Estimados profesores, compañeros y demás miembros del

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Estimados profesores, compañeros y demás miembros del
colectivo universitario, familiares y amigos que habéis
querido acompañarnos en este acto de entrega de orlas,
buenas noches.
Permítanme un saludo especial al señor Vázquez-Figueroa
que a pesar de sus múltiples compromisos, ha hecho un
huequito para apadrinarnos.
En primer lugar, me gustaría dirigirme a mis compañeros
de promoción, para expresarles el honor que supone para
mí la oportunidad que me brindan de poder decir estas
palabras en representación de todos ellos, al menos eso
espero, en este emotivo acto en el que muchos de nosotros
ponemos fin a este periodo universitario.
Cuando se me propuso decir estas palabras, aparte de
muchos nervios, me vinieron a la cabeza multitud de
pensamientos, vivencias y anécdotas, tantos y tan
variados, que creía que no me daría tiempo ni en veinte
actos como este para no dejarme nada en el tintero. Pero,
por suerte para ustedes, finalmente ha resultado una
charlita muy breve, ya que en el momento de tomar lápiz y
papel y ponerme manos a la obra, no sé si por el exceso de
responsabilidad, o aprovechando la tan recurrida excusa de
ser de ciencias, o porque ese día las musas estaban
atendiendo a nuestro padrino, el caso es que no era capaz
de hilvanar tres frases seguidas y de repente había olvidado
todo lo que en un primer momento me había recorrido la
mente. Y era mucho, nada menos que cuatro años (bueno,
quien dice cuatro, dice alguno más), en los que hemos
dedicado todos o casi todos nuestros esfuerzos para
intentar alcanzar una de las primeras metas que hemos
elegido por nosotros mismos. Comenzamos por buscar una
titulación que nos lleve a una vida profesional exitosa y
además conseguimos amistad, experiencia, desarrollo
personal y todas las herramientas necesarias para
enfrentarnos al mundo de ahí fuera. Gracias, a todos los
compañeros, porque hemos formado un equipo que se unió
un día por casualidad con un fin común y hoy estamos aquí
celebrando este acto conseguido con compañerismo,
trabajo en equipo y por supuesto, el esfuerzo personal de
cada uno, superando todos los baches que nos hemos ido
encontrando en este largo camino. Esta es la ocasión de
celebrar todos los buenos momentos que hemos pasado y
de cómo hemos sabido convertir hasta las prácticas más
largas y en el peor horario del mundo, en algo divertido,
donde compartíamos algo más que conocimientos con unas
altas dosis de buen humor y risas
Para todos nosotros termina un periodo donde los objetivos
estaban claros. Sabíamos, en definitiva, que debíamos
cumplir una serie de tareas concretas: superar trabajos,
exámenes, un proyecto final de carrera...
Nos puede
parecer que la etapa que comenzaremos a partir de ahora
está llena de incertidumbre, pero aquí reside precisamente
el comienzo de nuestro gran “desafío personal”.
Durante la carrera se nos ha aportado conocimientos
suficientes o las herramientas para adquirirlos con la
implicación de la mayoría del profesorado, una implicación
que en ocasiones se extiende a la dimensión humana
ayudando al alumno también en problemas no académicos.
Gracias por vuestra paciencia y dedicación. Creo que los
alumnos de esta promoción se van con una grata imagen
de sus profesores, como espero que vosotros de vuestro
alumnado. En este sentido me permito hacer un apunte
personal y agradecer a Mariano Chirivella su gran apoyo
durante tantos años, y qué momento mejor que este, ya
que sin sus consejos de “viejito” y su gran humanidad,
probablemente no hubiera llegado a la meta de este
proyecto que empecé con tanta ilusión hace ya algún
tiempo.
Pero no todo van a ser flores: Reconozco que a fecha de
hoy, y tal como está planteado el sistema, la enseñanza se
centra sobre todo en potenciar la adquisición de
conocimientos; y por tanto, a lo largo de la carrera se ha
ido quedando diluidas aquellas acciones orientadas a
fomentar otras cualidades como: capacidad de análisis y
síntesis, mentalidad abierta a contenidos cambiantes,
capacidad creadora e innovadora, el sentido práctico, el
sentido emprendedor….
