Sección IV Vías biliares y páncreas

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Tratamiento de las enfermedades gastroenterológicas
Sección IV
Vías biliares y páncreas
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Sección IV
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Litiasis biliar, colangitis aguda
y colecistitis aguda
A. Naranjo Rodríguez y C. Rodríguez Ramos
LITIASIS BILIAR
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Definición y clasificación
La bilis es una secreción exocrina compuesta fundamentalmente por agua, ácidos biliares, colesterol, fosfolípidos, pigmentos biliares, proteínas y electrolitos que se mantienen
en solución. Cuando la bilis está sobresaturada de colesterol o pigmentos biliares pueden formarse cálculos mediante un proceso de precipitación, cristalización y agregación de
estos componentes.
El 80-90% de los cálculos biliares están compuestos fundamentalmente de colesterol,
y el 10-20% restante por pigmentos biliares. Los cálculos pigmentarios pueden ser negros
(con una elevada proporción de bilirrubinato cálcico) o marrones (formados por precipitados
de bilirrubina no conjugada y sales cálcicas de ácidos grasos).
Los cálculos de colesterol y los pigmentarios negros se originan en la vesícula (colecistolitiasis) y si son de pequeño tamaño pueden migrar a la vía biliar (coledocolitiasis secundaria). Por el contrario, los cálculos pigmentarios marrones se originan en la vía biliar cuando
ésta se encuentra colonizada por bacterias (coledocolitiasis primaria).
La litiasis biliar es una entidad frecuente, su prevalencia en nuestro entorno es del
10-15%, y hasta en un 80% de los casos permanece asintomática con un riesgo anual de
inicio de los síntomas del 1-4%. En los pacientes sintomáticos la probabilidad de recurrencia clínica en los 2 primeros años es del 65% y la incidencia anual de complicaciones del
1-2% (tabla 35-1).
Diagnóstico
Los casos asintomáticos se diagnostican de forma incidental durante la realización de
una prueba de imagen abdominal, generalmente una ecografía.
El único síntoma que puede atribuirse con suficiente especificidad a la colelitiasis es el
cólico biliar o dolor biliar. Se trata de un cuadro ocasionado por la obstrucción temporal del
conducto cístico o del esfínter de Oddi por un cálculo, que se manifiesta como un episodio
de dolor visceral de inicio súbito, no fluctuante, localizado en el epigastrio o en el hipocondrio derecho que suele irradiarse al ángulo escapular u hombro derechos. Es un dolor
intenso (alcanza una puntuación media de 9 en escalas visuales analógicas de 0 a 10) y se
acompaña con frecuencia de inquietud, náuseas y vómitos. Su duración habitual es de 4 a
6 h, aunque puede oscilar entre 30 min y 24 h.
Cuando un paciente presenta un episodio de dolor biliar debe solicitarse una ecografía
abdominal, técnica que constituye el patrón oro para el diagnóstico no invasivo de la cole-
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Tabla 35-1 Principales complicaciones de la litiasis biliar
Colecistitis aguda
Ictericia obstructiva
Colangitis aguda
Pancreatitis aguda
Íleo biliar
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cistolitiasis, presentando una sensibilidad y especificidad superiores al 95% para la detección de cálculos vesiculares mayores de 4 mm. Los cálculos de menor tamaño son más
difíciles de visualizar pero suelen ser múltiples, lo que facilita su diagnóstico sonográfico.
Cuando la sospecha clínica de colecistolitiasis es alta y la ecografía transcutánea es negativa puede emplearse la ecoendoscopia, que ha demostrado una sensibilidad del 96% y una
especificidad del 86% en el diagnóstico de colelitiasis oculta.
Un aspecto importante del diagnóstico de la litiasis biliar sintomática no complicada es
el diagnóstico de coledocolitiasis asociada a la colecistolitiasis. Se sabe que el 7-20% de
los pacientes que se someten a una colecistectomía presentan cálculos en la vía biliar principal y que en el 2-4% de los intervenidos se detectará coledocolitiasis tras la intervención.
