Reg.: A y S t 247 p 288-297. En la ciudad de Santa Fe, a los dieciocho días del mes de diciembre del año dos mil doce, se reunieron en acuerdo los señores Ministros de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia, doctores Daniel Aníbal Erbetta, Roberto Hector Falistocco, Rafael Francisco Gutiérrez, Mario Luis Netri y Eduardo Guillermo Spuler, con la integración del señor Juez de Cámara doctor Enrique Arnaldo Girardini bajo la presidencia de la titular doctora María Angélica Gastaldi, a fin de dictar sentencia en los autos caratulados "GODOY, Rodolfo contra FRIAR S.A. -Laboral- sobre RECURSO DE INCONSTITUCIONALIDAD" (Expte. C.S.J. NN 328, ario 2009). Se resolvió someter a decisión las cuestiones siguientes: PRIMERA: ¿es admisible el recurso interpuesto?, SEGUNDA: en su caso, ¿es procedente? y TERCERA: en consecuencia, ¿qué resolución corresponde dictar? Asimismo se emitieron los votos en el orden que realizaron el estudio de la causa, o sea doctores: Netri, Gastaldi, Erbetta, Falistocco, Spuler, Gutiérrez y Girardini. A la primera cuestión, el señor Ministro doctor Netri dijo: 1. Mediante resolución registrada en A. y S., T. 233, pág. 43, esta Corte admitió la queja por denegación del recurso de inconstitucionalidad interpuesto por la demandada contra la resolución del 7 de mayo de 2008, dictada por la Cámara de Apelación en lo Civil, Comercial y Laboral de Reconquista por entender que la postulación de la recurrente contaba -”prima facie”- con suficiente asidero en las constancias de autos e importaba articular con seriedad planteos que podían configurar hipótesis de inconstitucionalidad con idoneidad suficiente como para operar la apertura de esta instancia de excepción. El nuevo examen de admisibilidad que le compete efectuar a este Cuerpo por imperio del artículo 11 de la ley 7055, con los principales a la vista, me conduce a rectificar dicha conclusión a contrario de lo dictaminado por el señor Procurador General a fojas 312/314 conforme a los fundamentos que seguidamente se expondrán. 2. Ante el Juzgado de Primera Instancia de Distrito en lo Laboral NN 4 de Reconquista, Rodolfo Godoy promovió demanda laboral contra la empresa FRIAR S.A. pretendiendo el cobro de diferencias indemnizatorias con fundamento en que en el convenio homologado judicialmente en autos "Godoy, Rodolfo y FRIAR S.A. sobre Homologación" (obrante a foja 13) no se había podido llegar a una justa composición de los derechos e intereses de las partes; asimismo, agregó -en el escrito de demanda- que habiendo sido un despido incausado no existía hecho litigioso que facultara al Magistrado a homologar; que los obreros por razones de orden público no pueden renunciar a los derechos obtenidos por esa calidad; que en consecuencia los pagos realizados debían ser tenidos en cuenta; y que el acuerdo celebrado era violatorio del artículo 12 de la Ley de Contrato de Trabajo por haber omitido derechos irrenunciables. El Juez de primera instancia hizo lugar a la excepción de cosa juzgada opuesta por la accionada y la Cámara lo revocó y, en consecuencia, admitió la demanda, condenando a la empleadora al pago de las diferencias reclamadas con más los accesorios legales. Para así decidirlo el Tribunal sostuvo -con cita de sus propios precedentes- que las sentencias homologatorias que sólo consignan una declaración genérica acerca de la justa composición de intereses y homologan convenios que implican abdicar derechos irrenunciables no constituyen cosa juzgada ante el reclamo de las diferencias resultantes; y que no variaba la solución el intercambio de telegramas no solo porque la resolución homologatoria no había evaluado los términos del supuesto conflicto sino teniendo en cuenta también que la demandada postuló el rechazo del reclamo en la cosas juzgada sin demostrar la veracidad de la justa causa del despido invocado, circunstancia que se compadecía con el carácter de "convenio de desvinculación" que había admitido en la confesión su representante. 