciones básicas de los monetaristas que respaldan el uso de reglas permanentes (y en particular la regla monetaria) serían las siguientes (Mc Callum, 1981): (i) Las políticas económicas en general tienen efectos sobre la economía cuyos rezagos son largos y variables (Friedman, 1968). (ii) En consecuencia, políticas contracíclicas producen un impacto agravando el desequilibrio y la inestabilidad de la economía. Implícitamente los monetaristas tienen confianza en la estabilidad intrínseca del sistema económico, y desconfían de la intervención gubernamental. (iii) Los movimientos cíclicos del ingreso nominal son causados fundamentalmente por variaciones relativas en la cantidad de dinero en relación a la capacidad productiva. (iv) No existe un “tradeoff’ permanente entre inflación y desempleo. Si se supone que existe tal “tradeoff’, esto implicaría que es posible la obtención de ganancias reales ilimitadas de producto real, siendo suficiente para esto escoger y Schaartz (1963) culpan a Ia5 autmdades monetaria\ por la prolongackm y profundkación de la Depresión de los 30; ésta de habría debido a un mal manejo de política monetaria por parte de aquéllas. Para una revisión de este tema YCI Mella (1984). 38 Fnedman KEYNESIANISMO Y MONETARIS>40: DISCREPANCIAS METODOLOGICAS 315 una política inflacionaria adecuada (a menos que se suponga que los agentes tienen expectativas racionales). (v) Las autoridades monetarias pueden ejercer un grado razonable de control de la cantidad de dinero. Los monetaristas Tipo II agregan dos elementos adicionales que respaldan el uso de reglas permanentes. (a) La inefectividad de la política económica (Sargent y Wallace, 1975): Políticas económicas sistemáticas son totalmente ineficaces para generar efectos reales, por cuanto sus efectos son perfectamente anticipados por los agentes económicos, quienes son capaces de adoptar acciones que neutralizan su impacto por completo. Luego, el Gobierno sólo podría tener un impacto real modificando el comportamiento del sector privado de la economía si utiliza políticas económicas no-anticipadas o sorpresivas, i.e., despistando y “engañando” a los agentes económicos; sólo induciendo a agentes racionales a equivocarse, éstos van a variar su patrón de conducta. Pero en realidad este tipo de comportamiento del Gobierno no puede generar un incremento de bienestar: un Gobierno que “engaña” a agentes económicos racionales no puede estar maximizando el bienestar de éstos. Luego, sería perjudicial que el Gobierno tuviera dicho tipo de conducta. Por otra parte, un comportamiento errático por parte del Gobierno contribuye a maximizar la varianza de las variables reales (pro dueto y empleo) con respecto a la varianza correspondiente al caso de información completa. En consecuencia, para minimizar dicha varianza resulta recomendable tener una regla fija que minimiza la incertidumbre de la conducta del Gobierno; esto conduce eventualmente a minimizar las fluctuaciones del ingreso real y del empleo. Además, una regla permanentemente estable (y fija) es más fácil de conocer, entender y procesar por parte de los agentes econ6micos que una política discrecional variable”. (b) La inconsistencia de planes óptimos (Kydland y Prescott, 1977): El uso de políticas discrecionales significa que el Gobierno va a adoptar en cada período el mejor curso de acción dada la situación prevaleciente; esto implica que habrá sucesivas modificaciones en el futuro de la política macroeconómica vigente hoy en día. Sin embargo, este curso de acci6n tiene como resultado una evolución de la economía que es subóptima con respecto a aquella que tendría si usara reglas permanentes. Esto se debe a que los agentes económicos también saben que dichos cambios en la política macroeconómica serán algo que se verificara en el futuro ante una determinada contingencia; la consecuencia resultante es que la política macroeconómica anunciada hoy no es creíble; esta falta de credibilidad produce resultados económicos que son peores que los que se habrían obtenido si se hubieran adoptado reglas fijas. Por otra parte, el uso de políticas discrecionales correspondería a una especie de juego no-cooperativo entre el Gobierno y el sector priva39 Como SC señaló previamente, las conclusiones que obtienen los monetaristas TipO II se detivan fundamentalmente del supuesto de que la economía está en un equilibrio permanente, instantáneo y continuo; en efecto, si la economía está contmuammte en equilibrio, ipara qut SCnecesita dc políticas ccanómicas para llevarla al equilibrio? Luego, la conclusión no es que la política económica sea ineficaz, sino que simplemente no existe problema económico &uno por resolver. Ver Tobin (1980), Hahn (1984). 