VI Informes Laborales Actos de Hostilidad durante la relación laboral Ficha Técnica Autor:Dra. Jenny Ugarte Gonzales Título:Actos de Hostilidad durante la relación laboral Fuente: Actualidad Empresarial, Nº 189 - Segunda Quincena de Agosto 2009 Es frecuente que durante la vigencia de las relaciones laborales el empleador tenga la necesidad de modificar las prestaciones de su trabajadores ello en virtud a las nuevas exigencias que la empresa debe cumplir para permanecer en mercado. En el presente artículo analizaremos que actos realizados por el empleador son considerados actos de hostilidad. 1. Origen de la relación laboral: el Contrato de Trabajo El Contrato de Trabajo es “aquel acuerdo por el que una persona (trabajador) presta voluntariamente sus servicios retribuidos por cuenta ajena y dentro del ámbito de organización y dirección de otra persona física o jurídica (empleador o empresario)1” Del citado concepto podemos advertir que los elementos esenciales de la relación laboral son: prestación personal, remuneración y subordinación. Este último elemento según el Profesor Javier Neves “es un vínculo jurídico entre el deudor y el acreedor del trabajo, en virtud del cual el primero ofrece su actividad al segundo y le confiere el poder de conducirla”. Hasta el momento podemos llegar a una primera conclusión con la celebración del contrato de trabajo el empleador adquiere el poder de dirección. Poder que según Alonso Olea es “la facultad de moralizar la ejecución del contrato cuando es de duración larga o indefinida, para ir adaptando sus prestaciones a las necesidades mudables del trabajo que debe ser prestado, a los cambios estructurales y organizativos de la empresa, a los tecnológicos y a los cambios o perfeccionamientos en la cualificación profesional del trabajado”2. Es en virtud de este poder que el empleador puede atendiendo a las necesidades de la empresa ejecutar cambios en las condiciones y modalidades de trabajo. La pregunta de rigor que surge a partir de esta ultima afirmación es cual es el limite para que el empleador pueda introducir las modificaciones en la condiciones de trabajo? 1 PALOMEQUE LÓPEZ, Manuel Carlos y ÁLVAREZ DE LA ROSA, Manuel. “Derecho del trabajo”. 7ª ed. Editorial Centro de Estudios Ramón Areces S.A. Madrid, 1999. Pág. 618. 2 Alonso Olea, Manuel y Casas Baamonde, Ma. Emilia, Derecho del Trabajo, Universidad Complutense de Madrid, 1995. VI-4 Instituto Pacífico Una respuesta a esta pregunta lo podemos encontrar en el artículo 9º D.S. Nº 003-97TR de la Ley de Productividad y Competitividad Laboral (en adelante LPCL) que establece: “por la subordinación, el trabajador presta sus servicios bajo dirección de su empleador, el cual tiene facultades para normar reglamentariamente las labores, dictar las órdenes necesarias para la ejecución de las mismas, y sancionar disciplinariamente, dentro de los límites de la razonabilidad, cualquier infracción o incumplimiento de las obligaciones a cargo del trabajador. El empleador esta facultado para introducir cambios o modificar turnos, días u horas de trabajo, así como la forma y modalidad de la prestación de las labores, dentro de los criterios de razonabilidad y teniendo en cuenta las necesidades del centro de trabajo”. De la lectura del dispositivo citado podemos advertir que se reconoce a favor del empleador la figura del ius variandi “... facultad (del empleador) de modalizar la ejecución del contrato cuando es de duración larga o indefinida, para ir adaptando sus prestaciones a las necesidades mudables del trabajo que debe ser prestado, a los cambios estructurales y organizativos de la empresa, a los tecnológicos y a los cambios o perfeccionamientos en la cualificación profesional del trabajador”3. Ahora bien, si el ordenamiento laboral reconoce a favor del empleador la facultad de modificar las condiciones labores porque el artículo 30º de la LPCL establece una lista de actos que son considerados actos de hostilidad, los cuales si son alegados por el trabajador traerían como efecto el pago de una indemnización. La respuesta a este segundo cuestionamiento lo encontramos en la Doctrina que señala “que el ejercicio de esta facultad (ius variandi) tan solo será válida cuando estos cambios no importen un ejercicio irrazonable de esta facultad, ni alteren modalidades esenciales del contrato…” Efectivamente, de una lectura del artículo 30º de la LPCL podemos observar que las modificaciones realizadas por el empleador y que configuran actos de hostilidad son cambios sustanciales a los elementos del contrato de trabajo, motivo por el cual nuestro legislador ha optado sancionando estos cambios con el pago de la indemnización, en las líneas siguientes comentaremos cuales son los actos que nuestro ordenamiento considera como actos de hostilidad. 