Una economía local de subsistencia frente a la globalización: Seguridad alimentaria y desarrollo en la región kallawaya, Bolivia Michael Schulte Coordinador del Programa de Desarrollo Rural del Servicio Alemán de Cooperación Social y Técnica, en Bolivia Casilla 6546 La Paz, Bolivia Tel. 00591-2-411450 Fax: 00591-2-415918 E-mail: [email protected] [email protected] 1 Resumen El artículo analiza la economía local en el contexto de la globalización. Se presentan los resultados de investigaciones sobre la economía local en una remota región andina, mostrando que esta economía de subsistencia es estable y garantiza seguridad alimentaria básica. Las relaciones con la economía de mercado la complementan pero no la dominan; ella funciona como sistema autorreferencial. La economía de mercado depende de esta economía de subsistencia como entorno sistémico que proporciona los elementos para la reproducción de aquella. Lo global es inconcebible sin lo local. Se presenta un resumen de las políticas económicas en Bolivia que están tratando de devolver protagonismo al nivel local. En este marco, sugiere el artículo, se debe fortalecer la economía local y regional de subsistencia a partir de medidas que faciliten la comunicación interna y el intercambio de productos internos, como paso para construir una sociedad y una economía nacional vigorosa. Abstracts In this paper a local economy is analyzed in the framework of globalization. The results of investigations in a remote andean region are presented, showing that the local subsistance economy is stable and garantizes a basic nutrition security. Economic relations with the global market economy complement but do not dominate the local economy. In terms of system theory the market economy can be understood as the systemic environment of the subsistance economy which provides the elements for the reproduction of the latter. Global and local socioeconomic structures complement each other. A summary of bolivian politics, which provides a model of an intent to return protagonism to the local level, is presented. The paper suggests that the local society should be strengthended by means which revalue its knowledge and facilitate its internal communication and the local economy. This would be a step to improve nutrition security and build a vigorous national society and economy. Frases claves: local-global, subsistencia-mercado, seguridad alimentaria, sistema autorreferencial, Bolivia 2 Una economía local de subsistencia frente a la globalización: Seguridad alimentaria y desarrollo en la región kallawaya, Bolivia Introducción Asegurar la alimentación diaria sigue siendo la preocupación de muchas personas en un mundo que se caracteriza por su integración global. Mercados libres, empresas transnacionales, productos que se consiguen en cualquier parte del mundo y una red de telecomunicación global son un lado de nuestro mundo. Corrientes de capital especulativo que desestabilizan economías nacionales, la desaparición de los Estados de bienestar y una creciente desigualdad son el reverso de la medalla (HDR 1999). De los pobres - urbanos tanto como rurales - muchos viven en una economía de subsistencia1 precaria. ¿Cuáles son las estrategias de personas que viven apartados de los grandes mercados? ¿Cuáles pueden ser las políticas para mejorar la vida de los que viven en los agujeros negros de la globalización? ¿Ellos podrán integrarse algún día a la vida global, como protagonistas y sin perder su identidad cultural? ¿Cómo pueden complementarse lo local y lo global, la economía de subsistencia y la empresarial? Estas preguntas fueron el punto de partida para investigar una economía regional en un rincón de los Andes bolivianos, la región kallawaya. Resumimos los resultados de la investigación para luego relacionarlos con las posibilidades y necesidades de una política de desarrollo local. La región con su capital de provincia Charazani, un pueblito de unos 500 habitantes, se encuentra a 200 km, es decir 8 a 10 horas en vehículo motorizado, al norte de la ciudad de La Paz, cerca a la frontera con el Perú.. La topografía de la región se extiende desde las llanuras altiplánicas a 4300 m con vegetación de puna húmeda, pasando por las cumbres nevadas de 6000 m de altura, de la cordillera oriental de los Andes, hasta los valles subtropicales y tropicales en la ladera oriental de los Andes, los yungas. La población de las alturas es de habla aymara y se apoya económicamente en la 1 Definimos como “de subsistencia” una economía que tiene como fin satisfacer las necesidades humanas, no necesariamente implica precariedad, como frecuentemente suele entenderse (cf. una discusión detallada en:Schulte 1999 Cap.I). 