316 PATRICIO MELLEH do (Barro y Gordon, 1983). La minimización del valor esperado del costo de la política económica aplicada corresponde al caso en que se tiene un juego cooperativo: en que con reglas fijas y conocidas es posible minimizar la varianza del ingreso real y, en consecuencia, se minimiza el costo de la política. En un juego cooperativo es posible establecer una especie de contrato entre el Gobierno y el sector privado con respecto a lo que sería, por ej., la tasa de crecimiento de la cantidad de dinero. En síntesis, los monetaristas consideran que el sistema económico es muy estable, y las políticas discrecionales del Gobierno, particularmente las políticas monetarias, son la fuente y causa de la inestabilidad económica. Los cambios en las expectativas de los agentes se originan primordialmente por cambios en las estructuras básicas del sistema econ6mico; y según los monetaristas, estos cambios básicos estan asociados a alteraciones en la cantidad de dinero o en su tasa de crecimiento (Meltzer, 1984). En términos más generales, para tener una evolución de la economía que tenga un mínimo de fluctuaciones el ideal sería tener reglas permanentes; el rol de la teoría económica debiera ser analizar distintas reglas y examinar las ventajas comparativas de cada una de ellas. En una sociedad democrática, lo óptimo sería tener reglas muy simples de manera que cada agente pueda detectar fácilmente el momento en que el Gobierno viola dichas reglas (Kydland y Prescott, 1977). Los economistas keynesianos han criticado especificamente el uso de la regla monetaria de Friedman (1968), cuestionan en general el uso de reglas permanentes y, por último, creen que políticas discrecionales tienen ventajas comparativas sobre las reglas permanentes ante determinadas coyunturas que puede enfrentar la economía. Veamos cada uno de estos aspectos separadamente. La simple regla monetaria de Friedman simplifica el funcionamiento de las complejas economías modernas. Además existen serias dudas con respecto a (Heller, 1969; Tobin, 1972; Tobin, 1981; Kaldor, 1982): (i) la factibilidad de las autoridades monetarias de poder implementar dicha regla; i.e., ; cuál es la definición apropiada de stock de dinero, o bien, cual MI es el que debieran controlar las autoridades monetarias?; con respecto a las deudas especificadas en unidades monetarias iqué es lo que interesa: el tipo de deudor (sector público, privado o intermediarios financieros), el perfil de vencimiento de la deuda, el tipo de tasa de interés utilizado?; por otra parte, i controla realmente el Banco Central la cantidad de dinero que hay en la economía? (ii) Es efectivo que existe una asociación estadística entre evolución del ingreso nominal y de la cantidad de dinero, pero dicho tipo de correlación no es una prueba del tipo de causalidad existente. Además, hay otro tipo de variables monetarias, como el monto total de crédito, que exhibe, en ciertos casos, correlaciones más elevadas y estables con el ingreso nominal que las observadas con la cantidad de dinero. Por último, empíricamente se han observado importantes fluctuaciones en la velocidad de circulación, y esto debilita la ligazón que hay entre la cantidad de dinero y el ingreso nominal. (iii) iEs realmente la cantidad de dinero la única variable financiera que tiene un contenido informacional con respecto a la política monetaria?; la pregunta implícita aquí es si i,acaso no existe alguna KFYN~SIANISMO Y MO~ETARISMO: DISCREPANCl4S MBTODOLOGICAS 317 relación entre la cantidad de dinero y la tasa de interes? Obviamente dichas variables están inversamente relacionadas. Luego, supuestamente el objetivo de política monetaria podría formularse alternativamente en términos de la oferta monetaria o de la tasa de interés; y posiblemente sea más factible cumplir con un objetivo de tasa de interés que de cantidad de dinero. (iv) En el Mundo Real en que prevalecen todo tipo de rigideces la implementación de una regla monetaria fija puede tener serios efectos desestabilizadores; en efecto, la economía puede estar sujeta a períodos prolongados de recesión debido al lento proceso de ajuste del mecanismo de precios. Incluso políticas monetarias