denominan armonía doméstica que se concreta con el “comer, beber y hacer el amor” (Hidalgo, Arias, & Ávila, 2014, pág. 36), la corriente socialista le otorga una perspectiva más amplia en el que el amor puede provenir de un amigo o amiga, la familia o la pareja (Ramírez, 2012, pág. 17) y en la que también es importante amar a la naturaleza y el entorno en que vivimos (Ramírez, 2012, pág. 33). Ramírez también propone la necesidad de que futuras investigaciones indaguen sobre la relación entre el amar y ser amado, y la felicidad que ello produce (Ramírez, 2012, pág. 28). En realidad, es necesario profundizar sobre la relación entre Buen Vivir, capacidades y felicidad. Amartya Sen discute la relación entre felicidad, bienestar y capacidades en su libro The Idea of Justice (Sen, 2009, págs. 269-290). Una dimensión común en las tres corrientes de pensamiento sobre el Buen Vivir es la armonía con la naturaleza y los derechos de la naturaleza. Sin embargo, en la literatura revisada en este documento se advierte una diferenciación entre una concepción biocéntrica de ésta en las corrientes indigenista y ecologista y una concepción más bien antropocéntrica en la corriente socialista, a pesar de que esta última proponga el amor a la naturaleza o el biosocialismo republicano o ciudadano. Al respecto, a continuación se reproduce y amplía la reflexión realizada en (León, 2014c) y (León, 2014d). El reconocimiento de los derechos de la naturaleza pone en tensión a las visiones antropocéntricas del desarrollo. La naturaleza y sus ecosistemas se podrían concebir como importantes en sí mismos, independientemente de su importancia instrumental para las vidas humanas e incluso más allá de la importancia de los seres vivos no humanos. La filósofa Martha Nussbaum, una de las ideólogas del Enfoque de Capacidades (junto con Amartya Sen), plantea en su libro “Crear Capacidades” estas tensiones desde la filosofía política y moral y defiende los derechos de los animales no humanos. Nussbaum formula la pregunta: ¿las capacidades de quién cuentan? Indica que todos los proponentes del enfoque de capacidades mantienen que todos los seres humanos cuentan y cuentan como iguales, pero que más allá de las capacidades humanas, hay 5 posiciones básicas dentro de este enfoque sobre las cuales no hay consenso y que requieren mayor debate, y se explican a continuación. Primero, “solo las capacidades humanas cuentan como fines en sí mismas, aunque otras capacidades [de seres vivos no humanos] puedan resultar ser instrumentalmente valiosas en promover las capacidades humanas”. Segundo, “las capacidades humanas son el foco principal, pero ya que los seres humanos forman relaciones con criaturas no humanas, aquellas criaturas pueden ingresar en la descripción del objetivo a ser promovido, no simplemente como medios, sino como miembros de relaciones intrínsecamente valiosas”. En tercer lugar, “las capacidades de todas las criaturas sensibles cuentan como fines en sí mismas y todas deberían alcanzar capacidades sobre un umbral establecido”. Cuarto, “las capacidades de todos los organismos vivientes, incluyendo las plantas, deberían contar, pero como entidades individuales, no como partes de ecosistemas”. En último lugar, “el individualismo de 1 a 4 es descartado: las capacidades de los sistemas (ecosistemas en particular, pero también las especies) cuentan como fines en sí mismos”. Nussbaum manifiesta no estar de acuerdo con la quinta postura, actualmente defiende la tercera alternativa en función de criterios de justicia social y reconoce haber defendido la segunda en estudios anteriores (Nussbaum, 2012, págs. 186-187). Nussbaum reconoce que la calidad del medioambiente y la salud de los ecosistemas son importantes para el bienestar humano pero se muestra contraria a la posición relacionada con que las capacidades de los ecosistemas cuentan como fines en sí mismas debido a que para ella son los seres humanos y los animales quienes son importantes en sí mismos y no solo en su calidad de integrantes de sistemas mayores. Nussbaum señala que los argumentos a favor de proteger la calidad del medioambiente se tornan más fuertes cuando se considera a las generaciones futuras y, por lo tanto, las demandas de justicia intergeneracional. Sobre este tema, el otro ideólogo del Enfoque de Capacidades, Amartya Sen, en su libro The Idea of Justice (Sen, 2009), plantea que el desarrollo sostenible debe abarcar “la preservación, y cuando sea posible la expansión, de las libertades y capacidades sustantivas de la gente hoy, sin comprometer las capacidades de las generaciones futuras de tener similar, o más, libertad”. Sen manifiesta que “el valor del medio ambiente no puede ser sólo una cuestión de lo que hay [la naturaleza preexistente], sino que debe consistir también de las oportunidades que ofrece a la gente” y que “el medioambiente no es solo una cuestión de preservación pasiva sino también una de búsqueda activa”. Defiende que su propuesta, al centrarse en el sostenimiento de las libertades humanas, es más amplia que la propuesta del Informe Brundtland de 1987 que se enfocó en el sostenimiento de las necesidades humanas al definir el desarrollo sostenible como “el desarrollo que satisface las necesidades del presente, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades”. Igualmente, sería más comprehensiva que la formulación basada en el sostenimiento del estándar de vida, hecha por Robert Solow, Premio Nobel de Economía 1987, quien define la sostenibilidad como “el requerimiento de que la siguiente generación tenga lo que sea necesario para alcanzar un estándar de vida al menos tan bueno como el nuestro y cuide de la misma manera de su siguiente generación” (Sen, 2009, págs. 248-250). 47