3 ALONSO OLEA, Manuel. Derecho al Trabajo, Editorial Ariel, Barcelona, 1975, 5ta edición página Pág. 360. 2. Regulación de los actos de hostilidad en nuestro ordenamiento jurídico La LPCL en su ya citado artículo 30º, enumera cuales son los actos de hostilidad que son equiparables al despido. Asimismo, complementando la norma antes indicada, el artículo 38º del mismo dispositivo, señala que el trabajador que se considere hostilizado, bajo el supuesto de cualquiera de las causales indicadas en el artículo 30º de la LPCL, puede optar, excluyentemente, por las siguientes dos opciones: - Accionar judicialmente para que el empleador cese en la comisión de los actos de hostilidad, imponiéndose a éste una multa que corresponda a la gravedad de la falta, o; - Dar por concluida la relación laboral, en cuyo caso demandará el pago de la indemnización señalada en el artículo 38º de la LPCL (indemnización por despido arbitrario), independientemente de la multa y de los beneficios laborales que pudieran corresponderle. 2.1. Procedimiento interno de cese del acto de hostilidad Un requisito previo para que el trabajador opte por cualquiera de las 2 opciones antes citadas es el emplazamiento por escrito que débe hacer el trabajador antes su empleador a quien imputara el acto de hostilidad correspondiente, otorgándole un plazo no menor de seis (6) días naturales para que efectúe su descargo o enmiende su conducta. Transcurrido el plazo de los 6 días naturales sin que el empleador enmiende su conducta, el trabajador podrá interponer la demanda de cese de hostilidad o del pago de la indemnización por despido arbitrario. 2.2 Carga de la prueba Una vez iniciado el proceso laboral, el trabajador tendrá la carga de probar el acto de hostilidad imputado a su empleador ello en virtud a lo señalado en el artículo 37º de la LPCL que señala: “ni el despido ni el motivo alegado se deducen o presumen, por lo que quien los acusa debe probarlos”. En virtud de ello, el trabajador que se dé por despedido por la comisión de algún acto de hostilidad por parte de su empleador, deberá probar en el proceso laboral iniciado la existencia de dicha conducta por parte de su empleador, caso contrario, la demanda que interpusiera sería declarada infundada debido a la ausencia de a de pruebas que acrediten N° 189 Segunda Quincena - Agosto 2009 Área Laboral la existencia del acto de hostilidad imputado a su empleador. Sin embargo, debido a la dificultad probatoria que tiene el trabajador para demostrar el o los actos de hostilidad cometidos por su empleador, nuestro legislador, a través de los artículos 40º y 41º de la Ley Nº 26636, Ley Procesal del Trabajo, ha consagrado la figura de los sucedáneos de los medios probatorios. En tal sentido, la regulación de los sucedáneos de los medios probatorios, permitiran que el trabajador aporte al proceso una serie de pruebas que en su conjunto creen en el juez la certeza o convicción de que los hechos sucedieron tal como los alega. (artículo 30º de ley Procesal de Trabajo). 2.3. Plazo de caducidad para accionar judicialmente en caso de actos de hostilidad El artículo 36º de la LPCL otorga un plazo de treinta (30) días al trabajador para que accione judicialmente en caso de comisión de actos de hostilidad por parte del empleador. Asimismo, el artículo 37º del Reglamento de la LPCL, aprobado por el Decreto Supremo Nº 001-96-TR (en adelante, el reglamento) señala que este plazo se empezará a computar desde el día siguiente de vencido el plazo otorgado al empleador para que efectúe su descargo o enmiende su conducta. En caso de que el trabajador no llegue a accionar dentro del plazo señalado en el artículo 36º de la LPCL, el derecho a accionar judicialmente por este concepto habrá caducado, es decir se habrá extinguido y en consecuencia el trabajador transcurrido este plazo no podrá reclamar el pago de la indemnización antes indicada. 