INNOVACIÓN EDUCATIVA Neus Agut La evaluación en un modelo de escuela inclusiva Dar respuesta a la demanda emergente de nuestro sistema educativo actual supone avanzar en la gestión y organización de los centros docentes de manera que se haga efectiva una atención educativa que atienda a las necesidades de todos y cada uno de los alumnos y alumnas. La inclusión supone una filosofía de vida compartida por todos los miembros de una comunidad educativa que trabaja por y para el bien de todos sin exclusión por ningún motivo. Palabras clave: escuela inclusiva, competencias, atención a la diversidad, evaluación inclusiva, práctica reflexiva, evaluación docente. La filosofía inclusiva en el centro docente Siguiendo las prescripciones europeas sobre inclusión educativa y atendiendo a la normativa vigente establecida a partir de la Ley Orgánica de Educación (LOE) por lo que respecta a la atención a la diversidad, afirmar que queremos centros educativos inclusivos supone ser conscientes de que ello nos lleva a cambios necesarios en la organización y la gestión de los centros a nivel metodológico, a nivel organizativo, en el enfoque curricular y en la evaluación. Para centrarnos en la evaluación en contextos inclusivos es necesario tomar como punto de partida el enfoque del trabajo por competencias y habilidades del currículo, dado que es éste el que impregna los procesos de enseñanza y aprendizaje actuales y, a su vez, el de la evaluación. Así, tomamos como modelo de referencia el modelo de escuela inclusiva preconizado, entre otros, por Ainscow, Porter… y secundado en nuestro país con experiencias relevantes como las explicitadas en el libro Buenas prácticas de escuela inclusiva (Macarulla y Saiz, 2009). Es un modelo que pretende dar respuesta a las necesidades educativas de todo el alumnado de nuestros centros, para hacerlos participantes activos del mayor número de tareas y actividades que se plantean, de forma genérica, en el contexto de la escuela ordinaria. 42 | Aula de Innovación Educativa • núm. 191 • pp. 42-44 • mayo 2010 I Escuela inclusiva El trabajo por competencias en el enfoque inclusivo de los procesos de enseñanza y aprendizaje El objetivo básico de la educación se fundamenta en promover el desarrollo de la autonomía de los alumnos en el ámbito personal y social, primero, y profesional, después. Por ello planteamos un trabajo que persiga parámetros de éxito y equidad. Tácticamente, que persiga éxito se refiere a la posibilidad de ofrecer situaciones educativas que garanticen la resolución de tareas con resultados positivos. Por equidad entendemos dar a cada alumno lo que precisa en función de cuáles sean sus necesidades educativas. Ello conlleva considerar el carácter flexible del currículo para hacerlo ajustable a las características y necesidades de todos los alumnos del centro. Sólo desde este enfoque se configurarán políticas de centro inclusivas, facilitadoras de una gestión del trabajo en las aulas que impliquen metodologías que fomenten la atención a la diversidad. Estas metodologías pasan, por ejemplo, por el trabajo compartido entre dos docentes en la misma aula con el objetivo de potenciar prácticas educativas interactivas, estrategias de trabajo cooperativo, trabajo por proyectos, programación multinivel… Ello supone establecer unos criterios compartidos con respecto a la actuación docente, los objetivos de trabajo y los criterios de evaluación. Cualquiera de los marcos de trabajo docente mantiene como premisa básica el carácter funcional y significativo de los procesos de enseñanza-aprendizaje (E-A, de ahora en adelante). El trabajo por competencias sólo tiene sentido en el momento en que los alumnos toman consciencia de sus procesos de aprendizaje y pueden hacerlos efectivos prácticamente, en diferentes contextos sociales. Si acordamos que esto es importante para cualquier alumno, con mayor contundencia defenderemos que es relevante para los alumnos que manifiestan unas necesidades educativas específicas (NEE, de ahora en adelante). Es decir, que todo lo que aprendan tenga sentido en su entorno y que les resulte útil y eficaz para desarrollarse con plena autonomía personal y social. INNOVACIÓN EDUCATIVA Escuela inclusiva I ESCUELA INCLUSIVA / GENERAL Los aprendizajes significativos en contextos inclusivos irán acompañados de un tipo de evaluación que debe caracterizarse por ser: funcional, significativa, global y generalizable. Funcional y global, porque nos debe dar información sobre el proceso seguido por el alumno para ajustar la ayuda pedagógica y mejorar la práctica docente. Significativa y generalizable, porque enlaza las actividades y los procesos de enseñanza y aprendizaje del alumno de forma contextual y, a su vez, transversal. Evaluar significa disponer de unas herramientas que nos permitan ajustar la planificación y la actuación educativa con fines de mejora, atendiendo a las necesidades emergentes del alumnado en función de las características de cada caso. . . . Características de la evaluación inclusiva realizada «antes» del inicio del proceso de enseñanza-aprendizaje (evaluación inicial) Es importante presentar las actividades segmentadas de forma gradual: de lo más concreto a lo más abstracto, de las que suponen mayor ayuda pedagógica a aquellas que suponen menor ayuda pedagógica, y aumentar progresivamente la dificultad en la resolución de las tareas. Potenciar la participación activa y la mejora de la autonomía personal y social del