Cómo enfrentarse con éxito a un auditorio

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Expertos
en Excelencia
p
Miguel Ángel Guisado
Socio-director de Habilor y profesor de la MBA Business School
Cómo enfrentarse
con éxito a un
auditorio
La excelencia en comunicación se mide en términos emocionales. El comunicador excelente es aquel que
prepara a conciencia la exposición, que respeta a su audiencia, que conecta con ella y que es capaz de
interpretar su mensaje… ¡y terminar un minuto antes de lo esperado!
La comunicación no ha de entenderse exclusivamente como la
capacidad de subirse a una tarima y
arengar a los feligreses. La comunicación se expresa de muchas más
formas de las que conscientemente
pensamos: se comunica con el
ejemplo, con la actitud, con el respeto, con el comportamiento…
hasta con el silencio. ¿Puede usted
nombrar un líder que no haya sido
un buen comunicador? Y no pensemos tan sólo en líderes políticos,
donde puede confundirse la jefatura de su formación política con el
auténtico liderazgo.
Pero no es sólo cuestión de liderazgo. Todos precisamos de esta
capacidad. De hecho, debería estudiarse en los colegios. Quien
domina y maneja las herramientas
¿Puede
nombrar un líder
que no haya
sido un buen
comunicador?
de comunicación gana en seguridad y en resultados. Ya adultos, en
el desempeño de labores profesionales, deberían preocuparse por
mejorar todos aquellos que han de
dirigirse en alguna ocasión a grupos -más o menos numerosos- de
personas. Porque ¿para qué arriesgarse a frustrar nuestro trabajo y
esfuerzo de años en los quince
minutos que dure nuestra presentación y perjudicar así nuestra imagen para siempre?
En general, circulan dos mitos
contrapuestos: por un lado, aquél
que dice que el orador no nace,
sino que se hace y, por otro, los
que sostienen que hay personas
con cualidades innatas, que han
nacido para ello. Ambas opiniones
tienen valor y contienen verdad,
pero también dan visiones parciales de la realidad. No se puede
negar que al que tiene mayor arrojo, menor vergüenza y más elocuencia le costará menos plantarse
ante un escenario que al de carácter tímido. Pero creo estar en condiciones de asegurar que si el tímido tiene la voluntad y predisposi-
Perfil del experto
Ingeniero Superior Industrial por la Universidad Politécnica de
Madrid (UPM), Miguel Ángel Guisado, nacido en Santa Cruz de
Tenerife en 1965, fue Business Development Manager para
Latinoamérica, España y Portugal de la división de Tecnología
Médica de la multinacional Drägerwerk AG en Lübeck. A su paso
por la política, fue Consejero de Desarrollo Económico, Industria y
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Septiembre de 2010 - Dirigentes
Comercio del Cabildo Insular de Tenerife, entre otras ocupaciones.
Actualmente es profesor de Habilidades Directivas del Master
Executive de MBA Business School y de ENIC, escuela de Negocios
de las Islas Canarias. Fundador y director de la marca Hábil-orientación en habilidades directivas, fue elegido Mejor Profesor de la
promoción 2008/2009 del Master Executive MBA Business School.
izq: Steve Jobs, fundador de Apple, uno
de los grandes comunicadores del mundo
empresarial, dedica horas de trabajo con
asesores antes de cada presentación. der.:
curso de Habilor dirigido por M.A. Guisado
ción necesarias, si se entrega a la
práctica y al trabajo de mejorar,
podrá ser infinitamente mejor que
el atrevido que piensa que no necesita aprender.
Posiblemente, la cualidad más
importante para ser un buen comunicador es la humildad. El auditorio cree (y lo cree de verdad) que
atiende más al contenido… pero lo
cierto es que son nuestros sentidos
los que hacen el trabajo “sucio”,
los que posibilitan que el mensaje
oído sea realmente escuchado y
asimilado. Esto funciona de manera automática, inconsciente. El
error más frecuente es no preparar
detalladamente la manera en que
voy a contar mi historia, dónde
voy a hacer una pausa, dónde voy
a enfatizar, cómo me he de mover,
cómo es la sala, saber quién va
estar… En definitiva, la falta de
preparación, el considerar que la
forma de exponer es algo que surgirá en el momento.
El nivel de comunicación en nuestro país es, en general, muy bajo.
Venimos de una cultura de formación centrada en el “qué” y no en
el “cómo”. En el terreno de la política es más criticable, si cabe, el
hecho de que no se preocupen por
aprender o perfeccionar sus habilidades de comunicación, en tanto
Podemos reducir
un auditorio de
seiscientas
personas a un
grupo de seis
que saben que han de ponerlo en
práctica con frecuencia, y que sus
intervenciones influyen tanto en el
rendimiento de su formación política como en la sociedad en su
conjunto. He visto mayor predisposición a aprender en los empresarios que en los políticos, pero
esta realidad está empezando tímidamente a cambiar. Los profesionales y empresarios, sin embargo,
siguen sin conceder credibilidad
suficiente al hecho de que una
buena comunicación puede repercutir positiva y directamente en su
cuenta de resultados…y, por
supuesto, en su imagen personal y
empresarial. El simple hecho de
querer hacer un curso sobre cómo
comunicar mejor en público distingue a quienes lo hacen: suelen
ser personas de gran calidad
humana y profesional.
Picasso decía que la inspiración
debe encontrarte trabajando y
Beethoven sostenía que el genio se
compone de un 2% de talento y un
98% de perseverante aplicación.
Aquí pasa lo mismo. Pocos esperan
que un curso sobre esta materia les
aporte un incremento de su autoestima y la seguridad que da el saber
dónde tienen que prestar mayor
atención y esfuerzo para mejorar.
De nuestros cursos se llevan las
pequeñas sutilezas y matices que
hacen que sus intervenciones en
público sean más que notables.
La magia existe: podemos reducir
un auditorio de seiscientas personas a un grupo de seis. Las técnicas son, entonces, las mismas.
Pero la calidad de un orador se
puede medir si es capaz de hacer
sentir a cada una de las seiscientas
(o de las seis) personas que la conferencia, las palabras… están dedi7
cadas especialmente a ella.
Dirigentes - Septiembre de 2010
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