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Octubre de 2015
LA RESPONSABILIDAD DE
LOS ADMINISTRADORES
TRAS LA REFORMA DE LA
LEY DE SOCIEDADES DE
CAPITAL
José Abad
La responsabilidad de los administradores tras la
Reforma de la Ley de Sociedades de Capital
La aprobación de la Ley 31/2014 de 3 de
diciembre ha supuesto una profunda
modificación de la Ley de Sociedades de
Capital. Entre otros muchos aspectos, el
nuevo texto establece un régimen mucho más
completo y detallado de la responsabilidad a
los administradores.
La anterior
regulación resultaba
extremadamente
parca y genérica
en su contenido,
lo que obligó a
un desarrollo
jurisprudencial de
la cuestión de la
responsabilidad de
los administradores.
Consciente de
ello, el legislador
ha optado por
enriquecer la norma
estableciendo normas mucho más concretas
y detalladas que redundarán en una mayor
seguridad jurídica en una cuestión tan esencial
como es ésta.
sociedad.
.- Quienes dirijan la sociedad de manera
interpuesta, impartiendo instrucciones a
quienes actúan como administradores de la
sociedad.
El legislador ha optado
por enriquecer la norma
estableciendo normas
mucho más concretas y
detalladas.
Y así, en este artículo pretendemos plantear
de manera resumida las principales
novedades introducidas en la nueva redacción
de la norma respecto a la cuestión de la
responsabilidad de los administradores.
El primer punto destacable de la nueva
regulación es la clara apuesta por extender
la responsabilidad de administradores a
quienes a efectos prácticos asuma funciones
de control y gestión de la sociedad. Quienes
tomen decisiones sobre la misma, incluso
cuando formalmente carezcan de funciones
de administración. Y así, frente a la escueta
referencia a la responsabilidad de los
administradores de hecho o de derecho
contenida en el texto original, el vigente
artículo 236 de la LSC, extiende de manera
expresa la responsabilidad a:
.- Cualquier persona que actúe como
administrador de hecho con independencia
de la validez o eficacia del título en base al
cual ejerce funciones de administrador de la
.- Los altos directivos,
en aquellas empresas
administradas por
un Consejo de
Administración, cuando
no exista la figura del
Consejero Delegado.
.- Las personas físicas
designadas por
un administrador
persona jurídica,
que responderán
solidariamente junto
con esa persona
jurídica.
La nueva redacción de la norma viene así a
establecer una responsabilidad derivada de la
efectiva toma de decisiones sobre la actividad
de la empresa, incluso en aquellos casos
en que el agente que toma tales decisiones
no tiene formalmente poder de disposición
sobre la empresa o incluso cuando actúe
mediante terceras personas interpuestas.
Es relevante para determinar al legitimación
pasiva en la acción social de responsabilidad,
por tanto, la efectiva toma de decisiones sobre
la actividad de la empresa, sin que quepa la
posibilidad de que el administrador de hecho
se escude en la ausencia de control formal
de la sociedad. Responderá en concepto de
administrador quien efectivamente tome las
decisiones, aunque se valga de un tercero
para ejecutarlas.
En lo relativo a la legitimación de los socios
minoritarios para entablar la acción social
de responsabilidad, se introducen dos
novedades. En primer lugar se establece la
posibilidad de ejercicio directo de la acción
de responsabilidad, sin necesidad de someter
previamente la cuestión a la Junta General, en
aquellos supuestos en que la acción se plantee
por infracción del deber de lealtad respecto a
social de la mercantil.
Más allá de lo anterior, y en un claro intento
de favorecer el ejercicio de la acción social de
responsabilidad por parte de los accionistas
minoritarios, la Ley establece la obligación
de reembolso por parte de la sociedad a los
socios minoritarios de los gastos necesarios
para entablar la acción, en aquellos supuestos
en que la demanda sea total o parcialmente
estimada por el Tribunal. Y ello, siempre y
cuando no hayan obtenido el pago de las
costas por otro medio.
También es
sustancial el cambio
en lo relativo a la
prescripción de
las acciones de
responsabilidad de
administradores,
tanto social como
individual. Y es que,
si bien se mantiene
el plazo de cuatro
años de prescripción
que ya regía bajo la
anterior regulación,
lo relevante de la
reforma es que el
plazo empezará
a computarse desde el momento en que
que pudo ejercitarse la acción. Y no desde
el cese en el ejercicio de la administración
como establecía anteriormente el Código de
Comercio.
dedicación adecuada a la dirección de la
mercantil. Así como a determinar el derecho
y obligación del administrador de la sociedad
de recabar de la sociedad toda la información
adecuada y necesaria para el cumplimiento de
sus obligaciones.
