Reporte de un Caso de Mielinolisis Central Pontina

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@ Imprenta Faroga, San José, 2005
Neuroeje, 2005, Vol. 19. N° 1
CASO CLÍNICO
Reporte de un Caso de
Mielinolisis Central Pontina
Central Pontine Myelinolisis
Raúl Bonilla Montero*, Kenneth Carazo Céspedes**, Ana Carolina Wang Zúñiga***
Neuropatólogo, Asistente de Patología, Hospital San Juan de Dios*
Residente de Neurología, Hospital México**
Médico General, Clínica de Pavas, COOPESALUD, R.L. ***
Correspondencia: Kenneth Carazo Céspedes, Apartado Postal 11174-1000 San José - Correo Electrónico: [email protected]
Artículo recibido: 01-02-2005
Aprobado: 02-02-2005
ABSTRACT
Central Pontine Myelinolysis is a non inflammatory
demyelinative disease that has been associated with the
treatment for severe and symptomatic hiponatremia.
However, there are many others factors that can alter the
homeostasis and can generate myelinolysis; they should be
known during the management of such patients. We review
possible etiologies and discuss the case of a patient with
polytrauma who developed recurrent infection, dysphagia
and hyponatremia that generated a demonstrated
myelínolysis.
KEY WORDS: Central pontine myelinolysis hyponatremia malnutrition
RESUMEN
La Mielinolisis Central
Pontina es una enfermedad
desmielinizante no inflamatoria infreéuente que se ha asociado a
reposición de sodio en hiponatremias severas y sintomáticas. No
obstante existen otros factores que pueden alterar la homeostasis y
así favorecer la mielinolisis; tales factores deben ser tomados en
cuenta ante el manejo de una hiponatremia. Se plantean las
diferentes causas que pueden contribuir a producir una mielinolisis
pontina y se discute el caso de un paciente quien posterior a
politrauma presenta múltiples complicaciones médicas incluyendo
infecciones recurrentes, disfagia y culmina con un cuadro de
hiponatremia que asociado a otros factores generan una mielinolisis
pontina demostrada.
PALABRAS CLAVES: Mielinolisis central pontina hiponatremia - desnutrición
Introducción
Mielinolisis Central Pontina (MCP), descrita por primera vez
en 1959 por Adams et al1, se caracteriza por una desmielinización
no inflamatoria que involucra la parte central de la base del puente.
Los primeros casos fueron descritos en pacientes con historia de
alcoholismo y desnutrición, en un momento en que la
determinación sérica de electrolitos no estaba totalmente disponible
para el clínico2; sin embargo en reportes posteriores se demuestra
que la MCP ha ocurrido más frecuentemente en asociación con una
rápida corrección de la hiponatremia3. Manifestaciones clínicas
incluyen alteración de la conciencia, disfagia, disartria y otros
signos de pares craneales caudales, parálisis pseudobulbar, para y
tetraparesias (incluyendo el "síndrome de enclaustramiento");
además pueden presentarse convulsiones y manifestaciones
psiquiátricas', en relación con la hiponatremia o la desmielinización
extrapontina2.
Revisión de Tema
Las primeras descripciones postmorten de lesiones
desmielinizantes en la base del puente fueron en pacientes con
enfermedad de Wilson y datan de 1931. En 1950 el cuadro clínico
fue por primera vez descrito en un paciente joven, alcohólico que
rápidamente desarrolló una tetraplejía y parálisis pseudobulbar. No
es sino hasta 1959, que Adams et al introducen el concepto de
mielinolisis central pontina para este tipo de lesiones. La incidencia
exacta de esta patología se desconoce, sin embargo algunos
estudios han revelado lesiones típicas en un 0.25% de 3548
autopsias realizadas en adultos. El pico de incidencia se encuentra
entre los 30-50 años con una pequeña preponderancia del sexo
masculino'.
Macroscópicamente en el tallo cerebral fijado se aprecia una
decoloración grisácea de la parte central de la base del puente. El
cuadro histológico muestra destrucción de las vainas de mielina a
través de toda la lesión respetando relativamente el eje del cilindro
de las células nerviosas de los núcleos pon tinos, con la presencia
de macrófagos reactivos y sin signos de inflamación; aspectos que
diferencian claramente la MPC del infarto y la desmielinización
mediada por inflamación. Estos cambios inician siempre y son más
severos en el centro geométrico del puente donde pueden producir
franca necrosis, creando una típica imagen en alas de murciélago o
de mariposa.
