LAS EMPRESAS PÚBLICAS Y UNA CADENA PRODUCTIVA TAN FUERTE COMO SU ESLABÓN MÁS DÉBIL En un contexto de mercados competitivos como el de los agronegocios, es importante tener claro que competimos con países productores que tienen condiciones naturales, de medioambiente, de infraestructura y con escalas muy favorables comparadas con las nuestras, por lo que es determinante no agregar costos, ni ineficiencias a las naturales de la geografía. Hoy vivimos en una economía globalizada, donde todo tiene que ver con todo; si un granjero chino deja su granja y se radica en la ciudad, pasa a comprar alimentos en lugar de producirlos. , este hecho genera demanda a alimentos de producción a escala industrial. Así como pasa en China, ocurre en varios países emergentes. ¿Quién provee estos alimentos, o los insumos para producirlos? Los países y las regiones que puedan ser más eficientes para producir a un menor costo maíz, soja, trigo, leche y carne por ejemplo, van a tener en los próximos años la oportunidad de sufrir menos el freno en el nivel de actividad global. Uruguay ya tiene por clima y recursos naturales un conjunto de ventajas comparativas con otras regiones para producir algunas de estas materias primas. Pero esto no es suficiente, para aprovechar las oportunidades del mercado en la actualidad hay que construir ventajas competitivas. Estas ventajas competitivas son un activo de la sociedad y se componen por los recursos materiales disponibles como sistemas de riego o la infraestructura de rutas y puertos. También por los recursos humanos disponibles y el conocimiento que se puede aplicar a la producción. En última instancia la competitividad es un concepto relativo y en el caso de los países esa relación se debe medir en la capacidad para agregar valor que tiene la economía. La particularidad de nuestro país es su tamaño. Seguimos siendo muy chicos en el contexto global y la estrategia de integración regional. ¿Cómo puede competir un país con nivel de escala chico? La respuesta está en la eficiencia de los procesos productivos, con aplicación de tecnología, con gestión, con creatividad, esto aplica a la cadena productiva, pero también a los insumos críticos de la cadena. Detrás de la exportación de los productos de origen agropecuario hay varios eslabones que construyen una cadena mucho más compleja de lo que se piensa habitualmente. Algunos de estos eslabones en la cadena agroexportadora de Uruguay son: los dueños de la tierra, los productores, los proveedores de insumos (semillas / fertilizantes / agroquímicos), los prestadores de servicios (contratistas), acopiadores, exportadores, servicios de logística portuaria y las empresas de transporte. A esta cadena hay que agregarle aquellos que le prestan servicios. Entre estos servicios se destacan todos los necesarios para el transporte. Entre estos servicios se encuentra el sistema de rutas y la provisión de combustibles. Los diferentes eslabones de la cadena uruguaya han mejorado su eficiencia en los últimos 10 años a través de incorporación de tecnología, inversión, capacitación, con inversión en maquinarias, plantas de acopio nuevas, puertos, nueva flota de transporte, nuevas plantas de semillas, producción y distribución de fertilizantes. Sin embargo en materia de energía y en el sistema de rutas hubo un rezago importante y falta de adecuación a los nuevos tiempos, que se traduce en mayores costos e ineficiencias, las que quedan al descubierto en el actual contexto de caída de los precios internacionales. No es el momento de repartir culpas, ni de aferrarse a ideologías políticas que fueron parte de nuestra historia. Pero sí lo es de adecuar el manejo de estos servicios a los tiempos actuales y a lo que es la competitividad que el mundo globalizado demanda, sin importar signos ideológicos. La República Popular de China, compra al origen más competitivo; a la hora de comprar granos elige al que puede vender a un dólar más bajo, no importa si es USA, Brasil, Argentina o Uruguay. Es el momento de tener prestadores de servicios eficientes. En tal sentido las empresas públicas deben tener una gestión adecuada para prestar servicios competitivos y de calidad. Es el tiempo de cambio en el dogma uruguayo con respecto a las empresas públicas. El nuevo dogma ha de ser que las empresas de servicios públicos deben ser eficientes. Si han de ser públicas, tal cual lo ha resuelto la ciudadanía, deben ser igual o más competitivas que las privadas. Y ya no pueden pensarse para que a través de sus tarifas incrementadas respecto a sus niveles internacionales, recuperen los déficits que se generan por su gestión. Es una debilidad en la cadena que se siente y en el contexto actual se transformó en un problema estratégico.