3 ganadería de camélidos, mientras las gentes de los valles orientales son de habla quechua y que tienen una economía basada en la agricultura. De esta región se escogieron tres comunidades como casos para el estudio de la economía regional: Altarani, de vocación ganadera, a 4300 m; Moyapampa, ganaderaagrícola y alfarera a 4000 m; y Chajaya, agrícola y kallawaya a 3600 m. Se combinaron técnicas de observación participativa en estudios de casos de familias, entrevistas con personas claves, encuestas y la validación de los resultados en asambleas comunales y con comunarios interesados. Al cuantificar ingresos y egresos se tomó en cuenta que la economía regional es sólo parcialmente monetizada, por lo que usamos medidas en kilocalorías (kcal) para productos agropecuarios de la región y bolivianos (Bs) para bienes comerciales (Schulte 1999). Parentesco y comunidad, base de la economía regional El parentesco, el compadrazgo, y la comunidad son la base de la organización local. Las estancias son formadas por parientes que comparten un territorio. El compadrazgo permite formar alianzas a corto plazo y más flexibles que el parentesco. Sobre todo permite extender las relaciones fuera de la comunidad. Parentesco y compadrazgo reciben una alta estima, en contraste con las relaciones entre amigos, si se lo mide en la importancia que se considera. 4 Tabla 1: Significado de diferentes relaciones sociales, expresado por el grado de importancia de invitaciones para compartir y mostrar respeto Chajaya Importancia Moyapampa Altarani General Invitación a familiares mucha 67% 77% 71% 73% poca 27% 19% 26% 23% ninguna 7% 5% 3% 4% Invitación a compadres mucha 60% 41% 44% 45% poca 33% 51% 47% 47% ninguna 7% 7% 9% 8% Invitación a amigos mucha 27% 13% 18% 17% poca 60% 56% 61% 59% ninguna 13% 31% 21% 24% Fuente: Schulte, 1999 La organización dominante sigue siendo la comunidad. Ella se organiza alrededor de la ocupación de un determinado territorio con sus autoridades, que hoy en día ocupan formalmente carteras sindicales pero que de hecho tienen la función de representar la comunidad en ritos y ceremonias frente a las deidades y autoridades del Estado. Por esta razón los atributos de idoneidad para un dirigente son los antecedentes de cargos ocupados en la jerarquía comunal ascendente y turnos entre estancias y familias, más que calidades funcionales ante la sociedad nacional. 5 Tabla 2: Importancia de la comunidad, según actividad principal de las familias Actividad principal Agricultura Ganadería General ¿Es importante la comunidad para tu economía? Si 55% 61% 52% No 45% 39% 48% ¿Es importante la comunidad para tu vida? Si 75% 91% 78% No 25% 9% 22% Fuente: Schulte, 1999 Nuevos comuneros pueden ser aceptados con ciertas condiciones; tienen que someterse a las reglas de la comunidad pero tienen un estatus inferior durante varias generaciones, que se manifiesta en restricciones del acceso a tierra y a cargos importantes. De esta manera se pueden distinguir, según estatus social y derechos: comuneros originarios, agregados que posteriormente fueron aceptados y yanapacos de más reciente incorporación a la comunidad y que no poseen tierra propia. Frecuentemente, los comuneros originarios de Chajaya eran curanderos (kallawayas) quienes llegaron a asentarse en las ciudades como “residentes”. El acceso a los recursos productivos y mano de obra La comunidad es dueña legal de su territorio bajo un título proindiviso (todos los comuneros son colectivamente propietarios de toda la extensión territorial de la comunidad) y es la instancia que controla el acceso a los recursos. El territorio agrícola es subdividido en una serie de territorios menores que están sometidos bajo ciclos de rotación de cultivos, regulados por la comunidad (Magne/Schulte 1998). Al interior de la comunidad puede haber permutas, arriendo y compra-venta de parcelas bajo diferentes acuerdos entre las partes. Pero no existe un libre mercado de la tierra: El acceso a las parcelas es normado por la tradición y por la asamblea de la comunidad. De hecho se excluye la venta a foráneos impidiendo el usufructo mediante el boicot en el trabajo y el sabotaje. La comunidad dispone de sus tierras. En un caso extremo se expulsó a un 6 comunero de la comunidad, es decir, se revocó todo derecho al usufructo de la tierra, debido a un abigeato. La mano de obra es un recurso imprescindible para sobrevivir en la comunidad. Las familias precisan el apoyo mutuo en ciertos trabajos (preparación de la tierra, cosecha de tubérculos, pastoreo de alpacas). El trabajo suele organizarse bajo normas de la comunidad, preferentemente basado en las relaciones entre parientes (Schulte 1999). Aynis, mink´as2 y otros arreglos para conseguir mano de obra siguen siendo de gran importancia (Paz 1999). Tabla 3: Importancia reconocida a ayni y mink´a, según la actividad principal de la familia Actividad principal Agricultura Ganadería Minería General Importancia del ayni mucha 63% 70% 63% 65% poca 27% 17% 25% 24% ninguna 11% 13% 13% 11% Importancia de la mink´a mucha 57% 30% 25% 45% poca 31% 17% 63% 41% ninguna 11% 17% 13% 14% El acceso a mano de obra no se logra mediante el dinero, que es un bien escaso pero cualquiera, y que no regula ni el acceso a tierra ni las relaciones laborales en la comunidad. Las normas comunales exigen que uno tenga su grupo informal de ayuda mutua y que se observen ciertos ritos al pedir ayuda, y de remunerarla mediante la invitación a una buena comida, mascar coca, fumar cigarrillos y el regalo de una parte de