¿Cómo es la economía de China? La economía de China ha experimentado una rápida evolución desde los años 1970 y 1971. Después de miles de años de depender casi enteramente de su sector agrícola y de experimentar con el sistema planificado que trajo la revolución comunista de Mao Zedong, el país se abrió a la inversión y a la competencia extranjera. Tras la llegada al poder de Deng Xiaoping en 1979, las autoridades se marcaron como objetivo el quintuplicar el PIB para el año 2000 mediante una apertura económica al exterior y con la introducción de la llamada Economía social de mercado, alcanzando en 1995 los objetivos previstos. El meteórico desarrollo de la economía china no ha estado exento de un alto coste social y ambiental para el país. La principal estrategia competitiva del gobierno para atraer inversiones extranjeras ha sido ofrecer paquetes de incentivos fiscales y un marco regulatorio sumamente laxo en materia de derechos laborales y protección ambiental, que aunado al bajo coste de inversión inicial y mano de obra han convertido a la nación asiática en el primer destino de inversión extranjera directa a nivel mundial. Sin embargo, una gran cantidad de empresas internacionales con poca ética ha tomado ventaja de la situación y de la censura oficial hacia los medios de comunicación para operar bajo condiciones ínfimas de higiene, seguridad laboral o control de emisiones. Si bien este tipo de abusos son la norma en otros países subdesarrollados, la férrea censura del gobierno, el tamaño de la economía y el énfasis en el crecimiento rápido a casi cualquier precio colocan al país como un caso de estudio especial. El problema de los recursos naturales De acuerdo con un artículo de la BBC, China se ha convertido en el segundo país en emisiones de dióxido de carbono y tiene que alimentar a su población (el equivalente a uno de cada cinco seres humanos) con sólo un 7% de su superficie en condiciones de ser empleada para la agricultura. Debido en parte a la meta gubernamental de reubicar a 400 millones de chinos hacia las ciudades en los próximos 25 años, dicha superficie cultivable disminuye al ritmo de 1 millón de hectáreas al año. Algunos expertos consideran que el coste ambiental es un precio temporal que China debe pagar para alcanzar el nivel de bienestar de un país industrializado. Una vez teniendo el capital, el país estará en mejores condiciones de enfrentar la problemática en vez de hacerlo ahora y sólo asignar presupuestos insuficientes. Detener el crecimiento, afirman, pone al país al borde de otras crisis potencialmente más dañinas, como es el hambre, el conflicto armado (China es uno de los pocos países con armas atómicas) y el repunte de la sobrepoblación. Por otra parte, los escépticos hacen énfasis en que ninguna estrategia económica en la historia ha garantizado crecimiento y China bien podría estar pagando un coste altísimo y obtener resultados totalmente opuestos. De acuerdo a su tesis, la estrategia económica China nunca será sostenible si a estos niveles, por ejemplo, ya se han drenado la totalidad de los lagos a las afueras de ciudades como Pekín y el país es sede de 16 de las 20 ciudades más contaminadas del planeta. El sector primario correspondía el 14 %, el secundario el 46 % y el terciario el 40 %, era el tercero en exportaciones y primero en reservas de divisas con más de 1 billón de dólares. El cambio de yuan por dólar era 7,78 por dólar, que según algunos analistas el yuan esta devaluado en un 40 % lo cual explicaría el desbalance de exportaciones e importaciones. Un último reporte a principios del 2007 las autoridades chinas reconocen las propiedades privadas, le darán prioridad al desarrollo ecológico y tecnológico tanto civil como militar. www.eldiarioexterior.com