contracíclicas moderadas pueden ayudar a estabilizar la economia40. Buiter (198 1) plantea que en un sistema económico con agentes racionales> una política discrecional es superior a cualquier regla permanente; la razón central dc esto es que la política discrecional contingente utiliza mejor la nueva información disponible; en cambio, una regla permanente excluye por definición dicha posibilidad. En efecto, una regla fija implica la no existencia de un mecanismo de retroalimentación; ie., los valores presentes y futuros de un determinado instrumento de política económica son fijados para siempre en el período inicial ta. En consecuencia, la trayectoria de los distintos instrumentos de política económica es función de la información exclusivamente existente en el período inicial; como las reglas son inmutables, dichos valores tienen que ser implementados permanente y persistentemente, haciendo caso omiso de la nueva información que va apareciendo a medida que evoluciona la economía. En contraste, una política discrecional permitiría una respuesta flexible a medida que se va obteniendo la información nueva; y esto podría producir mejores resultados que la mantención de una regla fija. Esto se debe por una parte a que la mantención de la regla fija es una de las opciones de la política discrecional; pero. además? al utilizar y procesar la información nueva, se está en una mejor posición para enfrentar los nuevos acontecimientos que estan afectando a la economía. Siempre se obtendrán mejores resultados si se utiliza toda la información disponible para enfrentar la situación prevaleciente (Buiter. 198 1). En síntesis, cs imposible demostrar que las reglas elaboradas hoy sean las reglas óptimas que vayan a resolver todos los problemas económicos que puedan aparecer en el futuro. Los monetaristas son muy críticos del LGO dc políticas discrecionales; sin embargo, el establecimiento dc una regla que señale que la cantidad de dinero crezca al 4% de manera permanente, y que éste sea cl único mecanismo que requiere una economía moderna para SLI funcionamiento. es en sí un acto totalmente discrecional: esto lleva a Samuelson a decir que “éste cs en sí un acto discrecional que trasciende la arrogancia y la capacidad de darìo potencial de todos los actos repetidos de discreción insensata que se puedan imaginar”“’ 318 PATRICIO MELLER La discrepancia de fondo sobre este tópico existente entre keynesianos y monetaristas está vinculada a la diferente percepción y confianza con respecto al criterio humano. Los monetaristas confían mas en el uso de reglas que en la discreción humana; luego, de aquí se infiere que al abdicar los economistas de su rol de tal y de resistir la tentacibn de hacer politica económica, esto va a producir mejores resultados en el funcionamiento de la economía que si se utilizara el criterio humano; el sistema económico posee mecanismos automáticos que lo autorregulan y lo autopropulsan. A este respecto Keynes (193 1) sefiala que hay dos tipos de economistas. El “papagayo monetarista” que independientemente de lo que esté sucediendo siempre nos dice lo mismo: “hay que esperar a que funcione el mecanismo automático”, y eso mismo lo ha estado repitiendo por 200 años. En cambio, el “pájaro keynesiano” primero observa lo que pasa para determinar cuáles son los problemas y sólo a continuación decide qué es lo que hay que hacer para resolverlos: y puede que en ocasiones diferentes sugiera cosas distintas para enfrentar problemas similares. Por eso es que algunos lo consideran “un pájaro raro”. En realidad lo que sucede es que no hay dos situaciones económicas que sean iguales. Esto implica que no existe un paquete económico estándar que sea igual y totalmente efectivo para cada situación. En consecuencia, las políticas económicas tienen que ser flexibles, hechas a la medida, y tienen que ir ajustándose según como vaya evolucionando la economia; esto equivale a un permanente “monitoreo” de ésta (En particular, cuando una economía se encuentra en una recesión, un programa de reactivación no puede ser estar basado en mecanismos automáticos, sino que en políticas discrecionales ud hoc). Todo esto requiere del criterio humano. Es imposible ponerle reglas permanentes al criterio humano. Pero por otra parte hay que recordar que los seres humanos no son divinos y en consecuencia pueden equivocarse y cometer errores. En el manejo de las economías latinoamericanas hay numerosa evidencia