CONSTRUYENDO PAZ EN LAS RELACIONES LABORALES Dr. Nelson Larrañaga Zeni1 1. La falta de paz laboral Hace un tiempo que venimos expresando que nuestras relaciones laborales no funcionan bien2. Una muestra de ello, es la importante cantidad de conflictos, jornadas de trabajo perdidas, y algunos paros generales que se registran a lo largo de un año3. Esta falta de paz laboral se repite año tras año y ahora, en estos últimos meses del presente año, algunos conflictos laborales se manifestaron con hechos de violencia extrema. Si bien éstos pudieron haber sido producto de una coyuntura de enfrentamiento de intereses inconciliables, todos los actores laborales tienen que rechazar estas conductas violentas y trabajar intensamente por la paz para que no se vuelvan a repetir. Una de las razones por las cuales los conflictos ocurren es que algunos actores laborales no tienen asumido que la paz laboral debe construirse todos los días, cambiando la confrontación por el diálogo colaborativo y responsable, sin que ello signifique abandonar la defensa de los respectivos intereses. Esta actitud debe manifestarse en todos los niveles de las negociaciones (cúpula, ramas de actividad y empresas). Los intereses se pueden defender y obtener mejoras, sin asumir una actitud permanente de reacción conflictual inmediata, al menor atisbo de dificultades en la negociación colectiva. Los conflictos no van a desaparecer, pero sí se puede trabajar para contenerlos con inteligencia, y así mitigar los efectos negativos que provocan, tanto del punto de vista humano, social y económico. Se debería preservar el objetivo final que es lograr la paz laboral 2. Las señales de paz del nuevo gobierno El nuevo gobierno dio varias señales que manifiestan su voluntad de tener otro enfoque de las relaciones laborales que el gobierno anterior, a pesar de que los jerarcas principales provienen del movimiento sindical. Son señales que indican dar un oxígeno y así permitir un cambio de aire en las relaciones laborales, con una tendencia estratégica de pacificación y de trabajar en conjunto para prevenir y solucionar los eventuales conflictos. 1 Director de la práctica legal en Relaciones Laborales y Seguridad Social de FERRERE Abogados. Autor de varios libros, entre los que se destacan: Las relaciones laborales colectivas uruguayas, Editorial Amalio M. Fernández, Montevideo, 2014, y La seguridad social uruguaya, 2ª. edición actualizada, marzo de 2015, misma editorial. Abogado líder en Relaciones Laborales en Uruguay según las publicaciones internacionales Chambers&Partners Latín América y Legal 500. 2 Últimamente hicimos referencia a este tema en nuestra nota titulada Intranquilidad laboral (Diario El Observador, Montevideo, edición del 4 de diciembre de 2014). 3 A vía de ejemplo, en el año 2014, existieron 125 conflictos, 1 paro general parcial y 1.098.703 jornadas perdidas totales. En el año 2013 se registraron 124 conflictos, 4 paros generales parciales y 1.659.605 jornadas perdidas totales (Fuente: Las Relaciones Laborales 2010-2014 y perspectivas, págs. 12 y 13, Diciembre 2014, Instituto de Relaciones Laborales de la Universidad Católica del Uruguay). 1 La primera señal fue la decisión de integrar un representante de los empleadores en el equipo de la administración de las relaciones laborales. Esto es una muestra de que la opinión de este sector va a ser escuchada y de que se va a trabajar con equilibrio, y con el afán de armonizar los intereses de los actores laborales. Esta última es la verdadera misión que tiene el Ministerio de Trabajo: contribuir al desarrollo armónico de las relaciones laborales, mediante la promoción y articulación de los intereses de los sectores sociales4. La tarea de articulación tiene como requisito esencial el no tomar posición favorable a los intereses de una de las partes. La misión de guardar el equilibrio requiere escuchar a los actores, realizar propuestas desprovistas de toda ideología previa, y siempre mirando que el objetivo final es lograr que las relaciones laborales sean pacíficas y civilizadas. Este es un buen comienzo para trabajar en la construcción de la paz en las relaciones laborales. Esta es una forma de practicar lo que la OIT llama gobernanza de las relaciones laborales, que postula la participación activa y efectiva de los actores laborales, junto a los representantes del gobierno en esta área. El objetivo es trabajar juntos, en un marco de permanente diálogo social de buena fe y productor de propuestas y contenidos, que luego se constituyan en plataformas de proyectos de mejora de las relaciones laborales. La segunda señal que envió el gobierno fue