la cosecha. La base para estas relaciones económicas son el parentesco y compadrazgo. Personas ajenas a la comunidad fracasan con sus planes económicos 2 ayni – ayuda mutua; mink´a – ayuda retribuida en producto o dinero; ambas se realizan en un contexto ritual y festivo 7 debido a la falta de mano de obra si ellos no logran integrarse y ser aceptados por la comunidad. La tecnología productiva Las superficies cultivadas llegan a un máximo de dos hectáreas por familia, pero generalmente miden menos de una hectárea, distribuidas en numerosas parcelas. Casi todo el trabajo se realiza con herramientas manuales, siendo la más importante la chakitaqlla (arado de pie). Sólo en lugares de ex-hacienda se utiliza excepcionalmente la yunta. El transporte es realizado con animales de carga. Los riesgos típicos de la producción altoandina se reducen a través de una tecnología que emplea una gran variedad de cultivos y sus variedades, sembrados en pequeñas y dispersas parcelas en diferentes micro-condiciones de clima y suelo. Cada lugar recibe sus técnicas particulares (formas de labranza, trazado de surcos, cantidad y calidad de semilla) según sus condiciones y su cronograma de trabajo específico (Schulte, 1996; Magne, 1998). Las herramientas y los insumos son producidos en la misma región: Las semillas son apartadas de la cosecha y eventualmente intercambiadas entre comunidades, el abono proviene de las ovejas que casi exclusivamente se crían con esta finalidad, o de las alpacas. Las herramientas se construyen en la región. Animales de trabajo también se crían con el forraje del lugar. Es decir, la producción agrícola y ganadera se apoya en la tecnología local, no depende de recursos externos; el dinero no interviene en el proceso. Esta economía logra rendimientos por superficie comparativamente altos y estables gracias a una excelente adaptación a las condiciones específicas de la región. Tabla 4: Rendimientos de diferentes cultivos por superficie (en kg/ha); comparación de la región kallawaya con el Dpto. La Paz Papa Oca Cebada Trigo Maíz Región kallaw. 11917 21028 2497 1734 3190 Dpto. La Paz 5955 2898 777 700 1264 Fuente: Schulte 1998 8 Gracias a la tecnología que busca seguridad alimentaria los rendimientos son poco variables frente a las grandes variaciones climáticas de la región altoandina (Schulte 1996). Los ingresos provenientes de la producción ascienden para los agricultores a 3 044 754 kcal y 535 Bs por año, para los ganaderos a 1 490 277 kcal y 3 773 Bs por año3. Esto es poco en cuanto a ingresos por cápita, pero significa una base de subsistencia, por demás estable ante variaciones climáticas y casi independiente de condiciones macroeconómicas4. Los agricultores destinan su producción predominantemente al autoconsumo, los ganaderos están obligados a trocar o vender una mayor parte de su producción para obtener una alimentación diversificada. Trueque y redistribución intracomunal Los compromisos vinculados con los cargos y los arreglos de acceso a tierra y mano de obra llevan, además, a una significativa redistribución de los bienes al interior de las comunidades. Los prestes de las fiestas tienen que agasajar a toda la comunidad gastando sus bienes y frecuentemente los de sus familiares y compadres. Los secretarios generales de los sindicatos agrarios, por su parte, tienen gastos sustanciales para ceremonias y viajes. Un aspecto importante de la economía regional son los intercambios en forma de trueque. Los protagonistas principales son los ganaderos quienes mantienen cierto número de llamas exclusivamente para el transporte. Durante las épocas de cosecha en las diferentes zonas agrícolas de tubérculos, maíz y fruta, ellos llevan sus productos ganaderos para cambiarlos con los agricultores. Algunos compran productos industriales (fósforos, querosén, ropa) en las ferias de la frontera y los cambian por productos agrícolas. También productos artesanales, en las cuales algunas comunidades y campesinos se especializan (alfarería, tejidos, herramientas de madera) 3 Una persona adulta requiere de unas 2500 a 3000 kcal/día, eso significa aproximadamente 1 000 000 kcal/año. 1 USD = aproximadamente 5 Bs (en 1997) 4 Para los bolivianos pobres la "hiperinflacióbn" a mediados de los años ochente fue traumática. Los campesinos de la región kallawaya experimentan los efectos de las políticas macroeconómicas reflejados en el contrabando fronterizo y el impacto del mercado mundial en los altibajos dramáticos de la fibra de 9 se intercambian por productos agrícolas y ganaderos. Las unidades y medidas del trueque varían en cada zona; las equivalencias del intercambio no corresponden a los precios respectivos sino varían, según los valores de uso en cada zona y son establecidas por tradiciones (Schulte, 1999). También se toman en cuenta la relación social entre los actores, los “costos“ (el esfuerzo de camino) y la oferta y demanda (un año de buena o mala cosecha) (Felipe, 1997). El dinero no es una medida usada para comparar valores de trueque. Tabla: 5 Equivalencias de trueque y sus equivalencias en dinero en diferentes lugares de la región kallawaya Lugar de trueque (Bs) Producto ofertado Producto recibido (Bs) Hilo Hilo 30 1 taro de carne/charqui de 1 arroba de papa 15 alpaca 1 arroba de tubérculo 8 – 15 Amarete ¾ carga de kaya 10 Mojos ¼ carga de maíz 18 1 jawi de ovino ½ carga de kaya 6 1 jawi de alpaca 1 carga de kaya 19 5 litros de kerosene 2 arrobas de tubérculos 16 - 30 Agua Blanca Amarete 3 Muñecas Hilo Hilo 10 Mojos Hilo Hilo 9 6 piezas de jabón Mojos 1 carga de maíz 72 1 arroba de papa 15 ½ carga de maíz 36 15 1 camisa 1 carga de maíz 72 4 2 paquetes de fósforo ¾ arroba de maní 36 taro = 1 pierna de aprox. 