Microorganismos extremos

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Microbiología 4 TEC
Microorganismos que sobreviven en condiciones extremas
Fuente: American Society for Microbiology / microbeworld.org
1 – Termófilos
¿Alguna vez has soportado un día de calor tan
intenso que le has dicho a tus amigos “siento que me
estoy derritiendo”? Por supuesto que es una
exageración, pero existen microorganismos llamados
termófilos, o amantes del calor, que viven en
temperaturas tan altas que podrían derretirse si no
hubieran desarrollado algunos trucos y herramientas
para soportar ese calor tan extremo.
Thermocrinis ruber, heat-loving bacteria
Enzimas especiales
Los termófilos tienen ciertas proteínas o enzimas, que están especialmente diseñadas para
sobrevivir a temperaturas tan altas como 140°C. Recordemos que el agua hierve a 100°C. Las
proteínas y enzimas de nuestro cuerpo se desnaturalizarían (desenrollándose y
descomponiéndose) muchísimo antes de llegar a una temperatura como los 140°C.
Aminoácidos
Las proteínas son cadenas de moléculas
llamadas aminoácidos (imaginate un collar de
perlas donde cada perla es un aminoácido)
Pero para que las proteínas funcionen
correctamente, las cadenas de aminoácidos no
pueden extenderse en una línea.
Aminoácidos que constituyen una proteína
Tienen que estar enrolladas y dobladas en un patrón tridimensional correcto (imagina el collar
de perlas enrollado en tu mano) Las altas temperaturas pueden provocar que estas estructuras
tridimensionales se desdoblen y las uniones que las mantienen juntas, se rompan. Y cuando las
enzimas se desdoblan, no pueden actuar correctamente
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Las enzimas de los termófilos, se llaman enzimas extremas. Una de las cosas que hacen estas
enzimas para mantener su forma tridimensional en altas temperaturas es doblarse aún más
fuertemente que las enzimas que están sometidas a temperaturas normales. Como bien sabes,
un nudo apretado de los cordones de tus zapatos es más difícil de soltar que uno flojo. Así
mismo, muchos de los enlaces químicos que se forman entre los aminoácidos de las superficies
externas de las enzimas extremas ayudan a mantener estas proteínas intactas y dobladas
correctamente. Estos enlaces actúan como cinturones, manteniendo la forma de las enzimas.
Otro truco, es poseer una cantidad menor de glicina (un aminoácido) que las proteínas
normales. De los 20 aminoácidos que conforman las proteínas, la glicina es el segundo
aminoácido más comúnmente encontrado en ellas. Este aminoácido ayuda a la enzima a
mantener su flexibilidad y su capacidad de doblarse. Al tener menos glicina, las enzimas
extremófilas son más rígidas y fuertes.
Una de las herramientas más interesantes que las hipertermófilas usan para mantener sus
enzimas funcionando correctamente es la proteína chaperona (un tipo especial de proteína
reparadora). Esta proteína chaperona repara las enzimas que se comienzan a separar,
uniéndose a ellas y enrollándolas en su forma original.
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Reparación del ADN
El desarrollo de trucos y herramientas para mantener sus enzimas funcionando es una de las
formas en que las termófilas sobreviven. También usan técnicas para evitar que su ADN se
descomponga bajo el calor intenso. Al igual que las proteínas, la larga molécula de ADN en
espiral comienza a desenrollarse y a descomponerse bajo el calor extremo. Una de las formas
en que las termófilas evitan que esto ocurra es con la ayuda de la enzima ADN girasa reversa.
Esta enzima hace que el ADN se enrolle y doble sobre sí mismo de tal forma que lo hace más
estable en temperaturas muy altas (similar a un cable de teléfono enrollado apretadamente
sobre sí mismo). Los microorganismos que viven en temperaturas normales tienen una ADN
girasa normal, que hace que el mismo se enrolle pero no tan apretadamente.
Las termófilas también tienen muchísimas proteínas de unión al ADN, que hacen justo lo que
su nombre sugiere, entran en acción para “pegar” las piezas de las moléculas de ADN cuando
estas comienzan a descomponerse, un poco como las proteínas chaperonas que se
mencionaron arriba.