Tradicionalmente, la colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE) se ha considerado la técnica de referencia en el diagnóstico de coledocolitiasis, pero dada su naturaleza
invasiva y las complicaciones asociadas ha sido reemplazada por otras técnicas en la vertiente diagnóstica. La ecografía transcutánea presenta una sensibilidad baja en estos casos
(18-45%) pero, dada su disponibilidad y bajo coste, es la técnica inicial que se debe utilizar.
Mayor rendimiento diagnóstico ofrecen las reconstrucciones coronales realizadas mediante
tomografía computarizada (TC) helicoidal multidetector (con sensibilidad del 80%) y, especialmente, la colangiorresonancia magnética que muestra una sensibilidad del 80-100% y una
especificidad del 85-99%. La ecoendoscopia es también una técnica de alta precisión diagnóstica (sensibilidad del 91-97% y especificidad del 100%), si bien su carácter mínimamente
invasivo y su escasa disponibilidad todavía limitan su uso. Por último es necesario señalar
que se han desarrollado numerosos índices de probabilidad para el diagnóstico de coledocolitiais combinando datos clínicos, analíticos y ecográficos con el objeto de seleccionar a
los pacientes que precisen de una evaluación diagnóstica adicional (con ecoendoscopia o
colangiorresonancia) o diagnosticoterapéutica (con CPRE) previa a la colecistectomía.
Tratamiento. Indicaciones quirúrgicas
Colelitiasis asintomática
Dada la relativa benignidad de la historia natural de la colelitiasis asintomática se recomienda un manejo expectante y debe evitarse la indicación generalizada de colecistectomía. Sin embargo, hay cierto grado de controversia y se plantean excepciones a esta
recomendación (tabla 35-2).
Colelitiasis sintomática no complicada
El cólico biliar debe tratarse con AINE ya que con ellos se consigue un rápido alivio del
dolor y al parecer reducen el riesgo de progresión del cuadro hacia una colecistitis aguda.
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Litiasis biliar, colangitis aguda y colecistitis aguda
Tabla 35-2 Indicaciones propuestas de colecistectomía profiláctica en pacientes
con colelitiasis asintomática
Situaciones con aumento del riesgo de cáncer de vesícula
– Pólipo vesicular mayor de 1 cm asociado a colelitiasis
– Vesícula en porcelana
– Cálculos mayores de 3 cm
– Individuos de origen amerindio
Presencia de coledocolitiasis
Trasplante cardíaco
Enfermedades hemolíticas crónicas
Cirugía abdominal sin utilización de material protésico en individuos de bajo o moderado riesgo
anestésico-quirúrgico
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Pueden utilizarse también analgésicos opiáceos que proporcionan una analgesia adecuada
pero no se recomiendan los espasmolíticos puros. Se aconseja además permanecer en
ayunas y pueden necesitarse antieméticos.
Tras la presentación de un primer episodio de dolor biliar se debe proponer la realización
de una colecistectomía ya que existe un riesgo definido de desarrollar complicaciones. No
es preciso indicar la colecistectomía con carácter urgente puesto que no aporta beneficio
sobre la colecistectomía electiva y supone un mayor consumo de recursos, pero la intervención tampoco debería demorarse más de lo que obliguen las necesidades de programación
quirúrgica. No hay recomendaciones concretas en la bibliografía basadas en un análisis
riesgo-beneficio para definir claramente este intervalo. Diversos servicios sanitarios han
establecido plazos de demora máxima (120 días), pero más como un “criterio de calidad”
influido por cuestiones de autoexigencia o previsión de demanda. En cuanto a la técnica
quirúrgica que se debe emplear, se recomienda la colecistectomía laparoscópica o la de
pequeña incisión frente a la colecistectomía abierta, puesto que permite una menor estancia hospitalaria sin que existan diferencias significativas en las tasas de complicaciones ni
en la mortalidad.