5 kg jawi = ¼ parte de lana de 1 animal kaya = oca fermentada y secada Fuente: Felipe, 1997 En los últimos 20 años, en la medida que se construyen carreteras de vinculación con la ciudad de La Paz, la importancia del trueque va disminuyendo y la monetización aumenta. Un 69% de los encuestados juzga que hace 20 años el trueque tenía mucha importancia para ellos, sólo un 37% dice que lo tiene ahora. El dato interesante es que alpaca. 10 para más de una tercera parte de los encuestados el trueque sigue siendo muy importante. Una razón porque persiste el trueque es la escasez de dinero en la región, otra es la decisión deliberada, de no depender mucho del mercado5, y otra es el compromiso social que vincula las familias hace generaciones6. Tabla 6: Importancia del trueque hoy en día y hace 20 años, por actividad principal de los encuestados Importancia mucha poca ninguna Agricultura Hoy en día 29% 68% 4% hace 20 años 53% 33% 15% Ganadería Hoy en día 63% 33% 4% Hace 20 años 100% - - La ayuda mutua, el trueque y la redistribución permiten el abastecimiento seguro aunque en un nivel cuantitativamente pobre- de las familias con alimentos, herramientas, vivienda y servicios básicos. Sin embargo, el ingreso proveniente de la producción no es suficiente para cubrir las necesidades cuya satisfacción requiere de dinero. Por esta razón se busca ingresos adicionales en actividades como el trabajo asalariado, el pequeño comercio o los servicios kallawaya. 5 No nos encontramos ante resabios históricos sino ante un fenómeno de circuitos económicos con diferentes características. Esto lo demuestra p.e. el auge del trueque en los países industrializados en los últimos 10 años, particularmente entre personas que disponen de pocos ingresos monetarios. Recientemente el internet está dando una nueva dimensión a estas relaciones de trueque. 6 Un atributo característico del trueque lo encontramos en las relaciones de caseros, muy difundidas en Bolivia: a través de una relación personal se establece una relación entre compradores y vendedores que garantiza un tratamiento correcto en términos mercantiles. Es decir, el funcionamiento del mercado depende de las relaciones personales. 11 Ingresos adicionales y la integración al mercado Hoy, igual que antes el dinero es un bien muy escaso en la región, que se necesita cada vez más. Desde hace mucho tiempo atrás existen importantes vínculos de la economía regional con la economía nacional y mundial. Tradicionalmente fueron extraídos productos como la goma y el incienso cuyos caminos de exportación cruzaban la región kallawaya; Pelechuco, uno de los pueblos de la región, era el centro del comercio que vinculaba el oriente con la costa. Desde más de 100 años la fibra de alpaca se exporta. Los kallawayas prestaban sus servicios como herbolarios y ritualistas en toda la zona andina. Actualmente muchos kallawayas residen en las ciudades donde viven de sus servicios de curanderos y como joyeros. Para los que no son kallawayas la principal fuente de ingreso monetario es el trabajo asalariado. Los agricultores obtienen casi un 60% de su ingreso monetario del trabajo asalariado, los ganaderos un 28%. La importancia relativa de los ingresos en alimentos y en dinero se puede estimar a partir de una conversión basada en los precios y contenido calórico de algunos productos básicos (Schulte 1999). Para Chajaya, la comunidad más agrícola, los ingresos monetarios ascienden a 39.1% del total, para Altarani, la comunidad ganadera este porcentaje sube a 78.1%. 12 Tabla 7: Ingresos monetarios y calóricos (en Bs y kcal) según actividad principal Actividad principal Ingreso por: Agricultura Kcal* Agricultura Ganadería Artesanía Bs** Kcal* Bs** 2679920 272 88.0% 12.8% 28.4% 0.5% 177957 251 1029583 3616 5.8% 11.8% 69.1% 68.4% 143704 13 4.7% Trab. asalariado Ganadería - - 422505 -25 38189 0.6% 2.6% 1271 - 192 3.6% - 1482 59.6% Trab. kallawaya - - 280 - 28.0% - - - - - 21 - 13.1% Ayuda TOTAL 43173 46 1.4% 2.2% 3044754 2133 100% 0.4% 100% 668734 100% 5286 100% * Una persona adulta requiere de unas 2500 a 3000 kcal/día, eso significa aproximadamente 1 000 000 kcal/año. ** 1 USD = aproximadamente 5 Bs (en 1997) Salir de la región no tiene sólo la finalidad de conseguir dinero. También es bueno, para los jóvenes como futuros dirigentes, conocer el mundo y aprender a tratar con los burócratas y políticos. Los que ya tienen su familia propia prefieren quedarse en la región. Buscan trabajar en las minas auríferas de la región o se dedican a rescatar fibra de alpaca o manejar pequeñas tiendas. Estas actividades pueden proporcionar un pequeño ingreso en dinero, a la vez de significar un fondo de reserva en productos vendibles, respectivamente comestibles, para épocas críticas. 