de ello. C. ROL DEL ESTADO FN LA ECONOMIA El rol del Estado en la economía es realmente el problema ideológico de fondo que separa a keynesianos y monetaristas y que está implfcito en las posiciones que estos adoptan en las distintas cuestiones metodológicas discutidas en las secciones anteriores; esta discrepancia ideológica es la resultante de la percepción diametralmente diferente que los economistas monetaristas y keynesianos tienen sobre la estabilidad del sistema económico (capitalista). Mientras que los monetaristas creen que el sistema económico (capitalista) es inherentemente estable y el análisis teórico se orienta a explicar por qué no se produce el caos cuando cada agente económico toma SLIS decisiones descentralizada y autónomamente, los keynesianos creen por su parte que el sistema económico (capitalista) es inherentemente inestable y el análisis teórico se orienta a explicar cómo evitar el caos que se produciría si no hubiera una intervención explícita. Una síntesis esquemática de la concepción monetarista sería la siguiente. Un sistema descentralizado de mercados libres y competitivos KEYNESIANISMO Y MONETARISMO: DISCREPANCIAS METODOLOGICAS 319 produce un asignación eficiente de recursos que además es óptima en el sentido paretiano. Aun más, una economía de laissez-faire con un sistema de mercados libres y competitivos y con el sector privado como el único agente económico es una economía que se autoestabiliza automáticamente. La inestabilidad que se observa en el Mundo Real se debe básicamente a la intervención del Estado en la economía ya sea a traves de controles, regulaciones, política fiscal, política monetaria, etc. Mientras menor sea la intervención del Estado en la economía, mayor será la estabilidad de esta. La concepción keynesiana plantea justamente lo contrario. La economfa de Iainez-faire en un sistema de mercados libres y competitivos no maximiza necesariamente el nivel de producción,.por cuanto no maximiza necesariamente el nivel de empleo. Puesto que no existe un mecanismo automático que elimine los desequilibrios en los mercados de bienes y de factores, entonces el Estado tiene que intervenir en la economía a través de estimular la demanda agregada, para llevar la economía a su posición de equilibrio donde es incapaz de llegar por sí sola. El Estado tiene que intervenir en la economía, no sólo para eliminar los desequilibrios existentes (en particular el de la desocupación), sino que además para evitar la inestabilidad inherente que posee una ec@ nomía de mercado con sector privado e instituciones financieras sofisticadas. Esta inestabilidad inherente de este sistema se debe a la incertidumbre que existe con respecto al futuro, lo cual produce una alta inestabilidad en las decisiones de inversión y esto se traduce en una inestabilidad en el portafolio de activos financieros (no es obvio que se puedan pagar en el futuro las deudas contraídas en el presente) y, en última instancia, en una inestabilidad de todo el sistema fmanciero (Minsky, 1975). La inestabilidad de todo el sistema financiero, debido a que existe interacción entre los fenómenos monetarios y reales, genera inestabilidad en toda la parte real del sistema económico. En sintesis, una economía moderna sin intervención del Estado es notablemente más inestable que una en que haya intervención del Estado. Como se puede apreciar, en sus versiones extremas los mensajes monetarista y keynesiano son irreconciliables. Para los monetaristas es fundamental que el Gobierno no intervenga en la economía, pues de esta forma aumenta la estabilidad del sistema económico y, en consecuencia, aumenta el bienestar de la sociedad. En cambio, para los keynesianos es crucial que el Gobierno intervenga en la economía para reducir la inestabilidad de ésta, y de esta manera, incrementar el bienestar de la sociedad. Hay un elemento ideológico adicional en esta controversia que conviene explicitar. Modigliani (1977) sintetiza la discusión entre keynesianismo y monetarismo de la siguiente forma. Para el keynesianismo, una economía monetizada con empresas privadas, (i) tiene que ser estabilizada,(i) puede ser estabilizada, e (iii) debería ser estabilizada. En cambio para el monetarismo dicho tipo de economía (i) no es necesario estabilizarla, (ii) si hubiera necesidad de estabilizarla no es posible hacerlo, por cuanto las políticas de estabilización que se usarían la desestabilizarían más aún, e (iii) aun cuando