El tratamiento no quirúrgico de la litiasis biliar sintomática ha sido reemplazado por la
cirugía debido a su baja eficacia y a sus elevadas tasas de recurrencia, de forma que la
terapia disolutiva de contacto mediante la irrigación intravesicular con éter y la litotricia
extracorpórea han sido abandonadas. Sin embargo la administración oral de ácido ursodeoxicólico (a dosis de al menos 10 mg/kg/día antes de acostarse) puede ser beneficiosa
como terapia litolítica en pacientes muy seleccionados (fig. 35-1), logrando la desaparición
de cálculos menores de 5 mm en el 90% de los casos a los 6 meses pero con un riesgo
de recurrencia del 30-50% en 5 años. Actualmente se encuentra en fase de investigación
la posibilidad de emplear otros fármacos: estatinas (inhibidores de la síntesis hepática de
colesterol), ezetimiba (inhibidor de la proteina intestinal transportadora de colesterol) o
moduladores de los receptores nucleares involucrados en la secreción biliar de lípidos.
En los casos de colecistolitiasis asociada a coledocolitiasis no complicada debe añadirse a la colecistectomía la extracción de los cálculos intraductales, ya sea mediante CPRE
perioperatoria o mediante exploración intraoperatoria de la vía biliar. El tratamiento exclusivamente endoscópico sólo debe considerarse en pacientes con inaceptable riesgo quirúrgico. Al inicio de la era laparoscópica, dada la escasa experiencia disponible en las técnicas
de exploración laparoscópica de la vía biliar, se prefería realizar CPRE previa a la colecistec-
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Paciente con colelitiasis
¿Litiasis sintomática?
No
– Seguimiento clínico
– Colecistectomía profiláctica
en pacientes seleccionados
Sí
Iniciar tratamiento con AINE
± opiáceos
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¿Posibilidad de cirugía?
No
Sí
¿Cálculos 5 mm?
¿Cálculos radiolucentes?
¿Vaciamento pospandrial
vesicular > 50%
(ecografía)?
No
Tratamiento
sintomático
Sí
No
¿Coledocolitiasis
confirmada o
alta sospecha
de ésta?
Colecistectomía
laparoscópica
Sí
Tratamiento con
ácido ursodeoxicólico
Colecistectomía laparoscópica
con exploración intraoperatoria
de la vía biliar
o con CPRE perioperatoria
Figura 35-1. Algoritmo terapéutico de la colelitiasis no complicada. CPRE: colangiopancreatografía retrógrada endoscópica.
tomía. Sin embargo, metanálisis recientes indican que la colecistectomía laparoscópica con
exploración intraoperatoria de la vía biliar es tan segura y efectiva como la colecistectomía
laparoscópica asociada a CPRE pre o postoperatoria y requiere un menor número de procedimientos por paciente. Puesto que este esquema terapéutico requiere la disponibilidad
de cirujanos con amplia experiencia en laparoscopia, se admite como tratamiento válido la
CPRE preoperatoria en casos con alta probabilidad de coledocolitiasis y además hoy en día
se plantean abordajes intermedios como la colecistectomía laparoscópica con colangiografía intraoperatoria y posterior decisión del método de extracción de los cálculos que pudieran existir en función de las características de cada caso y de la experiencia de los cirujanos y endoscopistas disponibles: extracción quirúrgica laparoscópica, CPRE intraoperatoria
o CPRE postoperatoria tras colocar un catéter cisticoduodenal (que facilitaría la canulación
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Litiasis biliar, colangitis aguda y colecistitis aguda
Tabla 35-3 Factores de riesgo para el desarrollo de colelitiasis
Factores modificables
Factores difícilmente
modificables
Factores
no modificables
Dieta:
– Alta ingesta calórica
– Escaso consumo de fibra
– Escasa ingesta de vitamina C
Obesidad
Síndrome metabólico
Escasa actividad física
Enfermedades crónicas:
– Cirrosis hepática
– Enfermedades hemolíticas
– Resección intestinal amplia
– Enfermedad de Crohn
Tratamientos:
– Nutrición parenteral prolongada
– Análogos de la somatostatina
– Hormonas sexuales femeninas
– Rápida pérdida temporal
(cirugía bariátrica)
Edad
Sexo femenino
Origen étnico
Factores genéticos
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papilar endoscópica). Sin embargo todavía no se dispone de suficiente información para
valorar adecuadamente estas últimas alternativas.