Cómo mantenerlo todo unido
Naturalmente que las herramientas que evitan que las enzimas, el ADN y otras partes de la
célula se rompan no serían útiles si el exterior o la superficie se estuvieran rompiendo. Por
esta razón, estas criaturas amantes del calor tienen membranas celulares con una estructura
diferente a la de los microorganismos que viven a temperaturas normales. Estos tienen
membranas que están formadas por dos capas de moléculas llamadas lípidos, los cuales se
unen para crear una bicapa. En las termófilas, las partes internas de la capa lipídica que da
hacia el interior están químicamente unidas formando una sola capa gruesa o monocapa
lipídica que evita su disolución en condiciones de calor extremo.
Es mucho lo que los científicos siguen aprendiendo sobre estos increíbles microorganismos
amantes del calor, capaces de vivir a altas temperaturas, ya que es posible que dispongan de
herramientas y trucos que no conocemos todavía. A medida que aprendamos más, muchas de
estas herramientas y técnicas podrían llegar a ser productos útiles para nosotros. Por ejemplo,
una enzima extrema llamada Taq, que viene de una bacteria termófila, hace posible las
pruebas de ADN y de huella genómica. Gracias en parte a la Taq, los científicos han podido
secuenciar el genoma humano completo, asó como el de muchos microorganismos y otros
seres vivos.
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2- Psicrófilos
Recientemente, un grupo de científicos encontró
microorganismos en las aguas gélidas de los lagos
de la Antártida cubiertos con nieve y una gruesa
capa de hielo. Han encontrado microorganismos
que sobreviven en las rocas a grandes altitudes,
en los suelos de las altas montañas y en la nieve
polar.
Desulfofrigus oceanense
En realidad estos hallazgos no deberían sorprendernos: después de todo, los pingüinos
caminan en el hielo de la Antártida y los osos polares y las morsas viven allí, hasta nosotros los
humanos podemos viajar a los polos si nos cubrimos con las prendas adecuadas. Pero ¿cómo
lo logran los microorganismos sin ayuda de fibras aislantes, pelaje u otra protección? Después
de todo, el frío puede matar o al menos disminuir la cantidad de microbios por esto ponemos
nuestros alimentos en la heladera para que se mantengan frescos por más tiempo.
Los científicos que estudian los microorganismos que sobreviven en el frío (que reciben el
nombre de psicrófilos) no han descubierto todavía todos los misterios de estos microbios
amantes de las bajas temperaturas. Sin embargo, han aprendido un par de cosas sobre ellos.
Los microorganismos psicrófilos pueden no tener pelaje o aislamiento, pero sí tienen enzimas
especiales (proteínas) que los ayudan a sobrevivir. ¿Qué son las enzimas? Son proteínas que
contribuyen a desencadenar múltiples reacciones químicas dentro de las células y que las
ayudan a mantenerse vivas. Así que las enzimas psicrofílicas son similares a las de los
microorganismos que viven a temperaturas normales, pero las primeras continúan
funcionando a temperaturas más bajas en las que normalmente otras enzimas dejan de
funcionar. ¿Cómo? Parece que las enzimas de los microbios adaptados al frío tienen una mayor
flexibilidad porque pierden un poco de las moléculas que mantienen las enzimas rígidas en una
forma tridimensional específica. Al ser estas enzimas flexibles, no necesitan tanta energía para
funcionar, lo que es bueno en un ambiente donde no se cuenta con calor suficiente para
generar energía.
Otra manera en que los microbios amantes de las
bajas temperaturas sobreviven en su ambiente
gélido es manteniendo las membranas de sus
células llenas de moléculas llamadas ácidos grasos.
Al tener muchos de estos ácidos grasos, la
membrana se mantiene dúctil en las bajas
temperaturas y así puede tomar fácilmente y
eliminar las moléculas.
Desulfofaba gelida
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Aún queda mucho por conocer sobre cómo los microbios pueden vivir confortablemente en
estas temperaturas super-bajas. Los científicos están estudiando vías por las cuales podríamos
poner estas enzimas psicrofílicas a nuestro servicio: para la preservación de alimentos sin
consumir tanta energía en los refrigeradores. Para contribuir a mejorara la bio-limpieza de la
contaminación y para la producción de nuevas medicinas.