13 La economía regional de subsistencia Existen indicios de que se aceptan deliberadamente las normas de la economía de subsistencia en la comunidad. Un estudio anterior (Schulte, 1994) sobre opiniones hizo evidente que las personas de mayor grado de educación formal - que supuestamente serían las que mejores opciones tendrían en la ciudad - se mostraron más interesados en los asuntos de la comunidad y más en favor de que la comunidad controlara el acceso a la tierra. En cuanto al deseo de vivir en la ciudad existe una relación poco clara con la formación e inversa con la edad. Practicamente todos los encuestados favoren también una educación bilingüe. Tabla 8: Opiniones respecto al control comunal (% de afirmación) Escolaridad sin escol. curso 1 a 6 curso 6 a Se debe mantener las costumbres curso 10 a 9 12 92% 82% 82% 100% de la comunidad La comunidad debe ejercer el 69% 76% 86% 86% ejercer el 15% 58% 61% 71% 8% 36% 54% 14% control sobre la tierra La comunidad debe control sobre las tierras de usufructo familiar Yo quisiera vivir en la ciudad La vida en la comunidad se apoya en la tierra, el trabajo propio con la ayuda mutua, y el intercambio no monetario de los productos de la región. La producción y el intercambio de bienes son organizados en estructuras de parentesco, compadrazgo y comunitarias. La relación con el mundo externo y con el mercado es instrumentalizada para fortalecer la economía local: varios de los productos comprados - alcohol, coca, cigarrillos - tienen una función importante en los ritos y relaciones sociales. El trabajo asalariado permite comprar lo indispensable y lo que da prestigio: alimentos y bebidas de procedencia industrial. Pero el ingreso monetario no se utiliza como capital económico sino, 14 frecuentemente, se invierte en fiestas y cargos para ser reconocida como gente de bienestar. En fin, el mercado está al servicio de la subsistencia; la sociedad y la economía regional se caracterizan por normas y reglas propias que utilizan la economía de mercado pero no forman parte de ella. La economía local gira alrededor de la seguridad alimentaria: Un 38% de los ingresos en las tres comunidades tienen la forma de alimentos (en Chajaya 60%). De los egresos se destina un 43% a la adquisición de alimentos (en familias ganaderas hasta más de 70%), de los cuales alrededor de 90% se gastan en alimentos energéticos que son industrialmente elaborados y conllevan un alto prestigio (azúcar, aceite, fideo, arroz, harina/pan) (Montoya 1997). Tabla 9: Egresos monetarios por rubros de gasto, según actividad principal Actividad principal Agricultura Egreso total (Bs) 2246 Ganadería 5665 Media 3868 Alimentos 935 37.7% 2018 49.3% 1816 42.7% Educación 234 11.4% 220 4.6% 226 8.2% Energía 90 5.1% 203 4.0% 159 4.8% Bienes duraderos 110 5.2% 215 4.1% 166 4.8% Transporte 168 7.1% 434 9.4% 343 8.7% Fiestas 145 5.3% 284 6.1% 221 5.8% Inversión, herram. 474 11.2% 449 8.2% 489 13.1% Fuente: Schulte, 1999 Sorprende el hecho de que las familias más acomodadas destinan un mayor porcentaje de sus gastos totales a comprar alimentos que las familias pobres. Obviamente la sociedad kallawaya otorga a los alimentos un valor socio-cultural, adicional a la nutrición; el comer suficiente y bien significa bienestar. Este valor se manifiesta también en el hecho de que los alimentos se comparten, bajo reglas ceremoniales, en fiestas, se los obsequia a amigos y parientes como forma de mostrar respeto y cariño, se los ofrenda en sacrificios para las deidades, y los alimentos forman parte de la retribución 15 usual para las personas que ayudan en el trabajo. Pero los productos de la comunidad no se venden en su interior. En contraste, las familias más pobres, que suelen ser las de reciente formación, prefieren gastar más en herramientas e insumos y menos en alimentos; suelen trabajar frecuentemente en casa de sus padres donde reciben también parte de la alimentación. Tabla 10: Porcentaje de egresos destinado a comprar alimentos e insumos, por rangos de egreso total Egresos totales (Bs) <1000 1001-3000 3001-4000 >4000 % del gasto total destinado para comprar alimentos Ganadería 22.6% 36.0% 60.4% 75.7% 59.5% Agricultura 39.4% 39.6% 33.8% 67.1% 45.1% GENERAL 38.2% 43.3% 55.6% 69.3% 50.6% % del gasto total destinado para comprar herramientas e insumos 4.4% 4.1% 1.5% 1.1% 3.0% Fuente: Schulte, 1999 Concluimos que este sistema económico es la subsistencia: la seguridad alimentaria y la satisfacción de otras necesidades básicas materiales como ropa, vivienda, obligaciones sociales y ceremoniales y educación de los hijos7. Sin embargo, la producción local no es suficiente para cubrir las necesidades de nuevos productos y servicios para una población en crecimiento, por lo tanto se acude a la economía de mercado para complementar los ingresos –bajo las reglas de la economía de subsistencia. La finalidad del sistema de economía de subsistencia no es entrar en un circuito de acumulación de bienes; dentro del sistema nadie puede ser empresario ni micro-empresario, y pocos lo desean ser. 7 Lo que no excluye que algunas o muchas familias, teniendo una economía de mercado delante sus ojos, preferirían, para sí solas, escaparse del control comunal; pero el precio es alto: salirse de la organización comunal y defenderse individualmente en la economía de mercado, para la cual la comunidad no prepara sus miembros. 