Situaciones especiales: colelitiasis sintomática en el embarazo
Las pacientes con colelitiasis no suelen desarrollar síntomas durante el embarazo, pero
si esto ocurre el tratamiento inicial debe ser conservador. Si no hay respuesta, la colecistectomía laparoscópica es segura; aunque la morbilidad es mayor que en no embarazadas y se
recomienda su realización en el segundo trimestre del embarazo (durante el primer trimestre debería evitarse la cirugía y en el tercero sería preferible la colecistectomía abierta).
Profilaxis de la formación de cálculos biliares
El desarrollo de colelitiasis se asocia a una serie de factores de riesgo bien conocidos
(tabla 35-3), algunos de los cuales pueden modificarse mediante cambios del estilo de
vida, medidas dietéticas, etc. En otros casos la modificación de los factores de riesgo
requiere el empleo de medidas farmacológicas. Así, la administración de ácido ursodeoxicólico es eficaz para prevenir la aparición de colelitasis en situaciones de rápida pérdida
ponderal (más de 1,5 kg por semana), al igual que los agonistas de la motilina (eritromicina
o claritromicina) en pacientes con nutrición parenteral prolongada. Actualmente está en
fase de investigación la utilización profiláctica de ezetimiba, de moduladores de los receptores nucleares para prevenir la formación de cálculos de colesterol y de fármacos que
faciliten la eliminación de bilirrubina en situaciones de riesgo para la aparición de cálculos
pigmentarios. Los factores no modificables tienen una base genética, por lo que el avance
en el conocimiento de los genes Lith humanos permitirá al menos una mejor definición de
los pacientes a quienes dirigir las medidas de profilaxis. Con respecto a la prevención de
síntomas en pacientes con litiasis biliar existen evidencias epidemiológicas para recomendar medidas como la actividad física moderada, el consumo de café, de frutos secos y de
cantidades moderadas de alcohol. Actualmente no existe evidencia científica que apoye la
utilización de fármacos para la profilaxis primaria o secundaria de la coledocolitiasis.
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COLECISTITIS AGUDA
Definición
Es un síndrome clínico caracterizado por la inflamación de la pared vesicular que se
manifiesta por dolor abdominal, sensibilidad en el hipocondrio derecho, fiebre y leucocitosis. Su causa más frecuente es la litiasis vesicular, que está presente en el 90-95% de los
casos. En un 5-10% se produce por otras causas: estas colecistitis alitiásicas pueden estar
asociadas a un mal vaciamiento de la vesícula biliar (inanición, nutrición parenteral, cirugía
mayor, traumatismos), a ciertas vasculitis sistémicas (panarteritis nodosa, lupus eritematoso sistémico) o a ciertas infecciones virales, parasitarias o bacterianas.
Diagnóstico
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La principal manifestación es el dolor abdominal y la hipersensibilidad en el cuadrante
superior derecho. La palpación durante la inspiración profunda produce dolor y paro inspiratorio (signo de Murphy). Suele asociar fiebre y leucocitosis. La complicación más grave es la
perforación de la vesícula biliar. En unos casos es libre a cavidad peritoneal provocando una
peritonitis biliar, mientras en otros queda localizada con formación de un absceso pericolecistítico. La técnica diagnóstica de elección es la ecografía abdominal. Los hallazgos más
característicos son el signo de Murphy ecográfico (hipersensibilidad vesicular focal bajo
el transductor), el engrosamiento de la pared vesicular por encima de 4 mm y el aumento
del tamaño de la vesícula. Pueden verse cálculos vesiculares, con especial especificidad
si se observa alguno impactado en el cuello vesicular o en el cístico. Otros hallazgos son
el nivel de ecos intraluminales o las colecciones perivesiculares. Otras técnicas que se
deben considerar son la gammagrafía con derivados del ácido iminodiacético marcados con
tecnecio-99m, la TC o la resonancia magnética.
