48 NEGOCIOS COMENTARIO INTERNACIONALES Superemos el divorcio entre la Economía y la Política Es hora de construir una VISIÓN POSITIVA Y COMPARTIDA DE FUTURO Por Pablo Bustamante Pardo N uestra economía está como nunca: crecemos al 8% anual, aumenta el empleo, la actividad económica se concentra mayormente en las regiones, el campo vuelve a producir y a crear riqueza, la minería nos llena de recursos tributarios para las regiones y crece la inversión (aunque aún por debajo de su potencial). En cambio, la política y el ambiente social están convulsionados: paros, tomas de carreteras, muertes impunes en las calles, invasiones. Un Congreso dedicado a la politiquería, enfrascado en debates desenfocados del interés nacional, con propuestas legislativas populistas que interpretan el sentir callejero de los años 80, y devolviendo cartas a los ciudadanos, como si nosotros fuéramos sus empleados. Un Ejecutivo que quiere estar en todas partes, conciliar todos los problemas, y que no acierta en plantear un camino común al bienestar general. Se halla en todas las ramas del bosque, sin una visión de conjunto que se pueda transmitir y vender a los ciudadanos. El Perú está, efectivamente, pleno de oportunidades, pero aún no acertamos al entender nuestro verdadero potencial. Hace algunos días, un extranjero me decía, muy impresionado, que nuestros políticos de los últimos cuarenta años deben haber sido muy efectivos para haber logrado evitar el desarrollo del Perú, un país al que, apenas se le da la oportunidad, crece como espuma. Sí, es verdad que el Perú tiene las condiciones necesarias para alcanzar el desarrollo, empezando por nuestra gente emprendedora, creativa, trabajadora y tesonera; que no está detrás de los paros ni de los llamados reclamos "sociales". Nuestra gente cambió de mentalidad hace rato, ellos sí aprendieron con la hiperinflación, con las promesas incumplidas; ellos saben de sobra que su futuro depende fundamentalmente de su propio esfuerzo. También saben que nuestros políticos no están capacitados para resolver sus problemas; pero, en un país sin sensación de futuro, siempre se pondrán en las colas para recibir las esporádicas reparticiones de prebendas y privilegios. Esto no quiere decir que creen en el populismo ni en las trasnochadas ideas de nuestros izquierdistas. Pueden votar por ellos cuando, con lenguaje contestatario, aparecen con nuevos ropajes; pero no creen en ellos, solo creen en sí mismos, desean el progreso y la modernidad, trabajar y educar a sus hijos. Los que no han aprendido de nuestros errores ni de los aciertos de los países que ya se enrumban hacia la prosperidad, son nuestros políticos, nuestra clase dirigente; tanto la ilustrada, que peca por su anomia, como la más menuda, la de los barrios, de las pequeñas organizaciones que pululan por todo el territorio nacional, y que sí manipulan y lucran de esos pequeños espacios de poder que detentan. Hace veinte años que la globalización y la economía mundial crean las condiciones para el despegue del Perú. A pesar de la incompleta liberalización de nuestra economía, ya sentimos su pujanza, diversidad y fortaleza; pero, como hemos vivido otras veces, nuestro ambiente político y social puede echar por la borda esta gran oportunidad de desarrollo. ¿Cómo debemos enfrentar este desafío? Nuestra población está lista para ser llamada a construir un "país de éxito". Para ello debemos establecer un puente directo con ella, desde lo más destacado del gobierno y la clase dirigente. Planteemos una visión positiva y compartida de futuro que convoque el esfuerzo colectivo de los peruanos hacia el bienestar general. Ejemplo: "El Perú será el país latinoamericano más integrado al mundo, en el comercio, la inversión y la tecnología". "El Perú será una democracia avanzada, socialmente integrada y plural, con educación y empleo de calidad, que habrá eliminado la extrema pobreza". CADE 96. Todos queremos trabajo, educación y justicia. Alentemos la inversión y prosigamos con la reforma de la educación y de la justicia; nuestro pueblo sí estará en esa lucha.