Karl Marx y Federico Engels Manifiesto del Partido Comunista (1848):

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Karl Marx y Federico Engels Manifiesto del Partido Comunista (1848):
Las crisis comerciales, además de destruir una gran parte de los productos
elaborados, aniquilan una parte considerable de las fuerzas productivas
existentes. En esas crisis se desata una epidemia social que a cualquiera de las
épocas anteriores hubiera parecido absurda e inconcebible: la epidemia de la
superproducción. La sociedad se ve retrotraída repentinamente a un estado de
barbarie momentánea; se diría que una plaga de hambre o una gran guerra
aniquiladora la han dejado esquilmado, sin recursos para subsistir; la industria,
el comercio están a punto de perecer. ¿Y todo por qué? Porque la sociedad posee
demasiada civilización, demasiados recursos, demasiada industria, demasiado
comercio. Las fuerzas productivas de que dispone no sirven ya para fomentar el
régimen burgués de la propiedad; son ya demasiado poderosas para servir a este
régimen, que embaraza su desarrollo. Y tan pronto como logran vencer este
obstáculo, siembran el desorden en la sociedad burguesa, amenazan dar al traste
con el régimen burgués de la propiedad. Las condiciones sociales burguesas
resultan ya demasiado angostas para abarcar la riqueza por ellas engendrada.
¿Cómo se sobrepone a las crisis la burguesía? De dos maneras: destruyendo
violentamente una gran masa de fuerzas productivas y conquistándose
nuevos mercados, a la par que procurando explotar más concienzudamente
los mercados antiguos. Es decir, que remedia unas crisis preparando otras
más extensas e imponentes y mutilando los medios de que dispone para
precaverlas.
Karl Marx El Capital. Tomo 1 (1875)
La función del dinero como medio de pago envuelve una brusca contradicción.
En la medida en que los pagos se compensan unos con otros, el dinero sólo
funciona idealmente, como dinero aritmético o medida de valor. En cambio,
cuando hay que hacer pagos efectivos, el dinero ya no actúa solamente como
medio de circulación, como forma mediadora y llamada a desaparecer de la
asimilación, sino como la encarnación individual del trabajo social, como la
existencia autónoma del valor de cambio, como la mercancía absoluta. Esta
contradicción estalla en ese momento de las crisis comerciales y de
producción a que se da el nombre de crisis de dinero…El grito que ahora
resuena de una punta a otra del mercado mundial es: ¡No hay más
mercancía que el dinero! Y como el ciervo por agua fresca, su alma brama
ahora por dinero, la única riqueza. La crisis exalta a términos de contradicción
absoluta el divorcio entre la mercancía y su forma de valor, o sea el dinero.
Federico Engels Del Socialismo utópico al Socialismo científico (1880)
En las crisis estalla en explosiones violentas la contradicción entre la producción
social y la apropiación capitalista. La circulación de mercancías queda, por el
momento, paralizada. El medio de circulación, el dinero, se convierte en un
obstáculo para la circulación; todas las leyes de la producción y circulación de
mercancías se vuelven del revés. El conflicto económico alcanza su punto de
apogeo: el modo de producción se rebela contra el modo de cambio...Hoy,
las funciones sociales del capitalista corren todas a cargo de empleados a sueldo,
y toda la actividad social de aquél se reduce a cobrar sus rentas, cortar sus
cupones y jugar en la Bolsa, donde los capitalistas de toda clase se arrebatan
unos a otros sus capitales. Y si antes el modo capitalista de producción
desplazaba a los obreros, ahora desplaza también a los capitalistas,
arrinconándolos, igual que a los obreros, entre la población sobrante;
aunque por ahora todavía no en el ejército industrial de reserva.
Federico Engels El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado (1891):
Hoy, el producto domina aún al productor; hoy, toda la producción social está
aún regulada, no conforme a un plan elaborado en común, sino por leyes ciegas
que se imponen con la violencia de los elementos, en último término, en las
tempestades de las crisis comerciales periódicas.
Karl Marx El Capital. Tomo 2 (Publicado por Engels en forma póstuma en 1893):
Es una pura perogrullada decir que las crisis surgen de la falta de consumo
solvente o de consumidores capaces de pagar. El sistema capitalista no conoce
ninguna clase de consumo que no sea solvente, si se exceptúan los pobres de
misericordia y los “granujas”. El hecho de que las mercancías queden
invendibles quiere decir sencillamente que no se encuentran compradores o, lo
que tanto vale consumidores solventes para ellas (lo mismo si las mercancías se
destinan en última instancia al consumo productivo que si se destinan al
consumo individual). Y si se pretende dar a esta perogrullada una apariencia de
razonamiento profundo, diciendo que la clase obrera percibe una parte
demasiado pequeña de su propio producto y que este mal puede remediarse
concediéndole una parte mayor, es decir, haciendo que aumenten sus salarios,
cabe observar que las crisis van precedidas siempre, precisamente, de un período
de subida general de los salarios, en que la clase obrera obtiene realmente una
mayor participación en la parte del producto anual destinada al consumo…Esto
quiero decir, pues, que la producción capitalista implica condiciones
independientes de la buena o la mala voluntad de los hombres, que sólo
dejan un margen momentáneo a aquella prosperidad relativa de la clase
obrera, que es siempre, además, un pájaro agorero de la crisis.
Karl Marx El Capital. Tomo 3 (Publicado por Engels en forma póstuma en 1894):
Por eso se da en las crisis el fenómeno de que no se manifiestan y estallan
primeramente en las ventas al por menor, relacionadas con el consumo directo,
sino en la órbita del comercio al por mayor y de los bancos, que son los que
ponen a su disposición el capital–dinero social…La razón última de toda
verdadera crisis es siempre la pobreza y la capacidad restringida de
consumo de las masas, con las que contrasta la tendencia de la producción
capitalista a desarrollar las fuerzas productivas como si no tuviesen más
límite que la capacidad absoluta de consumo de la sociedad…Mientras el
carácter social del trabajo aparezca como la existencia en dinero de la mercancía
y, por tanto, como un objeto situado al margen de la verdadera producción, serán
inevitables las crisis de dinero, como crisis independientes o como agudización
de las crisis reales.
En las crisis, nos encontramos con el postulado de que todas las letras, todos
los títulos y valores, todas las mercancías puedan convertirse de golpe y
simultáneamente en dinero bancario y todo el dinero bancario, a su vez, en
oro.
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