La mortalidad oscila entre el 2 y el 10%. Es mayor en pacientes por encima de 75 años
y en diabéticos. En la colecistitis alitiásica postoperatoria las cifras pueden oscilar entre
el 23 y el 40%, lo que refleja la peor situación basal de los pacientes. Existen diferentes
formas de gravedad y los 2 factores que más influyen son la existencia de fallo orgánico y la
existencia de lesiones vesiculares complicadas como absceso o peritonitis.
Tratamiento
El manejo terapéutico debe contemplar un tratamiento médico de soporte y la resolución
de la enfermedad vesicular, generalmente mediante colecistectomía. Las medidas generales deben incluir ayuno absoluto, sueroterapia, antibioticoterapia y alivio del dolor. El tratamiento antibiótico debe tener en consideración los gérmenes causales más habituales
así como la gravedad del cuadro clínico. Los organismos más frecuentes son Escherichia
coli, Enterococcus y Klebsiella. En las colecistitis leves basta con una monoterapia con
piperacilina/tazobactam (4/0,5 g i.v./8 h) o ampicilina/sulbactam (1/0,5 g i.v./8 h). En
las formas graves se debe recurrir a cefalosporinas de tercera generación (ceftriaxona 2 g
i.v./24 h o ceftazidima 1 g i.v./8 h) o un monobactam (aztreonam 2 g i.v./8 h) añadiendo
metronidazol frente a gérmenes anaerobios. El tratamiento definitivo de elección es la colecistectomía. Clásicamente ha habido 2 corrientes de actuación: la colecistectomía precoz
(en las primeras 72 h) y la colecistectomía diferida tras un período de 6-12 semanas. La
colecistectomía laparoscópica precoz ha demostrado en numerosos estudios que ofrece
una reducción significativa de la estancia hospitalaria y de los costes en relación con el tratamiento diferido, así como una recuperación más rápida. Tanto las tasas de reconversión
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Litiasis biliar, colangitis aguda y colecistitis aguda
como las complicaciones son similares en ambas formas de tratamiento. Además, en un
17,5% de los casos sometidos a tratamiento diferido se produjo una readmisión durante el
período de espera que obligó a una intervención urgente, lo que comporta unas altas cifras
de reconversión que llegan al 45%. En la colecistitis localmente complicada la intervención
por vía laparotómica puede ser también de elección, siempre tomando en consideración la
experiencia del cirujano y las condiciones del escenario quirúrgico.
Hay pacientes que se presentan con un fallo orgánico y requieren tratamiento intensivo, o
que tienen elevado riesgo quirúrgico y no responden al tratamiento conservador inicial. En
estos casos la colecistostomía percutánea es una alternativa eficaz, con una eficacia para
la resolución de la sepsis superior al 80%. Consiste en la introducción de un catéter en la
vesícula, bajo control ecográfico, a través del que se procede al drenaje continuado del contenido. La recurrencia a largo plazo sin intervención posterior oscila entre el 10 y el 50%.
Los pacientes con colecistitis alitiásica son con frecuencia de alto riesgo y presentan malas
condiciones generales. Dado que no tienen enfermedad litiásica vesicular, el tratamiento
con drenaje percutáneo puede ser el tratamiento definitivo.
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COLANGITIS AGUDAS
Definición
La colangitis aguda puede definirse como el síndrome caracterizado por signos y síntomas de infección sistémica con origen en el árbol biliar. Se produce por la presencia de
bacterias en la bilis junto a un aumento de la presión intrabiliar por una obstrucción, siendo
la coledocolitiasis la causa más frecuente. Los gérmenes causales más habituales son E.
coli, Klebsiella, Enterococcus y Enterobacter. En colangitis postoperatorias o tras manipulaciones instrumentales, son frecuentes las Pseudomonas, los anaerobios y los gérmenes
multirresistentes.
