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EL RECLUTAMIENTO DEL
TERRORISMO YIDAHISTA
Su objetivo suelen
ser jóvenes marginados,
desorientados y de
conducta antisocial
o pobres, locales, pisos
pateras, parques o plazas,
no únicamente en lugares
de culto
Se produce en reuniones
sociales, en zonas degradadas
Fuerzas de Seguridad
y expertos afirman que
Internet es una poderosa
herramienta
Durante el proceso
se ignoran los medios
de comunicación
occidentales
La democracia como
sistema político es
duramente criticada
Son habituales las
críticas a otras religiones,
que consideran"falsas"
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ACTUALIDAD TERRORISMO YIHADISTA
Por FERNANDO DELGADO
Los reclutadores son de mediana
edad y gozan de gran respeto
Son propicios para la captación los ambientes de prisiones y centros de menores
E
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l terrorismo yihadista mantiene permanentemente
abierta la labor de captación y reclutamiento en
España y en todo el mundo. Los reclutadores suelen
ser personas de mediana edad, a las que se les profesa
un gran respeto en la comunidad, y su objetivo suelen
ser individuos jóvenes marginados, desorientados y de
conducta antisocial.
Un trabajo realizado por el profesor Rogelio Alonso y
publicado por el Instituto Español de Estudios Estratégico
pone de manifiesto que el proceso de radicalización consta
de diferentes estadios, ya que se trata de una evolución
por la que el individuo transita tras su exposición a diversas
influencias. Puede afirmarse, en este sentido, que no todos los
individuos que se aproximan a un entorno radical acabarán
asumiendo plenamente idearios extremistas o violentos.
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La radicalización implica un progresivo avance hacia
distintos niveles de empatía con idearios radicales y
extremistas. El proceso comienza con una posición de
afinidad ideológica hacia una determinada causa que
va consolidándose a través de la asimilación de visiones
radicales y fundamentalistas que, en última instancia,
pueden desembocar en la justificación de acciones violentas
e incluso en la perpetración de las mismas.
En este sentido, un informe elaborado a finales de 2004
por la presidencia holandesa de la Unión Europea vino a
corroborar que, en realidad, “los terroristas o potenciales
terroristas son tan diferentes que no se puede dibujar un
claro perfil. En el caso de España, dentro de esa diversidad
se observan también tendencias relevantes.
Por un lado, la mayor parte de los detenidos por actividades
Un argelino reclutado en
Cataluña atentó en Irak
Proceso de captación
De acuerdo con algunos estudios y merced a la experiencia
extraída a través de investigaciones de las Fuerzas de
Seguridad del Estado sobre terroristas yihadistas en España,
el proceso de captación y reclutamiento clásico –no en
todos los casos es igual– suele estar dividido en varias
fases: desencanto, radicalización, extremismo, extremismo
violento y terrorismo.
Los integrantes de las redes de captación o reclutadores
suelen buscar el contacto con personas en las que prevén
que más fácilmente puede surgir el desencanto o son
más susceptibles de ser manipuladas en ese sentido. Se
trata de personas marginadas, desorientas, necesitadas y
de conducta antisocial, aunque también se han conocido
casos de individuos que pertenecen a familias acomodadas
e integradas en la sociedad. A todos ellos se les ofrece una
oportunidad de redimir y llenar de sentido su vida a través
del yihadismo, o bien de vengar las injusticias cometidas
contra su persona o contra la de otros hermanos.
Los reclutadores suelen ser personas de mediana edad, ya
que en el mundo musulmán más conservador se mantiene
un fuerte respeto por las personas mayores, sobre todo en
lo que aceptación de consejo o recomendación se refiere.
Además, estas personas de mediana edad no suelen
ocultar su religiosidad y gozan de un cierto carisma que
les viene dado, sobre todo, por tener un ascendiente moral,
intelectual o religioso sobre su comunidad o grupo social.
La radicalización puede ser un proceso lento y gradual
o aparecer de manera súbita y explosiva. Por regla
general, la radicalización es perceptible cuando las
personas empiezan a comportarse de forma diferente. Sin
embargo, la adopción de ideologías radicales no implica
necesariamente unos cambios visibles en la apariencia
exterior o en la manera de actuar de la persona. En algunos
casos individuales, los procesos de radicalización son,
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relacionadas con el yihadismo procede del norte de África,
principalmente de lugares como Marruecos y Argelia, países
que constituyen las principales fuentes de la inmigración
musulmana. Por detrás de estas nacionalidades, la paquistaní
y la siria muestran también una recurrente incidencia en el
activismo yihadista. Ha sido frecuente también la circulación
con la delincuencia común de muchos de los integrantes de
células relacionadas con el radicalismo yihadista que llegaron
a nuestro país a través de redes de inmigración.
Ha sido y es habitual en este y en otros fenómenos
terroristas que la radicalización resulte especialmente eficaz
en la etapa juvenil, que va acompañada de la relativización
de los costes que la militancia trae consigo.
