La Misa del Domingo

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DÍA DEL SEÑOR 12 C
Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
CANTO
Libertador de Nazaret, ven junto a mí, ven junto a mí.
Libertador de Nazaret, ¿qué puedo hacer sin ti?
Yo sé que eres camino, que eres la vida y la verdad,
yo sé que el que te sigue, sabe a dónde va.
Quiero vivir tu vida, seguir tus huellas, tener tu luz,
quiero beber tu cáliz, quiero llevar tu cruz.
Quiero encender mi fuego, alumbrar mi vida y seguirte a ti,
quiero escucharte siempre, quiero luchar por ti.
Busco un mensaje nuevo, te necesito, libertador,
no puedo estar sin rumbo, no puedo estar sin Dios.
ORACIÓN
Sabemos, padre,
que ver a Jesús es conocerte a ti.
Queremos conocer de verdad a Jesús
y reconocer que él es para nosotros
y para todo el mundo,
la auténtica Buena Noticia de tu amor de Padre.
Dios derrama sobre nosotros un espíritu de gracia y clemencia.
El triunfo del Mesías se mostrará en la conversión de las personas y en el volver los ojos
al que puede llenar de esperanza nuestra vida.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía de Zacarías 12, 10-11; 13, 1
Esto dice el Señor:
“Derramaré sobre la dinastía de David
y sobre los habitantes de Jerusalén
un espíritu de perdón y de oración,
y volverán los ojos hacia mí, al que traspasaron,
Le harán duelo como de hijo único,
lo llorarán como se llora al primogénito.
Aquel día, el luto de Jerusalén será tan grande
como el de Hadad-Rimón en los llanos de Meguido.
Aquel día, brotará una fuente
para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén,
remedio de errores e impurezas”.
Palabra de Dios
Salmo responsorial Sal 62, 2. 3-3. 5-6. 8-9
(Tono B)
Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.
Porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Jesús es la luz
Pablo nos invita a superar las barreras:
a) socio-económicas: "ni siervos ni amos",
b) de raza o cultura: "ni griegos ni judíos",
c) privilegios de sexo: "ni varón ni hembra”. Hay un largo camino que hacer.
Todos herederos de la PROMESA.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas
3, 26-29
Hermanos:
Todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.
Cuantos habéis sido bautizados en Cristo, os habéis revestido de Cristo.
No hay judío y griego, esclavo y libre, hombre y mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo
Jesús.
Y, si sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán y herederos según la promesa.
Palabra de Dios
Aleluya Jn 10, 27
Mis ovejas escuchan mi voz -dice el Señor-,
y yo las conozco, y ellas me siguen.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas
9, 18-24
Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les pregunto:
- «¿Quién dice la gente que soy yo?»
Ellos contestaron:
- «Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos
profetas.»
Él les preguntó:
- «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Pedro tomó la palabra y dijo:
"El Mesías de Dios."
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió:
- «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas,
ser ejecutado y resucitar al tercer día.»
Y, dirigiéndose a todos, dijo:
- «El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el
que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará.»
Palabra del Señor
Jesús
es
la
puerta
¿Quién dice la gente que soy yo?
A Cristo se le conoce estudiando las Escrituras , pero sobre todo se le conoce viviendo su
doctrina: quien se contenta con recordar y leer su doctrina, se queda en la letra, en lo exterior; quien
vive como él, descubre el verdadero rostro de Jesús y su atracción irresistible.
A Cristo se le va comprendiendo en la medida en que uno se va comprometiendo en su seguimiento. No
se puede intuir la hondura de su invocación al Padre, si uno no vive filialmente ante Dios y
fraternalmente con los hombres. No se puede gozar de su ofrecimiento de perdón si uno no sabe
perdonar. No se experimenta la salvación que él aporta, si uno no se compromete en acogerla.
Al seguir a Jesús, comenzamos a liberarnos de muchas fuerzas que aprisionan nuestra persona:
egoísmo, orgullo, vanidad, afán de suficiencia, desinterés por el prójimo—
Tomar su cruz no es una cierta pasividad o estoicismo, es todo un camino de liberación, nuestra y de
los demás.
