Una decisión, millones de beneficios

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Jessica Faleni
Una decisión, millones de beneficios
Mi familia nunca tenía el dinero para mandarme a la universidad. Nunca fue una idea
que nos hablamos, y nadie en mi familia había ido a la universidad. Siempre soñaba en la idea de
asistir la universidad, pero nunca mencioné la idea, porque yo sabía que no fue una opción. Pero,
había una vez cuando fue mi única opción.
--iVoy a ir y no puedes pararme! –yo dije.
--iNo tienes el dinero ni las preparaciones para asistir! Tuviste que aplicar ayer!—dijo mi
mamá.
--Ya lo hice—le respondí.
Después del divorcio de mis padres, sabía que tenía que mover afuera de la casa el
próximo año, o sería imposible en los años siguientes. Los días eran tan largos y llenos de
tensión en mi casa. Tenía que irme a algún lugar. ¿Dónde? La universidad.
Como ya he mencionado, siempre soñaba en la universidad. Me gustaba la idea de
amigos nuevos, una educación valorable, y lo más importante para mí, la libertad. Yo soy la hija
más mayor en mi familia y cuando mis padres se separaron, el estrés se cayó en mis manos, y
tenía que proteger mis hermanos del estrés, tristeza, y una vida tan diferente. Aunque estaba
triste, estaba confundido con mis emociones mezcladas. Quería enseñar a mis hermanos ser
fuerte durante este conflicto porque sabía que el próximo año, estaban solos, y sin mí. No era la
separación de mis padres que fue la decisión importante en mi vida, pero mi reacción y la
determinación hacerme mejor y darme opciones en mi futuro. Aunque mi familia no tenía
suficiente dinero para pagar mi tuición, encontraría una solución porque hice mi decisión, y
nadie o nada podía pararme. Aplicaría para las becas y ahorraría todo mi dinero de mi trabajo.
Tenía que trabajar mucha para mantener notas buenas en todas de mis clases, pero el trabajo duro
valía la pena. Mi decisión asistir la universidad fue final.
Finalmente, cuando el día llegó, estaba más lista que nunca. Las experiencias nuevas son
algo que siempre me emocionan. Conduje con mi madre al campus de Grand Valley State
University en agosto de 2010. El césped era verde y brillante, la gente maja y emocionada, hacía
calor con mucho sol y sin nubes. Sobre todo, fue un día perfecto en Michigan. No podía creer
que mis sueños eran una realidad por fin. Poseía todos los sentimientos en un tiempo. Tenía
ganas de vivir sin mis padres y vivir sin el estrés que vino con viviendo en mi casa, pero estaba
triste que mi madre estuviera saliendo muy pronto. Estaba feliz conocer tantas personas en mi
residencia, pero echaba de menos a mis amigos en Chicago. No pensé en las cosas negativas
sobre la universidad. Sabía que sería cosas difíciles para soportar, pero no pensé en estas cosas
antes de vine. Cuando le dije “adiós” a mi madre, tenía muchas emociones, pero la mayoría
estuvo de tristeza. En realidad, mi madre es mi mejor amiga y aunque nuestra casa está llena de
problemas, está llena de amor también.
--No puedo, mamá, no puedo quedarme aquí sin ti—dije. Pero mi mamá estaba orgullosa
de mí, y solamente tenía palabras de apoyo.
--Esto es lo que querías, mi amor. Es una aventura nueva que va a cambiar tu vida en
maneras positivas e increíbles. Estoy tan orgullosa de mi hija preciosa—mi mamá respondió.
Ella se marchó y todo lo que podía hacer después de que mi madre se marchó fue explorar el
campus y conocer a amigos nuevos. Hoy, no puedo creer que haya sido 3 años que he vivido
aquí, y estoy en mi cuarto año. Estoy muy feliz que hice la decisión venir a Grand Valley porque
ha cambiado mi vida. Tengo muchos amigos que voy a conocer toda mi vida, un novio que le
amo, tengo hermanas de mi organización, y una educación increíble. Todo empezó con una
decisión, pero resultó en muchos beneficios para mi vida.
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