Sábado – 2 ª semana T.O. – 201 6 Ildefonso, obispo (667) 2 Samuel 1, 1-4.11-12.19.23-27 / Salmo 79 / Marcos 3, 20-21 Oración inicial Muéstrate propicio, Señor, a los deseos y plegarias de tu pueblo; danos luz para conocer tu voluntad y la fuerza necesaria para cumplirla. Por nuestro Señor. Amén. Lectura del libro segundo del profeta Samuel (1,1-4.11-12.19.23-27) David llora la muerte de Saúl y Jonatán (1 Cr 10,1-12) 1 Al volver de su victoria sobre los amalecitas, David se detuvo dos días en Sicelag. Al tercer día se presentó un hombre del ejército de Saúl con la ropa hecha jirones y polvo en la cabeza; cuando llegó cayó en tierra, postrándose ante David. 3 David le preguntó: “¿De dónde vienes?” Respondió: “Me he escapado del campamento israelita”. 4 David dijo: “¿Qué ha ocurrido? Cuéntame”. Él respondió: “La tropa huyó del campo de batalla, y muchos del pueblo cayeron en el combate; también murieron Saúl y su hijo Jonatán”. 11 Entonces David agarró sus vestiduras y las rasgó, y sus acompañantes hicieron lo mismo. 12 Hicieron duelo, lloraron y ayunaron hasta el atardecer por Saúl y por su hijo Jonatán, por el pueblo del Señor, por la casa de Israel, porque habían muerto a espada. 19 ¡Ay la flor de Israel, herida en tus alturas! ¡Cómo cayeron los valientes! 23 Saúl y Jonatán, mis amigos queridos: ni vida ni muerte los pudo separar: más ágiles que águilas, más bravos que leones. 24 Muchachas de Israel, lloren por Saúl, que las vestía de púrpura y de joyas, que enjoyaba con oro sus vestidos. 25 ¡Cómo cayeron los valientes en medio del combate! ¡Jonatán, herido en tus alturas! 26 ¡Cómo sufro por ti, Jonatán, hermano mío! ¡Ay, cómo te quería! Tu amor era para mí más maravilloso que amoríos de mujeres. 27 ¡Cómo cayeron los valientes, los rayos de la guerra perecieron! 2 † Lectura del santo Evangelio según san Marcos (3,20-21) 20 21 Entró en casa, y se reunió tal gentío que no podían ni comer. Sus familiares, que lo oyeron, salieron a sujetarlo, pues decían que estaba fuera de sí. CLAVES para la LECTURA - Sólo dos versículos, y desconcertantes. Jesús entra en una casa y la gente, una vez más, se apiña hasta tal punto que ni siquiera le permiten comer. Jesús está en el momento culminante de su actividad de Maestro, que enseña y se entrega a manos llenas a cuantos están dispuestos a escucharle o le buscan para que los cure. Pero están asimismo «sus parientes» más allegados que, «al enterarse», fueron para llevárselo porque, según su valoración y su juicio, «estaba trastornado». La presencia y la actividad del Señor, después de las primeras escaramuzas descritas en las secciones precedentes, adquieren una resonancia notable. Con todo, el clamor y la atención de la gente no conducen necesariamente a la fe. Ahora debe hacer frente Jesús a los primeros rechazos serios. En primera fila aparecen los mismos familiares y parientes, que, preocupados por el buen nombre de la familia, emprenden medidas drásticas para resolver una situación que resulta, por lo menos, embarazosa. - Por una parte, Jesús vive la entrega plena y total a todos, educando en este sentido también a los discípulos; por otra parte, están los más íntimos, que, en vez de secundarle y seguirle, quieren que sea Jesús quien adopte lo que ellos consideran como el sentido común, sus medidas y prudencias humanas. O seguir a Jesús, que se entrega sin cálculos, hasta no reservarse ya nada para sí, o tratar de apoderarse de Él de algún modo, como harán sus enemigos, intentando que se pliegue a sus mezquinos puntos de vista. CLAVES para la VIDA - Está claro que la opción por el proyecto del Padre que Jesús trata de ofrecer a los suyos, a su grupo, no siempre tiene la acogida que esperaba. El relato evangélico es un caso claro y patente de las dificultades con que se encontró, incluso entre los suyos, en su familia. No basta la consanguinidad para crear una simpatía con el Evangelio; es preciso formar parte de la consanguinidad de la gracia, que se nos da en Él. - Y es que la NUEVA FAMILIA, en la que Jesús está empeñado y está trabajando, tendrá otras claves de vida y de acción. Entender y asumir esa NUEVA LÓGICA, es la tarea que tiene delante el grupo de Jesús y de la que sus “parientes” no deben haber entendido demasiado que se diga. Es la “tensión” que el evangelista nos quiere destacar, para que no caigamos en la misma trampa. ORACIÓN PARA ESTE DÍA “La rutina y la costumbre me atenazan. Dame, Señor, capacidad para la novedad que tu Palabra trae constantemente a mi vida”. 1. Lo más fuerte y duro, que aquí queda patente, es que los parientes más cercanos de Jesús pensaban de él que estaba loco. La expresión griega "hoi par'autou" indica literalmente "aquellos de al lado de él", que, en la literatura judía influenciada por el helenismo, indicaba a los padres y familiares, los más cercanos (Prov 31,21; Dan 13,33; cf. Josefo, Ant. 1,193). Por otra parte, el verbo "exestê" (de "histamai") expresa la realidad del que "está fuera de sí" o "enajenado", es decir, loco. En Jn 10,20, le dicen a Jesús: "Tienes un demonio dentro y estás loco". Como algo semejante les dijeron a los primeros cristianos (Hech 26,24-25; 2 Cor 5,13; 1 Cor 14,23) (M. Joel). 