En cuanto a la patogénesis se ha demostrado que el tejido
nervioso utiliza diferentes mecanismos para evitar edema severo
durante la hiponatremia. Fisiológicamente en el tejido nervioso se
normaliza cualquier desbalance osmótico y por consiguiente de
Vol. 19. N° 1, 2005
líquido y volumen, previniéndose así el edema cerebral. Inicialmente
se varía el flujo del líquido cefalorraquídeo y concomitantemente el
del líquido intersticial; luego en forma más tardía se da la salida de
potasio y de otras sustancias orgánicas en la célula (taurina,
fosfocreatina, mioinositol, glutamina y glutamato), para hacer una
compensación con el medio hipoosmolar; mecanismo que se inicia a
las 3 horas y hace un pico de efectividad a las 24 horas 2. En
pacientes con hiponatremia aguda la compensación no puede llevarse
a cabo lo suficientemente rápido, por lo que eventualmente se
desarrolla el edema cerebral.
Un cambio brusco en los niveles de sodio puede tener un
papel más importante en el desarrollo de MCP que la hiponatremia
por sí sola; aunque también se ha mencionado que variación en la
osmolaridad sérica total por sí sola representa un factor de riesgo,
sin embargo lo anterior es difícil de desligar del contexto debido al
peso que ejerce la natremia sobre la osmolaridad. Las correcciones
rápidas de niveles de sodio en la hiponatremia crónica llevan a una
deshidratación significativa del cerebro, ya que el potasio y otras
sustancias orgánicas no pueden ser reintroducidas en la célula lo
suficientemente rápido para contrarrestar el cambio osmótico y la
movilización de agua hacia afuera de la célula se da a una
velocidad mayor; como resultado el axón se desmieliniza
principalmente por separación mecánica y por último los
oligodendrocitos se ven dañados y se necrosan. Una enfermedad
caquectizante afecta los requerimientos del sistema para realizar
todos éstos mecanismos, aunado a esto un estado de hipoxemia
puede sumarse para lesionar la población de astrocitos y de ésta
manera los cambios osmóticos que se están llevando a cabo en el
intersticio ya no pueden ser balanceados por los mecanismos
regulatorios de esta célula. También los cambios osmóticos en el
espacio extracelular, conllevan a daño endotelial vascular
resultando en edema vasogénico y por tanto la salida de sustancias
mielinotóxicas de los vasos. Todos los mecanismos descritos llevan
a la desmielinización6, pero aún queda por aclarar porqué estos
cambios se dan principalmente a nivel pontino.
El cuadro clínico de la MCP es muy variado pues otras,
áreas del cerebro así como tractos ascendentes y descendentes
pueden estar involucrados. Algunos pacientes se muestran con un
curso silencioso mientras que en otros se han observado recaídas.
Síntomas cardinales incluyen manifestaciones psiquiátricos,
trastornos de la conciencia, alteración de los pares craneales
caudales y signos de parálisis pseudobulbar con disartria y disfagia
por la desmielinización del tracto corticobulbar, así como
paraparesia espástica y tetraparesias de varios grados de severidad,
ataxia, alteración de los reflejos, convulsiones e hipotensión.
Muchas de estas manifestaciones son difíciles de discernir en
pacientes críticamente enfermos, por lo cual muchas veces la
patología es pasada por alto.
El diagnóstico clínico es usualmente confirmado por la
Resonancia Magnética (RM), la cual es superior a la Tomografía
Computarizada (TC) especialmente en el diagnóstico temprano.
Las lesiones son simétricas e hipointensas en las imágenes en TI en
la fase aguda, mientras que en la fase subaguda son hiperintensas
en T2. En las fases iniciales de la enfermedad los hallazgos en RM
o TC pueden ser inespecíficos pues las áreas desmielinizadas no
aparecen hasta una o dos semanas después. Anormalidades
tempranas en RM o TC usualmente desaparecen, lo cual
Mielinolisis Central
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sugiere que pueden ser provocadas por edema de la parte central
del puente, mientras las anormalidades posteriores pueden ser
causadas por la desmielinización propia, lo cual sería irreversible.
Estudios electroencefalográficos no muestran características
específicas y no se consideran dentro de los métodos diagnósticos7.
La MCP usualmente se manifiesta pocos días después de la
corrección de la hiponatremia, por lo que una adecuada reposición
es esencial en la prevención de ésta patología. Al inicio de la
corrección el paciente presenta una franca mejoría al revertir la
hiponatremia, pero los días siguientes presenta deterioro
neurológico por la mielinolisis.
