FORMACION AL SERVICIO DE LA VIDA. La Experiencia de la Fundación EFAD Mauricio Zorondo B.1 RESUMEN Fundación EFAD es una institución de la Pastoral Nacional de Alcoholismo y Drogadiccion (PANAD) del Área Pastoral Social de la Conferencia Episcopal de Chile, que realiza distintas acciones en el área del abordaje de adicciones y sus situaciones críticas asociadas. Una de ellas la Formación de Educadores Comunitarios. En la presentación se analiza el proceso formativo como conexión de teoriía y practica en un sistema recursivo y sinérgico; y se destacan sus aportes en la Transformación social, a través de la mejra de los impactos de las intervenciones y la construcción de Conciencia de Poder; y como mecanismos de Transformación Individual en el sentido de liberación de la mirada social aceptada, pasando a una visión abierta, creativa y liberadora. Finalmente se entrega una mirada rápida a la oportunidad de la inversión en formación como mecanismo de mejora de las condiciones de innovación. Se concluye con la necesidad de dar un salto cualitativo en la forma de relaciones entre las organizaciones y sus “beneficiarios” ARTICULO La Conferencia Episcopal a través de su Área Pastoral Social en 1987 decide promover la acción pastoral en torno al uso problemático de alcohol y otras drogas en su persona, su familia y comunidad, creando la Pastoral Nacional de Alcoholismo y Drogadicción (PANAD), la que ha venido desarrollando, por más de 20 años, un trabajo en red con distintas organizaciones e instituciones, involucrando a decenas de agentes pastorales en un grupo importante de las diócesis de Chile. Dada la necesidad de formación técnica rigurosa y sistemática con una mirada pastoral para la conformación de equipos, se crea en el año 2000 1 Mauricio Zorondo es Secretario Ejecutivo de la Fundación EFAD. [email protected] la Fundación Escuela Nacional en Abordaje de Adicciones y Situaciones Críticas Asociadas (EFAD). En la EFAD se están capacitando anualmente más de 200 personas a lo largo de Chile en un proceso a distancia, que intenta unir teoría y la práctica, en una lógica de construcción de redes locales de intervención comunitaria en el ámbito del uso problemático de alcohol y otras drogas. La formación se realiza en un proceso que implica la acción de profesionales nacionales y locales, a través de encuentros anuales y de reuniones mensuales locales. Se trata de un proceso que conecta: Experiencia de relación, vinculo y cohesión; Desafío intelectual que promueva la autoinstruccion y la coconstrucción de conocimientos; Experiencia Práctica que permita retroalimentar la teoría con los datos de su aplicación concreta. Llegando a lideres sociales ubicados en todo el territorio nacional, en un proceso de formación de dos años de duración. Esta presentación busca señalar las reflexiones que en estos casi 10 años de experiencia hemos logrado en el campo de la formación de lideres sociales para el abordaje de las situaciones ligadas al uso problemático de alcohol y otras drogas desde los espacios comunitarios. 2.- Modelo ECO2 como perspectiva para comprender y actuar de frente al uso de drogas. ¿Cómo hacemos Formación? El uso problemático de alcohol y otras drogas debe ser visto en una lógica multicausal, es decir, desde un análisis complejo en el que se integran variables de distinto nivel e impacto, no sólo de orden individual, sino también social colectivo, con una visión integral del Ser Humano. Nos inspira en esta perspectiva Jesucristo Buen Pastor, que busca mostrar el rostro misericordioso del Padre, y opta por el cambio individual y colectivo. En esta óptica la EFAD ha tomado una opción por un modelo de trabajo comunitario, con énfasis en los planteamientos del Modelo ECO22; para el que los problemas surgidos desde el consumo de sustancias psicoactivas son derivados del estigma, la exclusión y el aislamiento. Lo que requiere un proceso de transformación son los sistemas de relaciones que sostienen el estigma y lo operativizan de frente a los usuarios de drogas. Lo que se ha afectado en nuestra sociedad producto del consumo e individualismo son las interconexiones, los vínculos, la relaciones. Las personas se encuentran solas, sin apoyos. Revertir esta situación implica mejorar las condiciones de vida de las personas, y fortalecer sus capacidades de apoyo mutuo, por lo tanto de prevenir y tratar (mejorar, curar) los problemas asociados