la de comprometerse a instalar un grupo de trabajo tripartito de alto nivel, que tiene como objetivo analizar las recomendaciones del Comité de Libertad Sindical sobre modificaciones a la Ley de negociación colectiva y proponer un proyecto de ley de consenso. El acuerdo tripartito firmado el 19 de marzo de 2015 es un gran paso para trabajar en la paz laboral, en la medida que los actores sociales se comprometieron a dialogar intensamente para resolver este tema a partir del próximo 23 de abril. La tercera señal del gobierno fue que el 20 de marzo de 2015 instaló formalmente el Consejo Superior Tripartito en el sector privado y en el sector público. Ambos Consejos fueron creados por Leyes de negociación colectiva dictadas en el año 2009. En nuestra opinión, esta es otra vía para trabajar en la paz laboral por cuanto en los respectivos Consejos se reúnen representantes de alto nivel de los actores sociales y del gobierno. Este primer nivel de negociación debería funcionar en forma permanente, con reuniones periódicas y agenda predeterminada, sin perjuicio de incluir temas urgentes si las circunstancias lo ameritan. En el pasado, el Consejo Superior Tripartito en el sector privado funcionó en forma intermitente y de manera bastante informal, no existiendo conformidad de los actores sociales respecto de su dinámica y actuación. El Consejo del sector público prácticamente no existió. El Consejo Superior Tripartito del sector privado debería tener exclusivamente una función deliberativa, consultiva, y bajo ningún aspecto debería decidir en ninguna cuestión, como hoy lo hace según se lo autoriza la Ley 18.566. Este aspecto debería incluirse en la agenda del grupo tripartito que trabajará en la modificación de la Ley mencionada. 4 Decreto 280/013, de 2 de setiembre de 2013 (Anexos I y II). 2 Este Consejo debería ser consultado por el gobierno y el Parlamento en todas las cuestiones relativas a proyectos o propuestas que se propongan lanzar en el área laboral. Este Consejo debería funcionar como una fuente de aportes –si fueran consensuados, mejor-en todos los temas de las relaciones laborales. Estos documentos deberían ser utilizados como plataforma para construir en forma sinérgica las mejores propuestas y soluciones a los problemas conflictuales que aquejan a las relaciones laborales, para así dotarlas de paz. Este es el camino que nos señala la OIT desde su fundación y hasta nuestros días, donde el buen funcionamiento del tripartismo laboral es una muy buena señal para todos (actores locales e internacionales), de que estamos en un país de avanzada, donde se puede confiar en radicar inversiones productivas en tanto las relaciones laborales son civilizadas. En el segundo nivel de negociación (rama de actividad), los Consejos de Salarios deberían ser un ámbito de armonía de intereses y no de permanente conflictividad5. Las propuestas deberían ser moderadas, atendiendo la realidad económica interna e internacional. Se debería apostar a un trabajo paciente y pacífico parar lograr acercar las posiciones, debiendo reinar la buena fe y la confianza recíproca. Las partes se deberían esforzar en identificar los temas comunes en los cuales comprometerse a trabajar en conjunto (por ejemplo, en formación profesional, salud y seguridad laboral, prestaciones sociales, etc.). Este acercamiento en los temas comunes será de mucha ayuda para acortar las diferencias en los temas más sensibles, como lo son los salariales y otras condiciones de trabajo. Esta misma dinámica debería presidir las relaciones laborales en el tercer nivel de negociación, que está constituido por las empresas. En este ámbito deberían funcionar ámbitos bipartitos permanentes, con reuniones periódicas y con una agenda de temas propuestos por las dos partes. El compromiso es trabajar juntos, de buena fe y con confianza recíproca. El convenio colectivo es un instrumento de paz laboral. En los acuerdos a que se lleguen, entre otras, no deberían faltar las cláusulas de prevención del conflicto, regulando el necesario agotamiento de varias etapas antes de llegar al mismo. También debería incluirse una amplia cláusula de paz, que garantice que todos los temas que formaron parte de la negociación, no se volverán a plantear mientras el convenio se encuentra vigente. También deben estar reguladas las consecuencias para el caso de incumplimiento, de manera de reforzar la voluntad de las partes. Deberían también preverse supuestos veraces y tangibles que puedan dar lugar a la renegociación de un convenio colectivo durante su vigencia (Cláusula de Salvaguarda), y mecanismos ágiles y eficaces para permitir que una empresa con dificultades, pueda renegociar un convenio que no le sea posible cumplir (Cláusula de Descuelgue). 