Son muchos los casos que demuestran la labor de
reclutamiento del terrorismo yihadista y que han
sido investigados por las Fuerzas de Seguridad del
Estado y juzgados por la propia Audiencia Nacional.
Uno de ellos fue la Operación Chacal, investigada
por la Guardia Civil en enero de 2006.
A principios de enero fueron detenidos nueve individuos relacionados con labores de proselitismo,
financiación y captación de voluntarios dispuestos
a desplazarse a zonas de conflicto con el fin de
combatir a los enemigos del islam.
Las investigaciones de la Guardia Civil revelaron
precisamente la captación y envío a Irak, a través
de Siria, de un joven argelino llamado Bellil Belgacem, quien protagonizó un ataque suicida contra la
base militar italiana de Nassiriya (Irak) el 12 de noviembre de 2003 (en la foto), una acción terrorista
que se saldó con la muerte de 35 personas, entre
ellas, 17 militares italianos y 18 civiles. Belgacem,
argelino de 31 años, había trabajado como bracero
en Jaén y recaló en la carnicería Alambra, en Vilanova (Barcelona), del presunto reclutador de la red
Mohamed Mrabet, un marroquí de 41 años, actualmente en prisión.
Se supo también que los detenidos en la Operación
Chacal utilizaban un domicilio como alojamiento
para personas jóvenes, normalmente de origen
magrebí y en estado de necesidad, a los que acogían y ofrecían ayuda. Aquí alojaron y, posteriormente, reclutaron y adoctrinaron a Bellil Belgacem
y a otros jóvenes, uno de los cuales fue interceptado en la frontera con Siria antes de actuar. Los mismos domicilios eran utilizados para la realización
de reuniones restringidas de adoctrinamiento.
Tras las investigaciones de la Guardia Civil, se tuvo
constancia de que los detenidos utilizaron las instalaciones de la mezquita Al Forkane de Vilanova i
la Geltrú (Barcelona) para actividades de obtención
de fondos y desarrollo de actividades proselitistas.
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por tanto, difíciles de detectar. No obstante, si el cambio
de mentalidad va unido a un cambio de comportamiento,
entonces es posible detectar la radicalización con la ayuda
de ciertos criterios concretos.
Apariencia exterior
Hay que tener en cuenta, como norma básica, que no existe
ningún “indicador” que pueda interpretarse “de forma
inequívoca” como un signo de radicalización. Sin embargo,
los investigadores que trabajan en torno al terrorismo
yihadista apuntan algunos indicadores “perceptibles” del
proceso de radicalización del individuo.
Estos investigadores aseguran que la apariencia exterior
es el indicador de radicalización más susceptible de
provocar generalizaciones injustas y prejuicios. De ahí que
establezcan dos reacciones totalmente opuestas:
A) La persona que modifica su apariencia exterior y
comienza a llevar ropa más tradicional o puritana, se deja
crecer la barba o se rapa el pelo y se atreve a exigir a las
personas entre las que ejerce influencia (sobre todo, mujeres
de la misma familia como esposas, hijas y hermanas) que
adopten las mismas costumbres.
B) Hay personas radicalizadas que pueden esforzarse
en tener una apariencia y un modo de vida occidental.
De hecho, no estaría mal visto desde un punto de vista
“purista” del yihadismo, ya que es una forma de camuflaje
que trata de no levantar sospechas.
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Medios de comunicación utilizados
El individuo inmerso en el proceso de radicalización
yihadista mantiene una exposición selectiva ante los medios
de comunicación, de tal manera que ignora los medios de
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comunicación occidentales y trata de acceder, a través de
Internet, vía satélite o por medio de cable, a cadenas de
televisión y de noticias exclusivamente islámicas, algunas
de ellas, como se sabe, de mensaje muy radical.
Paralelamente a esta actitud ante la información recibida,
buscan y adquieren ciertos libros, películas, DVD o CD
conteniendo propaganda, historia e ideología islamista
radical. En ocasiones, también contienen manuales
completos de fabricación de todo tipo de artefactos
explosivos e incendiarios, incluso con ensayos de manejo y
utilización. Todo ello, junto con un gran interés por el estudio
del islam y su historia, sobre todo sus orígenes y épocas de
mayor esplendor.
Actitud ante la política
Existen también una serie de patrones de comportamiento y
actitud de estos individuos canalizados hacia el radicalismo
yihadista sobre determinados acontecimientos políticos y
sociales. Es habitual en ellos realizar comentarios sobre los
acontecimientos políticos de actualidad desde una óptica
extremista, maximalista y poco dada al debate.
Uno de los síntomas que muestran es el rechazo de los
sistemas de valores democráticos y occidentales. La
democracia como sistema político, sus valores, sus bases
y constituciones son duramente criticados.
Además, algunos comentarios o actitudes respecto a
diversos ámbitos políticos son recurrentes. Por ejemplo,
la afirmación de que los musulmanes son víctimas de un
complot imperialista y sionista internacional. La existencia
del Estado de Israel y la situación de los palestinos son
temas muy debatidos y criticados también. Junto a ello,
hacen gala de un fuerte rechazo de las intervenciones
occidentales en los países musulmanes.
