REPORTAJE: ESPACIO Proyectos de misiones

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REPORTAJE: ESPACIO Proyectos de misiones
¿Qué es mejor, desviar un
asteroide peligroso o
destruirlo?
ALICIA RIVERA - Madrid - 28/11/2007
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Cada 100 millones de años, de media, choca contra la Tierra un asteroide de 10
kilómetros de diámetro (del tipo del que debió acabar con los dinosaurios hace
65 millones de años); la frecuencia de impactos de asteroides de un kilómetro
(catastrófico a escala de un país grande y con repercusión global) es de uno en
500.000 años, y de 500 metros (que provoque una catástrofe de escala local) es
de uno en 100.000 años. Estos pedruscos han chocado contra nuestro planeta
siempre, pero ahora no sólo se ven, se vigilan y se calcula la probabilidad de
impacto, sino que las tecnologías necesarias para evitarlo están listas o al
alcance de la mano. Sobre la amenaza de las rocas espaciales se celebró
recientemente una sesión científica y técnica en la sede de la empresa
aeroespacial EADS-CASA, centrada en la misión espacial Don Quijote, ideada
por el director de la empresa espacial española Deimos, Miguel Belló Mora, y
seleccionada por la Agencia Europea del Espacio (ESA), pero aún sin la luz
verde necesaria para empezar a construirla.
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Precisión de 10 metros
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GRÁFICO: La amenaza de los objetos cercanos a la Tierra
"¿Qué sería mejor: destruir un asteroide que se acercase peligrosamente a la
Tierra o desviarlo?", plantearon los expertos. Desde luego, la destrucción no
sería fácil, y además "habría que garantizar que los escombros resultantes
fueran suficientemente pequeños como para que, si alguno acabase dirigiéndose
a la Tierra, se destruyese en la atmósfera", comentó el científico Andrea Milani
(Universidad de Pisa, Italia).
Lo más sencillo y seguro, explicó, es "desviar el asteroide con un impacto de alta
velocidad", como un golpe de billar interplanetario. "Y el reto tecnológico es
controlar perfectamente ese impacto para no colocar el asteroide en trayectoria
de colisión con la Tierra", dijo. Por supuesto, los ensayos no pueden hacerse con
rocas que pasen cerca de nuestro planeta.
Hay también ideas para desviar suavemente una roca celeste, como colocar en
ella enormes velas que se hincharían con el viento solar, recordó Pedro Duque,
astronauta en excedencia y director de Deimos Imaging. Sin embargo, son
técnicamente muy difíciles y se contemplan a largo plazo, mientras que el
impacto de billar espacial es "tecnológicamente accesible y tendría un precio
asumible". La opción de recurrir a cargas nucleares contaría, previsiblemente,
con oposición social, sobre todo en Europa, añadió Duque. Expertos espaciales
españoles, de las empresas EADS-CASA, Sener, Indra, Insa y Crisa coincidieron
en destacar la viabilidad técnica de la misión Don Quijote y en su interés en
llevarla adelante.
El bombardeo de rocas que llegan del cielo a la Tierra ha sido constante desde
hace 3.000 millones de años, explicó Pedro Gutiérrez, del Instituto de
Astrofísica de Andalucía (IAA). Son cuerpos diferentes (clasificados como
carbonáceos, rocosos o metálicos, según su composición), de muy distinto
tamaño y diferente densidad.
Desde luego, los asteroides son muy interesantes para los científicos porque,
como apuntó Milani, "son como bloques de construcción del Sistema Solar, sin
los cuales sería imposible formar planetas".
En la última década, la búsqueda y seguimiento de estos cuerpos se han
perfeccionado mucho, y aunque EE UU lidera el esfuerzo y la inversión
internacionales, no todo se hace allí. Salvador Sánchez y Jaime Nomen, del
Spaceguard-Spain (Observatorio Astronómico de Mallorca) explicaron en el
seminario cómo detectan asteroides con un sistema robótico de telescopios y
programas de software adecuados para analizar las observaciones. Los cuerpos
que se ven desplazados sobre un fondo de estrellas fijas en fotografías sucesivas
o las líneas en imágenes del cielo nocturno de larga exposición son los
candidatos ideales. Nomen explicó que desde Mallorca, y en fuerte competición
con sus colegas de otros países, han descubierto ya 75 asteroides y han hecho el
seguimiento de 1.200.
Milani señaló que la NASA pretende localizar, en 2008, el 90% de los asteroides
cercanos a la Tierra mayores de un kilómetro; 10 años después puede alcanzarse
la misma cobertura con rocas de 300 metros y hacia 2020, las de 140 metros.
El especialista italiano defendió la puesta en marcha efectiva y cuanto antes de
la misión Don Quijote. Éste sería un primer paso imprescindible para montar
un sistema internacional de respuesta rápida para disparar un proyectil certero
a un asteroide peligroso para la Tierra y apartarlo.
Juan L. Cano, jefe del proyecto Don Quijote, mostró una viñeta de Ettore
Perozzi en la que un dinosaurio explica que "la frecuencia de un impacto que
aniquile a los dinosaurios es de uno en 100 millones de años", y otro contesta:
"¿Entonces, por qué preocuparse?".
Precisión de 10 metros
"El objetivo de la misión Don Quijote es hacer un impacto en un asteroide de 500
metros de diámetro, con un proyectil de 500 kilogramos, a una velocidad de 10
kilómetros por segundo, con una precisión de 10 metros, y desviar la trayectoria de
la roca al menos 100 metros", explicó Miguel Belló Mora, director de la empresa
espacial española Deimos y padre de la idea de esta misión europea para mitigar
el riesgo de asteroides, como la define la ESA. Además, tanto el impacto como la
desviación de la trayectoria del asteroide serían observadas y medidas de cerca
con la otra mitad de Don Quijote, la sonda automática bautizada Sancho, que se
pondría en órbita de la roca para estudiarla antes de la llegada del proyectil, y
luego analizaría su efecto. Los expertos destacaron en la reunión de EADS-CASA
la faceta científica de la misión, que proporcionaría datos esenciales sobre la
composición, forma, masa, estructura y otras propiedades del asteroide a desviar.
Aunque en el diseño inicial se contaba con lanzar desde la Tierra a la vez, en el
mismo cohete, el proyectil y la sonda de observación, la ESA se inclina por hacerlo
por separado y sólo enviar el primero cuando el segundo esté ya en órbita del
asteroide.
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