Nicanor, el primero y último de los Parra

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LATERCERA Sábado 3 de septiembre de 2016
Sociedad
El lunes el antipoeta y mayor de nueve
hermanos cumple 102 años. Instalado en
Las Cruces, sigue el acontecer noticioso,
como los atentados en Europa y dice:
“Todos somos Nicanor”.
ILUSTRACION: LUIS GRAÑENA
Nicanor, el
primero y
último de
los Parra
Javier García
El día está despejado. El sol brilla
en el Litoral Central; el viento es
frío, pero Nicanor Parra insiste en
estar en la terraza. “Las vitaminas
también vienen del sol”, le dice a
su enfermera, Milena, luego de tomar sagradamente, como cada
mañana y desde hace varias décadas, 4 gramos de ácido ascórbico
(Vitamina C).
Instalado desde hace más de dos
décadas en el balneario de Las Cruces, afuera de su casa está estacionado su auto Volkswagen escarabajo. Cubierto de polvo por el camino de tierra, los admiradores le
han dejado mensajes escritos en
sus vidrios. “No te mueras NicaCagando”, se lee en el parabrisas trasero a dos días de que el antipoeta
cumpla 102 años.
Nacido el 5 de septiembre de 1914,
el autor de Poemas y antipoemas
despertó el jueves pasado siendo el
último de los hermanos Parra, luego de la muerte, la noche anterior,
de su hermano menor, Oscar, a
los 86 años. El antipoeta, el mayor de
los nueve hermanos,
de Violeta, Lalo, Roberto,
Hilda, Elba, Caupolicán y
Lautaro, está enfrentado
cara a cara a la vejez con lucidez, humor, luchando contra la sordera, pero con la
mente aún inquieta.
“Aprender a vivir en la contradicción, sin conflicto”, es la tarea para
la casa que ha dejado Parra a quienes preguntan por él en el Juan
Carlitos, el almacén ubicado en
calle Lincoln con Washington, a dos cuadras de su hogar. De ese local sale todos los
días el diario que lee el hombre
que revolucionó la poesía del siglo XX, con su mezcla de habla
cotidiana, ironía y absurdo, y
que le valió reconocimientos
como el Premio Cervantes 2011.
“Todos somos Nicanor”, bromea
con sus cercanos Parra, admirado
por autores de la talla de Allen
Ginsberg, Roberto Bolaño, Ricardo Piglia hasta el crítico Harold
Bloom. Lo hace parafraseando citas que se han vuelto emblemáticas, como “Je suis Charlie” o “Je
suis Paris”, luego de la seguidilla de
atentados en Francia, que han ocurrido desde hace más de un año.
“No hay que viajar a Francia, no
más Europa. En todas las esquinas
se ve gente mendigando”, señala a
sus amigos. Hace un par de semanas decidió volver a su casa de calle Julia Bernstein en La Reina.
Cerca de 14 días estuvo allí junto a
su familia, a pesar del asma y los
años. Allí compartió con sus hijos
Colombina, Juan de Dios, Ricardo
Chamaco y sus nietos, entre ellos
Tololo Ugarte. Chamaco lleva poco
más de un año haciendo “el inventario de las cosas”, como dijo el
autor de Lear Rey & Mendigo.
“Vino por motivos administrativos”, dice su amigo Patricio Fernández, director del periódico The
Clinic, quien visita a Parra en Las
Cruces. La última vez comieron
empanadas. En el living donde Parra ha recibido desde presidentes
como Ricardo Lagos, Sebastián Piñera y Michelle Bachelet, hasta el
empresario Leonardo Farkas y el
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