3. Contra dicho pronunciamiento interpone la demandada recurso de inconstitucionalidad. Alega que el Sentenciante violó la cosa juzgada material e incurrió en autocontradicción al rechazar la excepción que se planteara a la procedencia de la acción. Aduce que las partes firmaron de común acuerdo un convenio, el que posteriormente fue homologado mediante sentencia, y que ésta quedó firme al no haber sido recurrida. Sin embargo, asevera que la Cámara arbitrariamente, y soslayando precedentes propios, dejó sin efecto tal homologación, siendo que -reitera- había de por medio una resolución firme. Expresa que en el mentado acuerdo no hubo renuncia alguna a derechos ciertos por parte del trabajador, sino que, por el contrario, éste fue despedido con justa causa y que ello, en todo caso, involucraba cuestiones litigiosas y dudosas que claramente habilitaban una transacción. Y asevera, además, que el Juez contó con elementos necesarios para decidir como lo hizo y valorar que se había arribado a una justa composición de los intereses de las partes. Señala que la Alzada no valoró cuestiones que fueron planteadas y que dejó de considerar constancias de la causa. Así, entiende que se omitió tratar su planteo respecto a que las partes habían llegado libremente a un acuerdo, el que posteriormente se homologara. Y considera que en autos se acreditó que el despido se produjo con invocación de causa y que, contrariamente, el actor no probó la verdad de los hechos que expusiera en su demanda. Como corolario de lo expuesto, manifiesta que el fallo carece de motivación suficiente. 4. Haciendo un repaso doctrinario como jurisprudencial sobre la temática que nos ocupa -el carácter de cosa juzgada de las resoluciones homologatorias (en el caso, resolución judicial) que no han sido impugnadas temporáneamente- se advierte una gama variada de posiciones al respecto. Así, pese a que la actuación del funcionario limita las posibilidades de cuestionamientos posteriores a la homologación, se ha admitido que el acto puede quedar igualmente expuesto a una instancia revisora de su contenido, v.gr., cuando se registran antecedentes de violencia moral; o en supuestos de fraude o ilicitud, aspectos que resaltan la especial protección que se brinda a la libre expresión de la voluntad de las partes en instancias de celebrarse el acuerdo (cfr. Ackerman, Mario, “Tratado de Derecho del Trabajo”, T. IV, pág. 708 y sig.), entendimiento que en general se predica de los acuerdos alcanzados en sede administrativa; también se ha admitido el examen de resoluciones homologatorias dictadas por magistrados del fuero de trabajo. Otra gama de fallos marca una diferencia, esta es si en ocasión de la firma del convenio se han planteado -o no- hechos o derechos litigiosos, dado que en el supuesto de no haberlos la resolución homologatoria no adquiere carácter de cosa juzgada (en rigor, para esta tesis no puede arribarse a una transacción por debajo de los pisos que establece la ley laboral). Y en esta línea, se ha admitido la descalificación si de los acuerdos surgen violaciones al orden público que impliquen renuncia de derechos (art. 12, L.C.T.). Por supuesto que también se ha criticado la práctica de los acuerdos homologatorios que se limitan a enunciar de modo abstracto y huero de sustento el texto legal sin aportar ningún antecedente o valoración, lo cual se traduce en una falta de motivación que priva al acto de legitimidad externa y de la presunción que lo ampara (Machado, José Daniel “Homologación de acuerdos y su revisión judicial”. En Revista de Derecho Laboral - Procedimiento Laboral - III, 20081, pág. 105, Rubinzal-Culzoni editores). Es que, en rigor y tal como ocurre en autos, en que existe una resolución homologatoria, se suceden a diario planteos que pretenden la revisión de la misma y tanto los motivos como las vías para intentarlo discurren por diferentes carriles siendo, como consecuencia de ello, distinta la suerte que corren los planteos de acuerdo a la adopción de la postura, por cierto amplia en matices, en que se enrolan los juzgadores, donde algunos armonizan los preceptos en pugna (sin duda la seguridad jurídica con los de orden laboral) mientras que otros, derechamente adoptan una primacía absoluta de estos últimos. De lo expuesto brevemente y como muestra del amplio abanico de posibilidades hermenéuticas que se presentan frente a la posibilidad de revisar -por la vía correspondiente- la sentencia homologatoria, cabe concluir que la respuesta brindada por la Cámara -al concluir que la homologación no había cumplido con los requisitos del artículo 15 de la Ley de Contrato de Trabajo por no estar suficientemente fundada, en tanto consignaba meramente una genérica declaración acerca de la justa composición de intereses y que el convenio había importado la renuncia de derechos laborales en los