2. ¿Estaba Jesús realmente loco? ¿Qué motivo podían tener los que le conocían de cerca para pensar, de Jesús, semejante cosa? Loco está (o se piensa que está) el que, en su conducta y en sus formas de comportamiento, no se adapta ni se ajusta a lo que, en una sociedad y en una cultura determinada, se tiene y se considera como "normal". El que hace eso es el "anormal". Y, por tanto, el que da pie a que se piense y se diga de él que está loco. Ahora bien, ¿qué significa esto en el caso concreto de Jesús? 3. Para responder a esta cuestión, hay que afrontar una pregunta previa: ¿No ocurrirá, más bien, que el que está loco de remate es el mundo en que vivimos y el modelo de civilización y de sociedad que hemos organizado? En pocas palabras, este mundo se ha ido "desarrollando" de manera que, según el último Informe de Intermón-Oxfam, los 85 individuos más ricos del mundo tienen el mismo dinero que la mitad más pobre del planeta. Y conste que el acaparamiento de los ricos y el despojo de los pobres crecen cada semana. De ahí que cerca de la mitad de la riqueza mundial ya está en manos del uno por ciento de la población, que acumula 110 billones de dólares (81 billones de euros). No es de extrañar que ahora mismo haya más de mil millones de seres humanos abocados a una muerte rápida e inevitable. ¿No es de locos un mundo que funciona así? Así las cosas, Jesús se puso de parte de los pobres y unió su suerte al destino de los subversivos. ¿Quién estaba loco? ¿Jesús? ¿Quiénes vemos como "normal" este estado de cosas? El Evangelio es inquietante. Pero es lo que nos puede salvar. José María Castillo - La religión de Jesús Ciclo C – Comentario al Evangelio diario – 2015-2016 Queridos hermanos: Páginas duras de Marcos, las llaman algunos. Efectivamente, al leerlas, se levanta una gran extrañeza. ¿Cómo es posible? ¿Hasta los suyos le tratan de esta manera? De entrada, detengámonos en una interpretación benigna. Consistiría en pensar que sus parientes vienen a llevárselo, porque habían oído voces que afirmaban que Jesús no estaba en sus cabales. Lo hemos visto a lo largo de la semana. El evangelista describe bien las diversas posturas de la gente ante las palabras y obras de Jesús. Las gentes, agradecidas y por un interés comprensible, le apretujan. Los apóstoles, a pesar de sus flaquezas, le siguen como a su Maestro. Los jefes religiosos recurren a Beelzebub, y tratan de quitárselo de en medio. Y, hoy, su misma familia parece que nos dice que está loco. La palabra de Jesús era signo de contradicción, chocaba con una religión formalista, que, a veces, oprimía a los hombres, creyendo, así, dar culto a Dios. ¿Y nosotros? ¿Los que, de alguna manera, podernos llamarnos “los suyos? Podríamos hacernos una batería de preguntas: ¿Cómo seguimos a Jesús? ¿Nos quedamos, acaso, en la cáscara, como los que le ven en Gospel o en Jesucristo Superstar? ¿O, más bien, seguirle nos mueve a conversión, nos causa alegría, signo de que estamos con él? ¿Puede darse, todavía, esa especie rara de católicos observantes que se cierran sobre sí mismos, en sus ritos y plegarias, y alejan a los que van buscando a Cristo? Solo aceptando a Jesús con corazón sencillo, lograremos abrirnos a su mensaje, sin buscar interpretaciones mezquinas. Una pregunta, saliéndonos un poco del camino. ¿Entre esa familia que va a recogerlo, estaría la Virgen María, su Madre? Seguro que no. Pero no estaría ajena a las habladurías y al gesto de sus parientes. Era la noche de la fe. María ya sabía que la verdadera familia de Jesús era la que escuchaba y cumplía su palabra. Nada quitaba a su maternidad; más bien la definía: madre en su corazón, madre en su seno. Por este orden. Conrado Bueno, cmf • La familia ¿ayuda o dificulta tu participación en la comunidad cristiana? ¿Cómo asumes tu compromiso en la comunidad cristiana? • ¿Qué nos tiene que decir todo esto de cara a nuestras relaciones en familia y en comunidad? “Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque decían que no estaba en sus cabales” (Mc 3,21) “La misión que Jesús ha recibido del Padre ha sido la de revelar el misterio del amor divino en plenitud. Este amor se ha hecho ahora visible y tangible en toda la vida de Jesús. Su persona no es otra cosa sino amor. Un amor que se dona y ofrece gratuitamente”. No es de extrañar que lo tengan por loco. Recuerda las locuras que has hecho en la vida por amor a Jesús. ¿Alguna vez te han llamado loco/a por ser amigo/a de Jesús? Se ríen de mí cuando me ven contigo, Jesús. Me dicen que es de locos seguirte en estos tiempos. Yo callo y sigo contigo. Yo callo y te quiero.