a las formas de vida actuales. Los riesgos se disminuyen en la medida que tenemos apoyos para enfrentarlos. Desde esta lógica EFAD ha construido un proceso de formación que sea la base de un proceso de intervención comunitaria y de cambio de las situaciones de exclusión comunitarias. Buscamos que la formación sea un mecanismo de transformación individual y se traduzca en procesos de transformación social comunitaria. Lo que hacemos es Formación, que implica la transformación del Ser y no sólo del Conocer; lo que queremos emprender es un camino de ida y venida entre teoría y práctica. La Formación que buscamos se da “En la Acción” porque no busca la elucubración académica, sino que un proceso donde el conocimiento esta íntimamente ligado a la praxis, en un proceso continuo y recursivo entre acción, reflexión, práctica y teoría. De esta forma el sistema de formación podría ser descrito como un continuo de Práctica Teoría Práctica. La práctica social inicial con la que llegan las personas y organizaciones a la formación muchas veces carece de sistematización o los aprendizajes derivados de ellas no han sido suficientemente relevados por las personas y organizaciones. Se trata de experiencias que les permiten actuar más o menos efectivamente sobre la realidad que enfrentan, la 2 “Prevención y Tratamiento de las Farmacodependencias” Bonnefay, Merlo, Milanesse. que en más de una ocasión les confronta hacía el cambio, pero en no pocas situaciones las personas y las organizaciones se resisten por miedo a lo desconocido. La acción de la Teoría sobre las practicas iniciales, permite por un lado develar las resistencias, facilita el proceso de cambio y acompaña la transformación de las practicas. La teoría permite conducir un proceso que de otra forma sería un salto al vacío. La teoría le permite a las personas y a las organizaciones dejar el conocimiento común y descubrir nuevas conexiones entre los fenómenos, es decir, nos permite recomplejizar nuestra mirada de la realidad, lo que nos acerca más hacía los fenómenos que analizamos. No se trata si de cualquier teoría, se trata de aquella que ha surgido desde la experiencia consciente de análisis de las propias prácticas. Es el proceso de formación el que permite conectar ambos momentos, por un lado la reflexión crítica sobre las practicas realizadas y las teorías disponibles. La formación buscara entregar el espacio y las condiciones para que las personas y las organizaciones elaboren sistemas de abstracciones sucesivas, busquen una visión totalizante y compleja de la realidad; y una mirada crítica sobre los fenómenos y procesos en marcha a nuestro alrededor, lo que implica una toma de conciencia sobre nuestro estar en el mundo y sus estructuras. De esta forma se promueve la creación de pensamientos nuevos y distintos. Con estos nuevos pensamientos, la práctica se transforma, en el sentido que se abre a nuevas comprensiones, a nuevas perspectivas y a propuestas metodológicas más acordes a las realidades que se enfrentan, abriéndose a una visión creativa y dinámica de la realidad3 La Concientización que implica el proceso de formación nos ha llevado a constatar que la transformación requerida tiene una doble vertiente necesarias de trabajar sincrónicamente, pero con espacios y posibilidades distintas; por un lado 3 Paulo Freire, Pedagogía del Oprimido; Karina Fortete, Formación en la Acción. Presentación en Encuentro Nacional de Red EFAD 2008. la acción política sobre la estructura social y el modelo de desarrollo injusto que sostiene los procesos de exclusión social que son nuestros tema final de trabajo. Por otro lado esta la acción de base, microsocial, comunitaria que implica el establecimiento de pequeños cambios en el nivel relacional de manera estable que nos permitan concretar mejorías en la calidad de vida de las personas y familias que habitan ciertos territorios. Lo que pasa por procesos de transformación individual con sus efectos comunitarios. 3.