La fiducia. Se entendía por contrato real aquel que exigía para su

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OBLIGACIONES
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La fiducia. Se entendía por contrato real aquel que exigía para su formación la
entrega de una cosa con el consentimiento de las partes. Esta entrega del objeto
era necesaria para producir la obligación de restituir; los contratos reales del
derecho romano tienen este carácter, en toda legislación. Indudable que la simple
convención de hacer un préstamo, por ejemplo, en derecho romano no obliga,
pero el contrato mismo de préstamo no se formaría sino después de la entrega
de la cosa. El elemento material respondía a una necesidad de hecho y de razón
más bien que a una pura solemnidad de forma.
La entrega y la convención no creaban una obligación civil; el accipiens no
estaba obligado desde luego sino por una acción ex delito en el caso en que la
mala fe era más notoria (depósito necesario para el cual la ley de las Doce
Tablas daba acción al doble, y más tarde acciones pretorianas in factum.)
Después se transfería la propiedad de la cosa al accipiens por mancipatio o in
jure cesio, agregándole un pacto de fiducia relativo a la restitución de la cosa,
fiducia cum amico, para el comodato y el depósito; cum creditore para la
prenda. En cuanto a la cosa, el adquirente propietario estaba investido de todas
las acciones. El pacto de fiducia no fue sancionado desde el principio. El
enajenador no tenía sino las acciones in factum, pero más tarde se le concedió
la actio directa fiduciae in jus de buena fe, y el adquirente mismo tuvo una
actio fiduciae contraria para hacerse reembolsar los perjuicios causados en
razón de la cosa y de las expensas hechas.
La fiducia se consideró como un contrato de derecho civil, formado re,
sinalagmático imperfecto.
El enajenador no tenía sobre la cosa ni derecho de preferencia, ni de
persecución. La simple entrega de la cosa con el pacto adjunto para la
restitución la reemplazó, y bajo la influencia del que se había hecho para la
fiducia, fue sancionada por las acciones contractuales, y así aparecieron las
otras clases de contratos reales:
Mutuum, depósito, prenda,
El mutuum (préstamo de consumo). Era un contrato por el cual el prestamista
transfería la propiedad de ciertas cosas al deudor y se las entregaba con cargo
para este de restituír cosas de la misma especie, en la misma cantidad y de la
misma calidad. Se necesitaba un datio con intención de realizar un mutuum, a
fin de que hubiera contrato, y no una simple traslación de propiedad.
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