términos del artículo 12 del mismo régimen legal- se presenta como una conclusión razonable y legalmente admisible desde la óptica constitucional que, aunque pueda o no compartirse, queda exenta de revisión por esta vía extraordinaria. Por cierto, la fulminación de estas resoluciones podrán derivarse de una orfandad de fundamentación, pero provista de ella en base a las normas que así lo disponen (art. 15 L.C.T. y 95, Constitución Provincial), queda en los jueces de la causa la adopción de una u otra postura hermenéutica. Siendo ello así, la postulación recursiva carece de idoneidad suficiente para operar la apertura de esta instancia de excepción en cuanto las alegaciones que la sustentan solo dejan traslucir la mera discrepancia con el alcance otorgado por el A quo a normas de derecho común pero sin lograr demostrar que, en ese cometido, aquel se hubiere excedido del abanico de posibilidades exegéticas que brindan las disposiciones aplicables en la materia con la consecuente conculcación de derechos y garantías de raigambre constitucional. No puede perderse de vista que si el alcance asignado por los jueces versa sobre una temática discutible -circunstancia que se patentiza en autos a partir de lo reseñado- formando parte de una de las corrientes de opinión que razonablemente pueden surgir del texto legal, no es arbitraria. Correspondiendo, en tal sentido, recordar la tradicional jurisprudencia de la Corte nacional acerca de que no reviste dicho carácter (absurdo o arbitrario) una interpretación en materia opinable sustentada en un sector de la doctrina como que la no coincidencia de una parte con el criterio hermenéutico del Sentenciante, no es bastante para tornar viable el recurso extraordinario (Fallos:306:262 y 1054; vid. esta Corte A. y S., T. 182, pág. 230). Corolario de lo expuesto es que el planteo queda reducido a la mera disconformidad interpretativa de la recurrente para con el criterio sustentado por los jueces de la causa en torno a la suerte de lo decidido, en una postura adversa a sus pretensiones, mas sin lograr demostrar configurada una cuestión constitucional idónea para habilitar la instancia ante este Cuerpo, cuya misión es efectuar el control de adecuación de las sentencias al orden jurídico fundamental, pero de ningún modo, sustituir a los tribunales ordinarios en su competencia jurisdiccional. Voto, pues, por la negativa. A la misma cuestión, la señora Presidenta doctora Gastaldi dijo: Coincido sustancialmente con el criterio y con la solución propuesta por el señor Ministro doctor Netri por la inadmisibilidad del presente recurso, pues con los principales a la vista se advierte que las consideraciones que la compareciente expone —con pretendido sustento en principios constitucionales— no logran demostrar como configurados los vicios con los que intenta la descalificación de lo decidido, ello en confrontación con las constancias de la causa. En particular, la interesada sostiene —en esencia— que la Sala arbitrariamente dejó sin efecto un convenio homologado en el que no hubo renuncia alguna a derechos ciertos por parte del trabajador en tanto —dice— éste fue despedido con justa causa y que, en todo caso, importaba el análisis de cuestiones litigiosas y dudosas que habilitaban una transacción. Y, en relación con ello, asevera que el Juez que homologó el acuerdo había contado con los elementos necesarios para valorar que se había arribado a una justa composición de los intereses de las partes. Sin embargo, tales aserciones no resultan suficientes para desmerecer lo resuelto, en tanto no alcanzan a evidenciar la arbitrariedad alegada. Es que del fallo cuestionado se desprende que la Cámara principió su argumentación destacando que en autos la sentencia homologatoria invocada por la demandada para repeler la acción intentada (por diferencias no percibidas en concepto de indemnización por antigüedad, entre otras) resultaba por sí sola insuficiente. Al respecto, consideró que el Magistrado no había contado con las constancias necesarias para resolver fundadamente sino que se había limitado a consignar una genérica declaración acerca de la supuesta "justa composición de intereses"; y, además, estimó que lo decidido en la forma recién expuesta implicaba abdicar derechos irrenunciables. En punto a esto último, el Sentenciante expuso que aquella resolución no había evaluado los términos del supuesto conflicto; y refirió