Indicaciones y materiales para la enseñanza de la Constitución Departamento de Derecho Político. UNED El presente texto se reproduce con fines exclusivamente docentes, para su uso por parte de profesores y alumnos en el ámbito de la enseñanza de la Constitución Javier Pérez Royo, Las fuentes del Derecho, Madrid: Tecnos, 1984, cuarta edición. Introducción (págs. 15 a 23). Extracto La expresión «fuentes del Derecho» puede ser entendida en dos sentidos distintos. Uno primero, con el que se haría referencia a las fuerzas sociales con capacidad para crear normas jurídicas. Y otro segundo, con el que se designarían las categorías básicas a través de las cuales se exteriorizan dichas normas jurídicas. Entre ambos existe una clara relación, de tal suerte que las formas de manifestación de las normas jurídicas varían considerablemente según sean unos u otros los titulares de la capacidad para producirlas. Y en consecuencia, un estudio de las «fuentes del Derecho» con alguna pretensión de abarcarlas en su integridad tendría que tomar en consideración ambos aspectos. (...) En este sentido hay que decir que suele ser frecuente en la doctrina afirmar que el estudio del sistema de las fuentes del Derecho es una de las mejores formas de entender el régimen político que se ha impuesto en un país, ya que dicho sistema viene a reflejar, por un lado, las relaciones entre las distintas fuerzas sociales políticamente organizadas que en un momento histórico determinado dan vida a un sistema constitucional, y, por otro, el equilibrio entre los distintos órganos dotados de capacidad normativa constitucionalmente reconocidos. El estudio de las fuentes del Derecho en la Constitución española de 1978 confirma esta tesis de manera especialmente llamativa. La imposición por primera vez en nuestro país de manera estable del constitucionalismo democrático, y la distribución territorial del poder, también por primera vez de manera estable y de forma generalizada, ha tenido una repercusión notable en la organización del sistema de fuentes del Derecho, cuya importancia difícilmente puede ser sobreestimada. En realidad, lo que se ha producido con la Constitución española de 1978, por lo que al tema de las fuentes del Derecho se refiere, no es simplemente el cambio que acompaña al tránsito -ya de por sí suficientemente importante- de un régimen no-constitucional a uno constitucional, sino que lo que se ha producido es una ruptura con prácticamente toda la tradición española en la materia (...). Indicaciones y materiales para la enseñanza de la Constitución Departamento de Derecho Político. UNED Y ello es así, porque, a pesar de los cambios político-constitucionales acaecidos en España a lo largo de este último siglo y medio, en la práctica se ha mantenido un sistema de fuentes que se podría caracterizar por las siguientes notas: 1.ª Desde un punto de vista negativo, por la exclusión de cualquier fuente del Derecho escrita que no fuera manifestación del poder central del Estado (las excepciones a este principio son tan escasas y estaban tan circunscritas material y territorialmente que se puede prescindir perfectamente de ellas). El Estado no admite en general la existencia de competidores territoriales en el campo de la emisión de normas jurídicas. Dicho con otras palabras, el ordenamiento jurídico refleja durante toda esta época el carácter unitario y centralista del Estado. 2.ª Desde un punto de vista positivo, el sistema se caracteriza por su articulación en torno a dos fuentes: por un lado, la ley en cuanto expresión de las Cortes Generales titulares del poder legislativo, y, por otro, el reglamento en cuanto norma escrita procedente de Gobierno titular del poder ejecutivo. Y, junto a ellas, como excepciones, se reconocen algunos actos con fuerza de ley: legislación delegada y decretos leyes (...). 3.ª Como suele ocurrir en todos los Estados unitarios, el sistema de fuentes se ordena en torno al principio de jerarquía, es decir, según la posición que ocupa el órgano emisor de la norma en la estructura del Estado. Este principio se completa, sin ser alterado, con los de temporalidad (la ley posterior deroga a la anterior) y especialidad (la ley especial prevalece sobre la ley general). En ningún momento desempeña papel alguno el principio de competencia. 4.ª Este sistema en principio tan coherente tenía, sin embargo, una quiebra, y no una quiebra cualquiera, sino una quiebra en la propia cabecera del mismo: el punto de arranque del sistema no era la Constitución, sino la ley. La Constitución pertenecía al mundo de la política y no al del Derecho. Como norma jurídica no jugaba ningún papel. La ley era auténticamente soberana, era la única norma en el ordenamiento jurídico general, primaria y absolutamente incondicionada. La Constitución española de 1978 ha venido a romper con este sistema de fuentes del Derecho y ha configurado otro, completamente distinto y considerablemente más complejo, en el que, curiosamente, se entrecruzan novedades importantes con la reafirmación de posiciones tradicionales, clásicas incluso. Por lo que se refiere a las primeras, serían de destacar las siguientes: 1.