- La Formación como mecanismo de Transformación Social De esta forma, el proceso formativo se traduce por un lado en procesos de transformación social, dado que en cuanto mecanismo recursivo de acción y teoría, nos permiten modificar las prácticas, aumentar su impacto y sobre todo, generar conciencia crítica respecto de las condiciones sociales de desarrollo. La acción de transformación social, requiere en primer lugar de un proceso de “toma de conciencia”, lo que se traduce en una “toma de conciencia de poder; es decir, no buscamos sólo una “conciencia diagnostica” sino sobre todo una “Conciencia Transformadora, Activa, Liberadora”. Nuestra acción transformadora debe considerar por una parte los necesarios cambios políticos estructurales en nuestros países, que permitan un desarrollo con mayor justicia, equidad, y sobre todo construcción de participación y conformación de tejido social que les entregue sustento político y social a las demandas y a los cambios requeridos. Desde nuestro punto de vista, no es la acción cupular política, la que en el actual escenario controlado hegemónicamente por un modelo de desarrollo, generará los cambios; sino que ellos vendrán desde la estructuración de conciencia de base, de la recuperación de la Conciencia del Poder que tenemos y la construcción de condiciones de Poder Popular. Este fenómeno aunque no lo perciban las cúpulas políticas esta en desarrollo y comienza a dar signos en distintos países latinoamericanos, especialmente con la irrupción de los movimientos indigenistas y medioambientales. Nos sigue esperanzando el despertar de las organizaciones sociales como actores políticos organizados en los Foros Sociales. Para lograr este gran objetivo se requiere iniciar procesos de microescala en las comunidades, que permitan construir las condiciones para un movimiento de mayor eslaca. De esta forma, un segundo elemento de nuestra acción debe estar marcado por el trabajo en Red que permita romper las pautas de exclusión, no sólo por razones caritativas asistenciales, que en verdad dejan todo en el mismo lugar, sino sobre todo para la construcción de nuevos espacios de desarrollo más inclusivos, lo que implica en si mismo un cambio de Representaciones Sociales y por tanto de sistema. La posibilidad de establecer mecanismos de cambio de las pautas de exclusión depende de dos condiciones, por un lado la participación de los distintos actores comunitarios, lo que implica que “todos son necesarios, porque todos son parte del problema y todos pueden construir la solución”, desde esta mirada es claro que se debe abrir espacios de participación más allá de los “buenos” o de las “victimas”, también de los “malos” y los/as “victimarios”; proceso no sencillo pero necesario. Lo que hemos visto es que estructurar esta nueva lógica de intervención implica un proceso de transformación de las practicas institucionales, pasando desde una “entrega” a un “recibir”, o si lo decimos de otra forma, pasar de ser “directores” a permitirnos “observar” lo que sucede. Se trata de facilitar los procesos, de provocar reflexiones, pero no de orientar o señalar. Desde la experiencia de EFAD este proceso implica poner énfasis en el proceso de construcción, desarrollo y evaluación, que supone la participación y la construcción común; lo que deriva en resultados de mayor impacto comunitario de transformación social. Por otro lado se requiere la estructuración en este proceso de redes operativas que son la base del cambio, es decir, construir redes que sostengan estos cambios desde la propios actores locales, lo que implica mayor conciencia y emplear el Poder en la manos de la organización4. No tener red operativa parece ser una lógica común en la mayoría de las intervenciones, en general operamos desde la omnipotencia y la solución, somos las organizaciones5 las que traemos Empoderar: No en el sentido de “Entregar poder” sino más en el de “tomar conciencia del poder que tenemos”. 5 Ciertamente dentro de ellas los profesionales. 4 las respuestas y soluciones a los “problemas”6 que tiene la comunidad, y por lo tanto los tiempos, las formas y el desarrollo depende de nosotros; una y otra vez la comunidad nos da con la “puerta en la cara”, y nos muestra que nuestros tiempos, nuestros problemas, nuestras acciones y nuestras miradas no son los que existen. En esta lógica las redes operativas, la inclusión de no profesionales, de agentes pares, etc. a los equipos nos ha mostrado ser una necesidad que además altera la dirección de las acciones y cambia el curso de lo que hacemos, nos permite entender y visualizar mejor y ahora sí comprender la persistencia y los procesos de base de las relaciones comunitarias, desde una comprensión de las Representaciones Sociales. Todo este proceso debe conducir hacía la organización, como acción de red estable, que se