también que la accionada no había demostrado la veracidad de la justa causa de despido invocada sino que, contrariamente, se había limitado a alegar la referida cosa juzgada. En consonancia con lo expuesto, atendiendo a las particulares circunstancia de la causa y —en especial— a la confesión de la propia patronal, la Alzada puso en evidencia el carácter de "convenio de desvinculación" que revestía el acuerdo de marras. En efecto, la Sala entendió (con remisión a similares causas) que en las particulares circunstancias del "sub lite" no podía hacerse lugar a la excepción tal como fuera planteada frente al reclamo por diferencias restantes en concepto de indemnizaciones por antigüedad y sustitutiva de preaviso que el actor entendió incorporados a su patrimonio al haber sido despedido sin justa causa. En tal sentido, es dable colegir que en el entendimiento de la Sala las sentencias homologatorias sólo deben recaer sobre acuerdos en los que mediare discusión y debate respecto de derechos litigiosos o dudosos, en torno a los cuales podrían darse negocios conciliatorios y transaccionales; como así también que, en materia laboral, una transacción válida requiere de controversia o incertidumbre objetiva respecto de los hechos, las pruebas o el derecho. Asimismo, se evidencia que en igual orden de consideraciones, la Alzada bien entendió que el efecto de la cosa juzgada invocada no podía entenderse como concurrente en el caso respecto de créditos que no habían formado parte del acuerdo ni sido objeto del proceso (de homologación), señalando, en punto a ello, la carencia de todo valor de una manifestación genérica de renuncia como pretendía hacer valer la demandada. Razonamientos éstos que cabe inferir involucrados en el presente, no bien se repare en las fundamentaciones normativas de los precedentes a los que remitió la Cámara, y que en modo alguno lucen apartadas de los cánones del derecho laboral y de los principios tuitivos que lo informan. A lo que cabe agregar que el criterio sentencial tampoco resulta desmerecido por las alegaciones de la recurrente, pues, si bien es cierto que la cosa juzgada constituye un aspecto central y liminar del orden jurídico, no lo es menos que el alcance de la misma no puede interpretarse extensivamente. Y en autos el Tribunal a quo interpretó sus efectos de acuerdo a los principios propios de la materia y al alcance que asignó a disposiciones de carácter inderogable (especialmente, el art. 15 de la L.C.T.), entendiendo concretamente que en el "sub lite" la accionada pretendía incluir derechos que no habían integrado la pretensión y que, por lo tanto, no habían sido tenidos en cuenta al emitirse el acto homologatorio. Se advierte, en consecuencia, que lo decidido versó sobre las circunstancias que rodearon la celebración del convenio y los alcances de éste, juzgando, en tal marco, que los efectos de la cosa juzgada alcanzaban a las cuestiones delineadas y especificadas en el mismo; para lo cual el Sentenciante acudió a criterios fácticos y normativos que no lucen -desde el plano constitucionalsuficientemente desvirtuados por la compareciente en su presentación directa ante esta Sede, en tanto aquélla, amén de insistir en su postulación, no logra demostrar cómo resulta insuficiente esa motivación en relación a las singularidades del caso. Por lo que cabe concluir -de conformidad con lo señalado por la Cámara- que la línea argumental de la interesada trasunta su mera discrepancia con los criterios de interpretación del derecho sustantivo y con la valoración de los elementos de prueba y de las actuaciones de la causa que efectuara la Alzada atendiendo a la situación fáctica que deparaba el "sub judice" sobre la base de un nivel de análisis previo, cuestión ésta que resulta propia del ámbito reservado a los jueces ordinarios y -como tal- ajena a la excepcional órbita del recurso de inconstitucionalidad deducido. Entiendo, en consecuencia, que cabe declarar inadmisible el presente recurso. Voto, pues, por la negativa. A la misma cuestión el señor Ministro doctor Erbetta dijo: La revisión de admisiblidad propia de este estadio, me conduce a ratificar la postula sustentada en A. y S., T. 233, pág. 43, criterio que se corresponde con las argumentaciones explicitadas en el voto de la señora Presidenta doctora Gastaldi, al que adhiero. Voto, pues, por la negativa. A la misma cuestión el señor Ministro doctor Falistocco dijo: