Piedra Rosetta[1]

Anuncio
Historia.
La piedra Rosetta, que se exhibe en el British Museum, es una estela
de granito negro con una inscripción bilingüe (griego y egipcio) de un
decreto de Ptolomeo V, en tres formas de escritura: jeroglífica,
demótica y griego uncial (griego en letras mayúsculas). Tiene algo
más de 1 m de largo, 72 cm de ancho y 27 cm de grosor, y pesa 760
kg.
La piedra Rosetta fue descubierta el 15 de julio de 1799 por el
capitán francés Pierre-François Bouchard en un pueblo egipcio del
delta del Nilo denominado Rashid (y llamado por los franceses
Rosetta), cuando las tropas capitaneadas por Napoleón Bonaparte se
encontraban guerreando contra las de Gran Bretaña en las tierras de
Egipto.
La piedra fue depositada en el Instituto Nacional de El Cairo, y
Napoleón ordenó hacer copias de ella para que fuese estudiada por
los eruditos de Europa. Se consiguió una buena impresión a base de
recubrir la losa de tinta de imprenta y pasar por ella hojas de papel
enrolladas a un rodillo de goma de indias.
La piedra iba a ser transportada a Francia por los miembros del
Instituto de Egipto, pero los ejércitos ingleses la confiscaron, y la
enviaron en la fragata de la Armada Real L’ Egyptienne. a Portsmouth
desde donde fue transportada al Museo Británico, donde se exhibe
desde 1802. A un lado lleva una inscripción con pintura blanca, que
dice “Captured in Egypt by the British Army” (capturada en Egipto por
el ejército británico).
Su gran importancia radica en haber sido la pieza clave para
comenzar a descifrar los jeroglíficos egipcios antiguos, y hoy está
considerada como una joya en la historia del lenguaje y la
transcripción.
La piedra sólo fue sacada una vez del Museo Británico. En 1972, con
ocasión del 150 aniversario del desciframiento de los jeroglíficos, fue
llevada al Museo del Louvre, donde estuvo expuesta durante unas
semanas.
Hay una reproducción de la piedra Rosetta en Lot, la ciudad natal de
Champollion. Es de granito negro traído desde Zimbabwe, y en sus
tres peldaños están inscritos los textos en jeroglífico, demótico y
griego. En el Museo Egipcio de El Cairo también se exhibe una copia.
Contenido e importancia de su descubrimiento.
El texto que figura en la piedra es el Decreto de Memfis del 27 de
Marzo de 196 a.C., realizado bajo el reinado de Ptolomeo V Epífanes,
y contiene una compleja fórmula de agradecimiento al soberano.
Narra una sentencia del rey en la que describía varios impuestos que
había revocado y ordenaba además que la estela se erigiese y que el
decreto fuese publicado en el lenguaje de los dioses (jeroglíficos) y en
la escritura de la gente (demótica).
"Bajo el reinado del joven que recibió la soberanía de su padre, Señor
de las Insignias reales, cubierto de gloria, el instaurador del orden en
Egipto, piadoso hacia los dioses, superior a sus enemigos, que ha
restablecido la vida de los hombres, Señor de la Fiesta de los Treinta
Años, igual a Hefaistos el Grande, un rey como el Sol, Gran rey sobre
el Alto y el Bajo país, descendiente de los dioses Filopáteres, a quien
Hefaistos ha dado aprobación, a quien el Sol le ha dado la victoria, la
imagen viva de Zeus, hijo del Sol, Ptolomeo, viviendo por siempre,
amado de Ptah.
En el año noveno, cuando Aetos, hijo de Aetos, era sacerdote de
Alejandro y de los dioses Soteres, de los dioses Adelfas, y de los
dioses Euergetes, y de los dioses Filopáteres, y del dios Epífanes
Eucharistos, siendo Pyrrha, hija de Filinos, athlófora de Berenice
Euergetes; siendo Aria, hija de Diógenes, canéfora de Arsínoe
Filadelfo; siendo Irene, hija de Ptolomeo, sacerdotisa de Arsínoe
Filopátor, en el (día) cuarto del mes Xandikos —o el 18 de Mekhir de
los egipcios—".
