El criticismo kantiano y la necesidad de una teoría de la moral

Anuncio
El criticismo kantiano y la necesidad de una teoría de la moral 1
Lic. Bárbara Pérez Jaime
El dogmatismo racionalista es una construcción vacía que no logra decir nada de
la realidad. La disyuntiva establecida por Rousseau entre la ciencia y la condición
humana está presente en la separación establecida por Kant entre el uso teórico y
práctico de la razón.
Kant define la filosofía como la ciencia que relaciona todos los conocimientos
con los fines esenciales de la razón humana. La razón tiene diversos fines e intereses
(teórico, práctico y religioso) y determina cual es la verdadera naturaleza de los fines de
la razón y cuales los medios para realizarlos es el objetivo fundamental del método
trascendental.
En el fin teórico de la razón debe responder a la pregunta ¿qué puedo conocer?.
En el fin práctico tiene que responder a la pregunta ¿qué debo hacer?. Kant considera
que se debe responder a la pregunta ¿qué me cabe esperar?. Se pueden unificar en una
pregunta ¿QUÉ ES EL HOMBRE?. Según “La crítica de la razón pura” no hay más
saber que el que se puede organizar a partir de los datos de la experiencia.
La matemática y la física se han constituido como saberes cuando han
comprendido que el objeto del conocimiento no es pasivo sino activo. El conocimiento
es una síntesis entre lo que la naturaleza da y lo que el sujeto pone. Hay una materia que
la da la experiencia y una forma que pone el sujeto en todo el conocimiento. Este modo
de entender el conocimiento es lo que se conoce con el nombre de idealismo
trascendental.
Es necesario una ciencia de la razón que realice un análisis del conocimiento en
sus aspectos sensible, intelectual y racional. Como las ciencias son un conjunto de
juicios, preguntarse por las condiciones de posibilidad de las ciencias equivale a
preguntarse por las condiciones de posibilidad de los juicios científicos.
Se puede diferenciar varios tipos de juicios:
• Juicios analíticos: “el predicado esta incluido en el sujeto”. Son universales y
necesarios y son tautológicos
• Juicios sintéticos: “el predicado no esta incluido en el sujeto”. Son particulares y
contingentes y su fundamento es la experiencia.
1
Ponencia presentada en las V Jornadas Nacionales de Filosofía y Ciencia Política. Universidad Nacional
de Mar del Plata (UNMdP). Diciembre de 2005
1
• Juicios a priori: son absolutamente independientes de toda experiencia. Los juicios
analíticos son a priori.
• Juicios a posteriori: son los que su valor de verdad dependen de la experiencia. Los
juicios sintéticos son a posteriori.
Para que haya ciencia los juicios tienen que ser universales, necesarios y
extensivos. ¿Cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en las matemáticas, física
y metafísica? (Condiciones a priori de la sensibilidad, del entendimiento y de la razón.)
Kant responde a la cuestión de cómo es posible hacer juicios sintéticos a priori
en las matemáticas. Analizando los elementos a priori del conocimiento en su aspecto
sensible; afirma que espacio y tiempo son formas a priori de la sensibilidad o
intuiciones puras. Las intuiciones pueden ser empíricas y puras.
Espacio y tiempo son impresiones puras. Espacio y tiempo son representaciones
necesarias a priori que subyacen a todas las intuiciones. No se puede imaginar que no
haya espacio ni tiempo, pero es posible imaginar que no hay nada en el espacio y en el
tiempo.
Las condiciones para hacer juicios sobre espacio y tiempo que sean a priori y
sintéticos, son que espacio y tiempo no sean conceptos sino formas a priori de la
intuición.
En la estética trascendental introduce Kant la diferencia entre lo que llama cosaen-sí o noúmeno, y las cosas como aparecen en la intuición o fenómeno. Por una parte
están las cosas-en-si tal como existen independientes de la intuición al margen del
espacio y del tiempo. Son las causas de las cosas que intuimos en el espacio y en el
tiempo.
Las condiciones para entender lo intuido son los conceptos. Los conceptos
pueden ser de dos tipos: empíricos (se forman a partir de la experiencia) y puros (no
proceden de la experiencia sino que son condiciones necesarias para entender lo intuido,
para hacer juicios sintéticos a priori.) A estos conceptos puros se les denominan
categorías. A su estudio y a las condiciones de su uso se dedica la analítica
trascendental.