Como se desprende del relato efectuado, la controversia planteada en autos gira en torno a la validez y alcance del acuerdo al que arribaron las partes y que resultó judicialmente homologado el 22.11.2000. En ese contexto de hecho y de derecho, mientras el actor estima que corresponde que el pago allí convenido (y abonado de conformidad a la modalidad pactada) sea tomado a cuenta -en tanto, dice, no habiendo existido derechos litigiosos ni dudosos ningún pago en menos pudo homologarse judicialmente en tanto a su parte le correspondía la indemnización por despido “in totum”- la demandada asevera que lo convenido ha alcanzado, a partir de su homologación, fuerza de cosa juzgada y por ende resulta irrevisable. De lo expuesto se advierte con claridad que el conflicto jurídico se focaliza en la tensión entre el valor seguridad jurídica, propia de la cosa juzgada y la garantía de la irrenunciabilidad inherente al orden público laboral y que se orienta a dar cumplimiento al ordenamiento protectorio que quita efecto a la voluntad del trabajador (unilateral o bilateral) enderezada a privarlo de un beneficio reconocido a su favor. Ambos extremos de la “disputa” cuentan con la más alta tutela constitucional y preferir uno de ellos implica en cada caso concreto un profundo y meditado equilibrio. Será entonces “el caso” el que determinará qué garantía deberá ceder para dar paso a la otra. Esta temática así planteada y la ponderación de los hechos y pruebas rendidas en la causa en confrontación con los reproches vertidos por la recurrente, me persuaden que el “sub examine” involucra cuestión constitucional que amerita el franqueamiento de esta instancia extraordinaria. Voto, pues, por la afirmativa. A la misma cuestión el señor Ministro doctor Spuler dijo: Mediante resolución registrada en A. y S. T. 233, pág. 43, esta Corte admitió la queja por denegación del recurso de inconstitucionalidad interpuesto por la demandada contra la resolución del 7 de mayo de 2008, dictada por la Cámara de Apelación en lo Civil, Comercial y Laboral de Reconquista por entender que la postulación de la recurrente contaba -prima facie- con suficiente asidero en las constancias de autos e importaba articular con seriedad planteos que podían configurar hipótesis de inconstitucionalidad con idoneidad suficiente como para operar la apertura de esta instancia de excepción. En el nuevo examen de admisibilidad que corresponde efectuar conforme a lo dispuesto por el artículo 11 de la ley 7055, efectuado con los autos principales a la vista, he de propiciar la ratificación del criterio expuesto en oportunidad de admitir la queja, de conformidad a lo dictaminado por el señor Procurador General (fs. 318/320). Ello así, pues comparto los fundamentos brindados por el señor Ministro doctor Falistocco para arribar a la conclusión de que el “sub examine” involucra cuestión constitucional que amerita el franqueamiento de esta instancia extraordinaria. En efecto, a mi entender tal solución se impone al apreciar las particulares circunstancias del caso, en confrontación con lo resuelto por la Cámara y los agravios esgrimidos; en especial, que al rescindirse el contrato laboral, tal hecho no fue incausado sino que, tal como surge del texto de los telegramas referidos por el propio actor existió una causal y, por ende, el despido se debe considerar de carácter litigioso. Además, conforme surge de las actuaciones el actor firmó libremente y sin oposición el convenio que luego fuera homologado; más aún, dictado el auto homologatorio no fue recurrido, sino que, por el contrario, percibió la suma total estipulada en los plazos convenidos sin queja ni reserva alguna. Por todo lo expuesto, voto por la afirmativa. A la misma cuestión el señor Ministro doctor Gutiérrez dijo: Comparto los fundamentos expuestos por el señor Ministro doctor Spuler y por tanto voto en igual sentido. Voto pues, por la afirmativa. A la misma cuestion el señor Juez de Cámara doctor Enrique Arnaldo Girardini, quien resultó designado para integrar el Tribunal por Acta del 24.4.2012 por no existir mayoría suficiente a los efectos de dictar sentencia válida de acuerdo al artículo 14 de la ley 10160, dijo: En concordancia sustancial con los fundamentos expuestos el señor Ministro doctor Netri y por la señora Presidenta doctora Gastaldi, con adhesión del señor Ministro doctor Erbetta y con la conclusión a la que arriban, entiendo que