3. Actos de Hostilidad que traen como consecuencia que el trabajador pueda resolver unilateralmente el vínculo laboral Estos actos están previsto en el artículo 30º de la LPCL.y son los siguientes: 3.1. La falta de pago y la reducción inmotivada de la remuneración El legislador regula en los incisos a) y b) del artículo 30º de la LPCL, la falta de pago y la reducción inmotivada de la remuneración como supuestos de actos de hostilidad por parte del empleador. El artículo 24º de la Constitución, señala: “el trabajador tiene derecho a una remuneración equitativa y suficiente, que procure, para él y su familia, el bienestar material y espiritual”. El citado artículo, reconoce a favor del trabajador el derecho al pago de la remuN° 189 Segunda Quincena - Agosto 2009 neración por el servicio prestado motivo por el cual, el cumplimiento oportuno de esta obligación durante relación laboral implica que el empleador cumpla con pagar el mismo de manera oportuna porque “el trabajador no tiene, en general ningún otro ingreso que el salario y depende por eso de ese ingreso para poder vivir”4. La oportunidad de su abono será acordada por las partes de no existir acuerdo la oportunidad será la que resulte establecida por la ley. Al respecto el artículo 8º de la LPCL señala en cuanto a la oportunidad de pago que esta puede ser: “semanal, quincenal o mensual”. Cabe precisar que el inciso a) contempla un supuesto de excepción para no considerar el no pago de la remuneración como un acto de hostilidad esto es, que la causa del no pago sea motivado por razones de fuerza mayor o caso fortuito. Siendo indispensable para que proceda tal excepción que el empleador pruebe estas razones. Respecto al inciso b) del citado artículo 30º que contempla como una acto de hostilidad la reducción inmotivada de remuneración se debe tener en cuenta que el reglamento de este dispositivo esto es el artículo 49º del reglamento de la LPCL señala: “que será considerada como acto de hostilidad, la reducción de remuneraciones que el empleador realice en forma unilateral y que carezca de motivación objetiva o legal que la fundamente”. Afirma Blancas Bustamante que la reducción de remuneración se configura “tanto si afecta la remuneración básica como las complementarias o cualquiera de ambas, pues a los efectos de la ley todos los conceptos que corresponden percibir al trabajador vienen a consolidar una cantidad global(…)”5. No obstante lo afirmado se debe señalar nuestros Jueces ordinarios así como los Constitucionales han interpretado que si es factible la reducción de la remuneración y que este no constituirá un acto de hostilidad si el trabajador ha dado su consentimiento para la reducción del mismo6. Esta interpretación la podemos constatar en la Casación Nº 2919-97 SANTA de 28 de abril de 1999, que señaló “(...) la posibilidad de reducir las remuneraciones a nivel individual está autorizada incluso por la Ley número nueve mil cuatrocientos sesentitrés, siempre que medie aceptación del trabajador, es decir, que haya un acuerdo bilateral (...)”. En ese mismo sentido, el Tribunal Constitucional en el proceso constitucional de amparo, seguido por Roberto Castillo 4 BLANCAS BUSTAMANTE, Carlos, El Despido en el Derecho Laboral Peruano, ARA editores, 2da Edición, Lima 2002, página 414. 5 BLANCAS BUSTAMANTE, Carlos. Op. cit. Pág. 429. 6 Para un mayor detalle sobre el contenido de los Fallos Jurisprudenciales, revisar la Revista Nº 188 página VI-4, 1ra Quincena de Agosto 2009. VI Melgar contra la Empresa Prestadora de Servicios (EPS) SEDAPAR (Expediente Nº 009-2004-AA/TC) ha señalado: En cuanto a la rebaja de remuneraciones, (…)se sustenta en el convenio suscrito con fecha 25 de octubre de dicho año. Al respecto, la posibilidad de reducir las remuneraciones está autorizada expresamente por la Ley Nº 9463, del 17 de diciembre de 1941, siempre que medie aceptación del trabajador. Igual situación es contemplada, contrario sensu, por el artículo 30º, inciso b), del Texto Único Ordenado del Decreto Legislativo Nº 728, aprobado por Decreto Supremo Nº 00397-TR, y el artículo 49º de su reglamento, aprobado mediante Decreto Supremo Nº 001-96-TR, que consideran la reducción inmotivada de la remuneración o de la categoría como acto de hostilidad equiparable al despido…”. (fundamento 3)”. De la lectura de las citadas Jurisprudencia podemos concluir que en nuestro ordenamiento jurídico no es considerado acto de hostilidad la reducción de remuneración si el trabajador ha dado el consentimiento para el mismo. 