Humanizar la muerte - ccoo

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Humanizar la muerte
Humanizar la muerte
Ajenos a la polémica del Severo Ochoa de Leganés, las unidades y equipos de cuidados paliativos de los
hospitales públicos de Mallorca realizan una importante labor para aliviar el sufrimiento de los enfermos
terminales
"Hay enfermedades sin cura, pero no pacientes sin cuidado". Así explica el director del hospital Sant Joan de Déu, Josep
Maria Vicens, lo que hay detrás de los cuidados paliativos. Algo a lo que Enric Benito, responsable de este área en el
Hospital Joan March, agrega que "la filosofía es que el protagonista siempre es el enfermo, pero el coprotagonista es la
familia. Ella también deben recibir asistencia" en la parte final de la enfermedad de uno de sus miembros. En el proceso,
tan importante es la asistencia médica como la psicológica. Psicólogos, asistentes sociales y voluntarios tienen un
importante papel en hacer más soportables estos momentos con una profunda carga emocional.
Mercedes Vacas, jefe de Enfermería de Sant Joan de Déu, agrega que "el trabajo es diferente. Sobre todo, hay que tener
actitud y saber escuchar".
La estancia media de los enfermos terminales, explica uno de los responsables, va de dos a tres meses, aunque hay
lugares como la unidad de paliativos de Sant Joan de Déu, donde tratan también en nueve de sus 20 habitaciones a
pacientes en coma.
Los servicios de cuidados paliativos se han extendido en Balears a partir de la década de los 90, centrándose en los
enfermos de cáncer. En la actualidad, cerca de un 50% de los enfermos oncológicos en fase terminal en las islas acuden
a programas de este tipo. Es más que la media nacional, aunque aún se está lejos de las autonomías más avanzadas en
este aspecto, como Extremadura, o Cataluña, donde un 90 por ciento de los enfermos oncológicos pasan por cuidados
paliativos. La extensión de estos servicios al resto de enfermedades terminales es otro debate necesario a tener en
cuenta.
"Cada habitación es un mundo"
La coordinadora del programa de voluntariado de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), Catalina
Veramendi, señala que "los familiares agradecen mucho estos cuidados". Para ella, "cada habitación y cada enfermo
representa un mundo totalmente diferente. Un voluntario debe acompañar, escuchar y tener empatía con el enfermo y su
familia".
Para la presidenta de la AECC, Teresa Martorell, el reto para el futuro reside en que exista "un programa integral de
curas paliativas que coordine la acción de diferentes instituciones en este campo". Además, "aún existe una falta de
conocimiento por parte de muchos de los recursos existentes", por lo que cree que aún se debe aumentar la información
a los usuarios, además de seguir extendiendo la red de asistencia a domicilio, porque los cuidados paliativos no sólos se
administran en los hospitales.
"En casa es donde muchos se encuentran mejor y se trata de una opción que reduce gastos. Pero es el enfermo el que
debe decidir dónde está mejor", explica Joan Santamaria. Miguel Herranz, de UGT, señala que "el trabajo que están
haciendo en las islas estos profesionales es digno de alabanza, están a la altura de los mejores", aunque cree que habría
que aumenten estos servicios, como también defiende Manel García, de CC OO. Juan Miralles, experto en bioética y
miembro de la plantilla del hospital Sant Joan de Déu, señala que "el interés profesional es aliviar el dolor" en los
enfermos terminales. Santamaria apunta que "no he conocido ningún caso como el de Ramon Sampedro". En su
opinión, la eutanasia "es anecdótica" en relación al total de casos.
Diario de Mallorca
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