SEGMENTACION DE PUBLICOS Técnicas para la identificación de receptores. Influencia y persuasión en los públicos receptores La efectividad en la comunicación se alcanza cuando se logra una combinación del logos (lógica) y el pathos (las emociones). En el caso de la comunicación para audiencias amplias y/o públicos segmentados se requiere previamente cumplir con normas básicas que permitan una mayor eficacia: 1) Puesta en Escena: Considera la percepción visual que tendrán de quién comunica los receptores. Hay una regla básica que consiste en dividir el escenario en tres partes iguales tanto en forma vertical y horizontal. De manera que se forman lo que se denomina el punto focal. 2) Punto Focal: Jamás debe quedar al centro sino más bien situado en uno de los ejes donde se combinan los vértices de las líneas imaginarias verticales y horizontales y que significa que la tarima o el podio quede emplazado a un costado. tarima 3) Escenario: Es el espacio donde el comunicador debe ser el objeto de atención y que permita que nada distraiga la percepción visual y auditiva del auditorio. Debe estar despejado de elementos accesorios. La iluminación, sea natural o artificial, debe permitir que el comunicador sea bien percibido desde todos los ángulos. 4) El cuerpo: Comunicamos no solamente con nuestras palabras y exclamaciones. También lo hacemos gestualmente a través de la más amplia gama de movimientos que efectuamos con nuestro cuerpo y extremidades. 5) Los colores: Los colores que utilizamos en el escenario son parte del idioma con que comunicamos. Los más llamativos son el amarillo, rojo y verde. Por lo general hay que evitarlos salvo un interés ex profeso de querer llamar la atención. El negro es un color triste. Si bien sobrio no se debe abusar de este tono. El blanco es un color que ilumina y entrega formalidad y ayuda a las combinaciones con otros tonos más planos como los grises y azules. 6) Técnicas de apoyo: Hoy en día es frecuente el apoyo de los data show. Hay que tener claro que las transparencias son un apoyo y jamás un reemplazo de lo que vamos a comunicar. No debemos permitir que las transparencias se conviertan en el centro de una exposición. Son un complemento. Nuestro discurso es para ser oído y no leído. En consecuencia, debemos saber de antemano cuáles serán nuestros énfasis e ideas y mensajes claves que queremos transmitir. 7) Conociendo al “enemigo”: Debemos conocer lo que la audiencia está dispuesta a aceptar y rechazar, cuáles son los grados de formalidad que debemos tener (lenguaje técnico, sofisticado, folclórico, palabras en doble sentido, garabatos, etc).L las frases deben ser cortas, claras, precisas. 8) La argumentación: Un comunicador que tiene la intención de persuadir y convencer debe trabajar más con certezas que con emociones. Debemos evitar palabras como “creí que” o “pensé que”. En consecuencia nuestra argumentación se basa en la calidad del material informativo y su expresión. El primero es lo que respalda y avala y le da credibilidad a nuestra comunicación y la segunda es la manera como presentamos nuestras ideas y las expectativas que puedan generar. 9) Alerta: Así como el inicio en la comunicación es muy importante el final lo es igual, pero por razones distintas. La conclusión tiene dos partes: para cumplir con el propósito de la persuasión: rescatar los argumentos principales utilizados en nuestra exposición y recuperar la proposición. No hay que confundir conclusión con cierre. Según la Real Academia la última parte de nuestro discurso es donde se “enumeran las pruebas para tratar de mover con más eficacia el ánimo del auditorio”. 10) El público receptor: Para tener claro el objetivo de nuestro discurso y lograr empatía con nuestra audiencia es necesario conocerla: cantidad de personas ante las que hablaremos, sexo predominante, edad del auditorio, gustos e intereses, , nivel de educación, expectativas, información que tenga del tema y diferencias culturales. Clases de público: Hay público educado, público popular, público homogéneo, público heterogéneo, público interesado y público desinteresado. Público educado: Es aquel al que se le puede hablar con un lenguaje acorde a su nivel y ofrecer argumentos lógicos. Ante este tipo de audiencias hay que estar muy bien informado. Público popular: Es un público con experiencia y grandes vivencias e intuitivo. Hay que hablar de manera honesta con un lenguaje claro, simple y con ejemplos cotidianos. Público heterogéneo: Es una audiencia variada en edades, sexo, posturas religiosas y políticas y los temas deben ser abordados con una óptica muy amplia. Público homogéneo: Es uniforme y ordenado por sexo, edades, profesiones o intereses. El discurso debe ser bien preparado y estar bien informado. Público interesado: Tiene la disposición a aprender y escuchar. Con ellos hay que abordar los temas desde las emociones para ser más cercanos. Público desinteresado: El gran desafío es que los asistentes logren aprender y participar. Experiencia valiosa: El público desea confiar en el comunicador. Las audiencias desean conocimientos útiles para mejorar su vida y su entorno laboral.