3.2. La reducción de la categoría El inciso b) del artículo 30º de la LPCL señala como acto de hostilidad equiparable al despido arbitrario, la reducción inmotivada de la categoría del trabajador dentro del ámbito funcional y organizativo de su centro de labores. Al respecto, Alonso Olea señala que: “... cada trabajador posee una cualificación o categoría profesional que se tiene en cuenta al tiempo de contratar y a lo largo de la ejecución del Contrato de Trabajo, en virtud de la cual se le clasifica profesionalmente...”7. Es evidente entonces que el empleador luego de contratar al trabajador le asignara una categoría y puesto de trabajo. Al respecto señala el ya citado profesor Blancas Bustamante que ambos conceptos son distintos: “...categoría profesional y puesto de trabajo devienen conceptos distintos. El primero hace referencia a una posición o status determinado por la profesión, oficio, especialización o experiencia laboral del trabajador; el segundo indica las funciones concretas que desempeña el trabajador con la empresa...”8. Nuestra LPCL sanciona como acto de hostilidad la reducción de la categoría del trabajador. No obstante ello, si el empleador se limita a variar el puesto de trabajo de un trabajador, manteniendo su categoría inicial tal variación no significara un acto de hostilidad. 3.3. El traslado del trabajador El inciso c) del artículo 30º de la LPCL señala como acto de hostilidad equipara7 ALONSO OLEA, Manuel. “Derecho del Trabajo”. Editorial Civitas. Madrid, 1998. 16va. Edición. Pág. 360. 8 BLANCAS BUSTAMANTE, Carlos. Op. cit. Pág. 426. Actualidad Empresarial VI-5 VI Informes Laborales ble al despido arbitrario, el traslado del trabajador a lugar distinto de aquel en el que preste habitualmente servicios, con el propósito de ocasionarle perjuicio. Mientras que el (Artículo 50º del reglamento de la LPCL) señala: “que el traslado sancionado como acto de hostilidad equiparable al despido es aquel que importa el cambio a un ámbito geográfico distinto y siempre que tenga el deliberado propósito de causar perjuicio al trabajador”. De la lectura del dispositivo citado podemos advertir que el elemento objetivo del acto del hostilidad en esta causal es; el traslado físico del trabajador. Mientras que, el elemento subjetivo es el “deliberado propósito” del empleador de causar un perjuicio al trabajador. Respecto al primer elemento señala Blancas que “la precisión hecha por la norma reglamentaria, descarta que pueda considerarse como acto de hostilidad, el cambio del lugar del trabajador dentro del mismo centro del trabajo, así como el cambio de aquel a otro centro de trabajo de la empresa que se encuentre dentro del mismo ámbito geográfico”. En cuanto al elemento subjetivo se advierte que el “deliberado propósito” del empleador de causar el perjuicio al trabajador deberá ser probado por este último, lo cual a nuestro parecer es una carga probatoria excesiva para el trabajador puesto que la intención es un factor subjetivo que como tal no contara con algún tipo de medio probatorio que evidencie o demuestre la voluntad del empleador de perjudicar al trabajador. Siendo ello así, legalmente, “le bastara al empresario alegar simples razones de conveniencia (menores costos, incentivos tributarios, facilidades portuarias etc. Para justificar su decisión”9 del traslado geográfico del trabajador. 3.4. La seguridad e higiene La ley General de Salud (Ley Nº 26842) señala en su artículo 100º la obligación de: “Quienes conduzcan o administren actividades de extracción, producción, transporte y comercio de bienes o servicios, cualesquiera que éstos sean, tienen la obligación de adoptar las medidas necesarias para garantizarla protección de la salud y la seguridad de los trabajadores y de terceras personas en sus instalaciones o ambientes de trabajo”. Cabe precisar que, la obligación de empleador, a implementar las medidas de seguridad en el centro laboral no solo constituye una obligación del empleador por mandato de la ley sino que como señala DE FERRARI “la idea de riesgo profesional domina todo el contrato de trabajo y compromete la responsabilidad patronal10”. A nuestro parecer es coherente que el legislador tipifique como un acto de hos9 BLANCAS BUSTAMANTE, Carlos. Op. cit. Pág 433. 10 DE FERRARI Francisco, Derecho del trabajo, Volumen II, Segundo Edición de Palma, Buenos Aires, 1977, página 332. VI-6 Instituto Pacífico tilidad del empleador hacia el trabajador la inobservancia de medidas de higiene y seguridad. Puesto que es el empleador el llamado a adoptar las medidas necesarias para evitar cualquier accidente de trabajo porque es quien tiene el control de lugar, maquinarias que son utilizadas por el trabajador en la ejecución de sus labores. Ahora bien, no se debe perder de vista que, no es necesario que el trabajador sufra algún accidente de trabajo para que se encuentre legitimado para alegar esta causal como acto de hostilidad ya que debe entender “que la seguridad y salud del trabajador resultan afectadas cuando se cierne sobre el un peligro grave e eminente”(…). En conclusión, respecto a este acto de hostilidad el trabajador podrá alegarla cuando la ausencia de las medidas de seguridad vulneren su derecho a la vida e integridad. (numeral 1 del artículo 2º de la Constitución). 