alumno a través del autoconocimiento y la autorregulación del propio proceso de E-A, de sus necesidades educativas y de sus dificultades. Ofrecer la posibilidad de practicar en muchas ocasiones y a partir de tareas diversas lo que después se le va a requerir. Presentar actividades en formatos variados que permitan diversidad en la evaluación. Los aprendizajes significativos en contextos inclusivos irán acompañados de un tipo de evaluación que debe caracterizarse por ser: funcional, significativa, global y generalizable 43 | Aula de Innovación Educativa • núm. 191 • mayo 2010 AULA La evaluación en contextos inclusivos . Que el alumno tenga claro los objetivos que . . . debe lograr por lo que respecta a contenidos, capacidades y competencias que van a ser evaluados. Alternar actividades individuales y grupales para promover el trabajo cooperativo y facilitar la atención a la diversidad entre los iguales. Que el profesor tome el rol de orientador y guía a lo largo del proceso. Que alumnos y profesorado en general sean conscientes de que los criterios de evaluación deben ser ajustables a las necesidades educativas presentadas por los alumnos. Del mismo modo, los criterios de evaluación deben ser informados y compartidos por todos los participantes en el mismo proceso de E-A (alumnos y profesorado). Características de la evaluación inclusiva realizada «durante» el proceso de enseñanza-aprendizaje (evaluación formativa) Las actividades de evaluación deben caracterizarse por ser abiertas y flexibles: Que fomenten la participación activa y la autonomía personal de los alumnos, y que alternen tareas individuales y grupales. Que fomenten la toma de conciencia del propio proceso de E-A. Que planteen diferentes niveles en la participación y en la resolución de las tareas (esto . . . INNOVACIÓN EDUCATIVA Escuela inclusiva I ESCUELA INCLUSIVA / GENERAL . . . . . . . . es garantizar el éxito y la equidad para todos los alumnos). Que supongan utilizar diferentes materiales, soportes y recursos para la resolución de las tareas de aprendizaje y de evaluación. Que se presenten usando lenguajes diversos (gráfico, simbólico, oral, gestual, manipulativo, pictogramas, etc.). Que el tiempo de resolución de la tarea sea flexible para cada alumno, dando la opción, si cabe, de realizar la tarea de forma fraccionada. Que nos dén indicadores para evaluar tanto el proceso docente, y ajustar así la práctica educativa, como indicadores de la evolución del aprendizaje del alumno. Características de la evaluación inclusiva realizada «después» del proceso de enseñanza-aprendizaje (evaluación sumativa) Evaluar tanto el proceso como los resultados obtenidos por los alumnos. Puede realizarse individual o grupalmente. La devolución de la corrección debe ser interactiva entre el profesor y el alumno. Supone siempre una recogida de información con la finalidad de mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje (planificar, actuar, mejorar). Los criterios de redacción de los informes entregados a las familias deben mantener una estrecha relación con los criterios de evaluación y las competencias propuestas para cada alumno. También se debe mantener una coherencia entre evaluación y acreditación en función del progreso y el aprendizaje realizado por cada alumno. Ofrecer, siempre que sea posible, el mismo modelo de informe para alumnos con NEE que para el resto. Se especificará de forma complementaria la información sobre el trabajo y los logros que el alumno ha ido realizando en función de sus capacidades y de los objetivos establecidos en su Plan Individual. Para los alumnos con NEE más significativas se puede realizar una evaluación por ámbitos en lugar de por áreas y adaptar el informe a sus características y necesidades. La evaluación de la tarea docente y del centro educativo No podemos dejar de lado la capacidad de autorreflexión del docente para la mejora. Una autorreflexión que, si surge de un trabajo en equipo con otros docentes, supone un contraste de miradas que enriquece la reelaboración de los propios esquemas ante la práctica educativa. Para ello resultan interesantes las metodologías propuestas desde la práctica reflexiva con herramientas como el portafolio, e instrumentos de evaluación estandarizados como Index of Inclusion (Booth y Ainscow, 2002), que recogen multitud de parámetros que permiten evaluar elementos en relación con la sensibilidad inclusiva de los centros docentes. HEMOS HABLADO DE: . . . Escuela inclusiva. Evaluación de la acción docente. Evaluación de competencias del alumnado. Referencias bibliográficas BOOTH, T.; AINSCOW, M. (2002): Guía para la evaluación y mejora de la educación inclusiva. Desarrollando el aprendizaje y la participación en las escuelas (Index of Inclusion). Madrid. Consorcio Universitario para la Educación Inclusiva. Universidad Autónoma de Madrid. «Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación». Boletín Oficial del Estado, núm. 106, pp. 1715817209. MACARULLA, I.; SAIZ, M. (coords.) (2009): Buenas prácticas de escuela inclusiva. La inclusión del alumnado con discapacidad: un reto, una necesidad. Barcelona. Graó. PUJOLÀS, P. (2005): Aprender juntos alumnos diferentes. Vic. Eumo. Neus Agut Horna Instituto Can Peixauet. Barcelona [email protected] Este artículo fue solicitado desde AULA DE INNOVACIÓN EDUCATIVA en septiembre del 2009 y aceptado en febrero del 2010 para su publicación. 44 | Aula de Innovación Educativa • núm. 191 • mayo 2010