En relación con lo anterior, y para garantizar
un estándar que proporcione seguridad
jurídica a los administradores, la Ley viene
a fijar en su apartado 226 los requisitos
que determinarán la actuación diligente del
administrador. Y así, se entenderá que el
mismo ha actuado
diligentemente cuando
en su actuación se
den las siguientes
circunstancias; A)
Haber actuado de
buena fe, B) Sin que
exista ningún interés
personal en el asunto
objeto de discusión,
C) Haber contado con
información suficiente
para adoptar la
decisión y D) Se haya
actuado de acuerdo
con un procedimiento
de toma de decisiones
adecuado.
La nueva redacción
de la norma viene
así a establecer una
responsabilidad
derivada de la efectiva
toma de decisiones
Este cambio en el “dies a quo” del plazo
de prescripción es por otro lado lógico,
teniendo en cuenta que -como hemos visto
anteriormente- la acción puede dirigirse
contra quien no ejercita directamente la
administración de la sociedad, sino a través
de personas interpuestas. Y evidentemente,
en estos supuestos es enormemente
difícil determinar el momento en que el
administrador de hecho de la sociedad cesa
en el ejercicio de tal administración.
En línea con el espíritu de la reforma
que busca profesionalizar la figura
del administrador y evitar la figura del
administrador meramente nominal, la
nueva redacción del artículo 225 de la Ley
de Sociedades de Capital viene a concretar
y ampliar el concepto de diligencia en el
ejercicio del cargo de administrador y a
imponer expresamente la obligación de una
Y así, la Ley pretende proteger la
discrecionalidad empresarial, considerando
válidos los actos que cumplan los cuatro
requisitos citados. Lo anterior viene a ser una
incorporación al sistema jurídico español del
principio de derecho mercantil anglosajón del
“business judgement rule” que sirve como guía
para analizar la adecuación a derecho de la
actuación de los administradores mercantiles.
Sin embargo, se aclara en la misma norma
que este estándar de actuación diligente y
del derecho a la actuación discrecional de la
sociedad no se aplica a aquellos supuestos
que afecten a otros administradores y
personal vinculadas, ni las que tengan por
objeto autorizar a los administradores para
realizar actos que supongan un conflicto
de intereses con la sociedad. Es decir,
que el administrador no podrá escudarse
en el cumplimiento de esos requisitos
para aquellos supuestos de conflicto de
intereses o actuaciones que afecten a otros
administradores o personas vinculadas.
Luego veremos como la Ley establece la
necesidad de autorización expresa (de la Junta
muchos puntos de la reforma, se pasa de un
enunciado genérico a detallar las obligaciones
derivadas de ese deber de lealtad. Así, el
artículo 228 de la Ley viene a detallar las
siguientes obligaciones:
- No ejercitar sus facultades con fines distintos
a aquellos para los que le han sido concedidas.
- Deber de secreto y confidencialidad sobre la
información a la que haya tenido acceso en el
desempeño de su cargo (incluso cuando haya
sido cesado).
- No participar en
la deliberación
y votación de
acuerdos o
decisiones en las
que él o persona
vinculada tenga
conflicto de interés.
Salvo que se trate
de acuerdos que
le afecten en
su condición de
administrador. P.ej.:
su designación
o revocación
para cargos en el seno del órgano de
administración.
Por su parte, la nueva redacción del artículo
229 viene igualmente a desarrollar que
actuaciones deben ser consideradas como
un conflicto de intereses y, por tanto, deben
ser evitadas. Así, el administrador debe
abstenerse de:
- Realizar transacciones con la sociedad.
Quedan exceptuadas de la prohibición
las operaciones ordinarias, hechas en las
condiciones estándar aplicadas a los clientes
y de escasa relevancia. Entendiendo como
de escasa relevancia, aquellas operaciones
cuya información no
afecte a la imagen fiel
del patrimonio, de la
situación financiera
y resultados de la
entidad.
Se endurece el régimen
de responsabilidad
derivado del
incumplimiento del
deber de lealtad.
- Desempeñar sus funciones bajo el principio
de responsabilidad personal con libertad
de criterio e independencia respecto de
instrucciones y vinculaciones de terceros.
- Adoptar las medidas necesarias para evitar
currir en conflictos de interés con la sociedad.
Y se endurece el régimen de responsabilidad
derivado del incumplimiento del deber de
lealtad. Y así, la nueva norma señala que
en caso de infracción de dicho deber, el
administrador no solo vendrá obligado a
indemnizar por el daño causado a la sociedad,
sino también a entregar a la misma el
enriquecimiento injusto que hubiera obtenido
como consecuencia de dicho incumplimiento
de sus deberes como administrador.
