78 LATERCERA Sábado 3 de septiembre de 2016 Sociedad El lunes el antipoeta y mayor de nueve hermanos cumple 102 años. Instalado en Las Cruces, sigue el acontecer noticioso, como los atentados en Europa y dice: “Todos somos Nicanor”. ILUSTRACION: LUIS GRAÑENA Nicanor, el primero y último de los Parra Javier García El día está despejado. El sol brilla en el Litoral Central; el viento es frío, pero Nicanor Parra insiste en estar en la terraza. “Las vitaminas también vienen del sol”, le dice a su enfermera, Milena, luego de tomar sagradamente, como cada mañana y desde hace varias décadas, 4 gramos de ácido ascórbico (Vitamina C). Instalado desde hace más de dos décadas en el balneario de Las Cruces, afuera de su casa está estacionado su auto Volkswagen escarabajo. Cubierto de polvo por el camino de tierra, los admiradores le han dejado mensajes escritos en sus vidrios. “No te mueras NicaCagando”, se lee en el parabrisas trasero a dos días de que el antipoeta cumpla 102 años. Nacido el 5 de septiembre de 1914, el autor de Poemas y antipoemas despertó el jueves pasado siendo el último de los hermanos Parra, luego de la muerte, la noche anterior, de su hermano menor, Oscar, a los 86 años. El antipoeta, el mayor de los nueve hermanos, de Violeta, Lalo, Roberto, Hilda, Elba, Caupolicán y Lautaro, está enfrentado cara a cara a la vejez con lucidez, humor, luchando contra la sordera, pero con la mente aún inquieta. “Aprender a vivir en la contradicción, sin conflicto”, es la tarea para la casa que ha dejado Parra a quienes preguntan por él en el Juan Carlitos, el almacén ubicado en calle Lincoln con Washington, a dos cuadras de su hogar. De ese local sale todos los días el diario que lee el hombre que revolucionó la poesía del siglo XX, con su mezcla de habla cotidiana, ironía y absurdo, y que le valió reconocimientos como el Premio Cervantes 2011. “Todos somos Nicanor”, bromea con sus cercanos Parra, admirado por autores de la talla de Allen Ginsberg, Roberto Bolaño, Ricardo Piglia hasta el crítico Harold Bloom. Lo hace parafraseando citas que se han vuelto emblemáticas, como “Je suis Charlie” o “Je suis Paris”, luego de la seguidilla de atentados en Francia, que han ocurrido desde hace más de un año. “No hay que viajar a Francia, no más Europa. En todas las esquinas se ve gente mendigando”, señala a sus amigos. Hace un par de semanas decidió volver a su casa de calle Julia Bernstein en La Reina. Cerca de 14 días estuvo allí junto a su familia, a pesar del asma y los años. Allí compartió con sus hijos Colombina, Juan de Dios, Ricardo Chamaco y sus nietos, entre ellos Tololo Ugarte. Chamaco lleva poco más de un año haciendo “el inventario de las cosas”, como dijo el autor de Lear Rey & Mendigo. “Vino por motivos administrativos”, dice su amigo Patricio Fernández, director del periódico The Clinic, quien visita a Parra en Las Cruces. La última vez comieron empanadas. En el living donde Parra ha recibido desde presidentes como Ricardo Lagos, Sebastián Piñera y Michelle Bachelet, hasta el empresario Leonardo Farkas y el