transforma en un mecanismo efectivo del cambio y su sustentabilidad futura. Es en este sentido el Modelo ECO2 pone su énfasis en las minorías activas como articulación concreta de procesos de cambio y transformación. Queda en evidencia, ante todo lo dicho, que la Formación para los procesos de acción comunitaria deben profundizar en torno a la Conciencia sobre las condiciones de vida estructurales, comunitarias y personales; asi como apoyar la construcción de una “Conciencia de Poder”, que permita transformar las prácticas de forma de maximizar su impacto en la Transformación de las condiciones sociales, relacionales, que se viven en la microescala, para conformar un movimiento que permita generar demandas, propuestas y cambios sobre las estructuras del Modelo de Desarrollo imperante. 4.- La Formación como mecanismo de transformación individual Las reflexiones que estamos enunciando en este pequeño articulo, que han surgido desde la Experiencia de EFAD, nos llevaron hace algunos años a modificar la perspectiva en que desarrollamos la formación, pasando de una Que en la mayoría de los casos se trata de “mis problemas”, es decir, de una RS sobre la realidad que la organización se encarga de encontrara y relevar, incluso con estudios muy penetrantes, pero no consideran necesariamente la opinión y disposición de las personas al interior del territorio o la organización. En este punto es muy importante revisar los procesos de tratamiento, de manera que respondan efectivamente a los sujetos. 6 profundización académica, a un énfasis en la formación como medio de intervención comunitaria, en la que la retroalimentación práctica teórica es constante y básica; y donde el desarrollo de las personas sea un eje central de articulación de la experiencia formativa. Para ello la formación debe ser “en la acción”, que implique por un lado espacios de entrega de contenidos y metodologías, pero que estas estén retroalimentadas por las prácticas concretas que se desarrollan. De forma que la teoría y la reflexión estén encaminadas, orientadas y fundadas, en las experiencias de aplicación y acción que las personas traen, como insumo anterior, y que logran desarrollar en el proceso formativo. La Formación, en este sentido, supone un proceso de construcción teórico y metodológico desde las personas que se forman y practican. No es una formación ni para saber ni para hacer, es una formación para comenzar una reflexión sobre la “forma de Ser” en el mundo. Las personas en este proceso viven una experiencia de transformación individual que implica un trabajo intenso en ellos/as mismos, que no es conducido, guiado o dictado desde los “formadores” sino desde su propia conducción. La formación debe entregar las condiciones para que esta reflexión se pueda llevar a cabo por cada cual, en este sentido EFAD ha dispuesto permanentemente como un eje transversal a todo el proceso de experiencias de Desarrollo Personal, Vivencia de la Espiritualidad, Celebraciones litúrgicas ecuménicas; pero sobre todo, de un ambiente de constante desafío hacía analizar las prácticas y la propia conducta, confrontándola con los datos de la realidad y la teoría. EFAD invita una y otra vez a las personas a redescubrir su accionar, sus motivaciones y sus emociones de base; a retomar sus experiencias iníciales, de manera de identificar las razones que nos llevan a realizar lo que hacemos 7, analizarlas a la luz de los datos de la realidad, de la acción desarrollada y de la teoría aprendida; y transformarlas cuando sea necesario. No se trata de un proceso de culpabilización, más bien de un proceso de liberación, la experiencia que relatan las personas en la formación es sentirse aliviados, al no amarrarse a las versiones tradicionales de los problemas que 7 En el fondo se trata de hacer el análisis de las propias RS. enfrentan y sin embargo, intentar mirar con perspectiva nueva los fenómenos; redescubren nuevos elementos, valorizan nuevas posibilidades y finalmente se permiten un pensamiento nuevo, que se abre la crítica y la creatividad; pero que sobre todo les permite mirar con nuevos ojos a las personas con las cuales les toca trabajar8. Este descubrimiento de los procesos de transformación individuales iniciados en la formación, nos ha llevado en EFAD, primero a transformar nuestra propia perspectiva de vida; y en segundo termino, a remirar a estas mismas personas, pasando de verlos