El diario de un loco de Nicolás V. Gogol

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20 de julio de 2015 — buzos
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Escafandra
El diario de un loco de Nicolás V. Gogol
Ángel trejo RAYGADAS / Periodista - escritor
Carlos de Borbón). En un día de “enero del mismo año que
tuvo lugar después de febrero” Proprischew advierte que el
que trato que le dan en España no es el adecuado, pues le han
afeitado la cabeza y echado agua fría, y cierto día 25 del que
no precisa el mes, recibe la vista del gran inquisidor, quien
primero lo llama por su apellido ruso, luego por su nombre
Ilustración: Carlos Mejía
El diario de un loco, relato corto del escritor ucranio ruso
Nicolás V. Gogol (1809-1852), es muy conocido en México
porque en 1960 el director dramático Alejandro Jorodowsky
(Chile 1929) y el actor mexicano Carlos Ancira (1929-1987)
lo convirtieron en un monólogo teatral de éxito nacional e
internacional. A partir de ese año Ancira lo representó de
manera continua hasta 1985 (25 años), intercalándolo
entre sus numerosas actividades artísticas (300 obras
de teatro, 50 películas y una decena de telenovelas).
La versión teatral de El diario de un loco se apega al
contenido literario del texto de Gogol, pero su interpretación escénica es más libre, amplia y explayada,
toda vez que requiere de más de una hora de duración.
El cuento en prosa anda sobre las 40 cuartillas, ya que
el diario de Proprischew (el loco) se limita a registrar
sólo una veintena de las jornadas más importantes de
su enloquecimiento.
El primer apunte lo hace el 3 de octubre –al parecer
de 1833, año en el que detona la Primera Guerra Carlista de España (1833-1840), asunto al que Proprischew
se asocia dentro de su problema mental porque es empleado menor del ministerio de Asuntos Externos del
Imperio Ruso. Ese día su desvarío, ya advertido en su
casa y su trabajo, se manifiesta aún más cuando en la
calle de topa con la hija de su jefe de sección ministerial, se enamora de ella, la sigue a un almacén comercial y sorprende en plática de chismes a las perritas de
aquélla y una amiga. En el mes que sigue se dedica a
espiar a su enamorada, se gana el reclamo de uno de
sus jefes inmediatos, quien le dice que él no es nadie
para pretenderla y a fin de autocompensarse se inventa
una ascendencia nobiliaria. En noviembre y diciembre
persevera en entrevistarse con Medji y Fidele, las perritas de su “novia” y la amiga de ésta, y cuando se entera
que aquélla va a casarse su daño mental aumenta.
Entonces pierde del sentido del tiempo, se aísla, deja de
trabajar y en su diario salta de diciembre de 1833 al 43 de
abril de año 2000, luego al 86 de marzo, a “cierta fecha”
imprecisa y al 30 de febrero de un año indeterminado. Para
entonces se asume como rey de España, Fernando VIII, sucesor legítimo que habrá de resolver el problema que dejó
Fernando VII. (Al morir éste sin hijos, la corona es heredada
por su sobrina Isabel II y se levanta en armas su hermano
(Aksanti Ivanóvich) y finalmente Fernando VIII, rey de España, sin que él se digne en contestar. En su último apunte
en el diario, fechado el “34 de febrero de 343”, se queja de
siguen echándole agua fría en la cabeza, que nadie lo ve ni lo
escucha, que lo martirizan y al invocar apoyo a su madre, de
quien demanda piedad para su “niño enfermo”, le pregunta
si está enterada de que el “bey de Argel tiene un bulto debajo
de la nariz”.
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