Generación Mi Pasó una vez, y Pensé que era un caso aislado

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PUNTO
APARTE
Por luis Adriano Calero, M. Sc
Generación MI
M
Pasó una vez, y pensé que era
un caso aislado. Pero se siguió
repitiendo. Este es un ejemplo
La pregunta es: ¿por qué ellos creen esto?
Creo que los papás, los maestros, los profesores de la universidad somos culpables.
A los hijos de clase media para arriba, sus papás les dan todas
las cosas que ellos no tuvieron. Las cosas que produjeron algún
grado de frustración por no tenerlas. Incluso si los padres no tienen
los recursos necesarios.
La generación de padres moderna, más asequibles y más permisivos (y a veces con más recursos), está contribuyendo a que
nuestros niños y jóvenes crean que tienen ‘derecho’ a todo. La
educación ha pasado a ser un derecho y no un privilegio, lo mismo
que el acceso a buenas oportunidades laborales.
¿Será que les hacemos más bien que mal? ¿Será que dándoles
estos pequeños gustos, mantenerlos sin frustraciones, les ayudará
en la vida?
Si los niños se acostumbran a tenerlo todo, sin esfuerzo, les
parecerá normal circular por las empresas cuales mercenarios, sin
aportar, ni crear entorno para el crecimiento personal.
Un viejo proverbio, creo que es de Confucio (pero no encontré
referencias) reza “a los niños hay que educarlos con un poco de
frío y un poco de hambre”.
Y algunos profesores tampoco ayudan. Por ejemplo, hay uno,
en una universidad respetada, que le recomienda a sus alumnos
que no se estén más de uno o dos años en un trabajo.
La generación Mi tiene derechos y no obligaciones. La generación
Mi debe ser compensada por tomarse el trabajo de ir a sentarse, y
hacer lo que buenamente pueden. Al fin y al cabo, están dejando
de hacer lo que les gusta. ¡Por esto les debemos pagar!
O será que la generación Mi es
solo el resultado del proverbio chino,
“una generación planta los árboles y
la otra tiene la sombra?”. p
e reuní con una de mis gerentes a revisar un montón de
hojas de vida. Una de ellas era de un joven inexperto
(no había trabajado sino unos meses). Pero por su perfil,
pensé que podía ser interesante para entrenarlo (y al cabo de un
año habría chance de ser medianamente productivo).
Lo llamaron a la primera entrevista, por supuesto sin hacerle
propuesta alguna, pues era para la primera cita. La respuesta del
joven fue “Pues voy a ir por curiosidad, porque ya tengo otras
propuestas más rentables”.
¿Cómo podía comparar sin propuesta para hacerlo? Él cerró
las puertas a lo que podría ser una buena oportunidad en su vida.
Pero lo que más nos llamó la atención, fue ¿si él había enviado la
hoja de vida, para qué cerraba la puerta de entrada? Por supuesto
se canceló la cita del “ilustre” joven.
Esta es una descripción de un miembro de la “generación Mi”.
Aquellos que creen que tienen los derechos que a nosotros nos
costó años de esfuerzo, sudor y lágrimas, pero que ellos creen
tener por el simple hecho de salir de la universidad.
Los lectores de esta columna seguramente encontrarán difícil
entender esta nueva generación que apareció hace unos años en
Estados Unidos y Europa.
La generación Mi genera situaciones que bordean lo irreal.
“Si nos están obligando a ir a la escuela, ¿por qué no nos pagan
por venir?” El profesor tuvo una plática de horas al respecto y
sospecho que no tuvo mucho éxito con el joven.
Otro ejemplo que me sucedió aquí. En una entrevista a un joven
ingeniero, que venía con la credencial de ser un joven sin experiencia alguna, pero que ganó un concurso técnico en la universidad, al
final de la entrevista, se le preguntó si
tenía preguntas. El imberbe contestó
“sí....a qué hora terminamos que me
quiero ir”. Por supuesto, no pasó a la
siguiente etapa.
Cuando yo tenía esa edad lograr
que lo llamaran a una entrevista, y luego trabajar en una empresa exitosa era
un honor de solo unos pocos. Ahora
sigue siendo también para pocos, pero
los imberbes creen otra cosa. Creen
que se lo merecen solo por haber
entrado en la universidad.
Nota: En artículo pasado, cité a
Cicerón en el año 44 de nuestra era.
En realidad él vivió antes de Cristo, y
debí citar el año 44 antes de Cristo.
Gracias al lector José Ribadeneira
por su aporte.
Me interesa su opinión.
Por favor escríbame a [email protected]
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Mayo 2010
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