como “necesitados”, muchas veces “equivocados”; donde la “formación les ilumina”; a una perspectiva de construcción colectiva de conocimiento, donde ellos/as traen experiencias, conocimientos y reflexiones, tan valiosas como las nuestras, las que articuladas y conectadas, nos permiten sinergias nuevas, y sobre todo, mejoras sustanciales. Este mismo hecho supone pasar a entender a las personas “en formación” desde sujetos pasivos (estudiantes) a actores de un proceso de construcción común de conocimiento, lo que supone en todos nosotros (formadores/as y fornandos/as) humildad para reconocernos en la verdad de lo que somos y sabemos; desarrollar la autocrítica como acción liberadora, permitirnos mirar el proceso en su desarrollo con sus puntos altos y bajos, sin desesperarnos por resultados automáticos; y reconocer nuestros logros, por pequeños que puedan resultar a ojos de algunos/as, son el resultado de un largo proceso que hemos desarrollado con nuestro mejor esfuerzo. Decimos en el Modelo ECO2 que la única certeza que tenemos es que nos equivocaremos. De los equívocos, los fracasos y las caídas, el proceso debe aprender nuevas lecciones. Esta nueva perspectiva nos ha llevado a construir una red amplia de personas, que luego de su formación, siguen acompañando, promoviendo y hasta liderando los procesos de EFAD en sus localidades, especialmente los relativos a la formación. Hemos llamado a estas personas “formadores/as”, considerados en esa calidad, no sólo por sus meritos académicos, sino sobre todo por su proceso El ejemplo de esto es siempre El Maestro Jesús que miro a todos “con ojos bondadosos”, lo que implica verdad y dignificación. 8 de desarrollo, transformación y acción comunitaria; lo que es nuevamente un desafío a la lógica académica tradicional. 5.- la Formación como Inversión social útil Finalmente una reflexión pequeña pero necesaria. La Inversión en Educación se ha mostrado en los estándares mundiales la principal variable que permite la innovación y el desarrollo, mejorando de esta forma las tasas de producción, y en términos nacionales, el PIB. Como se diría en economía la ecuación clásica del desarrollo (Y) como Capital (K) más Trabajo (L) 9, en nuestros días debe ser complementado por el desarrollo de innovación y tecnología (A) de manera de mejorar “La productividad total de los factores”. En una palabra, la inversión en educación para la innovación, mejora sustancialmente el desarrollo de los países. Ya hemos aprendido que la pura acumulación de capital no humano (maquinarias, equipos, recursos naturales), como se sostenía en la modernidad; sin el incremento de la innovación y el desarrollo de capital humano, en el fondo presenta rendimientos decrecientes en el largo plazo . La formación para la acción social, en términos de acumulación de capital humano y de búsqueda de innovación en los procesos de intervención, nos permite mejorar los niveles de impacto social de las practicas que desarrollamos y por tanto la promoción de transformaciones sociales sostenidas en el tiempo. Desde esta perspectiva no hay mejor inversión social que la hecha en la formación de las personas, de sus lideres y de los actores de la comunidad. La experiencia de EFAD ha demostrado sostenidamente que al menos la inversión es cinco veces menor hecha en formación que la necesaria para lograr los mismos impactos sin procesos de formación innovativos en la acción. Dicho de otra manera, por cada unidad gastada en formación se obtendrán (ahorraran) cinco unidades en intervención social, impacto y transformación, allí donde le duele a la sociedad; los problemas que afectan a los más pobres y excluidos. 6.- Conclusión 9 Y=K+L Con estas ideas nos gustaría concluir que hay una posibilidad, que nuestra experiencia en Chile nos la ha enseñado: Es posible alterar los procesos de exclusión desde el lado de los pequeños y los dolientes, se trata que estamos en un proceso de la acción minoritaria para acceder a los procesos de influencia mayoritaria y política estructural. Son los propios excluidos los que pueden transformar sus condiciones, debemos pasar de la espera y pasividad a la acción, de la fragilidad a la potencialidad, de la vulnerabilidad a las capacidades, de la negación al poder popular. En este sentido los discursos desarrollados desde las practicas deben ser centrales en el quehacer de nuestros grupos, instituciones y programas.