Historia Política: ¿Una nueva disciplina? Lic. Silvina Acuña P ara poder hablar de historia y ciencia política, conviene establecer de entrada una dis tinción de esta relación en la antigüedad y en el mundo moderno. La historia y la ciencia política se aceptan generalmente como una invención de los griegos y su paternidad no ha sido cuestionada con el correr del tiempo, sin embargo no se dio en el mundo antiguo una reflexión política a partir de la historia, a pesar de que esta enfocaría a lo político como tema fundamental de estudio. Con esto quiero decir que desde la antigua Grecia la historia intentó explicar el movimien-to de los hombres, por lo cual el cambio de la sociedad y sus rivalidades se convirtieron en el tema fundamental de los historiadores; los cuales solo se limitaron a contar el quehacer político , que no es lo mismo que la política. Ahora bien, los que intentaron la reflexión sobre la política lo hicieron de manera ahistórica, ya que el interés consistía en la construcción de un modelo o proyecto social ideal que manifestaba la falta de comprensión o aceptación de las pugnas sociales y por lo tanto del panorama cambiante de la historia y de la política. Así, los primeros teóricos de la política basaron la elaboración de sus estudios en la metafísica, epistemología, psicología y ética, con el objeto de pensar un modelo perfecto de sociedad, que obviamente no partía del análisis histórico. A partir del renacimiento las formas de concepción de la realidad, del hombre y de la sociedad, son arrastradas hacia el cambio, las razones de este cambio llevaron a muchos pensadores a buscar sus causas en un intento de comprender su dinámica, su carácter móvil. Es entonces que a partir de esta época podemos afirmar el cambio de la relación entre la historia y la ciencia política, pues desde Maquiavelo la ciencia política hace de la historia la dimensión privilegiada de su estudio. Habiendo hecho un repaso por el tiempo sobre la historia y la ciencia política y conscientes de que estamos en una sociedad de constantes transformaciones y cambios, en la cual la imaginación debe superar cualquier problemática a discutir sobre los fines mismos del proyecto histórico, cuya práctica es política por necesidad, creo que estamos en condiciones de plantearnos la posibilidad de hablar de una HISTORIA POLITICA, y el surgimiento de esta como disciplina autónoma. Ahora bien, inmersos ya en el contexto actual, tratare de hacer una reflexión sobre la realidad de la historia y la política. Como primera perspectiva, tanto la historia como la ciencia política han desarrollado un proceso de desvinculación con la práctica, e incluso se ha llegado a plantear el fin de la historia y de las ideologías. La modernidad entendida desde su origen como un proyecto social de novedad y cambio permanente que apunta a un futuro deseable objetivamente, ha tratado de transformarse en un modelo acabado, en una verdad única que acaba la historicidad y la necesaria reflexión de la praxis política. En esta transformación social en la que estamos inmersas, presenciamos una nueva manera de hacer historia, conocida como historia mercancía, que es despolitizante y antihistorica, sir viéndose de los medios de comunicación para relativizar el conocimiento de la historia. Esta nueva forma de la historia, obviamente ha desembocado en el renunciamiento del conocimiento histórico en el cual los hechos cobran forma a partir de una previa comprensión teórica de la realidad. Asimismo, la ciencia política al igual que la historia, ha sufrido un viraje bien conocido como el fin de las ideologías, muchas veces confundido con una ignorancia limitada, produciendo entre otras cosas un olvido relativo de la formación teórica y lo que es más grave aún, de la producción teórica que da cuenta de las prácticas políticas de la sociedad actual. Estos se debe fundamentalmente, ya bien lo explica Sartori, a la conocida industria de la cultura que ha hecho del conocimiento una producción en serie, muy acorde a las exigencias del mercado, en donde tanto la historia como la ciencia política se encuentran condicionadas y exigen no solamente materiales novedosos, sino una parcialización de la competencia académica y profesional. Analizando y comprendiendo los caminos que ambas disciplinas han transitado a lo largo del tiempo, está muy bueno tomar la propuesta recogida por Sartori en la cual explica que ambas disciplinas vayan de mal en peor y por ello necesitan transformarse. Para esta nueva perspectiva, he tomado algunos elementos que se han planteado en muchos trabajos y que plantean a la HISTORIA POLITICA como posibilidad de historia total, desarrollados por una doble pertenencia formativa en la historia y en la ciencia política. Estaría buena la posibilidad de tratar el problema de la totalidad histórica en la investigación concreta, pudiendo explicar dentro del proceso histórico, la lucha por el poder del estado, la crisis y la transformación de la sociedad. Está nueva forma de analizar la realidad desde una historia política, es lo que los historiadores y politólogos llamarían “análisis coyuntural”. En donde esta coyuntura se convierte en el punto de confluencia en el cual se combinan los elementos estructurales de largo plazo, que se traducen en la posibilidad o realización de cambios significativos en el proceso de devenir social. Esta combinación hace necesario el manejo de múltiples o contradictorios factores que se presentan en el proceso histórico. En la coyuntura resulta más claro el valor de la situación política en la medida en que se trata de la zona más perceptible de la totalidad histórica. Desde el punto de vista del método de investigación se presentan dos posiciones: la interdisciplinariedad o una visión globalizante que supere la simple sumatoria, lo cual implica rediscutir el nivel de prioridades, de elección de hechos que consideramos más explicativos que otros por su mayor potencial informativo. Tanto en la historia como en la ciencia política, el problema de la totalidad se plantea a nivel teórico, pero se resuelve a nivel histórico. Los cambios acelerados en el mundo de hoy, nos llevan a preguntarnos como el hombre pueda decidir su propio destino a partir de la abstracción de los efectos del conocimiento de su propia realidad. Y es allí donde supongo que la historia política es la única que puede desafiar en la investigación concreta, el carácter total de la realidad y por ende, del método de estudios de dicha realidad.