Son habituales sus críticas a otras religiones, a las que
consideran, simple y llanamente, “falsas”. Esta actitud
se une a la insistencia sobre la degradación moral y la
decadencia de Occidente. Y, ante todo esto, prestan una
atención escrupulosa para distinguir lo permitido (halal) de
lo prohibido (haram).
Ambientes para la captación
Se conocen, por distintas experiencias, los ambientes
habitualmente utilizados para la captación de individuos
para el yihadismo. Son, sobre todo, centros de reunión
social o congregación de personas, en zonas degradadas
o pobres, no únicamente lugares de culto más o menos
reconocidos como tales, sino que pueden ser comercios,
locales, pisos patera o simplemente parques o plazas
frecuentados por personas que el reclutador considere con
Internet
Investigadores de las Fuerzas de Seguridad y expertos
académicos en el terrorismo yihadista consultados por esta
revista afirman que Internet es una poderosa herramienta
de reclutamiento. La mayoría de grupos terroristas islamistas
son muy conscientes de ese poder y realizan notorios
esfuerzos para crear materiales audiovisuales susceptibles
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potencial suficiente para su labor. También son propicios los
ambientes de las prisiones y centros de menores y centros
de estancia temporal de inmigrantes.
Respecto a las prisiones y lugares de detención, varios
estudios elaborados en el ámbito de la Unión Europea
indican que algunos entornos penitenciarios corren el riesgo
de convertirse en un terreno fértil para la radicalización
y el reclutamiento. Los detenidos extremistas pueden
aprovechar los sentimientos de frustración, la soledad o
incluso el aburrimiento para inculcar una visión del mundo
violenta y antidemocrática a sus compañeros de celda, que
a menudo presentan un pasado antisocial o violento. En
algunos casos, pueden incluso conseguir nuevos reclutas
entre los presos. Las crisis de identidad que causan los largos
periodos en prisión o el deseo de encontrar la redención
de errores pasados pueden hacer que los detenidos se
conviertan en personas particularmente vulnerables al
acercamiento de extremistas que les ofrecen una ideología
simplista que permite que resuelvan todos sus problemas
en el momento.
Como dice el profesor de la Universidad de Granada,
Javier Jordán, experto en esta materia: "La afinidad hacia
personas del mismo origen nacional y cultural, como es
el caso de los presos procedentes de Marruecos, Argelia
u otros países de mayoría musulmana, y la consiguiente
formación de grupos cerrados de carácter étnico-religioso
en las cárceles europeas y españolas, puede ser utilizada
–y, de hecho, lo ha sido– como un factor favorable a la
captación yihadista. Personajes como el difunto Abu
Musab al-Zarqawi, Richard Reid (más conocido como
el terrorista del zapato) o Jamal Ahmidan, uno de los
líderes del 11-M, se convirtieron al yihadismo durante su
estancia en prisión.
Las prisiones españolas también han sido escenario de
procesos de radicalización y reclutamiento, el caso más
conocido fue la operación antiterrorista NOVA, realizada
en octubre y noviembre de 2004 contra un grupo creado
en varias prisiones. La red estaba compuesta por antiguos
militantes del GIA argelino que había logrado captar a
nuevos simpatizantes musulmanes durante su estancia en
la prisión.
de ser cargados en la Red. Al Qaeda cuenta con su propia
productora: As Sahab (las nubes) y Al Qaeda en el Magreb
Islámico (AQMI) con la suya: Al-Andalus.
Llama la atención que en numerosas ocasiones estas
productoras asumen el riesgo de ser detectadas y abatidas
por las Fuerzas de Seguridad al permanecer en el lugar
de una acción terrorista concreta con intención de grabar
imágenes de la misma, unas imágenes cuanto más
explícitas y sangrientas, mejor.
En un principio, esas imágenes se difundían mediante
cintas de vídeo que se visionaban en ambientes más bien
cerrados-privados; pero el enorme poder de difusión de
Internet y las dificultades para su control y restricción le
han convertido en un instrumento verdaderamente idóneo
para los fines del terrorismo yihadista, concretamente en
sus labores de reclutamiento y captación.
Prueba de la preocupación por la comunicación a sus
fieles seguidores es que, en muchas ocasiones, esas
imágenes cuentan con una edición y producción de
calidad, visualmente muy atractivas y acompañadas de
músicas y sonido muy sugestivos, eso sí, desde el punto
de vista musulmán. También se graban entrenamientos
de combate, homenajes y loas a suicidas, sesiones de
adoctrinamiento, castigos y ejecuciones, fabricación
de explosivos, preparación de atentados, sermones,
comunicados y un largo etcétera.
Como complemento a esta labor de información están
los foros, chats y otros lugares sociales que alberga la
Red, más o menos accesibles, en los que, aparte de
poder descargarse el material antes descrito, es posible
comunicarse e interactuar con otras personas, lo que
incrementa su peligrosidad. n
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