En la habitualmente denominada deducción metafísica, Kant divide los juicios
atendiendo a cuatro aspectos y en cada aspecto podemos diferenciar tres juicios
(Kant,1973: 217/ 223-224):
2
POR SU CANTIDAD
JUICIOS
CATEGORÍAS
EJEMPLOS
Universales(todo)
Totalidad
Todos los hombres son mortales
Particular(algunos)
Pluralidad
Algunos hombres son mortales
Singular (uno)
Unicidad
Sócrates es mortal
POR SU CUALIDAD
JUICIOS
CATEGORÍAS
EJEMPLOS
Afirmativo (a=b)
Realidad
Manuel es bueno
Negativo (a≠b)
Negación
Manuel no es bueno
Infinito (a=^b)
Limitación
El alma es no mortal
JUICIOS
CATEGORÍAS
EJEMPLOS
Categórico (a es b)
Sustancia
Los suecos son flemáticos
Hipotético (a y b)
Causalidad
Si se suelta una piedra, se cae
Disyuntivo (a o b)
Comunidad
Kant ha escrito un libro o no
POR SU RELACION
POR SU MODALIDAD
JUICIOS
CATEGORIAS
EJEMPLOS
Problemático (es posible que)
Posibilidad e
Los turcos son probablemente
imposibilidad
bebedores de café
Existencia o no-
Manuel es un estudiante ejemplar
Asertórico (de hecho es)
existencia
Apodíctico (necesariamente es)
Necesidad –
Los españoles son seres humanos
contingencia
Una vez resuelto el problema de cuántas y cuáles son las categorías, Kant se
plantea en la denominada deducción trascendental a responder la cuestión si las
categorías son condiciones necesarias y suficientes para el conocimiento. Si lo son sus
usos quedarán legitimizado. Si no lo son sus usos serían injustificado.
3
En la primera edición Kant afirma que para conocer un objeto debe haber tres
etapas de aprehensión, reproducción y reconocimiento. Apercepción trascendental es el
acto de unificar.
En la 2º edición el argumento se basa en el concepto “combinación” que
presupone el concepto multiplicidad, pero el primero sólo tiene significado si se supone
la existencia del concepto unidad. El Yo trascendental, condición necesaria de todo
juicio, es una condición lógica y no un objeto de conocimiento.
Parece necesario que entre las categorías y los fenómenos exista algo intermedio
que posibilite la relación entre ambos elementos del conocimiento. Este elemento
intermedio se denomina esquema trascendental que según Kant debe ser el tiempo. Es
a priori y una condición para toda la intuición interna y externa. Los esquemas son
productos de la imaginación que hacen relación al tiempo.
Las categorías son las condiciones a priori del conocimiento que posibilitan los
juicios sintéticos a priori de la física. Las reglas de uso de las categorías son también las
leyes de la naturaleza y esto garantiza tanto su carácter a priori como que a la vez tenga
valor para la experiencia. Las leyes físicas se imponen a la experiencia y a la naturaleza
por el entendimiento y se imponen a priori, pero solo tienen valor para el mundo de los
fenómenos, no para las cosas en sí.
La actividad del conocimiento es crear por medio de las categorías una unidad
de lo múltiple dado en el espacio y en el tiempo. La razón es la facultad de la suprema
unificación. Estos principios supremos e incondicionados con los que la razón trata de
unificar los juicios del entendimiento no son proposiciones sino conceptos a priori. Kant
los denomina conceptos puros de la razón o ideas trascendentales.
Estas ideas son tres y se forman a partir de las tres formas naturales de
diferencia: del silogismo categórico se forma la idea de sujeto absoluto (alma inmortal),
del silogismo hipotético se forma la idea de la unidad absoluta de las condiciones de lo
que aparece en la experiencia (al mundo), y del silogismo disyuntivo se forma la idea de
la unidad absoluta de todo lo que puede ser pensado (Dios.)
La 1º idea contendrá la unidad absoluta e incondicionada del sujeto pensante
(experiencia interna.) La 2º idea la unidad absoluta de la serie de las condiciones de los
fenómenos (experiencia externa.)La 3º idea la unidad absoluta de la conducción de
todos los objetos del pensamiento en general (todo lo que puede ser pensado, lo interno
y lo externo.)