Diagnóstico
El diagnóstico se basa en la asociación de signos y síntomas de infección con los propios
de una obstrucción biliar. La presentación clásica es la aparición de dolor en hipocondrio
derecho o epigastrio junto a fiebre e ictericia (tríada de Charcot). Si se añade confusión
mental y shock (péntada de Reynolds) suele asociarse a una colangitis supurada grave. El
laboratorio muestra hallazgos de obstrucción biliar con elevación variable de la bilirrubina y
enzimas de colestasis, así como leucocitosis con desviación izquierda. Entre las técnicas
de imagen, la ecografía es de elección para detectar la existencia de obstrucción biliar por
su elevada eficacia y versatilidad, pudiéndose detectar también su causa y ciertas complicaciones como el absceso hepático.
La mortalidad global se sitúa en el 10-30% (2,5-65%), aunque se pueden distinguir unas
formas leves, generalmente de buen pronóstico, y unas formas graves donde se concentra
la mayor parte de la mortalidad (fig. 35-2). Los 2 factores que determinan esta distinción
son la aparición de fallo orgánico y la respuesta al tratamiento médico.
Tratamiento
Se basa en la combinación de la administración de antibióticos y el drenaje biliar. Las
formas leves responden a un tratamiento conservador con reposición hidroelectrolítica y
antibióticos. Aunque en presencia de obstrucción biliar la eliminación biliar de los anti-
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IV. Vías biliares y páncreas
Paciente con colangitis aguda
Antibioticoterapia
Soporte hidroelectrolítico
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Colangitis
grave
Sí
¿Confusión mental,
hipotensión/shock o
fracaso renal?
¿Drenaje endoscópico
(o percutáneo) posible
y efectivo?
No
Sí
Colangitis
leve
No
No
¿Respuesta al
tratamiento en
24-48 h?
Sí
Continuar tratamiento
7 – 10 días
Drenaje quirúrgico
urgente
Tratamiento
electivo diferido
Figura 35-2. Algoritmo de tratamiento de la colangitis aguda.
bióticos está reducida o anulada, su administración permite alcanzar valores plasmáticos que contrarrestan los efectos del reflujo colangiovenoso. El tratamiento antibiótico
debe iniciarse lo más pronto posible, tras la extracción para hemocultivos. El régimen a
emplear viene determinado por su actividad frente al tipo de gérmenes causales, la gravedad del cuadro y la presencia de fracaso renal. La pauta más aceptada actualmente como
monoterapia es el uso de ureidopenicilinas (piperacilina), sobre todo en asociación con
un inhibidor de la betalactamasa como tazobactam (4/0,5 g i.v./8 h). Otras alternativas
son ampicilina/sulbactam, las cefalosporinas de tercera generación (cefotaxima 1 g i.v./
8 h), y las fluoroquinolonas (ciprofloxacino 200 mg i.v./12 h). Ante la sospecha de participación de gérmenes anaerobios, se aconseja asociar metronidazol. Aproximadamente
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Litiasis biliar, colangitis aguda y colecistitis aguda
un 80-85% de los episodios se resuelven con tratamiento médico, permitiendo una evaluación etiológica y un manejo electivo similar a los casos de ictericia sin colangitis. Sin
embargo, en un 15% de los casos la evolución es progresiva a pesar del tratamiento y
es obligado el drenaje biliar precoz. Ante una colangitis grave, o por falta de respuesta al
tratamiento antibiótico de una colangitis inicialmente leve, la cirugía urgente comporta un
elevado riesgo; por lo que se recomienda el drenaje no operatorio. El drenaje endoscópico
es más eficaz que el quirúrgico y está gravado con una menor morbimortalidad. Tanto la
inserción de un catéter nasobiliar como la colocación de un stent son medidas suficientes para lograr un adecuado drenaje biliar. La adición de una esfinterotomía no aporta
ventajas en el sentido estricto de resolución del cuadro séptico. Sin embargo en muchos
casos el tratamiento definitivo será la esfinterotomía con extracción de cálculos u otras
maniobras según la etiología, de forma que su realización inicial —si las condiciones
del paciente lo permiten— puede obviar la necesidad de nuevos abordajes terapéuticos.