16 La reciprocidad Los mecanismos de regulación - de comunicación en palabras de la teoría de Luhmann (1994)- del sistema de economía local de la región kallawaya son la reciprocidad positiva y negativa. El dinero es un producto escaso y cada vez más importante, pero no tiene una función comunicacional-reguladora como en el sistema de mercado; no se mide ni la tierra, ni el trabajo ni los productos en unidades de dinero. La reciprocidad positiva se muestra en los intercambios de trabajo y de productos. En las relaciones con autoridades y deidades ella adquiere un tinte jerárquico de redistribución. Las autoridades comunales en función de sus cargos redistribuyen recursos y bienes, sea mediante decisiones en casos de conflictos, sea en el gasto de sus bienes para el bienestar de la comunidad, o para pedir una buena cosecha y evitar desgracias naturales. Los comuneros devuelven los favores prestando atención a sus autoridades en forma de obediencia y pequeños regalos (coca, alcohol, comida) La reciprocidad negativa se muestra en envidia, “miramientos” (comentarios negativos), robos, sabotaje de los emprendimientos de otras personas y embrujamientos. Esta reciprocidad negativa juega un rol importante en las relaciones sociales: uno siempre debe estar atento a cómo su comportamiento es percibido por los demás. La pérdida de ayuda en el trabajo, destrozos en la cosecha y graves accidentes y enfermedades debidas a hechizos pueden ser la consecuencia de la no-obediencia a las normas y tradiciones de la comunidad. La globalización y su contrapeso local En Bolivia la globalización empezó a mostrarse con toda su fuerza a partir de los años ochenta. El modelo del Estado patrón, que a partir de la Revolución de 1952 sustituyó a los patrones de la hacienda y mina, y que, como un patriarca, cuidaba de sus hijos predilectos (los mineros en primer lugar), se acabó. Este modelo económico dejó de ser financiable cuando los precios de los minerales cayeron. La economía entró a un circuito de hiperinflación. Luego fue impuesta la nueva economía neoliberal del “Washington consensus”. Los efectos incluían la decaída total de la minería estatal y el regreso a formas de explotación minera con pico y pala. La agricultura sufrió el achicamiento de la demanda y la competencia de productos importados. Como efecto 17 de la globalización la riqueza se va concentrando en los estratos más altos de la sociedad. Carros de lujo, supermercados con productos importados para todo gusto, urbanizaciones cerradas y policía privada para los pocos ricos; mientras los pobres se van concentrando en las ciudades para aprovechar las migajas de los ricos, y su ambiente de vida se vuelve más violento e inseguro. Los medios de comunicación siembran un mensaje de consumismo que llega hasta los rincones más apartados creando frustración y descontento. En la región kallawaya desde los niños hasta los dirigentes piden o exigen dinero. Los profesores enseñan a sus alumnos a marchar en días patrias, pero les prohiben vestir su indumentaria tradicional porque la consideran falta de cultura. Los alumnos deben olvidarse del saber local y aprenden a declamar lemas en castellano y anhelar una vida de sentado detrás de un escritorio (para cobrar coimas). Es decir, los beneficios de la globalización van a parar lejos de las áreas rurales y transfieren un sentimiento de inutilidad, ignorancia y miseria a los que no los pueden compartir. Frente a los procesos de la globalización se ve la necesidad de una organización local que defienda o construya una economía orientada en las necesidades de la población local. Se necesita, además, una sociedad viva y activa para construir un Estado democrático. Económicamente lo global necesita lo local para reproducirse. La unidad doméstica con su trabajo no remunerado sigue siendo la célula para cualquier economía diferenciada. Aun en países industrializados se hace una gran proporción del trabajo en el hogar, entre amigos, en organizaciones cívicas y llenando los espacios entre las funciones formalmente definidas mediante una ética de trabajo de buen cumplimiento y compromiso personal. En Bolivia, hasta mediados de los años noventa lo local estaba abandonado por el Estado. Sólo ONGs se ocuparon del desarrollo microrregional, prestando servicios (financieros, asesoramiento técnico, jurídico), promoviendo proyectos productivos y apoyando las organizaciones de los grupos más deprimidos (campesinos, indígenas, mujeres de barrio). A partir de 1993 hubo un esfuerzo gubernamental para fortalecer lo local sin desvincularlo de lo global. La Ley de Participación Popular de 1994 es un esfuerzo de enfocar los