3.5.El acto de violencia o el faltamiento grave de palabra El inciso e) del artículo 30º de la LPCL señala como acto de hostilidad equiparable al despido arbitrario, el acto de violencia o el faltamiento grave de palabra en agravio del trabajador o de su familia. Respecto al acto de violencia: “…toda violencia es, per se, grave y hiere mortalmente la relación laboral, impidiendo su continuación. La agresión del empleador al trabajador entraña, además, un abuso de autoridad, reprobable desde todo punto de vista, pues la relación de trabajo, a diferencia de la esclavitud y la servidumbre, no comporta, en forma alguna, una sumisión personal y total al patrón...”11. Cabe precisar que el faltamiento de palabra por parte del empleador contra sus trabajadores o la familia de éstos, requiere ser grave, lo cual implica que el acto hostil debe: “…lesionar seriamente la dignidad del trabajador, o de su familia, ya sea por su propio contenido o por las circunstancias en que se produce el agravio…”12. 3.6. Los actos de discriminación El inciso f) del artículo 30º de la LPCL señala supuestos actos de hostilidad equiparables al despido, los actos de discriminación por razón de sexo, raza, religión, opinión o idioma. Al respecto, debemos señalar que no era necesaria su inclusión como acto de hostilidad porque el legislador ha previsto en el inciso d) del artículo 29º de la LPCL, estos motivos como causa de un despido nulo. 3.7.Los actos contra la moral y el hostigamiento sexual El inciso g) del artículo 30º de la LPCL señala como supuesto acto de hostilidad 11 BLANCAS BUSTAMANTE, Carlos. Op cit. Pág. 420. 12 BLANCAS BUSTAMANTE, Carlos. Op. cit. Pág. 406. equiparable al despido, los actos contra la moral, el hostigamiento sexual y todos aquellos que constituyen actitudes deshonestas que afecten la dignidad del trabajador. La Doctrina ha señalado que existen dos supuestos de acoso u hostigamiento sexual: el acoso sexual realizado por el empleador contra un trabajador o trabajadora de su empresa o el hostigamiento sexual llevado a cabo por un trabajador en contra de otro trabajador de la empresa. El primer supuesto indicado es el conocido como: chantaje sexual, por el cual “el empleador, o quien actúa en su representación, condiciona la permanencia del trabajador en su empleo o a la concesión, o conservación, de mejoras y beneficios laborales “al hecho de que acceda a su exigencia de mantener una actividad sexual con aquel...”13. El segundo supuesto es conocido como el acoso sexual ambiental, el cual se caracteriza por el hecho de que el sujeto activo es otro trabajador que, por tanto, “se encuentra en igual situación jerárquica a la víctima, no mediando entre ambas una relación de poder, como ocurre, en el acoso sexual por chantaje...”14. En este último supuesto, se considera que el empleador: “...ha tenido una responsabilidad indirecta, en cuanto, siendo innegables los perjuicios que el acoso sexual causa a la salud, integridad física y moral del trabajador, que él está obligado a prevenirlos, dentro del marco de sus deberes relacionados a la higiene y seguridad en el trabajo...”15. En conclusión para que el trabajador pueda alegar este acto de hostilidad no solo debe acreditar que el empleador tuvo conocimiento del acto sino que también este último omitió adoptar las medidas disciplinarias necesarias para impedir que se produjeran dichos actos en el centro de labores. 3.8.La negativa a otorgar la licencia laboral por adopción Mediante la Ley Nº 27409, publicada el 25 de enero de 2000, este último supuesto ha sido agregado al listado de actos de hostilidad equiparables al despido arbitrario. Esta ley señala en su articulo primero: “el trabajador tiene derecho a que se le otorgue una licencia con goce de haber durante treinta (30) días naturales, a partir del día siguiente de expedida la resolución Administrativa de Colocación familiar y suscrita la respectiva acta de entrega del niño (…) siempre que el niño no tenga más de 12 años de edad”. 13 BLANCAS BUSTAMANTE, Carlos. Op. cit. Pág 450 14 BLANCAS BUSTAMANTE, Carlos. Op. cit. Pág 451. 15 SERNA CALVO, María del Mar. “Acoso sexual en las relaciones laborales”. En: Relasur, Revista de Relaciones Laborales. Núm 2. Montevideo, 1994. Pág. 37. N° 189 Segunda Quincena - Agosto 2009