no concurren en el presente los vicios que reprocha la recurrente para descalificar el decisorio en crisis ni para habilitar la vía extraordinaria. La interesada ataca de arbitrariedad el pronunciamiento de la Cámara que revocara la sentencia de primera instancia en cuanto hizo lugar a la excepción de cosa juzgada, en base a la sentencia de homologación de convenio transaccional en los autos "Godoy, Rodolfo y FRIAR S.A. s. Laboral". Sostiene al efecto que no hubo renuncia alguna de derechos ciertos por parte del trabajador, quien fuera despedido con justa causa y que para homologar el acuerdo transaccional el Juez de primera instancia contó con los elementos necesarios para considerar que se había arribado a una justa composición de derechos e intereses. Confrontando los elementos de la causa, no se advierte que lo sostenido por la interesada supere la mera discrepancia ni evidencie entidad suficiente para descalificar lo resuelto por la Alzada. En su examen, la Cámara analiza aquellos aspectos esenciales que le permiten concluir en la falta de legitimidad del convenio de desvinculación invocado. Destaca, citando precedentes propios, la insuficiencia de una declaración genérica de la justa composición de intereses, evidenciando la omisión del contexto de descubrimiento de los hechos y el contexto de justificación que otorga legitimidad al decisorio, a la par que ubica la cuestión en su aspecto sustancial de irrenunciabilidad e indisponibilidad en respeto al orden público laboral, cuando no surge de aquel descubrimiento la necesaria vigencia de la litigiosidad, ni se encuentra probado que haya existido causa justificante del despido. Como bien lo advierte en tal sentido el Ministro Netri en los fundamentos de su voto, con cita de Machado, cuando sostiene "...lo cual se traduce en una falta de motivación que priva al acto de legitimidad externa y de la presunción que lo ampara". Si bien lo expuesto entra en contienda con otro valor constitucionalmente receptado cual es el de la seguridad jurídica, no es menos cierto que cuando se ve comprometido un derecho fundamental -la dignidad de la persona que trabaja- y se afecta ab initio un derecho de libertad, a partir de la situación de necesidad que contiene la necesidad de trabajar que se agrava ante el despido cuya causa no se ha probado, la conciencia ético jurídica adquiere mayor exigencia para la efectiva realización de aquellos principios que inspiran el orden público laboral consagrados constitucionalmente, y por lo tanto cede aquella seguridad jurídica que no se sustenta en los contextos de descubrimiento y justificación adecuados. No advirtiendo que el planteo argumental de la interesada logre superar la mera discrepancia con los criterios de interpretación del sustento fáctico y normativo efectuado por la Cámara, y que aquél no alcanza a justificar el recurso de inconstitucionalidad deducido, entiendo cabe declarar inadmisible el presente recurso. Voto, pues, por la negativa. A la segunda cuestión, el señor Ministro doctor Netri dijo: Atento el resultado obtenido al tratar la cuestión anterior no corresponde pronunciarse sobre ésta. Así voto. A la misma cuestión, la señora Presidenta doctora Gastaldi, los señores Ministros doctores Erbetta, Falistocco, Spuler y Gutiérrez y el señor Juez de Cámara doctor Girardini expresaron idéntico fundamento al vertido por el señor Ministro doctor Netri y votaron en igual sentido. A la tercera cuestión, el señor Ministro doctor Netri dijo: Atento el resultado obtenido al tratar las cuestiones anteriores, corresponde declarar inadmisible el recurso interpuesto. Costas al vencido (art. 12, ley 7055). Así voto. A la misma cuestión, la señora Presidenta doctora Gastaldi, los señores Ministros doctores Erbetta, Falistocco, Spuler y Gutiérrez y el señor Juez de Cámara doctor Girardini dijeron que la resolución que correspondía adoptar era la propuesta por el señor Ministro doctor Netri y votaron en igual sentido. En mérito a los fundamentos del acuerdo que antecede, la Corte Suprema de Justicia de la Provincia RESOLVIÓ: Declarar inadmisible el recurso de inconstitucionalidad interpuesto. Costas al vencido. Registrarlo y hacerlo saber. Con lo que concluyó el acto, firmando la señora Presidenta, los señores Ministros y el señor Juez de Cámara, por ante mí, doy fe. Fdo.: GASTALDI-ERBETTA-FALISTOCCO-GIRARDINI-GUTIÉRREZ-NETRI-SPULERFernández Riestra (Secretaria)