Tú eres el Mesías: El que nos salva, el que hace que nuestra vida sea nueva y llena de esperanza cada
mañana. El que hace que nuestra vida no se cierre a los demás. El que nos saca de la rutina. El que llena
nuestro corazón de amor, salvando así que nuestra vida se convierta en un absurdo.
"El que quiera salvar la vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará".
Vivirla para nuestros intereses es perderla, atrofiarla. Darla por los demás es multiplicarla. El que ama,
se da, se da por entero, y al darse a los demás, se siente colmado.
Jesús es el pan de vida
ORACIÓN DE LOS FIELES
Oremos juntos al Señor que nos promete un espíritu de gracia y nos constituye en hijos y pueblo de
su propiedad:
TODOS SOMOS UNO EN CRISTO JESÚS
-Por toda la iglesia, nacida del costado de Cristo, para que se revista de las mismas actitudes de
servicio, humildad y amor de Cristo. R. S.
-Para que vivamos abiertos al diálogo con todos los hombres e ideologías, sabiendo actuar con
discernimiento cristiano y depongamos toda actitud de intransigencia.
-Para que la celebración comunitaria de esta eucaristía, nos dé fuerzas suficientes para tomar la cruz de
cada día.
-Por los no creyentes que se preguntan quién es Cristo, para que puedan reconocerlo en el testimonio
de vida de los creyentes.
Señor, ten misericordia de nosotros, como lo esperamos de ti. P. J. N. S.
Jesús es el buen
pastor
CANTO OFERTORIO
Eres Señor nuestra luz,
eres Señor nuestra paz,
eres Señor nuestra vida.
Danos tu luz,
danos tu paz,
danos tu vida.
Danos tu luz,
danos tu paz,
danos tu vida.
ORACIÓN
Al presentar nuestras ofrendas, confesamos, Padre,
que Cristo es el verdadero camino de la vida
y asumimos también la renuncia
que supone muchas veces pensar, como Jesús,
en los demás más que en nosotros mismos.
CANTO DE COMUNIÓN
Yo amo al Señor, yo ano su palabra,
quisiera ser un seguidor de ella;
fructificar mi vida en su semilla,
y seguir su caminar en esta vida.
Te amo a ti, te busco a ti,
mi sed de amor se sacia en tu presencia.
Quisiera ser amigo fiel,
de todo aquel que busca y no te encuentra.
A ti, Señor, te pido que me guíes,
y pueda verte en todos mis hermanos,
en ellos vea que tú estás presente,
descubrirte en sus vidas muy cercano.
Caminaré, oh Dios, por tus caminos,
voy hacia ti, renuevo mis deseos,
de conseguir en esta vida errante,
el perdón, fe y amor para seguirte.
JESÚS ES EL AGUA VIVA
A ti, Jesús, camino como un niño,
acógeme, tú sabes cómo hacerlo,
enséñame que tú eres la vida,
lléname de tu fe que da energía.
ORACIÓN
Bendito seas, Padre,
que nos has bendecido en la persona de Cristo,
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados,
e irreprochables ante El por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya, a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo, redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para nosotros,
dándonos a conocer el Misterio de su Voluntad.
Este es el plan que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra.
Bendito seas, Padre,
que nos has bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
JESÚS ES LA VIDA
CANTO FINAL
Me quedé sin voz con qué cantar,
y mi alma vacía dormía en sequedad.
Y pensé para mí, me pondré en sus manos,
manos de Madre, me dejaré en su amor.
Y tú, María, hazme música de Dios,
y tú, María, anima tú las cuerdas de mi alma.
¡Aleluya! Amén.
María, acompaña tú mi caminar;
yo solo no puedo, ayúdame a andar.
Y pensé para mí, me pondré en sus manos,
manos de Madre, me dejaré en su amor.
Paseo María Agustín, 8 Zaragoza
www.parroquiadelcarmen.es
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