No intentamos medir la capacidad craneal, en parte porque la

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UN CRÁNEO HUMANO PREHISTÓRICO DE MANILA (FILIPINAS)
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No intentamos medir la capacidad craneal, en parte porque
la fragilidad del cráneo no hubiera consentido presiones, aun
moderadas, sobre sus paredes sin romperse, y. en parte también
porque la fractura occipital habría impedido determinarla con .
suficiente precisión. Mas teniendo en cuenta la importancia de
este carácter, nos parece conveniente y acaso necesario indicar
su valor, aunque sólo sea de manera aproximada.
A
este efecto, y admitiendo como verdadero el valor de
128 mm., deducido para el diámetro vertical (basio-bregmático)
)
podemos servirnos de cualquiera de los llamados métodos geo­
métricos, que suministran resultados relativamente satisfactorios.
Desde luego puede afirmarse, sin temor de incurrir en grave
error, que la capacidad del cráneo de que nos ocupamos es infe­
rior en muchos centímetros cúbicos a la del de aeta antiguo de
la caverna de Manila,
tantas veces citado; la diferencia de volú­
menes, deducida de la distinta magnitud de los diámetros prin­
cipales, de que en otro lugar hemos hecho mención, nos permi­
tiría comprobar fácilmente aquella conclusión; y así lo demues­
tra el empleo de los métodos a que antes hemos aludido.
Si nos servimos, en efecto, de la fórmula propuesta por
HOYOS y ARANZADI ( i ) (semiproducto de los tres diámetros prin­
cipales: longitudinal, transverso y vertical, dividido por 1 , 1 2 ) ,
obtendremos
para dicha capacidad un valor aproximado de
I . 2 4 0 c. c.
A resultados bastante aproximados a éste hemos llegado em­
pleando el método de SCHMIDT (2). Suponiendo el volumen del
cráneo igual a I.489 c. c , que es el correspondiente a su mó­
dulo 1 4 1 , y deduciendo de aquél la parte proporcional, que sería
de unos 240 c. c , resulta una cifra bastante aproximada a la ob­
tenida por el otro procedimiento.
Tiene, por tanto, el cráneo que estudiamos capacidad bastante
menor (unos 300 c. c.) que el de aeta antiguo de la caverna de
Manila; pero en cambio es superior (unos 80 c. c.) a la del pe(1)
HOYOS y ARANZADI, Lecciones de Antropología,
t. I , pág. 307. Ma­
drid, 1899.
(2) Dr. Emil SCHMIDT, Antliropologische Methoden. Anleitung zum Beobachten undSammeln für Laboratorium und Reise. Leipzig, 1888.
Mem.
de la R. Soc. Esp. de Hist. Nat., t. X I , 1921.
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