En caso contrario, por mal estado general o por alteraciones graves de la coagulación,
basta con la colocación de un drenaje nasobiliar o una endoprótesis sin esfinterotomía
difiriendo el tratamiento definitivo para cuando las condiciones del paciente mejoren. Si
el drenaje endoscópico fracasa o no es posible su realización por alteraciones anatómicas (cirugía previa, etc.), se aconseja el drenaje biliar percutáneo que, aunque presenta
mayores complicaciones que el endoscópico, se ha mostrado como una alternativa eficaz
a la cirugía urgente. Si todas estas técnicas fracasan o no es posible llevarlas a cabo, se
indicará el drenaje quirúrgico urgente.
423
Profilaxis
La colangiografía directa en un árbol biliar obstruido conlleva riesgo de provocar
colangitis, sobre todo cuando hay una obstrucción completa, una estenosis compleja
o cuando no se obtiene un drenaje satisfactorio tras la repleción biliar. Se recomienda
el tratamiento antibiótico a todo paciente con obstrucción que no quede correctamente
drenada tras la CPRE, continuándolo hasta lograr un drenaje biliar completo. Más controvertida es la utilidad de la dosis única previa. Parece claro que, en cualquier caso,
ésta sólo estaría justificada en pacientes con ictericia obstructiva o signos de obstrucción biliar significativa. La pauta puede incluir una ureidopenicilina, cefalosporinas o
ciprofloxacino.
Colangitis recurrentes
Se producen en algunas circunstancias en que existe un compromiso anatómico o
funcional del árbol biliar. Pueden ser secuelas de intervenciones sobre la vía biliar como
portoenterostomía, hepaticoyeyunostomía, coledocoduodenostomía o esfinteroplastia,
u otros procesos como la enfermedad de Caroli o la colangitis esclerosante. En estos
casos cabe considerar la antibioticoterapia de mantenimiento para su prevención. Como
norma general, los antibióticos deben ser activos frente a los patógenos biliares habituales; poco tóxicos empleados a largo plazo y estar disponibles para su administración
por vía oral. Trimetoprima/sulfametoxazol (160/800 mg p.o./12 h), las fluoroquinolonas
(ciprofloxacino 500 mg p.o./12 h) y la asociación amoxicilina/ácido clavulánico (500/
125 mg p.o./8 h) son los que mejor cumplen estos preceptos y se han mostrado eficaces. Se recomienda realizar un tratamiento de 3-4 meses de duración para posteriormente evaluar si pueden ser retirados sin que reaparezcan las crisis, reinstaurando la terapia
en caso contrario.