3- Resistentes a la radiación
Cuando vas al dentista para hacerte una radiografía te colocan una especie de armadura y la
persona que la toma se va fuera del cuarto. Los rayos X son inofensivos, pero estas
precauciones te dan una idea de cuán cuidadosos necesitamos ser cuando se manejan niveles
relativamente inofensivos de radiación. El problema con los niveles peligrosos de radiación es
que pueden afectar a las células y moléculas de tu cuerpo, cambiando su forma y
posiblemente descomponiéndolas. Pasa lo mismo con las células microbianas.
Pero hay una bacteria llamada Deinococcus radiodurans
que puede sobrevivir a choques de radiación con niveles
1.000 veces más altos que los que matarían a los humanos.
La radiación se mide en unidades llamadas rads o en Grays.
Una dosis de 500 a 1.000 rads es suficiente para matar a
una persona. Deinococcus radiodurans perdura aún
después de haber sido sometida a ¡1.500.000 rads!
Deinococcus radiodurans
El nombre de la bacteria en latín significa “pequeña semilla
que soporta la radiación”. Los científicos que estudian a Deinococcus radiodurans la han
apodado “Conan, la bacteria”. El libro de Guinness récords la denominó la bacteria más fuerte
del planeta.
¿Cómo es que Deinococcus radiodurans puede manejar y sobrevivir a los choques tan altos de
radiación? Las bacterias forman esporas protectoras para sobrevivir a la desecación, el calor y
la radiación. Entonces, ¿Deinococcus radiodurans forma esporas super fuertes?
En verdad no; no es una formadora de esporas. De todas maneras, aunque las esporas pueden
tolerar la radiación, ninguna puede soportar tanta como Deinococcus radiodurans. Así que, sin
ninguna capa protectora especial ¿cómo hace para soportar toda esa radiación?
Primero veamos lo que la radiación le hace a los seres vivos. Cuando una criatura se ve
expuesta a una dosis alta de radiación, se produce una descomposición de su ADN, y ninguna
criatura puede sobrevivir si sus genes no funcionan bien.
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La mayoría de los microorganismos tiene herramientas para reparar ocasionalmente daños en
su ADN. Por ejemplo, cuando se avería una parte del ADN de E. coli (una bacteria que vive en
el intestino humano y de varias especies) el microorganismo usualmente puede repararlo y
seguir viviendo sin problemas. Sin embargo E. coli no puede sobrevivir a dos o tres daños muy
grandes en su ADN. Deinococcus radiodurans, por su parte, puede recomponer el ADN
fragmentado por causa de la radiación en unas pocas horas.
Colonias de Deinococcus radiodurans que
crecen en una placa de Petri
Una razón es que tiene una gran cantidad de
copia de sus genes. Las células de Deinococcus
radiodurans tienen de cuatro a diez copias de su
ADN mientras que la mayoría de las bacterias
solamente posee una. Estas copias sirven como
reserva, tal como las copias de seguridad que se
hacen de los archivos de una computadora. De
esta manera, cuando la radiación daña el ADN de
Deinococcus radiodurans, el microorganismo
tiene muchas oportunidades de encontrar una
copia intacta de cada gen para usarla y
recomponer su ADN. Una proteína especial
llamada Rec A es la que une los fragmentos. Así
mismo, parece que esta bacteria tiene más
herramientas de reparación que otras.
Aún así, los científicos no tienen completamente claro cómo y por qué Deinococcus
radiodurans es mucho más resistente a la radiación que otros microorganismos. Después de
todo, los otros tienen las mismas herramientas, aunque no tantas y con tanta variedad como
esta; algunas también tienen más de una copia de sus genes, pero no tantas como esta.
También los científicos intentan saber por qué Deinococcus radiodurans desarrolló esta
superresistencia a la radiación, ya que en ningún lugar de la tierra el microorganismo estaría
naturalmente expuesto a tan increíbles niveles de radiación. También es increíble que esta
bacteria sea capaz de sobrevivir a largos períodos sin una sola gota de agua. Algunos piensan
que la resistencia a la radiación es un efecto colateral de la habilidad del microorganismo para
soportar largos períodos sin agua – lo que sí ocurre en muchos lugares de la naturaleza.
La deshidratación causa los mismos daños que la radiación en el ADN y requiere el mismo
proceso de reparación. Sea como sea que lo logra, Deinococcus radiodurans es la más fuerte
de las fuertes en el mundo microbiano.
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4- Esporas
Algunas bacterias forman esporas protectoras que las
ayudan a sobrevivir en condiciones adversas.