Y más allá de las consecuencias económicas,
la reforma establece que –con independencia
de las acciones de responsabilidad contra
los administradores- los actos y contratos
celebrados con violación del deber de
lealtad podrán ser objeto de las acciones de
impugnación, cesación, remoción de efectos o
anulación.
- Utilizar el nombre
de la sociedad o
invocar su condición
de administrador para
influir indebidamente
en operaciones
privadas.
- Hacer uso de activos
sociales y de información confidencial para
fines privados.
- Aprovecharse de oportunidades de negocio
de la sociedad.
- Obtener ventajas o remuneraciones de
terceros asociadas al desempeño de su cargo.
Salvo que sean de cortesía.
- Desarrollar actividades, por cuenta propia
o ajena, que impliquen una competencia
efectiva con la sociedad o que sitúen al
administrador en situación de conflicto de
intereses con la misma.
Todas estas obligaciones son de aplicación
igualmente cuando el beneficiario de estos
actos no sea el administrador sino una tercera
persona a él vinculada.
Finalmente debemos señalar que el nuevo
texto de la Ley determina el carácter
imperativo del deber de lealtad y del régimen
de responsabilidad de los administradores,
lo que imposibilita que el mismo pueda
verse modificado o limitado en los estatutos
sociales. Sin embargo, si se establece la
posibilidad de que la Junta, siempre de
manera singular y expresa, autorice algún acto
valor de los activos sociales.
responsabilidad excesivamente escueto del
texto anterior. Y más allá de ello, favorecer
el control de la sociedad sobre la actuación
de sus órganos de administración con el fin
de evitar actuaciones arbitrarias y cualquier
situación de aprovechamiento injusto.
Cuando el valor sea inferior a ese porcentaje,
la autorización podrá concederse por el
órgano de administración, siempre que
se garantice la independencia de los
administradores que adopten el acuerdo
Esta nueva regulación tiene la clara intención
respecto al dispensado y la inocuidad de la
de lograr un sistema
operación para el
de gestión de las
patrimonio social
sociedades mercantiles
o, en su caso,
más transparente y
que se realiza en
Finalmente debemos señalar
profesional. Filosofía
condiciones de
que es compartida
mercado y con
que el nuevo texto de la Ley
por otras reformas
transparencia.
coetáneas en relación
determina el carácter imperativo
En lo relativo a
con la responsabilidad
la dispensa a un
de las personas
del deber de lealtad y del régimen
administrador
jurídicas o el régimen
de la prohibición
de retribución de
de responsabilidad de los
de competir
administradores. Es
con la sociedad,
evidente que todas
administradores.
requerirá que no
estas modificaciones
sea previsible que
legales tienen como
tal competencia de
objetivo favorecer la
lugar a daño para la sociedad. O bien que el
correcta gestión de las mercantiles y otorgar
daño se vea compensado por los beneficios
medidas de protección a los accionistas
que otorgue la dispensa. Esta dispensa
para el caso de una gestión incorrecta de la
requerirá acuerdo separado y expreso de la
Junta.
A la vista de estas modificaciones en
el régimen de responsabilidad de los
administradores, podemos concluir
que la intención de la reforma de la Ley
de Sociedades de Capital es en primer
lugar aclarar y desarrollar el régimen de
José Abad Revenga
Licenciado en Derecho por la Universidad de Navarra (1995), y Máster en
Propiedad Industrial, Intelectual y Derecho de la Sociedad de la Información
por la Universidad de Alicante (1998).
Su carrera se ha desarrollado fundamentalmente en el área procesal, donde
se ha especializado en la defensa de los derechos de exclusiva (Propiedad
Industrial e Intelectual) de mercantiles frente a las infracciones en España. Y
en la coordinaciones de acciones judiciales simultáneas en diversos países.
Igualmente ha actuado en múltiples procedimientos judiciales y arbitrales de
naturaleza civil. Especialmente en disputas de tipo contractual privado para
mercantiles y entidades públicas.
Publicaciones:
Comentarios a la Ley de Marcas. Coautor Difusora Juridica. 2003
Dossier Lefevre de Marcas. Coautor. Editorial F. Lefevre. 2005
Anuario Contencioso para Abogados 2009. Coautor. La Ley 2009
Miembro del Ilustre Colegio de Abogados de Alicante desde 1997. Miembro
de la Junta Directiva de la Sección de Abogados especialistas de Propiedad
Industrial e Intelectual de dicho Colegio de Abogados.
---C/ Deportistas Hermanos Torres, 4
03016 Alicante // 965 266 800
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