el Gobierno pudiera tener 320 PATRICIO MELLTR éxito con su programa estabilizador. “no es conveniente darle al Gobierno ese tipo dc instrumental l~orque lo Ilace muy podewso”, En realidad, el propósito implícito en la regla monetaria de Friedman (1968) es restringir el comportamiento del Gobierno, por cuanto si éste no está acotado por normas permanentes de conducta va a tratar de (Ruiter, 1981 ): (i) cumplir los objetivos errados, o bien, (ii) cumplir los objetivos correctos, pero de una manera errada. Esto se debe a que en regímenes democráticos, por razones electorales cl Gobierno va a actuar de una manera demagógica; luego, objetivos poIíticos de corto plazo de los políticos de turno van a tener prioridad por sobre el bienestar social permanente de toda la comunidad. En consecuencia, un set de reglas fijas evitaria dejar cn manos del Gobierno un instrumental económico poderoso, y que podría ser utilizado de manera totalmente discrecional y arbitraria. El rol central de la teoría macrocconómica debiera ser establecer dicho conjunto dc reglas pcrmancntes que limite la influencia que el Gobierno puede tener en la economía; “las democracias capitalistas han pagado LIII alto precio por no resolver este problema” (Lucas. 1981). Probablemente esta aseveración de Lucas (1981) sea más pertinente para las economías latinoamericanas que para la norteamericana. Un enfoque diferente sobre este tópico es el sugerido por Kaldor (1984) y Hahn (1985). Hay situaciones por las cuales pasa una economía capitalista en que estrategias de cooperación entre los agentes producen un resultado mejor y menos costoso que estrategias alternativas en que no hay cooperación. La estrategia monetarista es una especie dc juego necooperativo en que cada agente maximiza individual y aisladamente SLI función objetivo; el proceso de ajuste necesario para eliminar los desequilibrios requiere cambios en los precios relativos, lo cual produce las eventuales reasignacioncs dc factores y recursos productivos. Sin embargo, si una economía se encuentra en el medio de una recesión, la simple existencia dc competencia entre los agentes económicos no es una condición suficiente para garantizar el pleno uso de los recursos. a menos que todas las empresas empiecen a expandir la producción simultáneamente. Pero si existen restricciones de venta en elmercado de bienes, ipor qut’. una empresa aislada aumcntaria el nivel de su producción‘?: si dicha cmprcsa tiene dificultades para rcnder lo que está produciendo, i,por qué expandiría su producción? La estrategia que siguen dichas empresas es la de supervivencia, i.e.. la mantención de su participación en el mercado. Luego. aun cuando cada empresa observe aisladamente que sus costos marginales son inferiores al precio, no va a expandir la producción, porque su percepción individual cs que no va a tener a qui6n venderle la producción extra. En esta situación, el desequilibrio económico generalizado prevaleciente sólo puede ser eliminado si hay un factor exógeno que desplace la demanda agregada y que haga las veces de fuerza motriz; éste sería el rol del Gobierno (Kaldor, 1984). Pero existe otra alternativa. Si todas las empresas actuaran de manr‘ra coludida cn vez de competitiva, y esto se verificara cn todas las industrias y en toda la economía simultáneamente, se observaría un in- KEYNESIANISMO Y MONETARISMO: DISCREPANCIAS METODOLOGICAS 32 1 cremento en la demanda de bienes de cada empresa individual, lo cual justificaría la expansión de la producción de ésta. En síntesis, el keynesianismo cuestiona la solución monetarista, por cuanto, ipor qut! hay que embarcar a la economía en un proceso tan largo,, tan costoso, tan indirecto en el accionar de sus mecanismos, y tan incierto en su funcionamiento? El mismo tipo de resultado final puede lograrse por medio de un juego cooperativo entre los distintos agentes económicos (Gobierno, empresarios y trabajadores), por una via más directa y a un costo económico y social muy inferior (Tobin, 1980, 1981; Hahn, 1984, 1985). REFERENCIAS ARIDA, BIBLIOGRAFICAS P. 