Podemos pensar en una espora como una bacteria
momificada. La espora tiene una cubierta dura la cual
protege las partes importantes de la bacteria – como el
sarcófago que protege a la momia. La espora tiene
también capas de membranas protectoras, como las
vendas que envuelven a la momia.
Espora que se forma dentro de
una bacteria
Dentro de esta membrana y la cubierta dura, la bacteria durmiente es capaz de sobrevivir
durante semanas, aún años, a la sed, el calor e inclusive la radiación. Cuando las condiciones
llegan a ser más favorables – hay más agua o alimento disponible – la bacteria “vuelve a la
vida”, transformándose de espora a célula. Algunas esporas han revivido luego de haber
estado enterradas por más de 250 millones de años.
¿Y cómo hacen las bacterias para convertirse en esporas?
Primero, la bacteria percibe que su hábitat se está volviendo inhóspito: el alimento o el agua
comienzan a escasear o la temperatura aumenta demasiado. Entonces hace una copia de su
cromosoma, la cadena de ADN que contiene sus genes.
Luego, la membrana celular elástica que rodea los fluidos de la célula bacteriana comienza a
doblarse hacia adentro rodeando la copia del cromosoma hasta que hay una pequeña célula
dentro de una gran célula bacteriana. Esta pequeña célula se llama “célula hija” y la célula
original, que comienza como la “célula vegetativa” en esta ilustración, es ahora la “célula
madre”. A continuación, la membrana de la célula madre rodea y envuelve la célula pequeña
de manera que ahora dos capas de membrana rodean a la célula hija. Entre estas dos
membranas celulares se empieza a formar una gruesa pared compuesta de un material
llamado peptidoglicano, que es el mismo que se encuentra en las rígidas paredes celulares
bacterianas. Finalmente, se forma una cubierta externa resistente hecha de un grupo de
proteínas que envuelve todo esto, encerrando completamente la célula hija, la cual es ahora
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una espora. A medida que la célula madre se debilita o es dañada por las condiciones
ambientales adversas, la espora permanece latente soportándolo todo, simplemente en
espera de que las condiciones mejoren.
No todas las bacterias pueden formar esporas, pero muchos tipos de las que viven en el suelo
sí pueden. Las bacterias de los géneros Bacillus y Clostridium son formadoras de un tipo de
esporas llamadas endosporas.
Otro grupo de bacterias, las Methykisinus, producen esporas llamadas exosporas, La diferencia
entre éstas y las endosporas consiste principalmente en la manera en que se forman. Las
endosporas se forman dentro de la célula bacteriana original, las exosporas se forman afuera
por crecimiento o gemación de uno de los extremos de la célula. Las exosporas no tienen todas
las capas protectoras de las endosporas, pero perduran igual.
Los miembros de los grupos Azotobacter, Bdellovibrio, Mixococcus y Cianobacterias forman
estructuras de protección llamadas quistes. Los quistes son estructuras de pared gruesa que,
como las esporas, protegen a las bacterias del daño, pero son mucho menos duraderos que las
endosporas o las exosporas.
Las bacterias nos son los únicos microorganismos que pueden formar esporas de protección,
algunos protistas también pueden. Por ejemplo, un grupo de protozoos parásitos llamados
Microsporidia se rodea de una espora protectora cuando infectan a sus hospedadores. Los
Microsporidia se encuentran principalmente en los intestinos de los insectos y en la piel y los
músculos del pescado, aunque unas pocas especies pueden causar enfermedades en las
personas.
Las esporas de Microsporidia son generalmente
redondas, ovaladas o en forma de bastón, y muchas
especies tiene esporas de formas muy elaboradas que
pueden ayudarlos a ocultarse del sistema inmune del
hospedador.
Espora de Microsporidium con su tubo a
través de la célula hospedadora
Las esporas ayudan a los protozoos a sobrevivir mientras están fuera del hospedador quienes
se infectan generalmente cuando ingieren las esporas de Microsporidia. Una vez que estas
esporas alcanzan los intestinos, producen un tubo a través de las cubiertas de las mismas que
insertan en las paredes del intestino y otros tejidos del hospedador. Luego, los fluidos y el
núcleo, que es el centro de comando de la célula, avanzan a lo largo de este tubo hueco desde
la espora hacia la célula hospedadora. A medida que Microsporidia se reproduce en las
células, se forman nuevas esporas que salen del cuerpo con las heces.
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