Hiponatremia severa se define como concentraciones séricas
de sodio menores a 115 mmol/l, principalmente porque los
síntomas neurológicos severos se manifiestan generalmente a esas
concentraciones. El término agudo-se refiere a una duración menor
a 36-48 horas 8 o cuando la tasa de disminución del sodio sérico
sobrepasa los 5mmol/l/h; ya que a ésta velocidad el tejido nervioso
no logra realizar las medidas compensatorias. Hiponatremia severa
se manifiesta por cambios en el sensorio y crisis convulsivas e
involucra el riesgo de edema cerebral, herniación de tallo y déficit
neurológico irreversible, por lo que debe ser tratada rápidamente,
usualmente utilizándose solución de NaCl al 3%. La velocidad
mínima de corrección de sodio debe ser 1mmol/l/h en la
hiponatremia aguda; mientras que cuando se sospecha de un caso
crónico el sodio debe ser repuesto a una velocidad menor de 0.5
mmol/l/h (8-12 mmol/l/día) ya que se han demostrado secuelas
neurológicas en pacientes a quienes se les corrigió el sodio a
velocidades mayores y por otro lado no hubo mayor incidencia de
convulsiones por hiponatremia en quienes se corrigió a esa
velocidad; debe tenerse en cuenta que la corrección del sodio no
debe exceder el 10% del sodio total base. La rápida corrección de la
hiponatremia se asoció con casi ninguna complicación neurológica
cuando furosemida u otros diuréticos se administraron
simultáneamente, principalmente porque favorecen la pérdida de
agua libre. Lameta es alcanzar una hiponatremia leve (125mmol/1130mmol/l) que es cuando los síntomas severos ceden9 y luego
manejarse con restricción de líquido o con soluciones isotónicas en
días posteriores. Es importante mencionar que la hipokalemia debe
ser corregida antes de tratar la hiponatremia.
Se utiliza la siguiente fórmula para el manejo de la
hiponatremia, la cual estima el cambio esperado del sodio sérico
ante la infusión de un litro de cualquier solución de sodio:
Cambio Na sér. =
Total Na infundido- Na sér.
Agua Corporal Total + 1
Deben de tomarse en cuenta las pérdidas de líquidos y
electrolitos, tanto renales como extra renales; así como el estado
nutricional y enfermedades concomitantes que pueden dificultar un
resultado idóneo de la reposición.
Igualmente debe definirse el tipo de hiponatremia, con sodio
total depletado o normal o en un estado de hipo o hiperosmolaridad,
para optimizar el manejo posterior. El Síndrome de Secreción
Inapropiada de Hormona Antidiurética (SSIHAD), con sodio total
normal y frecuente en trauma craneal debe considerarse ya que en
el mismo la restricción de líquidos es de elección, sin embargo debe
mencionarse que ésta medida produce una corrección lenta
8
R. Bonilla
y en casos de emergencia el uso de soluciones hipertónicas y de
diuréticos están indicados, permitiendo una corrección más
controlada.
No existe un tratamiento de elección para el manejo de la
MCP, sin embargo en la literatura se describen cuatro diferentes.
Estos incluyen la administración de TRH (factor liberador de
tirotropina), plasmaféresis, la administración de corticoesteroides
como monoterapia o la administración de plasmaféresis más
inmunoglobulinas intravenosas 10. Debemos considerar que lo
infrecuente de ésta patología impide contar con protocolos
estandarizados de manejo en éste momento, así como de estudios
comparativos, por lo que la prevención sigue siendo fundamental.