ª La introducción en nuestro ordenamiento jurídico de un concepto de Constitución nuevo y diferente respecto del históricamente conocido en nuestro país. Concepto nuevo que va acompañado de un sistema de garantías constitucionales, extraordinaria, reforma de la Constitución, y ordinaria, justicia constitucional, y que supone, por lo tanto, desde un triple punto de vista (Constitución, Leyes de reforma o revisión de la Constitución y Jurisprudencia del Tribunal Constitucional) una innovación auténticamente revolucionaria en nuestro sistema de fuentes del Derecho. 2.ª La imposición de este concepto de Constitución supone la reducción consiguiente de la ley, de su posición absolutamente privilegiada en el sistema anterior, a una posición, Indicaciones y materiales para la enseñanza de la Constitución Departamento de Derecho Político. UNED ciertamente preeminente, pero subordinada a la Constitución y controlada, o al menos susceptible de serlo, en esa subordinación por un órgano específicamente diseñado para ello: el Tribunal Constitucional. 3.ª La incorporación al ordenamiento de una categoría de leyes, las Leyes Orgánicas, reservadas para el desarrollo de aspectos particularmente importantes de la Constitución o considerados así, al menos, por el constituyente, que, independientemente del juicio que puedan merecer, supone una modificación importante en el concepto tradicional de ley. 4.ª La inclusión en la Constitución de la posibilidad de celebrar Tratados internacionales con una función desconocida en estos instrumentos jurídicos hasta la fecha, cual es la de atribuir a una organización o institución internacional el ejercicio de competencias derivadas de la Constitución, configurando de este modo un supuesto de «soberanía limitable», claramente pensado para favorecer el proceso de integración de España en la Comunidad Económica Europea. Tal proceso ya está en marcha y en un momento particularmente activo (...). 5.ª Por último, la organización territorial del Estado efectuada en el Título VIII de la Constitución, que desarrolla el derecho a la autonomía de las «nacionalidades y regiones» reconocido en el artículo 2, ha modificado el sistema tradicional de fuentes del Derecho desde múltiples puntos de vista, introduciendo, por un lado, categorías o fuentes nuevas (...) y repercutiendo sobre las fuentes tradicionales de forma que altera la concepción que de ellas se tenía. En este sentido habría que mencionar las siguientes novedades: a) Estatutos de Autonomía (...); b) Leyes de las Comunidades Autónomas (...); c) Alteración de los conceptos de ley y legislación en la medida en que intervienen en la distribución de competencias entre el Estado y las Comunidades Autónomas (...); d) Introducción, por último, de unos tipos especiales de leyes del Estado, los previstos en el artículo 150 de la Constitución (...). Junto a estas novedades, de extraordinaria importancia como puede verse, la Constitución española de 1978 es enormemente clásica en lo que a las relaciones entre las fuentes tradicionales del Derecho se refiere. La distribución de la capacidad normativa entre el Parlamento y el Gobierno ha sido regulada de la manera más ortodoxa, siguiendo los principios más clásicos en la materia desde la imposición del Estado Constitucional. En efecto, (...) el constituyente español ha optado por un sistema en el que las Cortes Generales aparecen como los titulares de toda normación primaria e incondicionada (salvo por la Constitución, obviamente), en tanto que el Gobierno aparece como titular de la normación secundaria y condicionada, bien por la propia ley que ha de ser desarrollada reglamentariamente, bien por la ley de delegación que habilita al Gobierno para dictar normas con fuerza de ley en determinados supuestos y con determinados requisitos. La única excepción relativa a este sistema se produce en los supuestos de extraordinaria y urgente necesidad, en los que el Gobierno puede dictar disposiciones legislativas provisionales que reciben el nombre de Decretos-leyes, que han de ser convalidados por el Congreso de los Diputados en un plazo de treinta días. Como puede verse, las relaciones entre los dos órganos básicos de la producción normativa desde los orígenes del Estado Constitucional, Parlamento y Gobierno, así Indicaciones y materiales para la enseñanza de la Constitución Departamento de Derecho Político. UNED como entre las dos fuentes esenciales del Derecho, la ley y el reglamento, son reguladas en nuestra Constitución de acuerdo con el esquema doctrinal más clásico. Así pues, el sistema de fuentes diseñado en nuestra Constitución es novedoso y clásico al mismo tiempo. Clásico en lo que a las fuentes tradicionales se refiere. Novedoso en todo lo demás. Expresión clara, en cualquier caso, de que España se ha constituido en un Estado democrático (sometimiento de todos los poderes públicos a la Constitución, producto del poder constituyente del pueblo del que emanan todos los poderes del Estado), de Derecho (vigencia inequívoca del principio de legalidad) y autonómico (reconocimiento de otros entes territoriales distintos del poder central con capacidad normativa propia).