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IV. Vías biliares y páncreas
Resumen de las recomendaciones terapéuticas con nivel de evidencia científica
(EC) y grado de recomendación (GR)
Recomendaciones terapéuticas
424
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EC
GR
No está indicada la colecistectomía profiláctica en pacientes sin litiasis sometidos a cirugía abdominal que suponga un incremento del riesgo
de desarrollar colelitiasis
4
C
La aplicación generalizada de la colecistectomía no está indicada en la litiasis
biliar asintomática
2b
B
El tratamiento de elección para el cólico biliar es la administración de AINE
1b
A
La colecistectomía debe ofrecerse a los pacientes con litiasis biliar sintomática no complicada
1b
A
Es preferible la programación electiva de la colecistectomía frente a la urgente en los casos de colelitiasis sintomática no complicada
1b
A
Se recomienda la colecistectomía laparoscópica o mediante minilaparotomía frente a la colecistectomía abierta como tratamiento de la litiasis sintomática
no complicada
1a
A
El tratamiento disolutivo mediante la administración de ácido ursodeoxicólico es efectivo en pacientes seleccionados pero se asocia a una alta tasa
de recurrencia
1a
A
La colecistectomía laparoscópica asociada a la exploración intraoperatoria de la vía biliar es la técnica de elección para el tratamiento
de la coledocolitiasis no complicada asociada a colecistolitiasis
1a
A
La coledocolitiasis asociada a la colecistolitiasis se tratará sólo con endoscopia exclusivamente en aquellos casos con inaceptable
riesgo quirúrgico
1a
A
En función de los recursos disponibles localmente, la colecistectomía laparoscópica asociada a colangiopancreatografía retrógrada endoscópica
perioperatoria es un tratamiento adecuado para la coledocolitiasis asociada
a colecistolitiasis
3b
B
Las pacientes embarazadas con colelitiasis sintomática que no respondan al manejo conservador pueden ser tratadas con colecistectomía laparoscópica,
preferentemente durante el segundo trimestre
3b
B
En la colangitis aguda se recomienda el tratamiento con antibióticos eficaces frente a los gérmenes causales más habituales, especialmente
flora entérica
1c
A
En una colangitis grave que no responde al tratamiento conservador debe indicarse el drenaje endoscópico urgente
1b
A
No parece haber ventajas significativas de unos métodos de drenaje endoscópico sobre otros en relación con la resolución de la colangitis
2b
B
Ante el fracaso del drenaje endoscópico, se recomienda el drenaje percutáneo antes de considerar la cirugía urgente
4
C
La profilaxis antibiótica en pacientes con obstrucción biliar reduce la incidencia
de colangitis posterior. Siempre debe seguirse del drenaje endoscópico y debe
continuarse en caso de drenaje incompleto hasta que sea satisfactorio
1a A
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Litiasis biliar, colangitis aguda y colecistitis aguda
En colangitis recurrentes, la administración cíclica de antibióticos permite reducir la frecuencia de las crisis
4
C
En la colecistitis aguda está indicado el uso de antibióticos debido
a la frecuente existencia de sobreinfección de la bilis y de la pared vesicular
1c
A
El tratamiento de elección de la colecistitis aguda en la mayoría de los pacientes es la colecistectomía precoz, en las primeras 72 h
1b
A
La colecistectomía laparoscópica precoz en la colecistitis aguda no tiene mayor morbimortalidad que la diferida y ofrece una menor estancia hospitalaria
1b
A
En pacientes de alto riesgo quirúrgico, la colecistostomía percutánea guiada por ultrasonidos es una alternativa eficaz
4b
C
425
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDAda
Gurusamy KS, Samraj K. Cholecystectomy versus no cholecystectomy in patients with silent gallstones.
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Gurusamy KS, Samraj K, Fusai G, Davidson BR. Early versus delayed laparoscopic cholecystectomy for
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IV. Vías biliares y páncreas
Puntos de INCERTIDUMBRE
– Se precisan estudios que permitan determinar con mayor exactitud el balance riesgobeneficio de la colecistectomía selectiva en la litiasis asintomática.
– El tratamiento farmacológico para la disolución y profilaxis de la colelitiasis se encuentra en una fase de activo desarrollo y puede jugar un papel relevante en el futuro tratamiento de la enfermedad.
– Son necesarios estudios para optimizar el tratamiento quirúrgico-endoscópico de la
coledocolitiasis asociada a la colecistolitiasis.
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– Pese a que la colecistectomía laparoscópica precoz ha mostrado ventajas respecto a
la diferida, no ha sido implantada universalmente con carácter rutinario. En ello influyen el tiempo operatorio y factores organizativos.
– Faltan estudios de calidad para decidir el tratamiento de la colecistitis aguda en
pacientes ancianos (colecistectomía frente a colecistostomía percutánea). En los últimos años se han comunicado cifras bajas de mortalidad tras colecistectomía en estos
casos. También cabría definir si es preciso proceder a la colecistectomía después de
la colecistostomía percutánea.
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