Resumen del caso
Masculino de 68 años de edad quien, previamente sano, sufre
un accidente de tránsito al ser atropellado; produciéndose
politrauma severo y fractura de base de cráneo, fractura expuesta
del tercio medio de la tibia derecha y trauma de la rodilla
izquierda. Manejado inicialmente en un Servicio de Ortopedia, al
ingreso Glasgow 3 se describe pupila izquierda media no reactiva,
sospechando un III par craneal compresivo se realiza TC que
corrobora la fractura y demuestra una hemorragia subaracnoidea
sin hematoma; se instaura tratamiento con fenitoína y diuréticos; se
considera que presenta un III par craneal periférico traumático. En
12 horas Glasgow 7, es llevado a lavado quirúrgico y reducción
cerrada de la fractura de tibia sin complicaciones; se inicia
antibioticoterapia. A los 2 días movilizaba las 4 extremidades y
abría los ojos al llamado, no acataba órdenes; posteriormente su
sensorio mejoró manteniendo un Glasgow de 14. Durante la
estancia el paciente recibió varios esquemas de antibióticos, debido
a neumonía nosocomial asociada a ventilación mecánica la cual
requirió los tres primeros días. Al mes de. estancia presenta
progresivo descenso de la natremia con valores desde 126 mmol/l,
hasta 108 a las dos semanas cuando se inició el tratamiento de
reposición; concomitantemente el paciente tenía progresivo
deterioro del sensorio. . La reposición de sodio se dio con NaCl al
3%, buscando una corrección no mayor a 0.5 mmol/l/h o de 15
mmol/l/ día hasta obtener un sodio de 125 mmol/l. Durante las
primeras horas la corrección se logró llevar a un ritmo adecuado,
pero no ocurrió así a las 12 horas de reposición que se pasó de un
sodio de 116 a 125 mmol/l en 5 horas. A los 2 días el paciente
nuevamente conciente pero se anota que presenta dificultad para la
deglución; luego presenta un cuadro de diarrea asociada a
antibióticos que lo hace llegar a una natremia de 138 mmol/l.
A los 2 meses se extrae pin y el paciente es referido para
continuar manejo médico en otro centro. Al ingreso se describen
signos neumonía y úlcera sacra de III grado. En la exploración
neurológica detallada del día siguiente se anota que abre los ojos al
estímulo nociceptivo, hace sonidos guturales incomprensibles y
realiza movimientos de retirada (Glasgow 8/15); la pupila derecha
mide 2 mm y responde adecuadamente a la luz, pupila izquierda
mide 8 mm y no responde a la luz; ojo izquierdo desviado
lateralmente y con ptosis; fondo de ojo con vasoespasmo y
exudados duros y blandos; reflejo nauseoso débil; hemiparesia
faciobraquial izquierda; respuesta plantar flexora normal al lado
derecho e indiferente al lado izquierdo. Los laboratorios de ingreso
muestran azoemia prerrenal y discreta elevación del sodio en
relación a deshidratación; albúmina en 1.7 g/ dl. Debido al
antecedente traumático se plantea nuevamente la posibilidad de una
lesión compresiva del III par craneal por lo que se solicitó una TC,
la cual reveló fractura parietal izquierda, neumoencéfalo frontal
pequeño y una lesión hipodensa frontoparietal derecha, sin efecto
de masa que se consideró contusión cerebral. La valoración por
neurocirugía anota que no es de manejo quirúrgico y se sugiere
realizar una gastrostomía para evitar el uso de sonda nasogástrica y
así disminuir el riesgo de sinusitis, tomando en cuenta que durante
el internamiento el paciente había presentado un trastorno
deglutorio sin encontrarse causa etiológica. No se describen
posteriores exploraciones neurológicas detalladas que objetivasen el
estado del paciente en ésta área.
Durante los días posteriores se normaliza la azoemia, pero el
paciente se mantiene con signos de infección pulmonar. El mal
manejo de secreciones, así como el estado nutricional del paciente
se convierten en la prioridad de tratamiento, haciéndose énfasis en
la necesidad de realizar una gastrostomía percutánea,
principalmente por la presencia de problemas deglutorios y
encamamiento. La albúmina sérica mantenía niveles muy bajos que
nunca pasaron los 2.5 g / dl Y la úlcera sacra tuvo mejoría ante las
curaciones realizadas.
A los tres meses del accidente se había estabilizado su
patología infecciosa y tenía programada la gastrostomía, sin
embargo presentó importante alteración del sensorio, con mínima
respuesta al medio, y empeoramiento de la tos y secreciones por lo
cual se suspendió el procedimiento. Tenía en ese momento un sodio
en 108 mmol/l y una osmolaridad sérica de 221 mmol/l, por lo cual
se inició corrección de sodio con solución NaCl al 3% a una tasa no
mayor de 0.35 mmol/l/hora y se agregó mayor cantidad de sodio a
la dieta. Al día siguiente el paciente se encuentra alerta. A los
cuatro días de iniciada la reposición se suspende la misma ya que el
sodio alcanzó un nivel de 126 mmol / dl y el paciente se encuentra
en la condición basal de los días previos, alerta pero con mal estado
general por sepsis. Se planteó la posibilidad de un SSIHAD el cual
no fue corroborado. El paciente inicia en los días siguientes un
cuadro de diarrea y se describe soporoso en días posteriores, cae en
un choque séptico y presenta nuevamente azoemia prerrenal e
hipernatremia, llegando a valores de nitrógeno ureico de 34 mg / dl
con creatinina normal y de sodio de 162 mmol / dl, para una
osmolaridad sérica de 326 mmol/l. Durante las dos semanas
posteriores el paciente fue manejado con antibióticos, sin embargo
empeoró el manejo de secreciones y así como su patrón
respiratorio, posteriormente el paciente fallece.