4
A estas ideas las llama Kant ideas trascendentales, por lo que lo condicionado
requiere las ideas de lo que es incondicionado, hay una serie de inferencia que llevan a
admitir la realidad objetiva de las ideas. Son de tres tipos:
• Paralogismos (razonamientos falsos.) Tienen su base en la apercepción
trascendental y hay cuatro paralogismos que tratan de probar que existe un Yosustancia.
• Antimonio (nomos) (contradicción entre dos juicios.) Son inferencias
concernientes a la idea del mundo que tienen su base en los silogismos hipotéticos.
La razón se ve envuelta en contradicciones. Los antimonios son cuatro:
El
mundo es y no es limitado en el espacio y tiene y no tiene un
comienzo en el tiempo
Las cosas están y no están compuestas de partes simples e indivisibles.
Hay sólo causalidad de acuerdo con las leyes de la naturaleza y no hay
libertad y viceversa.
Existe y no existe un ser necesario causa del mundo.
• Las ideas de la razón pura: son inferencias concernientes a la idea de
Dios que tienen su base en el silogismo disyuntivo, todo lo existente se caracteriza
por los predicados que se le aplica. A cada sujeto se le aplicaran predicados
positivos y negativos. Cuantos menos predicados negativos se apliquen más realidad
tendrá el sujeto. Tendrá que haber una idea que sea la de todos los predicados
posibles. Esta idea es además entendida como una cosa existente que no se haya en
la experiencia sino como una cosa en sí que hace las funciones de un ideal
trascendental y ese ser es Dios.
Para probar que tal ser existe, se usan argumentos ontológicos, físico-teológicos
y cosmológicos.
Las ideas de la razón se pueden pensar pero no conocer. Ellas no son erróneas, lo
que es erróneo es su uso.
Tender a la unificación es la esencia misma del conocimiento y usar las ideas
regulativamente es entenderlas como reales que urgen a buscar una unidad cada vez
mayor.
5
Los juicios sintéticos a priori son posibles en matemáticas y en física gracias a
las condiciones a priori de la sensibilidad y el entendimiento. En ambas ciencias es
posible la síntesis y por lo tanto el conocimiento extensivo, universal y necesario.
La metafísica pretende lo en-sí El campo de aplicación de las categorías son los
fenómenos y nunca los noúmenos. Si lo en-sí pudiera ser conocido dejaría de ser en-sí
para convertiste en fenómeno. Hay que negar los objetos de la metafísica como
conocimiento para poder afirmarlos como realidad. Ese nuevo camino es la moralidad o
el uso práctico de la razón.
La razón ha de ser criticada para poder establecer sus límites y constatar que es
la moral y no la ciencia la que debe responder a los interrogantes últimos y más
importantes del ser humano.
En el uso práctico la razón será legisladora prescribiendo leyes a la voluntad.
Son las leyes prácticas o de la libertad.
El mundo fenoménico esta regido por la causalidad mecánica, y en el mundo de
lo en-sí, rige otro tipo de causalidad que es la libertad. El hombre no es solo naturaleza
sino también libertad. El hombre no se conforma con conocer los objetos de la
naturaleza, sino que desea actuar en ella rompiendo el orden de lo causalmente
determinado.
Kant parte del hecho de la ley moral como en el uso teórico partía del hecho de
la ciencia. Se debe establecer las condiciones de posibilidad de la moral. Si se
demuestra que la ley moral es un principio legítimo del uso de la voluntad entonces se
podrá afirmar la existencia de la dimensión práctica de nuestra conciencia y ya no será
necesario someterla a crítica para saber si se excede o no a sí misma.
Solo la razón práctica empíricamente condicionada se aventura más allá de lo
que debe al pretender ser ella determinante de la voluntad.
Las condiciones que debe cumplir un principio práctico para ser considerado ley
es que sea objetivo, que sea necesario y universal. La universalidad es esencial a la
moralidad. Hay que buscar en la voluntad misma la moralidad. Ha de ser una ley por su
forma y no por su contenido. El valor moral de una acción reside en la intención del
sujeto no el propósito o fin que se pueda alcanzar. Obramos moralmente solo si el
motivo de nuestros actos es el respeto a la ley moral. En la moral formal es la forma de
la ley lo que determina de modo universal y necesario, a la voluntad, no importa el
contenido sino la forma debe querer la voluntad.