Tradicionalmente se pensaba que el decreto escrito en la Piedra de
Rosetta había sido ideado en demótico por los sacerdotes de Menfis
hacia el año 197 a.C., pero los últimos estudios de expertos en
demótico han comprobado que la inscripción original fue compuesta
en griego y traducida posteriormente al demótico, aunque a veces
poco fielmente.
La civilización egipcia usó el lenguaje escrito jeroglífico durante miles
de años. Los antiguos Egipcios llamaban sus textos escritos "palabras
de los dioses". Según la antigua tradición, la escritura había sido
enseñada a los hombres directamente por el dios Tot durante el
reinado terrenal de Osiris, y la escritura mantuvo siempre, a través
de los siglos, caracteres sagrados y hasta poderes mágicos. Al que
sabía trazar aquellos trescientos signos de la escritura egipcia (cada
uno de los cuales indicaba un sonido o un objeto) se le tenía en muy
alta consideración.
La lengua demótica es la última variedad cronológica de la lengua
egipcia. Cuando los griegos, bajo el mando de Alejandro Magno,
conquistaron Egipto, introdujeron su idioma al lenguaje egipcio. Más
adelante, alrededor del año 50 a.C., el imperio romano se extendió
hasta Egipto y el idioma de jeroglíficos fue reemplazado por el griego
y el latín. Sin embargo, ninguno de los estudiosos de la época
documentó información acerca de cómo poder traducir este idioma,
de manera que durante cientos de años, los jeroglíficos continuaron
siendo un misterio. Y es probable que todavía hoy permanecieran
siéndolo, a no ser por el hallazgo casual de la piedra de Rosetta.
Una vez en Londres, la piedra Rossetta fue estudiada (por medio de
vaciados de escayola) por los eruditos de varias universidades
británicas. En principio, los estudiosos pudieron traducir el griego, y
se dieron cuenta de que era un decreto que exaltaba al Rey de Egipto
Ptolomeo V. Una vez descifrado el significado del primer mensaje, en
el primer idioma, comenzaron a trabajar en la traducción de los otros
dos. El físico inglés Thomas Young hizo un descubrimiento clave
cuando demostró que las firmas contenidas en el mensaje, llamados
“cartuchos”, se traducían en dos nombres conocidos: Ptolomeo y
Alejandro. Poco después, el historiador francés Jean-Francois
Champollion procedió con la traducción de la totalidad de los
jeroglíficos de la piedra. Comparando cartuchos reales de la época
grecorromana, estableció el alfabeto completo de jeroglíficos
fonéticos y sus correspondientes demóticos, y de esta manera los
estudiosos tuvieron acceso, por primera vez, al antiguo idioma
egipcio, lo que les permitió la lectura de los escritos que los egipcios
dejaron como legado.
Champollion murió en 1832; un año antes había obtenido la primera
cátedra de Egiptología. Pero su obra póstuma fue la Gramática
egipcia, en la cual se sentaban las bases del desciframiento. En las
páginas manuscritas Champollion explicaba su método y procedía al
análisis de los signos, clasificándolos en alfabéticos, ideogramas o
determinativos, y agrupándolos según las formas. Su hermano mayor
se encargó de publicar la obra. Después, Lepsius continuó el trabajo
del desciframiento y acabó de pulir el método de Champollion.
El hecho de que la piedra Rossetta se convirtiese en la clave esencial
para poder descifrar los jeroglíficos, dio lugar a que en la actualidad
el término “rosetta” se use como referencia cuando se logra descifrar
algo que, de lo contrario, hubiera sido imposible comprender. Por
esta razón se bautizó como “Misión Roseta” a la sonda espacial y el
vehículo destinado a aterrizar en el cometa Churyumov-Gerasimenko
tras un viaje interplanetario de 10 años con el objetivo de ofrecer
pruebas vitales para el descubrimiento de los secretos sobre la
formación de los planetas y el origen de la vida : "Tal y como la
piedra Rosetta proporcionó la clave para desvelar una civilización
antigua, así la nave espacial Rosetta de la ESA desbloqueará los
misterios de las más antiguas piezas del puzzle de nuestra Sistema
Solar - los cometas. "
Neila Ervina Suárez, 4º D
Descargar