5 En diversos trabajos hemos sostenido que los Consejos de Salarios deben rediseñarse, por ejemplo, en cuanto a sus competencias en tanto en ese ámbito solo deberían negociarse los salarios mínimos y sus ajustes. Para ello, hay que modificar la Ley 18.566 de negociación colectiva, como lo recomendó la OIT (entre otros, puede verse el libro de mi autoría: Las relaciones laborales colectivas uruguayas, ob. cit.). Este tema debería estar presente en la agenda del grupo de trabajo tripartito que comenzará a trabajar el 23 de abril de 2015. 3 Finalmente, el convenio colectivo debería contener una cláusula que resolviera el punto de las consecuencias del vencimiento del plazo del mismo. Como se sabe, la Ley vigente prevé que el convenio colectivo sigue rigiendo más allá del vencimiento del plazo hasta tanto no se firme un nuevo convenio (es la llamada ultraactividad). La Ley permite que las partes lo regulen de manera diferente estableciendo la caída total o parcial de lo acordado en el convenio al vencimiento del plazo. 3. La garantía del ejercicio de los derechos fundamentales En el sector privado, el gobierno puede hacer mucho para contener algunas conductas que se desarrollan en algunos conflictos, que excluyen el ejercicio de derechos de otros actores (ocupación del lugar de trabajo y piquetes). Las personas que quedan excluidas del ejercicio de sus derechos fundamentales quedan descreídas del sistema de garantías y sienten indefensión. Existen mecanismos legales administrativos que dotan a los Organismos públicos de competencias para garantizar el ejercicio pleno y efectivo de los derechos fundamentales (Derechos a la libertad de trabajo y de empresa, entre otros). El Ministerio del Interior a través de la Policía, y el Ministerio de Trabajo en su función de mediador en los conflictos deberían ser más proactivos en proteger en forma inmediata los derechos vulnerados, sin que los perjudicados tengan que recurrir a la Justicia, que no tiene los resultados urgentes que se requiere en esta emergencia. En nuestra opinión, no es una buena señal que una empresa se retire del país porque no se le dieron garantías de respeto de sus derechos o que no vengan inversiones productivas porque los inversores avizoran que el ambiente laboral no es propicio o que los trabajadores adviertan que nadie protege su derecho a ejercer la libertad de trabajo. 4. La continuidad de todos los servicios públicos Finalmente, el gobierno debería tener en cuenta que por mandato constitucional, todos los servicios públicos no pueden interrumpirse por efecto de los paros6. La Ley 13.720 ordena a la autoridad pública organizar los servicios mínimos necesarios para garantizar su continuidad. La realidad enseña que un conflicto en un servicio público no se encapsula en una empresa o en un Organismo, sino que se derrama en varios sectores de la sociedad, afectando derechos fundamentales7. Debe destacarse que esta obligación de mantener funcionando los servicios públicos, no comprende solo a los servicios esenciales en sentido estricto (que son los que garantizan la vida, salud y seguridad), sino también al resto de los servicios públicos (por ejemplo, enseñanza pública, transporte público, puertos, aduanas, aeropuertos, registros públicos, justicia, etc.). Estos últimos servicios públicos mencionados son los que la OIT califica como servicios de utilidad pública de importancia trascendental, y respecto de los cuales, el gobierno debería organizar servicios mínimos para garantizar su continuidad en caso que se 6 Art. 65. Esto se comprueba, por ejemplo, con los paros generales en la salud y enseñanza pública y el transporte público. 7 4 decida un paro. Los trabajadores que no están comprendidos en los servicios mínimos pueden seguir ejerciendo su derecho de huelga. Los que están afectados a cumplir con los servicios mínimos, deben trabajar según la Ley 13.720. 5. La construcción de nuestra marca laboral En fin, hay mucho por hacer para mejorar nuestras relaciones laborales. Lo más importante es ponerse de acuerdo en el diagnóstico, los objetivos y los planes de acción para lograrlos. Debemos ser capaces de construir relaciones laborales de buena calidad y pacíficas. Con el norte de que si construimos una marca país de que las relaciones laborales uruguayas son las mejores en la región, con una baja conflictividad, y donde los conflictos que surjan se resuelven en forma civilizada sin excluir ningún derecho, nuestro país podrá tener más inversiones productivas que generen empleos de calidad. 5