Umbral

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Ficha Nº 1 – Cuarto año – Historia – Prof. Pablo Ferreira
Abordajes de la historia
¿Qué estudian los historiadores?
“Se ha dicho alguna vez: la Historia es la ciencia del pasado. Me parece una forma
impropia de hablar.
Porque, en primer lugar, es absurda la idea de que el pasado, considerado como tal,
pueda ser objeto de la ciencia. Porque ¿cómo puede ser objeto de un conocimiento racional, sin
una delimitación previa, una serie de fenómenos que no tienen otro carácter común que el no se
nuestros contemporáneos? (…)
Hay una historia del sistema solar, ya que los astros que lo componen no han sido
siempre como los vemos. Esa historia incumbe a las astronomía (…) no pertenece a la historia
de los historiadores (…)
El objeto de la historia es esencialmente el hombre. Mejor dicho: los hombres. Allí
donde huele la carne humana sabe que está su presa (…)
Ciencia de los hombres, hemos dicho. La frase es demasiado vaga todavía. Hay que
agregar: de los hombres en el tiempo. El historiador piensa no solo lo humano. La atmósfera en
que su pensamiento respira naturalmente es la categoría de la duración (…)”
¿Cómo estudian los historiadores?
“El historiador se halla en la imposibilidad absoluta de comprobar por sí mismo los
hechos que estudia. Ningún egiptólogo ha visto a Ramsés. Ningún especialista en las guerras
napoleónicas ha oído los cañones de la batalla de Austerlitz. Por lo tanto, no podemos hablar de
las épocas que nos han precedido sino recurriendo a los testimonios.
Estamos en la misma situación que un detective que trata de reconstruir un crimen al
que no asistió (…) En una palabra, en contraste con el conocimiento del presente, el
conocimiento del pasado será necesariamente indirecto.
La primera característica del conocimiento de los hechos humanos del pasado consiste
en ser un conocimiento por huellas (…), es decir, la marca que ha dejado un fenómeno, y que
nuestros sentidos pueden percibir (…)
El pasado es, por definición, un dato que ya nada habrá de modificar. Pero el
conocimiento del pasado es algo que está en constante progreso, que se transforma y se
perfecciona sin cesar (…) Surgen nuevos procedimientos de investigación antes ignorados.
Sabemos mejor que nuestros antepasados interrogar a las lenguas sobre las costumbres y a las
herramientas sobre los obreros (…)
La diversidad de los testimonios históricos es casi infinita. Todo cuanto el hombre dice
o escribe, todo cuanto fabrica, cuanto toca puede y debe informarnos acerca de él (…)
Tomado de Bloch, M. “Introducción a la Historia”, FCE, Buenos Aires, 1990.
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Ejercicio
1- ¿Cuál es el objeto de estudio de la historia según Marc Bloch?
2- ¿A que refiere el autor cuándo afirma que “el conocimiento del pasado será
necesariamente indirecto”?
3- ¿De que elementos se vale el historiador para reconstruir el pasado del hombre?
4- “El conocimiento del pasado está en constante progreso (…)” Fundamenta dicha
afirmación.
5- Imagina que un historiador quisiera recabar datos sobre tu infancia: ¿de qué
herramientas podría valerse?
Umbral
"Yo fui un pésimo estudiante de historia. Las clases de historia eran como visitas al
Museo de Cera o a la Región de los Muertos. El pasado estaba quieto, hueco, mudo. Nos
enseñaban el tiempo pasado para que nos resignáramos, conciencias vaciadas, al tiempo
presente: no para hacer la historia, que ya estaba hecha, sino para aceptarla. La pobre historia
había dejado de respirar: traicionada en los textos académicos, mentida en las aulas, dormida
en los discursos de efemérides, la habían encarcelado en los museos y la habían sepultado, con
ofrendas florales, bajo el bronce de las estatuas y el mármol de los monumentos...
Yo no quise escribir una obra objetiva. Ni quise ni podría. Nada tiene de neutral este
relato de la historia. Incapaz de distancia, tomo partido: lo confieso y no me arrepiento. Sin
embargo, cada fragmento de este vasto mosaico se apoya sobre una sólida base documental.