Se realizó la autopsia, la cual mostró en el cerebro evidencia
de contusiones antiguas a nivel parietal derecho y en ambos lóbulos
temporales. Además se observó un extenso reblandecimiento
central sin afectación de los bordes, a nivel del puente de Varolio
(Fig. 1). Microscópicamente dicha zona correspondió a una zona de
desmielinización con abundantes macrófagos espumosos y
preservación de cuerpos neuronales (Fig. 2) lo cual corrobora el
diagnóstico de MPC; se descartan la isquemia o procesos
inflamatorios como causales de la lesión. Se realizó además tinción
para mielina (Luxol Fast Blue) la cual mostró la extensa
desmielinización que formó la típica imagen en alas de mariposa
(Fig. 3). El resto de la autopsia evidenció, básicamente, un proceso
infeccioso bronconeumónico en ambos pulmones.
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Mielinolisis Central
9
Discusión
La MPC es una patología desmielinizante no inflamatoria
infrecuente, o al menos en su diagnóstico demostrado, que se ha
relacionado a la corrección rápida de sodio en hiponatemias severas,
sin embargo otros factores de riesgo son la desnutrición, infecciones
bacterianas severas y la deshidratación concomitantes, los cuales se
sumaron en éste caso; también los cambios de osmolaridad sérica
fueron muy notorios. La semiológía es difícil de discernir en los
pacientes críticos que generalmente son victimas de esta patología,
pero los trastornos de deglución son muy constantes.
La corrección de la hiponatremia severa con soluciones
hipertónicas debe ser pronta y se recomienda a una tasa controlada
hasta llegar a un nivel de hiponatremia leve, haciendo una
vigilancia de la corrección horaria estricta; debe siempre tenerse en
cuenta que hay otros factores asociados que pueden influir en forma
aditiva sobre la génesis de la mielinolisis pontina sabiendo que
pérdidas extra de electrolitos y líquidos pueden alterar los
resultados esperados como en el caso de un cuadro diarreico.
Se debe determinar en la forma más precisa la causa del
desequilibrio electrolítico para optirnizar el tratamiento. El
SSIHAD, en que la restricción de líquidos puede ser más apropiada,
es un diagnóstico que debe ser tomado en cuenta ante un cuadro de
hiponatremia en un politraumatizado.
La morbimortalidad de pacientes con sintomatología bulbar
depende en mucho de la atención brindada a los problemas
deglutorios y el manejo de secreciones, que- deben ser resueltos con
prontitud; teniendo en cuenta además que el aspecto nutricional es
fundamental en pacientes críticos.
Planteamos la posibilidad que la disfagia en este paciente se
debió a algún grado de desmielinización generado durante la
primera reposición de sodio y que esta fue la principal complicación
que no permitió la optima recuperación del paciente a lo largo del
internamiento, ya que con ella vinieron las repetidas infecciones
nosocomiales. La presencia de un III par craneal completo no pudo
ser precisada con exactitud en éste paciente, pero en vista de la
normalidad del análisis del mesencéfalo y la ausencia de
herniaciones se plantea que se haya debido a lesión periférica del
nervio como se había sospechado. .
Consideramos que el diagnóstico de mielinolisis pontina puede
ser actualmente subdiagnósticado, primero por la falta de sospecha
clínica debido principalmente a la poca. rigurosidad con que se
realiza la exploración neurológica en muchos pacientes críticos, y
segundo porque la confirmación anatomopatológica casi nunca se
realiza debido a que a estos pacientes se les diagnostican causas de
muerte en apariencia muy obvias por el proceso crítico que
generalmente sufren.
,
Figura 1. Sección transversal de la parte caudal del
puente de Varolio, que muestra una zona grisácea
reblandecida en forma de "alas de mariposa".
Figura 2. Microfotografía en la cual se observan
abundantes macrófagos espumosos (flecha corta), un
cuerpo neuronal íntegro (flecha larga) y restos de mielina.
(Tinción de hematoxilina y eosina, 40X).
Referencias Bibliográficas
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Figura 3. Fotografía macro-micro que evidencia la zona de
desmielinización central en el puente de Varolio. (Tinción
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