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Modelos de crecimiento y países en desarrollo 1) Crecimiento inducido por el ahorro 2) Crecimiento inducido por la inversión 3) La función de inversión y países en desarrollo 331 332 335 338 B. Implicancias 1) Política 2) Política 3) Política 339 340 343 345 RESTRICCION A. B. de política fmanciera y crediticia industrial comercial EXTERNA Y CRECIMIENTO El modelo de dos brechas Precios relativos y restricción externa 4. PROBLEMAS 5. SINTESIS Y CONCLUSIONES ESTRUCTURALES Y CRECIMIENTO 347 348 353 357 361 MODELOS Y POLlTICAS DE CRECIMIENTO* JORGE 1. MARSHALL R. DOS ENFOQUES SOBRE EL CRECIMIENTO DE LOS PAISES EN DESARROLLO Una de las características más sobresalientes del crecimiento económico del mundo en desarrollo es el desigual desempeno que han mostrado diferentes paises tanto en un período determinado como a través del tiempo. En el caso de América Latina los países del Cono Sur (Argentina, Bolivia, Chile. Perú y Uruguay) han alcanzado en los últimas decadas un ritmo de crecimiento claramente inferior al promedio de la región. Entre 1960 y 1984 la variación porcentual media del PGB per cápita fue de 1,l% para los países citados; en cambio, fue de 2,7a en Colombia, 3,37* en República Dominicana. 3,4rs en México y 4,40&en Brasil. Las diferencias se acentúan cuando se compara la experiencia de países en desarrollo de otros continentes. Por ejemplo, la variación media del PGB per cápita en Ghana, Somalia y Zambia. entre 1960 y 1984, fue de -1 ,191: en cambio, países asiáticos tales como Filipinas, Malasia, Tailandia, Hong Kong, Corea y Singapur alcanzaron una tasa de crecimiento per cápita de 5,29b anual entre los años señalados (Banco Mundial, 1986). La discusión ya prolongada en la teoría del desarrollo acerca de los factores que explican este desigual desempefio ha revivido en los anos recientes por la reducción en el ritmo de crecimiento económico que se observa en la mayorfa de los países en desarrollo y, particularmente, en aquellos con niveles altos de endeudamiento externo. Por esta razón, el debate sobre las políticas que permiten un mayor crecimiento se ha integrado a la discusión sobre programas de estabilización y mecanismos de ajuste macroeconómicos ante cambios adversos en los términos de intercambio o en la tasa de interés internacional. Las recomendaciones para superar la actual crisis de crecimiento. así como para explicar el desigual desempeño de los países en el me* El duto~ agradece los comcntarioî del Iesto de 105 autores dc este volumen, quenes participaron en el ‘Taller de Macroeconomía dc CIEPLAN. y tanbien las valiosa\ \ugel-cnciaî )’ críticas de E. García, 0. Muñoz y 0. Sunkcl. Por uerto, las deficiencias del trabajo son s& responsabilidad del autor. 328 JORGE MARSHALL II. diano plazo, se pueden vincular a dos enfoques alternativos sobre el crecimiento económico de los paises en desarrollo. Estos enfoques se pueden denominar de “ajuste estructural”, el primero, y de “política industrial”, el segundo. El enfoque de “ajuste estructural” se centra en reformas institucionales (redu& el tamafio del sector público, por ejemplo) y de desregulación de los mercados como medidas para facilitar la transición hacia una nueva estructura que permita lograr una tasa de crecimiento económico más alta y sostenible’. Los mecanismos específicos que permiten acelerar el ritmo de crecimiento son el aumento del ahorro interno, la atracción del capital extranjero, la eficiencia en la asignación de recursos y la neutralidad de la política comercial. Algunos supuestos centrales en este enfoque son: a) que el ahorro (interno y externo) canaliza de manera aproximadamente automática hacia la inversión y’ por tanto, el “secreto” del crecimiento se encuentra más en el ahorro que en la inversión; b) que los mercados internos y externos son competitivos o cuasicompetitivos, de modo que en ausencia de intervención estatal los incentivos de precios son suficientes para generar una reasignación de los recursos, y c) que no existen problemas estructurales de importancia que puedan obstaculizar el proceso de crecimiento económico. Como se verá más adelante en este trabajo, estos supuestos están ligados a una visión particular del crecimiento. A esta visión se contrapone el enfoque de “política industrial”, el cual enfatiza que las decisiones de inversión son relativamente independientes del ahorro disponible, siendo incluso capaces de adaptar el ahorro a las necesidades de recursos para la inversión. En segundo lugar, se reconoce que los mercados internos y externos distan de ser competitivos, lo cual establece un límite a la eficacia de los incentivos de precios para modificar la asignación de recursos, abriendo un espacio para los incentivos directos de la política económica. A su vez, tanto el énfasis en la función