6
El imperativo categórico o ley apodíctica: “obra de tal modo que la máxima de
tu voluntad pueda valer siempre, al mismo tiempo, como principio de una legislación
universal” No esta sometido a condición alguna, imperativo hipotético. Todos esos,
sean problemáticos y de habilidad o asertóricos y de prudencia son respecto a un fin
determinado para el cual son instrumentos o modos de lograrlo.
Es un Imperativo Categórico incondicionado que expresa un mandato, que se
debe hacer guste o no, y Kant lo define como: “obra de tal manera que la voluntad
pueda considerarse a sí misma, mediante su máxima, como ley universal” o “obra de tal
manera que trates la humanidad que hay en ti y en los demás siempre como un fin y
nunca como un medio” (Kant, 1996:51-56)
La voluntad es libre, la conciencia tiene sentido si se puede hacer. La libertad es
“ratio essendi” de la ley moral. La ley moral es “ratio cognoscendi” de la libertad. La
existencia de la ley, como un hecho de razón permite deducir y conocer la libertad de
conformarse a ella. La libertad tiene dos dimensiones: la voluntad no esta condicionada
por ningún elemento empírico; la voluntad es autónoma.
El Imperativo Categórico expresa la autonomía de la voluntad. El hombre es un
ser racional. Ser racional significa ser potencialmente autónomo y libre. Libertad, ley
moral y autonomía coinciden y esa coincidencia expresa la existencia de la razón pura
práctica, la capacidad de la razón pura de determinar a priori a la voluntad.
El reconocimiento y aceptación del mandato de la razón práctica es el único
móvil moralmente aceptable. La buena voluntad obra por respeto a la ley moral y la
virtud consiste en obrar de este modo. Todo lo que sea obrar por otros motivos u otras
determinaciones entra dentro del ámbito de la legalidad y de la heteronomía.
El hombre es un ser que es fin en sí mismo, que tiene dignidad, que es persona.
Lo que tiene valor de instrumento no tiene dignidad, no puede ser persona. Tratar esa
dignidad y humanidad posibilitará el Reino de los Fines, en el que todos están
sometidos a la misma ley que la suya propia.
A través de la moralidad se puede postular la realidad de las ideas que en el uso
teórico solo se podían pensar. Estas ideas adquieren realidad a través del uso práctico de
la razón. Estas ideas no son condiciones de la ley moral. Son solo condiciones del
objeto necesario, el supremo bien, de una voluntad determinada por esa ley moral.
La virtud consiste en el acatamiento de la ley moral por respeto propio a la ley
moral. El objeto necesario de una voluntad determinada a priori por la razón es el
supremo bien: la unión de virtud (voluntad santa) y felicidad. La moralidad tiene su
7
meta en ese supremo bien. Pero en esta vida no se da la voluntad santa. Además que
virtud y felicidad se pertenezcan mutuamente no es una verdad ni a priori ni a posteriori.
En esta vida no se da esa unión y, sin embargo, parece, no solo razonable, sino también
necesario que se dé esa armonía entre virtud y felicidad.
Si el supremo bien no se alcanza en esta vida debe haber una existencia en la que
ese progreso indefinido de la virtud si se dé y se pueda lograr esa unión entre voluntad
santa y felicidad (inmortalidad del alma.)
Para garantizar esta armonía se requiere un ser todopoderoso y moralmente
perfecto que es Dios.
La razón práctica no consigue probar teóricamente ni llegar a un verdadero
conocimiento, sino a una fe racional que nos permite exigir como real que el alma sea
inmortal y haya un Dios que garantice el logro de ese supremo bien.
En el uso práctico la razón es ella legisladora, prescribiendo leyes a la voluntad.
La libertad de la voluntad, la inmortalidad del alma y Dios son para Kant las metas
finales de nuestra razón y los objetos en los que nuestra razón pone mayor interés. La
superioridad del uso práctico y la importancia que el uso teórico tiene como eliminación
de caminos equivocados y posibilitaron que se afirme en el uso práctico como realidad
lo que en él se estableció como fundamento, no ilusorio ni vacío, de los fenómenos.
Bibliografía
Kant Immanuel Crítica a la Razón Pura. Buenos Aires, Editorial Losada SA,
1973 (Traductor José del Perojo, Kritic der vienen Venunft)
Kant Immanuel Fundamentación de la metafísica de las costumbres. Crítica a la
Razón Práctica. La Paz Perpetua. México, Editorial Porrúa SA, 1996 “Sepan
Cuantos...” Núm. 212 ISBN 968-432-504-5
8
Descargar