Autoritarismo y represión social (continuación)

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Autoritarismo y represión social (continuación)
El movimiento de protesta cundió dentro de los médicos que continuaban su formación en
instalaciones del IMSS y del ISSSTE, por reivindicaciones relacionadas con el monto de
sus becas, condiciones de trabajo y la demanda de contar con nuevas plazas en los
hospitales al terminar sus estudios. La respuesta presidencial, ante un paro de los
servicios, fue la ocupación militar de los hospitales y la expulsión de los médicos
participantes.
Por su parte, en el contexto educativo, el sistema consideró que se había llegado al límite
en cuanto al crecimiento de la educación superior y las necesidades de formación de
profesionistas en el país, por lo que impulsó una reforma educativa que buscaba limitar el
crecimiento de la oferta hasta la escuela secundaria, lo que generó agitación estudiantil
en las universidades públicas en Puebla, Sonora, Sinaloa, Chihuahua, Michoacán y la
UNAM.
Los conflictos se relacionaban con la defensa de la autonomía ante modificaciones en la
normativa y el uso de grupos represores en las instalaciones educativas, reducción en los
presupuestos, demandas de incremento de la matrícula e incremento de salarios del
personal; a los que se adicionaban los apoyos a los movimientos populares por mejorar
las condiciones de vida y las tarifas del transporte urbano, mientras que las
organizaciones estudiantiles controladas por el gobierno eran cada vez más ineficaces
para controlar la situación y el movimiento se convertía en un problema nacional.
Después de ocupar militarmente varias universidades estatales para acabar con paros
estudiantiles, el gobierno convertiría un pleito callejero entre dos grupos de adolescentes
de escuelas rivales en la ciudad de México en un movimiento estudiantil nacional, al
ocupar con el ejército, a sangre y fuego, las instalaciones universitarias y politécnicas, que
terminaría con una masacre de grandes dimensiones en 1968.
Del 1º de agosto al 2 de octubre de 1968, la sociedad mexicana se dividirá entre quienes
apoyaban al gobierno, que luchaba contra una conjura comunista que buscaba derrocar al
gobierno, y la protesta democrática contra el gobierno represor de Díaz Ordaz.
El movimiento reivindicatorio de los médicos
De 1958 a 1965 se socializó la medicina en el país, mediante el crecimiento del IMSS (de
900 mil asegurados a 2,2 millones), y del ISSSTE (con 366 mil derechohabientes). El
personal de los servicios de salud se había cohesionado en un gremio; los médicos
recibían un salario de 400 a 1,500 pesos, con jornadas de trabajo de 36 horas por 12 de
descanso.
En noviembre de 1964 se inició el movimiento de los médicos residentes e internos de la
Secretaría de Salubridad y Asistencia, SSA, solicitando en sus demandas que se
ampliaran los beneficios hospitalarios de los médicos a contrato para estos profesionales
becados, para lo cual integraron la Asociación Mexicana de Médicos Residentes e
Internos A.C. El pliego petitorio se refería a la reinstalación de médicos cesados por la
represión al movimiento; cambio del estatus de becarios por contratos de trabajo anuales,
con pago de salarios superiores a las becas; preferencia de otorgar las nuevas plazas a
los médicos residentes egresados de las instituciones; participación de los residentes en
los planes de enseñanza y, si fuera poco, atención a los problemas de equipamiento de
cada hospital.
Díaz Ordaz emitió decretos que beneficiaron a algunos médicos y el paro de labores se
reinició en agosto de 1965; en octubre la policía desalojó los hospitales 20 de Noviembre,
Colonia y Rubén Leñero en la capital del país, y médicos militares reanudaron el servicio,
que se acompañó de ceses, expulsiones y órdenes de aprehensión.
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