de inversión como el esquema de competencia imperfecta plantean la necesidad de una politica industrial que incentive la inversión y neutralice el efecto de los mercados imperfectos. Por otro lado, este enfoque de “política industrial” permite incorporar de manera directa la existencia de barreras estructurales en la movilidad de los recursos, asi como la existencia de sectores heterogéneos en la economía, como un obstkulo al crecimiento económico. Reconociendo estos dos enfoques sobre el crecimiento económico de los países en desarrollo, en este trabajo se analiza la relación entre las políticas de crecimiento y sus fundamentos teóricos. Al respecto cabe advertir al lector de tres opciones que se han tomado en este trabajo. En primer lugar, no se intenta aquí plantear una hipótesis única y coherente sobre el crecimiento económico de los países en desarrollo. La metodología seguida consiste en comparar diferentes enfoques sobre los determinantes del crecimiento. Ninguno de los modelos presentados pretende alcanzar validez general en el análisis de los proble1 Este enfoqueestáligado a los programas Mundial a vaxios países endesarrollo. de ajuste estructural queha propueao el Banco MODELOS Y POLITICAS Dt CRECIMIENTO 329 mas del crecimiento. Por el contrario, cada modelo posee un propósito específico y limitado en la discusión más general de los problemas del crecimiento. Una segunda advertencia se refiere a la selección de los tópicos analizados en las secciones siguientes. Los problemas del crecimiento en los países en desarrollo son muy diversos, lo que hace necesario aplicar algún criterio para determinar la importancia relativa de tales problemas, Nuevamente este trabajo es selectivo ten el sentido que postula que el crecimiento de las economías en desarrollo en los próximos años depende de la evolución de tres variables fundamentales: la capacidad de los paises para aprovechar eficientemente las oportunidades de inversión, la expansión del tamano relativo del sector productor de bienes transables y la adecuación de la estructura de los mercados a las demandas de los agentes económicos. Esta selección deja fuera de nuestro análisis factores tales como la inflación, la distribución del ingreso, los recursos naturales o la evaluación de la economía mundial. Probablemente todos ellos deben considerarse en un estudio más general sobre los determinantes del crecimiento econ6mico. En tercer lugar‘ como en todo esfuerzo comparativo, es necesario determinar cuáles son las caracterfsticas centrales de cada enfoque para basar alli la discusión. Por esta razón los lectores encontrarán una función de producción de coeficientes variables y un enfoque de precios flexible para analizar un modelo neokeynesiano, o un mundo sin “distorsiones” para discutir el rol de la politica industrial. Lo mismo ocurre al suponer una propensión constante a consumir en un modelo de espíritu neoclasico. Todos estos son recursos que hacen más fácil la comparación de los enfoques, precisando las diferencias y reconociendo su exacto alcance. Luego de esta introducción, en la Sección 2 del trabajo se analiza el rol del ahorro, la inversión y la eficiencia en el crecimiento económico. Para ello se formulan modelos simples de crecimiento y se obtienen las principales consecuencias de política que tales modelos sugieren. Un aspecto central en la discusión sobre crecimiento económico en los países en desarrollo para las décadas futuras lo constituye el problema de la restricción externa. Sin duda, las políticas que logren acelerar el crecimiento deben considerar las dificultades en los mercados de exportación, asi como las restricciones crediticias y las obligaciones de la deuda externa. En la Sección 3 de este trabajo se introduce el problema de la restricción externa y se formulan dos modelos alternativos inspirados, por una parte, en la literatura sobre las dos brechas y, por la otra, en la distinción entre un sector productor de bienes transables, intensivo en capital y otro de bienes no transables, intensivo en mano de obra. En la Sección 4 se introducen los aspectos estructurales en el análisis de los determinantes del crecimiento económico. En esta sección se postula que la heterogeneidad estructural que caracteriza a la mayoría de las economias en desarrollo constituye un obstáculo para el crecimiento económico. Por último, en la Sección 5, se sintetizan los principales resultados y conclusiones del trabajo.