retos de la globalización devolviendo a la sociedad local su función de célula base para contestar los retos de la globalización. La municipalización 18 permite al ciudadano (a la ciudadana un tanto menos) tomar parte en las decisiones locales. Para que este esfuerzo no quede en pura declaratorio se destina un monto del presupuesto estatal para los municipios. Estos pueden, con ingresos provenientes de otras fuentes (ayuda externa, impuestos municipales) aumentar su capacidad financiera. La base de los municipios son las Organizaciones Territoriales de Base que pueden ser comunidades, organizaciones indígenas y juntas vecinales y que deben participar en la planificación del desarrollo municipal y en fiscalización respectiva, a través de ciertos mecanismos establecidos por ley. Las debilidades de este modelo derivan en buena parte de las características de una sociedad acostumbrada al autoritarismo y clientelismo y que de pronto se encuentra frente a instituciones concebidas para la participación, la iniciativa y el control "desde abajo". Hay el peligro de que los municipios no puedan responder a las funciones que le fueron encomendadas y que caigan en manos de los grupos de poder tradicional (partidos/clientelas). Estos rápidamente reaccionan frente a la coyuntura, extienden sus tentáculos hacia los municipios y refortalecen estructuras centralistas. Perspectivas de desarrollo local Desde una óptica de seguridad alimentaria la región kallawaya tiene la base social y económica para un desarrollo orgánico; hay que fortalecerla para que su gente pueda tratar en condiciones de seguridad y fuerza con el mundo global. La economía de subsistencia garantiza una seguridad básica y proporciona, a través de sus vínculos con el mercado, ingresos adicionales. Si bien el mercado en Bolivia no es libre y mucho menos social, ofrece posibilidades para complementar las limitaciones productivas de la economía de reciprocidad. La economía de mercado es un elemento esencial de la economía regional desde hace mucho tiempo y es imprescindible para el bienestar de la gente. Se debe y se puede lograr una complementariedad entre los sistemas económicos de subsistencia y de mercado. Esta realidad puede ser plasmada en un modelo de sistemas autopoiéticos que supera los modelos teóricos de dualismo y subordinación de diferentes tipos de economía (Schulte 1999). La producción agrícola y pecuaria de la región tiene serias limitaciones para satisfacer las nuevas necesidades de una población creciente, pues su tecnología corresponde a 19 cierto equilibrio entre las condiciones físicas y sociales. Estas últimas están cambiando rápidamente (crecimiento demográfico, nuevas necesidades) produciendo un desequilibrio. Ante esta situación se pueden distinguir tresopciones: a) el éxodo permanente de una parte de la población de la región, b) la migración temporal para complementar los ingresos, c) nuevas alternativas productivas dentro de la región. También podrían combinarse las opciones. La migración definitiva -aunque no tan definitiva- fue realizada por muchas familias originarias kallawayas de Chajaya. De una vida de curanderos y comerciantes de amuletos y hierbas pasaron a ser residentes en las ciudades. Mantienen su propiedad en la comunidad cumpliendo mínimamente sus deberes, frecuentemente a través de yanapacos, para no perder sus derechos de comunarios. En este caso se ha desarrollado una complementariedad entre originarios que emigraron y yanapacos que los representan en la comunidad y de esta manera adquieren acceso a tierra cultivable. En Moyapampa pocas familias escogieron la migración definitiva. La alfarería casi desapareció, pero gracias al calentamiento de clima se podía extender la frontera agrícola hacia mayores alturas (Montes 1995). Es decir, en Moyapampa se realizó en cierto grado la tercera opción, sin embargo, sin un cambio tecnológico. Los agricultores de Chajaya y Moyapampa optan, además, por la migración estacional para complementar sus ingresos agrícolas con dinero. Las familias ganaderas de Moyapampa y Altarani no migran, pues la atención continua que requiere un rebaño no permite una ausencia prolongada. Un ingreso de dinero se logra mediante la venta de animales, el trabajo estacional en las minas auríferas de la misma zona y la inclusión de aspectos mercantiles en su sistema de trueque. Notamos que existe una combinación de opciones para armar estrategias diferentes en cada comunidad, según las condiciones físicas y sociales. Lo que, sin embargo, está casi ausente es la implementación de nuevas tecnologías y nuevos servicios para intensificar la producción y facilitar la transformación de productos dentro del marco de la economía regional. Esta opción no está al alcance de la gente, porque precisa de capital y asesoramiento técnico. Hasta ahora, toda política que apuntaba a la región, sea diseñada por políticos, técnicos 20 o dirigentes sindicales, fue planeada fuera de la región. Casi siempre estas políticas buscaron vincular la región con el centro de poder nacional, La Paz, pero no lograron un desarrollo substancial. Al contrario: desarticularon y debilitaron la integración interna de la región. Si antes hubo una integración transversal a los Andes, entre los diferentes pisos ecológicos con su gran diversidad de productos, ahora todas las carreteras llevan a La Paz, y los caminos entre las comunidades están deteriorados. Si antes hubo una rica vida social y cultural con encuentros en fiestas y viajes intraregionales ahora la organización está fragmentada, la cultura local debilitada y frecuentemente es ocultada de la vista de foráneos porque ha sido desacreditada por agentes de desarrollo. Medidas de apoyo al desarrollo local Hemos visto que la economía de subsistencia en la región kallawaya proporciona elementos importantes para la seguridad alimentaria, física y mental y no es contradictoria a un aprovechamiento del mercado. Para salvar estos aspectos de seguridad es necesario fortalecer la integración de la región que tradicionalmente existía y que sigue siendo la columna económica y social. Pero la situación de la región kallawaya no es tan específica como pueda parecer; en cuanto al desprecio que muestra la cultura dominante ante valores locales, en cuanto a los esfuerzos que se hacen para extender el poder central y en cuanto al fracaso de este tipo de desarrollo, la región kallawaya es una región típica de América Latina. Por lo tanto muchas de las recomendaciones siguientes pueden ser válidas, con adaptaciones menores, para otras regiones. Como aspectos importantes de la economía regional de subsistencia que deberían ser salvados y no destruidos mencionamos sólo algunos ejemplos: - La infraestructura debe volver a servir a la comunicación intrarregional y no sólo a la vinculación con el centro nacional. - El deporte tiene una función importante para sustituir las fiestas patronales que estaban centrados hacia el grupo dominante en los pueblos Tiene la ventaja de ser neutro respecto a diferentes confesiones religiosas, permite visitas mutuas, tiene una carga emocional fuerte y está libre de la influencia de los grupos de poder tradicional, mientras fortalece el protagonismo de personas jóvenes y activas. 21 Para fortalecer la economía regional se debe avanzar en el camino que en Bolivia se ha bautizado “municipio productivo”; el mejorar a partir de las políticas municipales las condiciones para un desarrollo económico local. Posibles medidas pueden ser: - El fomento a ferias con normas locales y bajo control local. - Asistencia técnica para la producción de bienes que se consumen dentro de la región. - Servicios financieros que amplíen y aseguren la diversidad y la transformación de productos. Este tipo de servicios debe incluir criterios sociales y ecológicos, no debe fomentar unilateralmente una producción para el mercado. Servicios básicos deben apuntar hacia un mayor protagonismo de la población en su región: - Un sistema educativo que parte de la realidad local en su enseñanza y que valoriza la cultura local. - Un servicio de salud que respeta los conceptos tradicionales de salud y enfermedad y que parte de la organización comunal. - Investigaciones con orientación aplicada que fomenten el saber y el protagonismo de la población local. Las políticas nacionales deben proporcionar un marco para relaciones equitativas entre los mundos locales y el global. Entre otros deben: - Conservar la diversidad biológica in situ, no sólo en centros especializados. - Respetar la diversidad de culturas (y subculturas). - Aceptar la migración como parte integral de la dialéctica local-global concentrándo los esfuerzos en el mejoramiento de las condiciones de vida de los migrantes. La región kallawaya muestra que las estructuras locales aún en condiciones adversas pueden propiciar una base de seguridad alimentaria. Proporcionan, además, oportunidades para ir diferenciando la sociedad y su economía. Las políticas de desarrollo deben fomentar y fortalecer las estructuras locales, no deben debilitarlas bajo la ideología de que lo local es sinónimo de atraso. Esto no es sólo una necesidad para la región kallawaya sino es un reto para la mayor parte de América Latina. 22 Bibliografía Felipe, E. 1997. El rol del trueque en la estructura socioeconómica de la comunidad Coololo Nube Pampa. Tesis Fac. Ciencias Agrícolas y Pecuarias, UTO, Oruro HDR, 1999. Human Developmente Report 1999, Oxford University Press Luhmann, N., 1994. Die Wirtschaft der Gesellschaft. Frankfurt/M Magne, F. 1998. Herramientas agrícolas y técnicas de preparación de suelos. En: Schulte, M. (Ed.), 1998 Montes, G. 1995. Organizaciones y conflictos territoriales en el cantón Amarete. Tesis carrera de Sociología UMSA, La Paz Montoya, P., 1999. La organización socioeconómica al interior de las familias alpaqueras. (manuscrito) Paz, L., 1999. Estrategias de organización económica de una comunidad alpaquera. (manuscrito) Schulte, M., 1996. Tecnología agrícola altoandina. La Paz Schulte, M., 1999. Llameros y caseros. La Paz Schulte M. (Ed.), 1998. La producción agrícola en la región kallawaya. La Paz Schulte, M.; F.Magne, 1998. La tecnología agrícola en la comunidad de Chajaya. En: Schulte, M. (Ed.), 1998 23