Desde entonces, y hasta el fin de la República, tenemos en Roma el

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FUENTES DEL DERECHO ROMANO
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Desde entonces, y hasta el fin de la República, tenemos en Roma el siguiente
organigrama:
Veinte cuestores con plenos poderes en materia de tesorería en Roma y en las
provincias; y como todo antiguo cuestor era ipso iure senador, la Lectio senatus
de los censores pudo ser suprimida.
Diez tribunos del pueblo, cuyos plenos poderes cercenados por Sila, habían
sido poco después restaurados hasta su plenitud. Entre esos poderes, el principal
consistía en presentar mociones a los concilia plebis, cuyas decisiones eran
obligatorias para todo el pueblo (plebiscitos). Es necesario señalar también el
Derecho de Intercessio en lo que concierne a las leyes y medidas tomadas por
los cónsules, poder que permitía a los tribunos hacer ineficaces esas leyes.
Dos ediles curules, y dos ediles de la plebe, que tenían la vigilancia de los mercados
y organizaban los juegos para el pueblo.
Ocho pretores, entre ellos un pretor urbanus, un pretor inter peregrinus y seis
presidentes de las comisiones criminales. Después de haber desempeñado esas
funciones mediante un año, el pretor llegaba a ser propretor y recibía la
administración de una provincia pretoriana, con el mando del ejército allí
estacionado, en principio, por un año pudiéndose prolongar este período.
Los dos cónsules que conservaban de sus poderes, muy extensos antes, solamente
el derecho de convocar al Senado y a la Asamblea del pueblo, esta última para
las elecciones y para poner en vigor los nuevas leyes. Después de expirado el
plazo de un año, el cónsul recibía, en calidad de procónsul, la administración de
una provincia.
Los dos censores, escogidos periódicamente, al principio cada cinco años
(lustrum) para establecer el efectivo de los ciudadanos de la comunidad (census)
y para su purificación (lustrum condese), tenían derecho de pasar a un ciudadano
de un grupo más privilegiado a otro menos privilegiado, lo cual llevaba una vigencia
indirecta de la moralidad pública (régimen monur, nota censoria). Eran ellos
también los que presidían las adjudicaciones de los trabajos públicos.
Fuera del cuadro de los magistrados estaba la dictadura. En esta se concentraban
los plenos poderes de un rey; el triunfo del Senado en el Siglo II señaló la supresión
de facto de la dictadura. En el Siglo I esta fue renovada dos veces para Sila y
para César; pero la segunda vez fue así mismo la señal de la pérdida de la
República.
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