Cuanto aquí cuento, ha ocurrido; aunque yo lo cuento a mi modo y manera."
Eduardo Galeano
"Memorias del Fuego I"
Memoria e Historia
“Toda memoria, en tanto conjunto de lo que se cree haber vivido, visto u oído, es
memoria de alguien: de un individuo o de una colectividad, de una persona física o moral. De ahí
que sea incurablemente subjetiva, inclusive egocéntrica. Los relatos que transmiten el
contenido de esta memoria toman por ello la forma de una serie de acontecimientos, cada uno
de ellos supuestamente correspondientes a un episodio que habría sido captado por la
percepción.
La historia conserva durante mucho tiempo todos los rasgos de un relato memorial en
forma escrita. Solo en Europa, a partir del siglo XV, comienza a cambiar la naturaleza, hasta
identificarse plenamente, ya en el siglo XIX, con la reconstrucción del pasado por intermedio
de las fuentes cuyo repertorio, limitado al principio sólo a los documentos escritos, se amplía
progresivamente hasta englobar todos los objetos susceptibles de ser reconocidos como
vestigios de un pasado fechable.
La historia en tanto que disciplina académica no elude las controversias. Al contrario
son ellas las que le permiten avanzar, a condición de respetar las normas del oficio. Lo que la
historia impone a sus adeptos no es una opinión determinada sobre los hechos del pasado, sino
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los criterios que deben satisfacer los argumentos para poder ser aceptados. La historia asume
así la complejidad y la conflictualidad del pasado tal como ha sido vivido y se ha impreso en los
diferentes recuerdos, pero pretendiendo elaborar una imagen de ese pasado que no pueda
reducirse a ninguno de ellos. Se coloca deliberadamente en el polo opuesto de la memoria (…)”
Tomado de Krzysztof Pomian, en Quattrocchi, Diana, “Los males de la Memoria”,
Emecé, 1995, Argentina.
Historia, Memoria, Pasado y Presente
“(…) En la vida de las sociedades, la historia y la memoria son mecanismos estructurantes del
pasado, así como la esperanza y la utopía le dan forma al futuro; el objetivo último de todas
ellas es dotar de sentido al presente. La forma como se organizan los episodios del pasado
señala un “camino” por donde se proyecta una visión del futuro, y así el “instante fugaz” del
presente puede ser comprendido como una forma de transitar desde lo que ya fue a lo que
esperamos que sea (…)” Tomado de Demasi, C. “La lucha por el pasado. Historia y nación
en Uruguay (1920 -1930)”, Trilce, 2004, Montevideo, p.9.
“El pasado ya pasó, es algo de-terminado, no puede ser cambiado. El futuro por el contrario, es
abierto, incierto, indeterminado. Lo que puede cambiar es el sentido de ese pasado, sujeto a
reinterpretaciones ancladas en la intencionalidad y en las expectativas hacia ese futuro. Ese
sentido del pasado es un sentido activo, dado por agentes sociales que se ubican en escenarios
de confrontación y lucha frente a otras interpretaciones, otros sentidos, o contra olvidos y
silencios” Tomado de Jelin, Elizabeth, Los trabajos de la Memoria, Siglo XXI, Madrid,
2002.
Memoria y Olvido
“(…) El uso del pasado que es objeto de la memoria se estructura esencialmente en un juego de
recuerdos y olvidos (…) Esto no supone el “olvido” en el sentido habitual de “falta de
recuerdos” (por el contrario, hablamos de un olvido que forma parte de la memoria), sino la
modificación de los acentos: así hay hechos que en determinada época parecían importantes
porque construían el sentido del relato, que luego dejan lugar a otros que reaparecen (se
recuerdan) transformados en relevantes para “comprender” el pasado. Cuando los cambios en la
comunidad han sido tan profundos que involucran la identidad misma del colectivo social, es
cuando surge la necesidad de “renegociación” del relato del pasado (…)”Tomado de Demasi, C.
“La lucha por el pasado. Historia y nación en Uruguay (1920 -1930)”, Trilce, 2004,
Montevideo, p.10.
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