activacion cardiaca normal - Bernardo Defillo Martinez

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ACTIVACION CARDIACA NORMAL
Anatomía normal. Las aurículas, ventrículos,
los grandes vasos (aorta, pulmonar y venas
cavas), el sistema de conducción o red de
Purkinje y las válvulas, constituyen las
principales estructuras del corazón. Las aurículas
en su parte superior y los ventrículos en la inferior,
están separados por los respectivos tabiques o
paredes interauriculares, interventriculares y
por los auriculo ventriculares.
Las válvulas separan las aurículas (arriba) de los respectivos ventrículos (abajo),
llamadas válvulas auriculo ventriculares, y de estos con las arterias aorta y
pulmonar o válvulas sigmoideas. El sistema eléctrico y la red de Purkinje se inician
en la parte alta de la aurícula derecha con el seno de Keith y Flack, continúa por la
pared fina de la misma (1 a 2 mm de espesor) hacia su parte baja, su orejuela
izquierda y pared posterior, y desde la misma aurícula derecha hasta el nódulo de
Aschoff- Tawara, ubicado en las porciones posteriores y bajas del tabique
interventricular.
A este nivel aparece el haz o fascículo de His con
sus dos ramas izquierda y derecha, las que se
distribuyen por las dos caras del tabique entre los
ventrículos, siendo la izquierda más corta, situación
que explica la activación inicial del ventrículo
izquierdo antes que el derecho. Desde ambas ramas
o haces de Purkinje, la red penetra la superficie
interior (endocárdica) y las paredes ventriculares
derechas e izquierda del corazón.
La onda de activación cardiaca, llamada potencial de acción, se genera en la parte
alta de la aurícula derecha (Keith y Flack) y se propaga a través de la misma, el
nódulo de Aschoff Tawrara, el haz de His con sus dos ramas y en la totalidad de
esta red de Purkinje produciendo, mediante fenómenos físico químicos y
electrofisiológicos, el acoplamiento de esta propagación (fenómeno eléctrico) con la
contracción muscular (actividad o fenómeno mecánico).
De esta forma, se generan diferentes fuerzas eléctricas primarias y secundarias o
vectores del corazón, como resultado de las concentraciones iónicas y eléctricas
intracelulares y extracelulares, así como de sus correspondientes gradientes o
potenciales de reposo y acción. Su registro y análisis mediante el electrocardiograma
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y otros métodos modernos no invasivos, sirve para explicar la función cardiaca, los
trastornos de su ritmo, las modificaciones de las cavidades, así como los caracteres,
tipos y modalidades de las diferentes cardiopatías.
Potencial de Reposo. Durante la condición de reposo de las fibras musculares del
corazón, de los músculos estriados y las fibras nerviosas, existe en general y se
registra una diferencia de potencial eléctrico a través de su membrana celular en que
el interior posee una carga negativa (-) en relación con el exterior que es positiva (+).
La pareja de ambas cargas (+ y -) constituyen un dipolo
con un valor estimado de 25 mv para cada uno.
A esta diferencia de amperaje se le denomina potencial
de reposo transmembrana, pudiendo medirse una
diferencia aproximada de 100 milivoltios (mv) negativos
(-) entre ambos espacios celulares separados por su
membrana. Dicho potencial es menor (80 a 90 mv) en
las fibras cardiacas ventriculares, mientras que en las de Purkinje, responsables y
especializadas en la conducción nerviosa, alcanza hasta los 100 mv.
Esta condición eléctrica de reposo, también denominada polarización diastólica de la
membrana, depende de la concentración del ion potasio (K+) en ambos lados de la
misma. Su despolarización durante el reposo ocasionada por la pérdida del potasio
intracelular en casos de falta de oxigeno durante eventos coronarios (hipoxia),
procesos inflamatorios (miocarditis), abuso de diuréticos, medicamentos cardiotónicos y
anti arrítmicos, conlleva su activación prematura o despolarización diastólica y el
desarrollo de procesos anormales e indeseables.
Potencial de Acción. Las células cardiacas
normalmente polarizadas, mantienen un nivel normal de
excitabilidad, con la capacidad de responder de forma
adecuada a estímulos eléctricos o mecánicos, aumentar
la permeabilidad de su membrana, permitir y establecer
un intercambio entre sus iones particularmente potasio
(K+) y Sodio (Na+), generar impulsos eléctricos propios,
transmitirlos por el sistema especial de conducción
nerviosa, y terminar en la fibra muscular cardiaca como resultado de un acoplamiento
entre sus fenómenos eléctricos y mecánicos.
La generación de este fenómeno o potencial de acción transmembrana, se produce
por el aumento súbito de la permeabilidad de la membrana a nivel del seno de Keith y
Flack en función de sus características de automatismo al aumentar la conductancia
a los citados iones (K+ y Na+) con lo que se genera el fenómeno eléctrico que se
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propaga por el sistema especial de conducción para dar origen a la contracción
simultanea de las diferentes áreas musculares.
Tal comportamiento permite el registro de una curva formada por cinco segmentos
conocidos como fases 0, 1, 2, 3 y 4 del potencial de acción, coincidentes con las ondas
y segmentos del electrocardiograma (ECG), particularmente la fase “0” del potencial y
la “R” del ECG, las cuales corresponden al inicio y verdadera despolarización
sistólica de la fibra cardiaca, tal como se muestra en el esquema original de los
investigadores mexicanos Sodi Pallares, D. y Cols, y Alanís Ramirez, J. y Cols. en
cuyos servicios tuvimos la honra de estudiar y laborar.
A continuación de esta activación, las células cardiacas en su estado despolarizado
cumplen un proceso de recuperación representado en las fases 1, 2 y 3 del citado
esquema, con lo que regresan al equilibrio iónico y eléctrico inicial. Se desarrollan
entonces importantes movimientos de electrolitos hacia ambos lados de la membrana,
reentrando por difusión el sodio (Na+) a las células y aumentando la concentración
de potasio (K+) en su exterior.
De esta manera, se puede señalar que el proceso de activación se cumple con la
propagación del dipolo o pareja de cargas (+) y (-) desde las porciones altas de la
aurícula derecha hasta las porciones finales de ambos ventrículos, determinando
positividad en los sitios donde se aproxima y negatividad donde se aleja, fenómeno
que determina las formas y direcciones del electrocardiograma.
Su generación y propagación por el
sistema de conducción y las diferentes
estructuras anatómicas, obedece al
equilibrio físico químico y eléctrico de
sus zonas de automatismo cardiaco, la
polarización y despolarización celular
y, en el sistema de conducción, por la
teoría del cable con sus resistencias y
condensadores en serie.
Finalmente, se define el automatismo cardiaco como la capacidad del corazón para
producir por sí mismo el fenómeno eléctrico y las contracciones de forma
independiente al sistema nervioso central y vegetativo, el que se fundamenta en la
excitabilidad especial que poseen el nodo sinusal de Keith y Flack como marcapaso,
el nodo sino auricular o de Aschoff Tawara, el haz de His y sus ramas, y las restantes
formaciones de la red de Purkinje.
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