La capacidad de maniobra del profesorado en este sentido
puede haber sido escasa, pero nosotros, los alumnos, nos
perdemos igualmente en la vorágine del devenir del curso,
y no hemos dedicamos mucho tiempo para que las cosas
cambien.
Son muchos los esfuerzos que se realizan para acercar los
ámbitos
universidad-empresa-sociedad,
pero
somos
conscientes del largo camino que aún queda por recorrer.
Sin embargo, ejemplos de pasos en esa dirección lo es la
implicación de organismos como el Colegio Oficial de
Ingenieros Técnicos Industriales o de empresarios como D.
Luis García de la empresa TBN que siempre han prestado
su apoyo incondicional a acciones que favorezcan
especialmente al alumnado, incluyendo su inestimable
ayuda en la organización de este acto.
Llegados a este punto, para comenzar la nueva etapa que
nos espera con buenas energías (renovables o no), vamos
a contagiarnos de nuestro padrino, el Sr. Alberto VázquezFigueroa, y permitiéndome una licencia, quisiera realizar
una declaración de los motivos que nos han llevado a
pensar en él como la persona más adecuada para ocupar
en este acto una figura tan significativa para nosotros. Sin
duda, es, ante todo, un escritor muy famoso, y solo con
esto ya nos llenaríamos la boca de contar con su presencia.
Pero para nosotros, son más importantes las cualidades
que representa y que mucho tienen que ver (o deberían ser
inherentes) con el perfil de un buen ingeniero. Como él bien
dice, no es un inventor, sino una persona curiosa por
naturaleza, perseverante, observadora de los detalles y de
los procesos, con una enorme capacidad de extrapolar
experiencias, o realizar lo que técnicamente conocemos
como simulaciones, abanderando siempre la premisa de “a
cualquier problema hay que saber plantearle soluciones”, o
también “la mejor solución no es siempre la más costosa
económicamente”. Ojalá también sepamos adquirir su
capacidad de luchar por ideas y proyectos, sin dejarse
abatir por las adversidades.
Bueno, mis queridos compañeros, hemos pasado una de las
mejores etapas de nuestra vida, quizás es pronto, porque
después de estos cuatro años de estudio, tensión, nervios
(sobre todo en época de exámenes), todos estamos un
poco deseando que llegara este momento y así poner fin a
nuestra etapa en la Universidad; pero algo de cierto debe
tener cuando tanta gente, yo diría que toda la que ha
pasado por esta situación, nos dice “ya verás como lo echas
de menos, la etapa universitaria es la mejor” y tú, claro, le
dices o piensas para ti, seguro que a este no le toco
aguantar .................. bueno dejémoslo ahí, pero seguro
que en numerosas ocasiones nos acordamos de esta etapa
tan enriquecedora.
Una cosa esta clara y no podemos obviarlo, algunos
momentos malos se pasan, pero con una rápida mirada
atrás se llega a la conclusión que los momentos buenos han
sido más y mejores.
Nuestro intenso periplo universitario acaba aquí, con este
acto. Atrás quedan estos años que nunca olvidaremos, en
los que han pasado muchas cosas en nuestras vidas, hemos
ido madurando personal e intelectualmente, hemos
aumentado nuestras relaciones personales en la cafetería,
en la biblioteca (en la que a veces también estudiábamos
algo) y hemos dado la lata muchísimo en cada uno de los
servicios universitarios: administración, reprografía, donde
todos o casi todos han sabido aguantarnos nuestros nervios
y prisas con una paciencia que pareciera de santos. Me
gustaría que aunque sea por latosos duremos en el
recuerdo de todos ellos como ellos durarán en el nuestro.
Espero no haberles aburrido en exceso, solo me queda
felicitar a todos mis compañeros y por supuesto a mi
misma.
Gracias por vuestra atención y buenas noches.
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