REFUERZOS Y CASTIGOS. Refuerzos Negativos

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REFUERZOS Y CASTIGOS: REFUERZO NEGATIVO
Si queremos aumentar una conducta, ya sea su frecuencia, intensidad o
duración, una de las técnicas que debemos emplear es el reforzamiento, ya sea
este positivo o negativo. Anteriormente vimos en qué consistía el refuerzo
positivo. Ahora entraremos en detalle en el refuerzo negativo.
Vamos a recordar antes, qué son los refuerzos y castigos y sus tipos:
REFUERZO
POSITIVO
+
Darle algo que le gusta
Ej.: Jugar con la bici
CASTIGO
Darle algo que no le
gusta
Ej.: Ordenar el trastero
NEGATIVO Quitarle algo que no le Quitarle
-
algo
que
gusta
gusta
Ej.: No recoger la mesa
Ej.: No comer postre
le
El Refuerzo Negativo es el aumento de la frecuencia de una respuesta o conducta
mediante la que se logra la supresión de un suceso o estímulo aversivo
(reforzador negativo).
Aumento
de
la
frecuencia:
porque
para
evitar
un
estímulo
aversivo,
conseguiremos que se repita una conducta deseada. Para no fregar los platos
(actividad que le toca hacer siempre y no le gusta nada), el niño/a hará
previamente la conducta acordada, recoger su habitación antes de comer (que le
gusta más que fregar los platos). De manera que aumentará la frecuencia de que
recoja su habitación, para no tener que fregar los platos.
Respuesta o conducta: tenemos que definir la conducta deseada, aquella que
queremos que se repita. No nos vale con decirle “recoge todo”. El niño/a tiene
que entender claramente qué estamos pidiéndole “si recoges todos tus juguetes
antes de sentarnos a la mesa a comer, no friegas los platos”. Tenemos que
especificar qué queremos, cuándo, dónde y cómo.
Supresión de un suceso o estímulo aversivo: El suceso o estímulo aversivo es
aquel hecho que resulta desagradable para el niño/a. No puede estar bajo su
control, puesto que si estuviera a su alcance, no realizaría la conducta que
deseamos que haga para conseguir su supresión, ya que él simplemente lo
eliminaría sin más. Es fundamental que el estímulo aversivo sea más indeseado
que la conducta que queremos que el niño/a realice. Es decir, siguiendo con el
ejemplo anterior, tiene que gustarle menos fregar los platos que recoger su
habitación, para que así, realizar el segundo, sea más positivo para él/ella porque
elimina el primero, que no le gusta.
Un reforzador será negativo por el efecto sobre la conducta que evita o de la que
escapa. Un refuerzo negativo con conducta de escape típico, se da en las
fobias. Si se presenta un estímulo aversivo (arañas) y para que desaparezca de mi
vista, la conducta que realizo es la huída, conseguiré que aumente la frecuencia
de huída, cada vez que vea arañas, puesto que esa conducta de huída, impide la
presencia del estímulo aversivo. Sin embargo, si realizamos una conducta previa a
la
presencia
del
estímulo
aversivo, estaríamos hablando de
un reforzador negativo con
conducta
de
evitación. En
este ejemplo, si fumigamos y
limpiamos, estaremos realizando
una
conducta
impidiendo
la
de
evitación,
aparición
del
estímulo aversivo (arañas).
El ejemplo de recoger los juguetes a cambio de no fregar los platos, sería un
refuerzo negativo con conducta de evitación, puesto que el recoger los juguetes
con anterioridad a comer, evita tener que fregar los platos. En cambio, si tiene
que fregar los platos, y le proponemos no tener que realizar esa tarea a cambio
de recoger sus juguetes, sería un refuerzo negativo con conducta de huída,
puesto que evita la presencia o acción del estímulo aversivo, fregar los platos, con
la conducta de recoger sus juguetes.
Con el refuerzo negativo, podremos conseguir que el niño/a realice conductas
que deseamos que haga y que no le resultan muy desagradables para él/ella, a
cambio de evitarle conductas que sí le son muy desagradables. De manera que
poco a poco conseguiremos que incorpore las primeras a su rutina.
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